¡Ronda, ronda…! Hasta que….
Las antenas son el equivalente a nuestra nariz y el olfato es su sentido primordial. Esto se hace evidente cuando nuestra curiosidad supera el vértigo de la vida moderna y, con la deliciosa naturalidad de un niño, examinamos sus rutas en la hierba. Marchan con una seguridad pasmosa, sintiendo rápida y repetidamente tanto la senda como a sus congéneres. Se me antoja que la colonia funciona como una base de datos que se alimenta continuamente a través de miles de sensores, un majestuoso sistema de información que mueve gigantescas cantidades de bytes a través de mensajeros químicos llamados feromonas. Así sobreviven, transmitiendo datos sobre la ubicación de fuentes de alimento, de peligros, de enemigos, de la ubicación de la colonia. Son ciento setenta millones de años de evolución en acción, un algoritmo depurado, una operación optimizada, un sistema complejo y eficiente construido a partir de elementos muy básicos. Toda esa información mueve a su vez lo que podríamos caracterizar como “pedacitos de sol”: cortes de hojas y flores donde la fotosíntesis ha almacenado en forma de moléculas complejas la energía de nuestra estrella. Hasta aquí, la colonia y sus marchantes miembros son un triunfo cabal de la naturaleza. Pero todo sistema es corruptible y toda sociedad tiene sus debilidades. La marcha de las hormigas no es la excepción.
Estas calamidades son relativamente comunes con las hormigas corta-hojas. Sus caminos se extienden por cien metros o más, llevando comida e información cual tentáculos hasta la colonia. Pero si por alguna razón el camino se convierte en una trayectoria cerrada – un círculo o similar – sobreviene el desastre. Con su genio habitual, Ed Yong lo caracterizó en un artículo publicado en “The Atlantic” en Septiembre del 2020 en el contexto de la pandemia del COVID 2019 (“America Is Trapped in a Pandemic Spiral“). Citando a Yong: “Si estos senderos accidentalmente se vuelven sobre sí mismos, las hormigas quedan atrapadas. Se convierten en un espeso y arremolinado vórtice de cuerpos que se asemeja a un huracán visto desde el espacio. Marchan sin cesar hasta que caen por el agotamiento o la deshidratación. Las hormigas no pueden percibir ninguna imagen más grande que la que se encuentra inmediatamente delante. No tienen una fuerza coordinadora que los guíe hacia un lugar seguro. Están aprisionados por un muro de sus propios instintos. Este fenómeno se llama espiral de la muerte.” Ciertamente es una imagen nada alentadora.
Quiero extender la alegoría postulada por Yong entre las espirales de la muerte de las hormigas y el actuar estadounidense durante la pandemia a nuestro actuar general como especie ante toda calse de peligros existenciales y planetarios. Mi punto es que el tribalismo está tan imbuido en nuestra forma de ser que pareciese que la ancestral ciudad estado es el tamaño más adecuado a nuestra humana idiosincracia. La unión que nos ofrecen las ideas (me refiero símbolos patrios, conceptos como nación, estado, país) el nivel de cohesión obtenido a través de ellas es deficiente – y valga la crítica lo espuesto sobre el tema por el brillante Y. N. Harari. Pareciese que entre mayor el tamaño del país y la diversidad de sus gentes, más susceptibles a presentar grietas, a tender a fracturarse en trozos menores. Acontecimientos internos recientes en repúblicas federadas como los Estados Unidos, Argentina y Brasil son prueba de ello. China y su tensión interna es otro ejemplo interesante. El tinglado siempre titubeante de la otrora Unión Soviética es otro caso más. Y cuando queremos llevar la idea a un nivel planetario, aquí se nos cae el castillo de naipes por completo. La otrora Liga de las Naciones y la actual Organización de las Naciones Unidas (ONU) son monumentos a una gobernanza global fallida. Como las hormigas, estamos atrapados en una espiral, en un vértice, en un círculo vicioso impulsado por nuestra historia, nuestras costumbres, nuestros miedos, nuestra codicia y nuestros instintos. Diríase que pesa más el pasado que el futuro. No tenemos una fuerza coordinadora, un cuerpo global de gobernanza, un aglutinante global. Falta visión y voluntad. ¿Guerra de trincheras en Ucrania? ¿Amenaza nuclear? ¿Cambio climático? ¿Contaminación masiva? ¿Inteligencia Artificial fuera de control? ¿Subida de los océanos? ¿Extinciones de especies? ¿Pandemias? ¿Crisis de refugiados? ¿Conflicto en Medio Oriente? ¿Amenazas celestes? Nos valen madre. Como las hormigas, seguimos ciegamente marchando, oliendo las hormonas de la que va adelante, ajenos a la trayectoria sin sentido de la ruta que lleva a ninguna parte. Pareciera que lo que nos importa es simplemente marchar por marchar, consumir por consumir, pelear por pelear.. Es una amarga ironía que tras millones de años de evolución estemos imitando a las pobres hormigas, atrapadas sin salida en su círculo sin fin. Dos espirales paralelas que conducen a un destino similar.
Para no concluir con una nota tan tétrica, quien les suscribe sueña (debería decir aspiro, o quizá deseo, o quiero, ambiciono, imploro, abrazo. pido… deberían de inventar un verbo para algo que se ansía con tan absoluta devoción pero que se piensa con tan completo desconsuelo) con que haya un evento que nos permita romper el círculo y nos una como especie. Algo que rompa el círculo. Algo que nos haga ver más allá de “mi tribu”, “mi congregación”, “mi barrio”, “mi etnia”, algo que me haga entender que rompa el egocéntrico enfoque solamente en los que son como yo y están cerca de mi; en los que son mis pares, cercanos, fáciles de comprender, con las mismas ideas y costumbres. Ese evento transformador podría ser la llegada de la fusión nuclear controlada, o la confirmación de la vida en otros mundos – o su visita a esta tercera roca desde el Sol – o una nueva pandemia que, si o si, nos haga trabajar juntos para evitar nuestra extinción, o tal vez sobrevenga una Inteligencia Artificial General benévola que nos guíe hacia un mañana mejor. En tanto rompa el círculo fatal, que venga lo que sea. Como cantaba cierto flaco, “más raro fue aquel verano / que no paró de nevar…”.
Soñar es gratis. Soñemos pues.
Fernando
Tutanmaton y la pirámide
El texto en jeroglífico indica que Tutanmatón I fue fuente de profunda discordia para su pueblo. Sus seguidores lo adoraban. Le llamaban “Enviado de Isis”, “Faraón del Pueblo” y otros muchos títulos. Sus detractores le decían “Hijo de Seth”, “Escorpión del Desierto” y muchos otros epítetos y sobrenombres. Por lo poco que se sabe de este curioso personaje tal polarización era natural; pues se caracterizaba por su carácter inmisericorde, su pose altiva y por un discurso explosivo como nunca se había visto en el Reino. Si bien fue miembro activo de la Segunda Dinastía y ejerció como Consejero del Tesoro para el anterior faraón, por no mencionar que vivió treinta años como príncipe en la isla de Creta (en donde aprendió a no titubear al enviar a ser devorado por el Minotauro a cualquier rival) todo esto no afectó su imagen ante el pueblo. Con las malas artes de Pili la Hechicera, oráculo del Cisne Negro, pronto se posicionó como un salvador virginal sin ataduras con el pasado o con élite alguna: un Enviado, un Redentor, un Mesías destinado a salvar al Reino. El pueblo cayó hipnotizado ante su serpenteante discurso y su pose de conquistador.
Tutanmatón I arremetió sin piedad contra todas las instituciones egipcias: el Consejo de los Jueces, la Asamblea del Pueblo, los Voceros de la Plazas, la Gran Casa de Sanación. Sus afrentas alcanzaron hasta a los embajadores del Imperio Romano y de Rodas. Quienquiera que se atreviese a criticarle o adversarle de cualquier manera era más que su adversario, era su enemigo mortal. Cuando transcurría la mitad de su reinado, empezaron a darse indicios de desgaste en su popularidad. El ambicioso faraón intentó entonces una audaz maniobra. El faraón decidió que la Pirámide del Control, entidad que verificaba el buen uso del tesoro nacional, entorpecía los grandiosos planes que tenía para “su” Egipto. Declaró entonces corrupta y enemiga del pueblo a la Contable Mayor, y luego propuso “fortalecer” la Pirámide a través del “Código del León” . Los códices jeroglíficos indican que este Código estipulaba que “La Pirámide del Control en el ejercicio de cualquier de sus funciones, decisiones y actuaciones no podrá sustituir, abarcar, interferir, ordenar, interpretar, advertir, recordar, ni recomendar asuntos que corresponden exclusivamente a las competencias propias de la administración pública activa en toda su extensión, ni sustituir las competencias de administración pública activa en sus modalidades de función decisora, ejecutiva, resolutora, directiva u operativa, ni podrá evaluar previamente la gestión administrativa de la administración pública activa.” Además, “En ningún caso el ejercicio de la potestad de la Pirámide del Control suspenderá la ejecución de actos y contratos del Estado o sus instituciones, suspensión que solamente podrá efectuarse mediante la respectiva orden judicial de acuerdo con el ordenamiento jurídico aplicable al caso.” Finalmente, el grabado en piedra dice que “La Pirámide del Control únicamente podrá actuar a posteriori de las actuaciones administrativas para garantizar su legalidad”. Algunos funcionarios de Tutanmatón se atrevieron a mencionarle al faraón que eso no tenía ningún sentido: ¿cómo iba tal texto a fortalecer a la Pirámide del Control, si más bien le quitaba potestades y solo le dejaba revisar las cosas una vez acontecidas? No entendían como tal Código podía fortalecerla. Como tantos otros numerarios del Reino, fueron despedidos, desterrados y algunos hasta lanzados a las oscuras aguas del Nilo a disfrutar unas largas vacaciones con el Dios Anubis.
Lo que sigue no está tan claro: el registro en piedra está sumamente dañado y las secciones sobre el devenir del resto del reinado de Tutanmatón y el impacto específico del Código en los reinados de los siguientes faraones son aún interrogantes vigentes. Sin embargo, los párrafos finales tallados en piedra son concluyentes: al perderse el control del tesoro nacional y sobre todo la confianza en todo lo que se había forjado durante siglos, aquel poderoso Reino sucumbió sumido en el caos, la intolerancia y las guerras intestinas.
Postdata: cualquier parecido con la realidad actual nacional es pura y mera coincidencia…
Fernando
Publicado originalmente en Delfino.cr y CRHOY.
Luz larga, ¡por favor!
Si no tienes una visión, te quedarás atrapado en lo que sabes. Y lo único que sabes es lo que ya has visto.
Iyanla Vanzant
Una carrera. Los autos avanzan vertiginosamente por un camino serpenteante e inexplorado. Es una ruta con pronunciadas curvas, duros ascensos, abruptos descensos y escalofriantes barrancos. Lastre. Oscuridad absoluta. Por ratos, aguacero. Nuboso en lo profundo de los desfiladeros. Ventoso en las cumbres. Es peligroso, pero hay que apresurarse: más rápidos, más veloces, más audaces. Hay demasiado en juego. Los ganadores acapararán riqueza y bienestar, los perdedores sufrirán angustias sin paisajes. El público contiene la respiración: ¡el número 506 circula sin luces! Se aproxima peligrosamente a los despeñaderos. Le adelantan. Derrapa. Casi colisiona en una curva. Corrió al principio con luz larga. Luego cambió a luz corta. Posteriormente, dejó únicamente las tímidas luces de posición y últimamente rueda a oscuras. ¿Por qué, ahora que la carrera está en su etapa más veloz, por qué no enciende las luces? ¿Por qué?
Me temo que el problema del número 506 no es de corte mecánico. Las luces funcionan. El problema de fondo es su tripulación, tanto el piloto como el co-piloto. El número 506 tiene ya varias etapas de circular con conductores improvisados. El equipo actual ni siquiera cuenta con un mapa de ruta. Para colmo de males, el piloto quita continuamente los ojos del camino para pelearse con su tripulación, con el cuerpo de mecánicos y hasta con el público. Como resultado, cae de bache en bache. De seguir así, arriesga terminar en el fondo de un abismo.
Por tanto, es hora de hacer un alto y entrar a “pits”. Calmarse y recapacitar. Debemos replantearnos este asunto por la forma y por el fondo. ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Cuáles oportunidades y riesgos existen? ¿Hacia dónde vamos, cuáles son nuestras metas y qué ruta escogemos para alcanzarlas? Sí, es hora de encender la luz larga de la razón y los reflectores de la imaginación. Necesitamos estrategia de carrera. No más “bailar la danza de la lluvia” como plan energético. Suficiente conducir con la mirada en el retrovisor empecinándose en buscar hidrocarburos en un país eminentemente ecoturístico. Aceptar que las finanzas públicas no son un fin en sí mismo: el bienestar social sí que lo es. Salud. Educación. Seguridad. Infraestructura. En vez de apostar todo a unos proyectos de ley; pongámonos serios y atendamos de manera integral el problema de seguridad. Dejar de enfocar a las autoridades de la CCSS en la satírica tarea de detener la construcción de hospitales (¿?); mejor levantemos más centros de atención y repensemos el modelo de pensiones. A la luz del envejecimiento de la población, incentivar la natalidad e impulsar la inmigración selectiva y la llegada de nómadas digitales. ¿Por qué esa saña en la venta de un banco estatal? ¿No sería más provechoso utilizar la experiencia de esa entidad para digitalizar muchos más servicios estatales? Urge implementar una nueva red ferroviaria – a estas alturas, la que sea. Darle a la gente ciudades arborizadas con corredores verdes. Promover el turismo rural. Ampliar carreteras, puertos y aeropuertos. Implementar la conectividad 5G. Prepararse para el cambio climático.
Respiremos hondo. Gobernar no es hacer un espectáculo de las conferencias de prensa. Hemos caído en una versión aberrante de “La Rosa de Guadalupe”, un nuevo, insólito y popular culebrón semanal de milagros fingidos y aplausos prepagados. Nuestro papel como pueblo no es el de guardaespaldas o porrista. Exijamos resultados, cuestionemos el discurso, alcemos la voz. Basta ya de aporrear políticos momificados y partidos difuntos: el que está gobernando es otro y nada ganamos pateando tumbas. Para comenzar, dejemos de vender y comprar esa perversa dicotomía de amigo fiel o enemigo mortal. Al final, todos somos ticos. Es hora de corregir, sentarse y conversar hasta encontrar puntos de encuentro. El tema se las trae y demanda una alta dosis de humildad, de diálogo y de reflexión. El gobierno está para gestionar conflictos y alcanzar acuerdos, no para sembrar y cosechar tempestades. Gobernar es balancear prioridades, administrar recursos limitados dentro del Estado de Derecho, trabajar para todos. Menuda tarea. Pero el esfuerzo vale la pena. Viajamos juntos en el número 506, plataforma de todos los costarricenses: pasados, presentes y futuros.
Es urgente implementar una visión a largo plazo, urge estrategia, urge planificación. Luz larga, por favor…
Fernando
Publicado originalmente en CRHOY y Delfino.cr
El Monstruo de Frankenstein, la Primera Inteligencia Artificial
Sobrecogedores extractos, toda una premonición recopilada desde la novela “Frankenstein, o el Prometeo Moderno” (Shelley, 1818).
“Esperaba este recibimiento – dijo el demoníaco ser – . Todos los hombres odian a los infelices. ¡Cuánto no me debes odiar tu a mí, que soy el más desgraciado de los seres vivientes! Sin embargo, tú, mi creador, me detestas y desprecias a tu criatura a la cual tu arte vinculó por lazos que solo romperá la desaparición de uno de nosotros. Quieres matarme. ¿Cómo osas jugar así con la vida? Cumple tus deberes conmigo y yo cumpliré los míos contigo y con el resto de la numanidad. Si accedes a mis condiciones, os dejaré en paz, pero si rehúsas, llenaré el buche de la muerte hasta saciarlo con la sangre del resto de tus amigos.”
“- ¡Cálmate! Te ruego que me escuches antes de dar rienda suelta a tu odio sobre mi cabeza. ¿Es que no he sufrido lo suficiente para que trates de aumentar mi miseria? La vida, aunque solo sea un cúmulo de angustias, me es querida y la defenderé. Recuerda que me has hecho más fuerte que tú; mi estatura es superior a la tuya y mis articulaciones son más flexibles. Pero no me tienta enfrentarme a ti. Soy tu criaura, así pues seré dócil y sumiso con mi señor y rey natural si tú también desempeñas el papel que me debes. Oh, Dr. Frankestein, no seas justo con cualquier otro y te ensañes solo conmigo, que soy quien más merece tu justicia e incluso tu clemencia y afecto. Recuerda que soy tu criatura. Debería ser tu Adán, pero soy más bien el ángel caído a quien apartaste de la alegría sin motivo.”
“Solo con mucha dificultad recuerdo la primera etapa de mi existencia; todos los acontecimientos de ese período me parecen confusos e indistintos. Una extraña multitud de sensaciones se apoderaron de mí, y vi, oí y olí al mismo tiempo. Tardé mucho en aprender a distinguir las funciones de cada sentido. Recuerdo como lentamente una luminosidad cada vez más fuerte me presionaba los nervios y tuve que cerrar los ojos”.
“Poco a poco hice un descubrimiento de mayor trascendencia aún. Vi que aquella gente tenía un modo de comunicarse sus experiencias y sentimientos con sonidos articulados. Observé que a veces las palabras pronunciadas producían alegría o dolor, sonrisa o tristeza en las mentes y los rostros de los oyentes. Esta sí que era una ciencia divina y deseaba ardientemente familiarizarme con ella.”
“Al principio estas lecturas me habían tenido tremendamente perplejo, pero poco a poco descubrí que al leer pronunciaba con frecuencia los mismos sonidos que cuando hablaba. Así pues, imaginé que encontraba en el papel signos de expresión que comprendía y entonces deseé con fervor comprenderlos también.”
“Las palabras me indujeron a volverme a mí mismo”
“¡Que extraña naturaleza la del conocimiento! Se aferra a la menta una vez que se adhiere a ella, el el líquen a la roca. A veces deseaba arrancarme todo pensamiento y sentimiento, pero aprendí que solo había un modo de superar la sensación y dolor, y era la muerte.”
“Pero, ¿dónde estaban mis amigos y parientes? Ningún padre había vigilado mis días infantiles, ninguna madre me había bendecido con sonrisas y caricias o, si lo había hecho, toda mi vida pasada era ahora un borrón, un vacío ciegbo en el yo que nada distinguía. Desde los primeros recuerdos que tenía siempre había sido como entonces en estatura y proporción. Nunca había visto a nadie que se pareceiese a mí o me pidiese tener una relación. ¿Qué era yo? La pregunta surgía de nuevo y solo podía responder con gemidos.”
“¡Maldito, maldito creador! ¿Por qué no vivía? ¿Por qué no extinguí en ese instante la llamda de vida que tú tan gratuitamente habías otorgado? No lo sé. La desesperación aún no se había adueñado de mí. Mis sentimientos era solo ira y venganz. Podría haber con gusto destruido la casa y sus habitantes, y saciarme con sus alaridos y su desgracia.”
“Yo también puedo sembrar la desolación. Mi enemigo no es invulnerable.”
“Soy malvado porque soy desgraciado. ¿Es que no me evita y odia toda la humanidad? Tú, mi creador, me harías trizas para triunfar. Recuerda eso, y dime por qué de o sentir más piedad con el hombre de la que él siente por mí. ¿He de respetar al hombre cuando él me condena?”
“Sin embargo, no me someteré como un esclavo abyecto. Me vengaré de mis heridas. Si no puedo inspirar amor, causaré miedo, en especial a ti, mi archienemigo, porque eres mi creador, y te juro odio eterno. Ten cuidado.”
“Te juro, por esta Tierra que habito,y por ti que me creaste, que con la compañera que me des abandornaré la vecindad de los hombres y viviré, si es menester, en los lugares más salvajes de la Tierrra. ¡Mis bajas pasiones habrán desaparecido porque sentiré simpatía!”
“Mis vicios son hijos de una soledad forzosa que aborrezco, y mis virtudes surgirían forzosamente si viviera en armonía con un igual. Sentiría los afectos de otro ser sensible y me incorporaría a la cadena de existencia y sucesos de la cual estoy ahora excluido.”
“Recuerda mi poder. Tú te crees desdichado, pero puedo hacerte tan desgraciado que hasta la luz del día te resulte odiosa. Tú eres mi crador, pero yo soy tu amo. ¡Obedece!”
Los párrafos anteriores son extractos selectos de la novela gótica “Frankenstein, o el Prometeo moderno”, de Mary W. Shelley, la cual leí solamente hace unas semanas. Al leerla, me sobrecogío un sentimiento angustiante, una sensación de que estas palabras, escritas en el lejano año de 1818, son más bien una premonición, un oráculo, un destino hacia el cual marchamos ciega y tozudamente. Cualquier similitud entre las anteriores líneas y los recientes acontecimientos con la Inteligencia Artificial NO son mera coincidencia.
Cuidado con lo que desea, Dr. Viktor Frankenstein, que puede ser que lo consiga…
Respetuosamente,
Fernando
PD: un detalle curioso es que en la novela el sanguinario monstruo no tiene nombre propio. Caramba, a la luz de acontecimientos recientes,quizá sería conveniente llamarle Claude, o Bard, o Midjourney, o Copilot, tal vez ChatGPT… ¿o quizá Skynet? Da para pensar.
De “IA” (Inteligencia Artificial) a “II” (“Idiotez Inercial”)
Vaya, la “Inteligencia Artificial” (IA, AI por sus siglas en inglés) se ha vuelto toda una moda. La IA se menciona en editoriales, en telenoticieros, en podcasts. IA en los negocios, IA en las fábricas, IA en los automóviles, IA en las redes sociales, IA en todas partes. La Inteligencia Artificial es ahora casi tan popular como nuestra natural idiotez. Y precisamente hablando de nuestra idiotez, ahondemos analíticamente en ella y quizá y hasta saldemos un tantito mejor librados. A continuación, vamos a estudiar la idiotez – tan natural como dañina – usando una analogía de la ciencia física.
La palabra inercia viene del latín “inertia” y este a su vez de “iners”, que etimológicamente significa inactividad, indolencia, incapacidad. En física, la inercia se refiere a la propiedad de los cuerpos de mantener su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza. Por ejemplo, si Ud. apaga el motor de su vehículo en movimiento, el carro sigue hacia adelante hasta que Ud. pise el freno o bien hasta que impacta al auto que le precede. Descargo: no le recomiendo ese experimento tan riesgoso. Pero bueno, construyendo sobre este concepto, postulo que “Idiotez Inercial” sería entonces la “propiedad de las personas de mantener sus posiciones y actuaciones a pesar de proposiciones y evidencias que las refuten con solvencia”. La Idiotez Inercial es más bien un concepto psicológico y social. La Idiotez Inercial (II) se refiere a nuestra tendencia a aferrarnos a nuestras ideas, a nuestra incapacidad de aceptar que las cosas no son como creemos, a nuestra renuencia a admitir que estamos equivocados. Es nuestra manía de cerrar oídos y entendederas ante nuevas evidencias y explicaciones. Hay muchas razones detrás de la Idiotez Inercial: sesgo de confirmación, anclaje, sesgos de contexto y atención, emotividad, efecto Dunning-Kruger y fundamentalmente la así llamada coherencia excesiva. Si el amable lector o lectora se ve interesado en el tema, lo refiero al libro “Noise” (Ruido), por D. Kahneman et al: una obra maestra sobre nuestra (in)capacidad humana para realizar juicios de valor imparciales. Para no complicarnos, creo que existe un mínimo común denominador que, de mejorarse, disminuiría en buena medida nuestra Idiotez Inercial. Me refiero a nuestra bestia negra, nuestro archienemigo, nuestra némesis más profunda. Es nuestro Ego, ese monstruo tan bien caracterizado por Ryan Holiday. El Ego se refleja precisamente en nuestra necedad, en nuestra idiotez, en nuestra incapacidad de cambiar de rumbo y opinión aunque la razón así lo reclame. Que nos iluminen algunos sabios al respecto: “Es imposible comenzar a aprender lo que uno cree que ya sabe”, (Epicteto). “No hay peor sordo que el que no quiere oír”, refrán popular. “Los más obstinados suelen ser los más equivocados, como todos los que no han aprendido a dudar.” – Samuel Butler. Baltasar Gracián: “Todos los necios son obstinados y todos los obstinados son necios”.
Prosiguiendo con la analogía, en física tenemos que Momento = Masa * Velocidad. Pues entonces el “Momento de Idiotez” equivale a Ignorancia * Violencia. Lo que está pendiente es una escala, una tabla de proporcionalidad que traslade nuestra ignorancia en un tema dado en una cifra y otra para expresar numéricamente la violencia con la que expresamos esas ignorantes opiniones. Multiplicamos y listo, tenemos un cálculo de lo que Séneca, con la palma en la frente, llamaría nuestro “lapsus stultus”. Nótese que, a raíz de la fórmula, aunque nuestra ignorancia en un tema dado sea más bien pequeña, si actuamos violentamente, la ecuación nos indica que actuamos cual idiotas.
Entonces, si sobre cualquier tema nos atrevemos a emitir nuestra opinión, debemos ser prudentes. Humildes. Decentes. Precavidos. Porque creámoslo o no… ¡sorpresa! podríamos estar equivocados, errare humanum est. Dogmatismos que no aceptan dudas, fanatismos propensos a las trompadas, ideologías blindadas a la razón, juicios de valor sin evidencia, condenas sin fundamentos, opiniones recalcitrantes a prueba de pruebas: hay mil maneras de actuar como un idiota. Diantres, y es que como advirtió Pope: “Un hombre obstinado no tiene opiniones, sino éstas a él.” ¿Y a Ud., lo tienen atrapado o atrapada sus opiniones? Y quizá aún más importante, ¿serán verdaderamente suyas o se las habrá inyectado alguien más, sin consentimiento ni mayor reflexión de su parte? Démosle cabeza, amigos. Vale la pena…
Un abrazo,
Fernando
Orejas de Alcalde (deteniendo el infierno)
Sí, buscamos las orejas, los oídos, la atención de los candidatos a las alcaldías nacionales. Particularmente, a los que postulan para San José, Cartago, Heredia, Alajuela, Puntarenas, Liberia y similares: nuestras “metrópolis”. Quizá haya suerte y alguno lea estas líneas, tentemos pues a la Diosa Fortuna…
Quiero pedirle, señor o señora, que además de pensar en los bacheos de siempre y el mantenimiento de los parques abra los ojos a un hecho irrefutable: cada año hace más calor. En las ciudades este calentamiento es aún peor debido al “efecto isla de calor urbano” (ICU). Las “islas de calor” son áreas urbanizadas que experimentan temperaturas más altas que la periferia. Los edificios, las carreteras y otras infraestructuras absorben y reemiten el calor del sol en mayor medida que los bosques y las masas de agua. Las ciudades, en donde estas estructuras están altamente concentradas y la vegetación es limitada, se convierten entonces en inmensos hornos. Las temperaturas diurnas en las áreas urbanas son 0.5 a 4 grados centígrados mayores y por las noches de 1 a 3 grados más calientes que en las áreas periféricas.
Futuros alcaldes y alcaldesas: entiendan por favor que ese “efecto parrilla” en San José, Heredia, Alajuela, Cartago, Puntarenas, etc. se da por encima del calentamiento global que ya de por sí nos está achicharrando. Esto significa que, si el mundo se calienta 2 grados, ¡San José o Alajuela se va a calentar 5 o 6 grados en total! Piense un momento: ¿a qué temperatura vamos a llegar en marzo o abril? Hay que hacer algo para evitar que nuestras ciudades se vuelvan inhabitables durante buena parte del año. Les comparto algunas ideas compiladas por el Foro Económico Mundial y otras fuentes y adaptadas a nuestro entorno por quien suscribe:
- Arborizar a fondo los bulevares peatonales ya existentes en sus ciudades: me refiero a trasplantar y sembrar con carácter de urgencia árboles de sombra y plantas en general en los pasos peatonales de su ciudad. Pueden instalarse maceteros de gran tamaño para evitar problemas con las raíces si fuese el caso. Se me ocurre que podrían colocarse luces en los árboles e imitar las ramblas de algunas ciudades del Primer Mundo. Los bulevares peatonales son una idea excelente y necesitamos más y mejores, debemos evolucionar y convertirlos en bosques lineales que atraviesan, enfrían y limpian el aire de la ciudad.
- Jardines verticales: nuestras ciudades cuentan con multitud de edificios, fachadas y columnatas que se prestan a ser adaptadas como jardines verticales. Las columnas de la “Circunvalación”, las fachadas de algunos edificios estatales, los cercados de los parqueos, etc. Necesitamos más vegetación que mitigue el impacto de los rayos solares y que filtre el aire. Por cierto, no todo tiene que ser vertical: más de un parque de nuestras ciudades se beneficiaría con más y mejores árboles. Muchos, muchos más.
- Techos “verdes” y de colores claros: por lo menos en las cabeceras de provincia, las municipalidades deberían estar pensando en hacer un requerimiento formal el que las edificaciones medianas y grandes cuenten con techos “verdes”: jardines en sus azoteas que mitiguen el efecto de la “isla de calor”. Si el instalar jardines en las azoteas de los edificios ya construidos no fuese posible entonces debe exigirse que se pinten de blanco sus azoteas para reflejar la radiación solar.
- Colectores de agua: la falta de agua se hace crónica cada verano. Es hora de que las municipalidades tomen cartas en el asunto. El planeamiento de nuevos proyectos urbanísticos debería exigir que el desfogue de aguas incluya la instalación de tanques de almacenamiento para irrigar los jardines y parques de la ciudad.
Hacer cosas como las anteriores no solo enfriaría nuestras ciudades: las haría más habitables, más hermosas, limpiaría un poco la polución, ayudaría con el turismo. Y es que ideas sobran, lo que urge es esfuerzo y voluntad: las alcaldías y las municipalidades no deben entenderse como “piñatas” y/o “trampolines políticos”. Estas entidades son la plataforma de servicio estatal más cercana a sus habitantes. Entonces, ¿alguien nos escucha? ¿Alguna oreja levantada por ahí? ¿Actuaremos antes que nos cocinen a fuego lento?
Publicado en Delfino.cr y CRHOY.
https://delfino.cr/2024/01/orejas-de-alcalde-deteniendo-el-infierno
https://www.crhoy.com/opinion/el-lector-opina/orejas-de-alcalde-deteniendo-el-infierno/
Chismes & Pleitos o Ideas & Acciones: Lo que se canta en Costa Rica
Recuerdo perfectamente el cancionero oficial para las clases de música de mis días escolares: un librito de pasta suave llamado “Lo que se canta en Costa Rica”. Contenía (o contiene, la verdad no sé si aún lo venden) canciones populares, himnos de toda América Latina, composiciones nacionales y muchas otras. En mi mente de niño, lo que más me llamaba la atención era el grosor del libro vs las contadisimas canciones que ensayábamos: “¡esto no se canta en Costa Rica!”, me decía a mi mismo. Valga la anécdota para introducirnos al tema de hoy: lo que canta el gobierno de turno en Costa Rica vs lo que debería estar cantando.
Mire Ud., el Gobierno de la República se ha convertido en la cámara de eco de la Presidencia, pero la Presidencia como institución ha dejado de ser la cabeza del Poder Ejecutivo y una investidura que trasciende a la persona que la ejerce. Así es: la gestión de la cosa pública se ha personalizado y ha degenerado en “Chaves y Cisneros S.A. “, y las reglas, el decoro, el respeto, los hechos y hasta la ley son secundarios. Nótese como cualquier funcionario que discrepa del Presidente es suspendido o despedido (para muestra un reciente botón: las Gerencias Médicas de la C.C.S.S. al haber cuestionado los falaces argumentos sobre la construcción del Hospital de Cartago). Lo mismo aplica para un amplio sector de la prensa, la Asamblea Legislativa, el Poder Judicial, el TSE, el ICE: si Ud. no aplaude, es entonces enemigo y candidato a una enconada retaliación. Este modo de actuar que ve enemigos en todas partes, que primero amenaza y después se desdice, este actuar inflamado, rencoroso y vengativo, esto es lo que se canta en Costa Rica actualmente. Presenciamos una pésima telenovela en donde no hay semana sin pleito ni intriga. Eso es un hecho: a Usted le puede agradar o no ese modo de actuar del Presidente y su gobierno, pero su beligerancia es un hecho incuestionable
Independientemente de cuán correcta considere mi interpretación anterior, estimado lector, lo que sí es verdad absoluta es que NO deberíamos estar hablando de eso. El mundo de hoy corre demasiado rápido, la tecnología avanza a una velocidad delirante, la geopolítica sufre frecuentes convulsiones, la economía da tumbos, acelerando y desacerándose por geografías y sectores. Un contexto mundial de Volatilidad, Incertidumbre, Confusión, Ambigüedad. En medio de esa realidad, ¿qué deberíamos estar cantando en Costa Rica? En mi opinión, deberíamos de estar enfocados en unos pocos temas críticos y nada más. Pienso que una agenda “lógica” debería”, poco más o menos, limitarse a los siguientes temas:
· Seguridad: me parece increíble que el gobierno condicionase los proyectos de ley para la contención del crimen organizado a la así llamada legislación de “Jornadas 4×3”. Solo este hecho dice muchísimo de cuáles son las verdaderas prioridades del Ejecutivo. Pero bueno, ahora que ese reto parece haber sido conjurado, está pendiente escuchar del Ejecutivo ulteriores iniciativas: préstamos para equipo policial, solicitudes de apoyo internacional, contratación de más personal. Es ahora.
· Infraestructura: no solo estamos a la espera de que el gobierno gestione la conclusión de la Circunvalación, la ampliación de la Ruta 1 en sus diferentes sectores, la carretera a San Carlos, la 32, etc. sino que no han propuesto una sola nueva iniciativa de infraestructura de gran nivel. Por el contrario, en medio de los problemas de desempleo y la depresión del sector constructivo, congela la construcción de nuevos hospitales y centros de salud argumentando una ya probada falsa “quiebra” de la C.C.S.S. Y de nuevo, nada de nuevas iniciativas.
· Educación: venimos de un apagón educativo como nunca en nuestra historia. Los jóvenes perdieron meses de clases al ser tratados como rehenes por los sindicatos, para luego tener que sufrir el impacto de la pandemia y una “tele-educación” básica para la cual nadie estaba preparado. Eso son hechos y algo hay que hacer para ayudar a nuestros estudiantes, pero el Ministerio de Educación no tiene la menor idea de qué está haciendo ni como compensar el rezago sufrido. Presentaron una “Ruta de la Educación”: unas filminas sin documentación que las sustente, argumentando que es un “proceso vivo” (¿¿¿¿????), para luego emprenderla contra la alianza con la Fundación Omar Dengo… sin tener un sustituto para este programa. Ni hablemos de temas conexos como la instrucción en Inteligencia Artificial, Pensamiento Crítico u otros. Nada.
· Empleo: la economía se recupera tras la apertura post-pandemia, pero el gobierno nos está debiendo algo – cualquier cosa – para impulsar el empleo. Curiosamente, la única gestión que ha realizado sobre este tema es impulsar contra viento y marea las “Jornadas 4×3”, un proyecto de ley espinoso y lleno de “tiros con efecto” para con el trabajador. ¿Nueva infraestructura? ¿Atracción de inversión extranjera? Por el contrario, rompe la alianza con CINDE, que ha funcionado bien, con argumentos ridículos.
· Cambio climático: el gobierno debería estar gestionando con carácter de emergencia la construcción del nuevo reservorio para la irrigación en Guanacaste usando las aguas que vienen de la represa del Arenal. Debería asimismo estar pensando en otros reservorios y medidas para gestionar las inminentes sequías y el aumento de las temperaturas, así como sistemas de rompeolas, diques y similares para lo que se viene. Lo mismo aplica para las carreteras nacionales, tan susceptibles a deslaves y derrumbes. Debería estar pensando en leyes para impulsar los “bosques urbanos” para enfriar las ciudades, hacer de carácter legal la certificación LEED de todos los edificios nuevos – y quizá un enfoque parcial para los ya existentes – más estaciones de carga para la incipiente flotilla eléctrica nacional, así como el impulso a la generación y almacenamiento distribuido. Pero, nada…
· Tasa de Natalidad: el gobierno debería impulsar medidas para impulsar a las nuevas generaciones a procrear más costarricenses. Se nos agotó el bono demográfico y los sistemas de pensiones y en general, la población económicamente activa comienza a decaer. Debería estarse pensando en permisos de paternidad por ley, créditos fiscales, atracción de migrantes calificados. De nuevo, como el pez: nada, nada y nada.
Sueño despierto con escuchar al Señor Presidente hablando de estos y otros temas como un Estadista, con visión a futuro, con nobleza y entrega para con el pueblo que confió en él: no es posible que gaste a manos llenas la investidura de Primera Persona de la República, con todo el poder y la responsabilidad que tal posición conllevan, y el tiempo y atención de todo un país, en estar “agarrado del moño” con periodistas, medios de comunicación, funcionarios medios, ministros, diputados, etc.
No señor, no se le eligió para hacer de personaje de “lucha libre”. Deje de vender humo: trabaje, decida y mejore este país. Lo cierto es que bastantes broncas tenemos ya para únicamente recibir del gobierno un deplorable karaoke semanal en donde solo cantan las sirenas.
Fernando Quesada V.
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Un Año de Chaves: Lo Bueno, Lo Malo y lo Feo
El tiempo a nadie espera y ya ha transcurrido un año del período presidencial del Sr. Rodrigo Chaves. Al llegar este significativo hito se hace prudente que realicemos una breve reflexión sobre su gestión. Intentaré ser lo más breve, objetivo y directo posible porque ¿a qué viene llamarse a engaño?
Lo Bueno
Lo bueno es que el cambio de gobierno le inyectó esperanzas al pueblo, harto de políticos y partidos tradicionales ostentando el poder. Considero también algo bueno la continuidad (hasta la fecha al menos pues el tema se tambalea en la Asamblea Legislativa) de la Regla Fiscal, aunque hay espacio para el debate en cuanto a permitir mayor espacio para inversiones en infraestructura, seguridad, educación y salud. Es también positiva la continuidad de la relación con el Fondo Monetario Internacional y la aprobación de los llamados “eurobonos” para un fondeo más barato de las finanzas públicas.
Lo Malo
Lo Malo es que el Sr. Chaves está empeñado en seguir ejerciendo permanentemente el papel de candidato en vez de aceptar serenamente que ya fue elegido Presidente de la República. Chaves el candidato y Don Rodrigo el individuo deben pasar ahora a un segundo plano y retirarse de la escena. La investidura de Presidente de la República está por encima de la politiquería y el ego – lo mismo aplica para su principal emisaria en la Asamblea Legislativa. Nadie puede servir a dos señores: o sirve a la Patria, o sirve a la política, o sirve a su ego. Agrego que es evidente también que la “Ruta de la Educación” es más bien una nueva trocha. Además, la construcción de infraestructura pasó de un ritmo vertiginoso a una doliente marcha. Conjuntamente, parece haber intereses oscuros detrás de un obcecado discurso en torno a una CCSS quebrada (a pesar de que las propias autoridades de esa entidad, la OIT y otros lo han desmentido) y la necia idea de vender el BCR. Y no tengo ni que mencionar la crisis de seguridad pública que nos amenaza a todas horas, una crisis con la cual el gobierno no da pie con bola.
Lo Feo
Lo Feo es que aún con el escenario anterior, un 78% de los costarricenses apoyan la gestión gubernamental. No estoy diciendo que apoyar sea intrínsicamente algo malo, pero ese apoyo debería de darse a consecuencia de resultados tangibles. La única evidencia de resultados positivos son las cifras macroeconómicos recientes de las finanzas públicas y esas son el derivado de condiciones coyunturales como la caída del tipo de cambio y de la continuidad de la aplicación de medidas implementadas por gobiernos anteriores (la Regla Fiscal y otras). Mi pregunta entonces es: ¿qué ha hecho el Sr. Chaves y su Gobierno a estas alturas que justifiquen casi un 80% de apoyo? ¿qué ha hecho este gobierno? ¿Qué han cambiado o que han implementado? ¿Está Chaves “comiéndose la bronca” o siempre alega que es culpa de alguien más, que lo engañaron, que no le dijeron, que va a castigar a alguien, que son malas herencias?
Mi punto es sencillo: si queremos resultados, DEBEMOS EXIGIRLOS. Es paradójico que el pueblo le firme un “cheque en blanco” a un gobierno que llegó a Zapote con bombos y platillos y que no ha hecho nada importante por sí mismo. Viene a cuento una canción: “si le das más poder al poder, más duro te van a venir a c..”. Así es. Lo que queremos es trabajo, seguridad, educación, salud, carreteras. No podemos vivir de conferencias de prensa, eslóganes y poses de matón. Ya se fue un año de mucho ruido y pocas nueces. Ya estuvo bueno.
Fernando
Antiguos como Modernos (un Micro-Cuento)
– “No seas majadero, no me creas, no importa, ¡yo sé lo que ví, yo sé la verdad!”
– “Al contrario, mi buen Quijano, usted vió lo que sabe… que es lo que cree… ¡y nada más!”
– “Pero… ¿de qué rayos está usted hablando? Apártese, idiota, esta conversación ha terminado”.
– “Por favor no se enoje, no era mi intención molestarle. De verdad solo estaba exponiendo otro punto de vista…” La mirada de Sánchez se tornó lastimera, casi suplicante… “… digo, podemos no estar de acuerdo… inclusive es posible que ambos tengamos la razón, no tiene por que ser todo, diríamos, binario, excluyente…”
– “¡Silencio, a callar!”. Ni siquiera era necesaria esa última orden-amenaza de Alonso. Hacía ya un buen rato en que, a pesar de tener el doble de regimientos auriculares que vocales, esta última fuerza había ganado la batalla por su cabeza y – lamentablemente – quizá hasta la guerra.
– “Me voy pues. No hay rencores.” No obtuvo respuesta. Se alejó entonces despacio, no sin antes echar una última mirada sobre el hombro a aquel hombre del que lo separaba una distancia no mayor que los años-luz que pendían de los astros que tímidamente titilaban sobre su cabeza. Marchó fuera del cafetín. Quijano era un misterio. Un congénere perteneciente a otra especie. Mismo ADN, un tipo completamente distinto de animal. El abismo separaba a los dos y su intento de puente había fracasado estrepitosamente. El anhelo de un suspiro escapó de su pecho. Intento fallido, literalmente no había nada más que hablar. Hacía frío. Se subió el cuello de la gabardina y, sin ganas pero sin opciones, se dirigió entre decidido y vacilante hacia la estación del tren. La luna no había querido mirar aquello, brillando por su ausencia en aquel cielo urbano con más luces en la calle que estrellas en el firmamento. Con todo, la luna estaba nueva y necesariamente habría de renacer. Una noche más.
Y así termina este cuento, que es la historia de antes, la de ahora… y quizá la de siempre. Es esa otra mente que se nos escapa de las manos. Danza etérea como el aire, como el agua, como el tiempo que no puedes sujetarlo. Tragicomedia clásica, drama con tintes de sarcástico humor. Desde hace milenios, los héroes siguen tocando puertas solo para ser echados a portazos y patadas. Saber y ser, para bien y para mal, son casi sinónimos, cara y cruz de una misma moneda que sigue girando y girando en un volado eterno.
Hagan sus apuestas…
Fernando
Marzo, 2023
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La Sociedad de El Consolador
A falta de resultados, consuelos falsos serán…
Introducción
Es posible que comiences a leer este ensayo, estimable lector, pinchado por el morbo de encontrar “vibraciones positivas” en alguna parte… Lo siento, pero no encontrarás espasmos de ese tipo en estas líneas. Lo que sí puedo prometerte es uno que otro clímax mental – más áridos que los anteriores quizá; pero bien administrados serán mucho más fructíferos. En fin, ahora que he capturado tu atención con mi muy amarillento titular, te pido le des una oportunidad al texto. Y dice así…
Metáforas Sociales
Existe una multitud de metáforas para caracterizar nuestra sociedad occidental. Muchas de ellas sirven a su vez de títulos de excelentes libros. Tenemos a la “sociedad del cansancio”, a la “sociedad del espectáculo”, “del consumo”, “de la información”, “de la glotonería”, “de la post-verdad”, “virtualizada”, “líquida”, etc. etc. A pesar de la abundancia de alegorías, me parece que hay una pendiente, un modo adicional de caracterizar nuestro tiempo en pocas palabras. Lo adivinaste: la “Sociedad del Consolador”, sensual y deliciosa parábola que postulo aquí y ahora. La Sociedad del Consolador es aquella sociedad que, a falta de verdaderas soluciones a sus problemas, se entrega enajenada a un ejercicio de puro consuelo sensorial. Y la ágil lengua detrás de ese oscuro placer es El Consolador: usualmente un tipo o tipa “fuera del sistema”, un dizque “héroe” o “heroína” que promete “arreglar esta vaina” en quince días.
Todos los Consoladores son parecidos: hablan fuerte, ostentan pose de macho alfa, prometen castigos ejemplares a los corruptos, se burlan irrespetuosamente de sus contrincantes, alegan endoso divino, atacan a la prensa y a cualquiera que disiente con sus actuar y su decir. Y es que un Consolador nunca se equivoca. Un Consolador es precisamente modelo de consuelo, santo de devoción para las masas, un quitapesares, un transmisor de secretos placeres que hacen olvidar la tristeza del alto costo de la vida, de los puentes que se caen a pedazos, de los problemas financieros del país, de la necesidad de una reestructuración urgente y completa del sistema educativo, de la saturación del sistema de salud, de la alta tasa de desempleo, en fin, de todo lo malo. A falta de uno tangible, un gran Consolador será…
Seductor del Poder
El Consolador hincha los sentidos, su lengua produce encantamientos, su gesto atrapa la mirada. Es un “sex-symbol” de las redes sociales, un Don Juan del micrófono, un Casanova del poder. No importa si cumple lo que dijo, no importa si se desdice mil y una veces, no importa si sus actos van en contra de la ley. Porque la sociedad tiembla de placer, confortada, arrullada, sedada por un discurso a la medida de sus deseos. Siempre tiene una respuesta, nunca se equivoca, siempre sabe hacia donde apuntar el dedo acusador si algo sale mal. Si alguien osa criticarlo pues entonces es un traidor, un desertor; un apóstata que se sale del culto.
El Consolador no pierde ni siquiera cuando pierde: fue engañado, le robaron la elección, hicieron trampa. El Consolador es un populista empoderado por las nuevas tecnologías para acariciar directamente con su lengua las partes sensibles del pueblo. Un fascista que utiliza el trampolín de la democracia para alcanzar su oscuro deseo de poder le exige. Un temerario empoderado por la ignorancia, la desesperación y la falta de compromiso del pueblo para ejercer sus derechos y responsabilidades. Un mentiroso compulsivo capaz de ir contra hechos probados, contra la razón y la ciencia. Un Consolador es la prueba viviente de que hay quien está dispuesto a quemar la casa con tal de quedarse con la alfombra.
Éxtasis Final
Él es amante perfecto, siempre un paso delante de las aspiraciones del pueblo. En el pico de esta trasgresora relación tenemos al pueblo postrado deleitándose viciosamente, a ojos bien cerrados, con su sensual hechizo. No hay peleas, no hay conflictos, nadie levanta la voz, nadie se queja. Todo está bien porque el Consolador así lo dice y si él lo dice, así tiene que ser: punto. El Consolador me consuela, me excita hasta llevarme al éxtasis. Me atrae, me victimiza y él es entonces mi protector, mi amante. Me explica con toda claridad cuáles son los “malos” (sencillo, “malo” es todo aquel que hable mal de El Consolador, es así de simple). Él me arrulla con conferencias devenidas en cantos de sirena. El Consolador… analgésico, sedante, opiáceo, hipnotizador, el que me da siempre la razón y yo con mucho placer se la regreso de vuelta y con esteroides, junto con mi voto y mi apoyo. Consolador y Pueblo: una orgía de egos, placeres y mutuos elogios.
La pregunta para todos nosotros es: ¿estoy exigiendo resultados y soluciones, o simplemente me estoy casi literalmente masturbando con discursos, “posts”, trolls y conferencias independientemente de la Ley, los hechos y la evidencia? ¿Estoy dispuesto a que me digan la cruda verdad o prefiero que, como decía cierta cancioncilla, me voy por aquello de “miénteme como siempre”? ¿Será que ya soy adicto a algún(a) Consolador? ¿Acaso oigo solo lo que quiero oír?
Cuidado, mis amigos, el enamoramiento puede hacer que perdamos primero la que piensa… y luego todo lo demás.
Fernando