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Opinion: Para que Costa Rica siga siendo Esencial

Artículo publicado originalmente en el medio digital Delfino.cr

Miro el variado menú de candidatos a la Presidencia y a fe mía que no hay uno solo con una visión-país. En serio, amable lector, usted no me dejará mentir: no hay un solo partido político ni un solo personaje con una propuesta seria, con una idea o norte estratégico que nos oriente hacia el futuro. Como canta Sabina, pareciera que el destino nos quisiera jugar una broma macabra. Es una ironía que celebremos este año 200 años de Independencia y a juzgar por la oferta electoral, no tenemos la menor idea de qué hacer con ese legado ni mucho menos como plantearnos las décadas que vendrán. En vista de lo anterior, quien les suscribe se ha puesto a cavilar un poco. Tras unos días, he llegado a un par de conclusiones, las cuales comparto a continuación, como un muy modesto aporte para la patria en este su cumpleaños.

En el mundo de hoy, desconectarse no es una opción. Consideremos el apagón de Texas durante febrero 2021, el cual duró más de dos semanas, causado por una combinación de mal tiempo y una red eléctrica deficiente y envejecida. Consideremos también los embates del huracán Ida en Nueva Orleans y Nueva York, los incendios en California y las inundaciones en Alemania. Consideremos también la disrupción causada por la pandemia, en donde los centros de servicio en países como India fueron severamente afectados. Las pérdidas son exorbitantes. El cambio climático, la incertidumbre, la volatilidad, la ambigüedad y la complejidad (“VUCA”) están mutilando industrias, sociedades y naciones. Con este contexto en mente – Costa Rica es demasiado pequeña para darse el lujo de un análisis en el vacío – quiero sugerirle a esa catizumba de candidatos presidenciales un principio orientador que reacomode el sancocho de ocurrencias y promesas vacías que actualmente postulan cual planes para gobernar. Para explicarme, permítaseme recurrir a una aclaradora analogía. En el mundo de las Tecnologías de la Información, cada segundo de conectividad cuenta. No solo eso, en caso de que haya una desconexión, deben de existir maneras de reconectarse rápidamente y de evitar la pérdida de datos. Un par de ejemplos pueden servir para aclarar esos postulados: recordemos aquella noticia donde nos informaban de las filas que colapsaron el aeropuerto cuando el sistema de Migración dejó de funcionar por unas horas, o peor aún, el daño sufrido por cientos sino miles de niños y sus familias cuando se perdieron los datos de imágenes médicas en cierto hospital nacional. Es por eso que los Centros de Datos (“Datacenter”) se diseñan con “redundancia”: conexiones y componentes por duplicado, triplicado o cuadruplicado para asegurar un funcionamiento del sistema básicamente “siempre”, sin fallos o “caídas”.

Entonces, mi sugerencia es que Costa Rica sea Esencial no solo por su aporte ecológico, sino por convertirnos en el país sin tiempo fuera de servicio (“the no-downtime country”): el país al que no se le caen los sistemas, el país que siempre “está ahí” (“ever-green, ever-there”). Esto por supuesto implica una serie de retos descomunales. Para empezar, el ICE debe dejar de defender feudos y enfoques anacrónicos y refuerce la estabilidad de la red eléctrica, apoye un enfoque distribuido de la misma; amén de que entregue las frecuencias 5G pero “para ayer”. Se debe además de seguir mejorando la red vial y la infraestructura en general con diseños que consideren el desorbitante aumento de las lluvias. Ríos y costas deberían ser reforzados con diques y rompeolas. Los márgenes deberían de reforestarse aceleradamente y deben priorizarse los proyectos de riego y reutilización del agua. Es también necesaria una re-ingeniería completa del sistema educativo y debe implementarse un plan para salvar a la presente generación de los años de aprendizaje perdidos entre huelgas, pandemia y otras tragedias. Y algo hay que hacer para permitir un flujo seguro de migrantes, entre muchas otras cosas. Esto por supuesto demandará tiempo, dinero y esfuerzo, más la resiliencia-país si funciona como idea rectora que a largo plazo nos llevará a un futuro mejor, como en su momento lo hicieron la Abolición del Ejército y las Garantías Sociales.

Para ir cerrando, entendámoslo. Todos lo hemos sufrido en carne propia: ese zarpazo a la paz interna cuando después de una hora de hacer fila, llegamos a la ventanilla y con cara de “yo no fui” nos dicen “se cayó el sistema”; por no hablar de la locura desatada cuando se cae internet en nuestros hogares y empresas. Dan ganas de salir corriendo. Las empresas, las transnacionales, los capitales y el turismo sienten precisamente esa misma aversión a la incertidumbre y a los fallos del sistema. Muchos billonarios del mundo han puesto los ojos en Nueva Zelanda: la consideran “el futuro” precisamente por su aislamiento y resiliencia. Convirtámonos entonces ya no en la Suiza centroamericana, sino en la Nueva Zelanda del hemisferio occidental: un santuario, un refugio, una “isla” de confianza y resistencia en medio de un mundo cada vez más convulso, volátil y ambiguo.

Opinión: Manchadas Investiduras / Opinion: Stained Investitures

“Cuando alguien asume un cargo público debe considerarse a sí mismo como propiedad pública.”

Thomas Jefferson (1743-1826)

VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW

Dice la enciclopedia que investidura significa “1. Acción y efecto de investir. 2. f. Carácter que se adquiere con la toma de posesión de ciertos cargos o dignidades”. No sé a Usted, pero a mí me resulta un concepto maravilloso, una idea de supremas y delicadas implicaciones. Lo que está diciéndonos esta definición es que debería existir una vinculación directa entre el carácter que exhibe una persona y el rango ostentado. En otros términos, el carácter de la persona debería elevarse a la altura del cargo y no lo contrario, lo cual sería entonces un ajuste antojadizo de la nobleza del cargo a las particularidades del individuo. Porque estamos hablando de cargos de importancia: Presidencia, Diputados, Senadores, Magistrados, Ministros, Altos Ejecutivos…

Lo anteriormente dicho, por supuesto, no implica que el ostentar un alto cargo – particularmente en lo público – signifique renunciar a “ser uno mismo” y convertirse en un “robot propiedad del Estado” o algo por el estilo. Quiere decir que hay cargos tan importantes que, tal como lo expresa Jefferson en la cita arriba mencionada, la persona como tal debería considerarse durante el tiempo que lo ejerza una propiedad pública, con las implicaciones del caso. O como le dijeron a cierto superhéroe dado a las telarañas, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” (o se enredará en la telaraña del poder, agregamos nosotros). Es así, ser Presidente o Ministro, por ejemplo, implica escrutinio constante, control permanente del temperamento, voluntad de diálogo, altísima capacidad de escucha, respeto absoluto a la Ley. Debe haber también observancia de los canales oficiales de comunicación y de los debidos procesos, entre muchos otros requerimientos y demandas del puesto.

Sin embargo, este nuevo siglo ha empoderado como nunca al individuo en demérito del cargo. Cualquiera puede tener una cuenta en redes sociales y desde ahí, saltarse cualquier protocolo. Las consecuencias de esta política a golpes de 280 caracteres (Twitter) & similares han probado ser negativas. Estos megafonos digitales empoderan a los impulsivos, engordan a los ególatras, emborrachan de poder a los codiciosos y ciegan a los testarudos. La comunicación fluye en una vía, saltándose protocolos destinados a filtrar errores, validar datos y mejorar argumentos. Es una receta incendiaria que está dañando a la democracia y a la sociedad, pues se nos está olvidando que la persona que ostenta el cargo es temporal, que hay una institucionalidad, leyes, protocolos y procesos que deben ser respetados: son inmanentes al puesto, más allá del periodo que fulano o mengano lo ejerzan. En pocas palabras: se nos está borrando la democracia y el Estado a punta de tweets; y están quedando en vez de estas primordiales ideas solamente nombres y apellidos, líderes de papel, caudillos de pacotilla.

El culto a los personajes en cargos públicos está destruyendo sociedades

Esta enfermedad fluye del político hacia el pueblo y del pueblo hacia el político. No considero prudente que el que ostenta el cargo público use sus redes sociales personales para tratar asuntos públicos, ni tampoco considero que la sociedad deba alimentar esta práctica con “likes” y similares. Como un extraño culto, el político se “enamora” de sí mismo, y el pueblo alimenta su futil pasión. Además, los cultos son dogmáticos, y no hay espacio para preguntas o cuestionamientos. Tristemente, creo también que es utópico pensar en un cambio en el futuro próximo: los colectivos son demasiado emotivos, los egos son muy grandes y los réditos muy tentadores.

Dicho lo anterior, sirvan estas breves líneas como una señal de advertencia: deberíamos implementar algún tipo de mecanismo legal que demande el uso de procesos & canales oficiales de comunicación a los políticos en el cargo. En mi mente, preveo sistemas de inteligencia artificial en conjunto con consultores que hagan un control de calidad. Sí, un filtro que evite tanta tragicomedia, estupideces que van desde “horrores” de ortografía hasta compartir teorías de la conspiración, comparaciones insultantes y tanta otra basura. ” Supongo que sigue siendo cierto aquello de que “Errare humanum est”, pero cuando se ostentan estos cargos, hay que cuidarse un poco más, ¿no? Al final de cuentas, el cargo y sus atribuciones no le pertenecen al funcionario de turno, y el puesto es más importante que el nombre en estos casos. Hoy más que nunca, los políticos se están sirviendo del puesto para “mercadear & vender” sus nombres, cuando se supone que están al servicio del puesto y no lo contrario.

Dice además el diccionario que Carácter es “Condición dada a alguien o a algo por la dignidad que sustenta o la función que desempeña.”. Hagamos que esa condición sea precisamente así: digna del alto cargo desempeñado. Ser Presidente, Ministro, Diputado, Defensor de los Habitantes, Contralor, Magistrado y otros cargos semejantes, eso es un honor y una responsabilidad: no destruyamos la dignidad del puesto y las bases de la democracia a punto de egos rechonchos, falacias engañosas, ignorancia empoderada y lenguas emponzoñadas.

Damas y caballeros, en conclusión, tengamos todos un poco más de formalidad, protocolo y corrección, por favor.

Fernando


ENGLISH VERSION BELOW / VERSIÓN EN ESPAÑOL ARRIBA

“When a man assumes a public trust he should consider himself a public property.”

THOMAS JEFFERSON (1743-1826)

The encyclopedia says that investiture means “1. Action and effect of investing. 2. f. Character that is acquired with the taking of possession of certain positions or dignities ”. I don’t know about you, but I find it a wonderful concept, an idea with supreme & delicate implications. What this definition is telling us is that there should be a direct link between the character a person exhibits and the rank he or she holds. In other words, the character of the person should rise to the position and not the opposite, which would then be a whimsical adjustment of the nobility of the role to the characteristics of the individual. Because we are talking about positions of importance: Presidency, Senators, Magistrates, Secretaries, Senior Executives …

The aforementioned, of course, does not imply that holding high office – particularly in the public sphere – is a synonym of giving up “being yourself” and becoming a “state-owned robot” or something like that. It means that there are positions so important that, as Jefferson puts it, the person as such should be considered during the time they exert it a public property, with the implications of the case. Or as they told a wall-climbing superhero, “with great power comes great responsibility.” Thus, being President, for example, implies constant scrutiny, permanent control of temperament, willingness to dialogue, the highest capacity to listen, absolute respect for the Law. There must also be observance of the official communication channels and the due processes, among many other requirements and demands of the position.

However, this new century has empowered the individual in demerit of office as never before. Anyone can have an account on social networks and from there, skip any protocol. The consequences of this policy in 280-character hits (Twitter) & the like have proven negative: these digital megaphones empower the impulsive, fatten the egotistical, make the greedy drunk with power, and blind the stubborn. Communication flows in one way, bypassing protocols designed to filter errors, validate data, and improve arguments. It is an incendiary recipe that is damaging democracy and society, because we are forgetting that the person who holds the position is temporary, that there is an institutional framework, laws, protocols and processes that must be respected: they are immanent to the position; regardless the period that anyone holds the chair. In short: democracy and the state are being erased by tweets; and instead of these primordial ideas only names and surnames are remaining.

The cult to personalities in public office is destroying societies

This disease flows from the politician to the people and from the people to the politician. I do not consider it prudent for those who hold public office to use their personal social networks to deal with public affairs, nor do I consider that society should feed this practice with “likes”. Like a strange cult, the politician “falls in love” with himself, and the people feed his futile passion. And cults are dogmatic: there is no space to ask or challenge – its a blank check to the man holding the chair. Sadly, I also think that it is Utopian to think of a change in the near future: collectives are way too emotive, the egos are very large and the returns very tempting.

That said, may these brief lines serve as a warning signal: we should put in place some kind of legal mechanism that demands the use of official communication processes & channels from politicians in office. In my mind, I envision artificial intelligence systems in conjunction with consultants doing quality control. Yes, a filter that avoids so much tragicomedy, stupidities ranging from spelling “horrors” to sharing conspiracy theories, insulting comparisons and so many other bloopers. “I suppose it is still true that “Errare humanum est “, but when these positions are held, you have to be a little more careful, shouldn´t you? Bottomline, the “chair” & its attributes do not belong to the person sitting, and it is more important than him/her. Today like in no other time in history, politicians are using the office to “market & sell” their name: shouldn´t be the case, they are supposed to serve their role, and not to be served through it.

The dictionary also says that Character is the “Condition given to someone or something due to the dignity it supports or the function it performs.” Let us rise the condition to the dignity of the role and be worthy of the high position held. Being President, Secretary, Senator, Magistrate and similar is an honor and a responsibility: let´s not destroy the dignity of the office and the foundations of democracy to the march of chubby egos, deceptive fallacies, empowered ignorance and poisoned tongues.

Ladies & Gentlemen, in conclusion, let us have a little bit more formality, elegance and correction, please.

Fernando

Photo by Sharon McCutcheon on Unsplash

BOOK: “The March of Folly” (B. W. Tuchman)

“Those who cannot remember the past are condemned to repeat it.” G. Santayana

“Don´t confuse me with the FACTS”

Introduction

I have seized the current lockdown – what many are calling “The Big Pause” – mainly as an opportunity to indeed slow down. In our seemingly eternal rush to nowhere, it feels so good to shift gears for a lower pace. It is also a great chance to check the compass: where are we heading and why are questions worth revisiting more than ever. In the midst of the pause & meditation, I am delighting myself with some good reads, ranging from classical adventure novels read in my youth (eg, how not to love “King Solomon´s Mines”?), to technical stuff. And somewhere in between, I finished “The March of Folly” by the eminent American historian and intellectual Barbara W. Tuchman. The book drives you into an astonishing ride through some of history´s most iconic, unbelievable governance acts of self-betrayal, all this is the top-notch style of Tuchman. So let´s talk a little bit about this book – so valid, so valuable, so applicable to our convoluted times (business and governmental wise) – and already a classic bestseller on social, political and historical sciences.

What is this masterpiece about

“The March of Folly” is about self-deception. The book provides a variety of examples and lessons, ranging from ancient times to our modern era. Cases range from the fall of Troy (Why, by all heavens, they had to put the giant wooden horse inside the city when all signs pointed to a trap?); the Aztec´s Empire doom by the Spanish conquerors, a fall propelled by naive ideas (Montezuma & hundreds of thousands of warriors conquered by a couple hundred through lies and myth); the Renaissance Popes´ absolute betrayal of their own gospel (an amazing section devoted to a feast of lust, greed and pleasure… driven from Vatican City itself); the British´s fool race to loose America (a master class on how to ignore your own people´s needs and desires); and then – in one of history´s top ironies – America´s self´s entrapment at the unnecessary Vietnam war (an act of self-hypnotism that mutated into an ego trap). All of these examples share a common trait: irrational, self-damaging, absurd national policy in which evidence, facts, warnings & common-sense were blatantly ignored; privileging feelings, momentum and prejudice.

“Don´t confuse me with the facts” – B. W. Tuchman

My favorite quotes

Let me share with you some of my favorite quotes from the book, curated and transcribed below, for your ease and delight:

  • About Misgoverment: “Misgovernment is of four kinds, often in combination. They are: 1) tyranny or oppression (…); 2) excessive ambition such as Athens´ attempted conquest of Sicily (…); 3) incompetence or decadence, as in the case of the late Roman empire (…); and finally 4) folly or perversity. This book is concerned with the last in a specific manifestation; that is, the pursuit of policy contrary to the self-interest of the constituency or state involved. (…)”
  • About Folly: “To qualify as folly for this inquiry, the policy adopted must meet three criteria: it must have been perceived as counter-productive in its own time (…); Secondly, a feasible alternative course of action must have been available. To remove the problem from personality, a third criterion must be that the policy in question should be that of a group, not and individual ruler, and should persist beyond any one political lifetime.”
  • About Self-Deception: “Wooden-headedness, the source of self-deception, is a factor that plays a remarkably large role in government. It consistes in assessing a situation in terms or preconceived fixed notions while ignoring or rejecting any contrary signs. It is acting according to wish while not allowing oneself to be deflected by the facts. (…)”
  • About Folly and Religion (on the Aztec´s Empire fall): “One cannot quarrel with religious beliefs, especially of a strange, half-understood culture. But when the beliefs become a delusion maintained against natural evidence to the point of losing the independence of a people, they may be fairly called folly. The category is once again wooden-headedness, in the special variety of religious mania.”
  • About Folly & Power: “A principle that emerges in the cases so far mentioned is that folly is a child of power. We all know, from unending repetitions of Lord Acton´s dictum, that power corrupts. We are less aware that it breeds folly; that the responsibility of the power of command frequently causes failure to think (…)” Fernando´s comment: Yes! Folly is a child of power… and a cousin of ego, if I may add.
  • About Folly and Status (on the record of the Renaissance Popes): “their attitudes to power and their resultant behavior were shaped to an unusual degree by the mores and conditions of their time and surroundings” (…) “the folly of the popes was not pursuit of counter-productive policy so much as rejection of any steady or coherent policy either political or religious that would have improved their situation or arrested the rising discontent”, (…) “Illusion of permanence, of the inviolability of their power and status was a third folly” (…). “Their three outstanding attitudes – obliviousness to the growing disaffection of constituents, primacy of self-aggrandizement, illusion of invulnerable status – are persistent aspects of folly.
  • About Folly vs Practical Aspect of Power (Section “The British Lose America”). “Given the intention to retain sovereignty, insistence on the right to tax was justifiable per se; but it was insistence on a right “you know you cannot exert”, and in the face of evidence that the attempt would be fatal to the voluntary allegiance of the colonies, that was folly. Furthermore, method rather than motivation was at fault. Implementation of policy grew progressively more inept, ineffective and profoundly provocative. Finally, it came down to attitude.
  • About Government: “Government is rarely more than a choice between “the disastrous and the unpalatable” (quoting J.K. Galbraith)
  • About Human Nature and Folly: “We are flung into a straight-jacket of rationality” (…) “One thing was left out of account – the other side. War is polarity. What if the other side failed to respond rationally to the coercive message? Appreciation of the human factor was not McNamara´s strong point, and the possibility that humankind is not rational was too eccentric and disruptive to be programmed into his analysis.
  • About Folly vs Thinking: “When all options are unpromising, policy makers fall back on the “working the levers” in preference to thinking“.
  • About Folly and Power: “Whenever a man has cast a longing eye on Office, a rottenness begins in his conduct” (quoting Thomas Jefferson himself).
  • About Folly and Error: “In the first stage, mental standstill fixes the principles and boundaries governing a political problem. In the second stage, when dissonances and failing function begin to appear, the initial principles rigidify. This is the period when, if wisdom were operative, re-examination and re-thinking and a change of course are possible, but they are rare as rubies in a backyard. Rigidifying leads to increase of investment and the need to protect egos. (…) In the third stage, pursuit of failure enlarges the damages until it causes the fall of Troy, the defection from Papacy, the loss of a trans-Atlantic empire, the classic humiliation in Vietnam.”
  • About Folly and Truth: “The test comes in recognizing when persistence in error has become self-damaging. A prince, says Machiavelli, ought always to be a great asker and a patient hearer of truth about those things of which he has inquired, and he should be angry if he finds that anyone has scruples about telling him the truth. What government needs is great askers“.
  • About Folly and the High Government Roles: “Above all, lure of office, known in our country as Potomac´s fever, stultifies a better performance of government, The bureaucrat dreams of promotion, higher officials want to extend their reach, legislators and the chief of state want re-election; and the guiding principle is to please as many and offend as few as possible. Intelligent government would require that the persons entrusted with high-office should formulate and execute policy according to their best judgement, the best knowledge available and a judicious estimate of the lesser evil. But re-election is in their minds, and that becomes the criterion.”

When all options are unpromising, policy makers fall back on the “working the levers” in preference to thinking“. – B. W. Tuchman

In conclusion

So, tell me, after reading the condensed sampled wisdom of the lines quoted above, anything resonates with you? Anything germane to our current year, 2020? Anything applicable & pertinent to our businesses strategies & governance? Could our governments and leaders be the future perfect protagonists of a brand new section in a new, augmented edition of “The March of Folly”? After all the warnings, isn´t the COVID-19 pandemic an example of global folly? What does current scientific evidence states on upcoming global threats? Is the evidence being ignored? Are we the next generation of marching fools? Is ego and momentum driving, or thought and evidence?

Let´s take a moment to think about this enlightened by past follies: what are we doing now? how come? could we be wrong? Any foreseeable consequences to a possible error? Think about it…

Fernando

PS: you can buy “The March of Folly” in Amazon. Here.

Photo by Jeremy Lishner on Unsplash

Lo que el VIRUS se llevó (I Parte) / Gone with COVID (Part I)

Montaña Rusa

Mientras finalizo este artículo, llueve escandalosamente, casi como queriendo lavar las penas del mundo. Relámpago. Trueno. Esto me envalentona. Porque estas líneas son también un ejercicio de catársis. Comienzo pues con una confesión a título personal: desde el punto de vista emocional, he recorrido todo el espectro con este asunto. Me ha costado un mundo escribir este post: ha sido lento, doloroso y a ratos tambien febril. Lo reconozco públicamente. Cuando comenzaron las noticias de la pandemia en China y su avasallador crecimiento, pensé que era más que todo puro sensacionalismo. “Amarillismo” – me dije – , “titulares inflados por la prensa deseosa de tráfico, clicks y atención”. Ahora comprendo que mi mente cayó en la trampa de un reduccionismo. Tomé un “atajo mental” y llegué a una rápida (y equivocada) conclusión al tomar un camino trillado. Rápidamente pasé al otro extremo, y tras días de leer, informarme y reflexionar, me saturé. Entré entonces en un estado de gran ansiedad.

Comprendo ahora que mi espíritu se quebró al contemplar como ante la mayor crisis global en décadas, los nacionalismos, ideologías e intereses financieros prevalecían sobre las vidas de los pueblos y las personas. Pasado el vendaval de emociones y con más información procesada en la cabeza, deseo compartir las siguientes ideas con quien amablemente las quiera escuchar.

Como hojas en la brisa

Cual un vendaval, esta crisis global arrastró y arrastra muchísimas cosas. De nosotros dependerá no olvidar algunas de estas lecciones.

Quiero iniciar llamando la atención sobre la naturaleza CONTINUA de la realidad. A lo que voy es que lo seres humanos tenemos la – valga la redundancia – muy humana y equivocada tendencia a pensar que la realidad se dividide en bloques discretos. Separamos eventos y dividimos sucesos como si fueran entidades separadas e independientes. Las cosas no son así: los límites no son claros y los eventos se superponen y tienden a interactuar de mil maneras. Por ejemplo, piénsese en la crisis financiera mundial del 2008-2009. Tendemos a asumir que ese evento “ya pasó” y que no tiene vinculación alguna con lo que ahora ocurre. Craso error. En realidad, tal y como magistralmente lo explica Yanis Varoufakis en la charla que les comparto abajo, la crisis del 2008 no ha terminado. Sus efectos secundarios los estamos viviendo ahora mismo, entre ellos el hecho de que los bancos centrales casi no cuenten en este momento con “municiones macroeconómicas” para contraatacar: las tasas de interés netas son más bien negativas y las pérdidas bancarias de aquella gran fiesta fueron socializadas. La crisis del 2008 no ha terminado. Que no nos engañen y no nos auto-engañemos: Estamos cayendo en un bache profundo con un vehículo que ya venía pinchado en al menos dos de sus neumáticos. Lo dicho sobre la crisis financiera aplica a otros fenómenos globales que nos venían ya afectando: el cambio climático, la demanda mundial de agua potable, las migraciones, las guerras, el racismo y otras “lindezas” ya estaban con nosotros a la llegada del virus. Como ondas en el agua, sus interacciones son variadas: algunas causan interferencias, otras reflejos, algunas refracciones y hay hasta temibles resonancias capaces de tumbar enormes estructuras.

Complementando la idea anterior, debemos comprender que generalizar las mismas consecuencias de esta crisis para todos en el planeta es un absurdo. Cada geografía, cada sociedad, cada segmento y cada individuo está rodeado por circunstancias muy diferentes (“Yo soy yo y mi circunstancia” – dijo cierto filósofo español). Permitaseme citar también a William Gibson: “El Futuro ya está aquí – es solo que no está distribuido uniformemente.” A lo que voy es que. en términos generales, aquellos de nosotros mejor preparados para operar en un mundo donde privará más el flujo de bytes (datos e información) que el de átomos (cosas) estaremos mejor preparados que los que están anclados a locaciones, oficios y contextos específicos. David Goodhart presentó la idea en sus charlas “Anywheres vs Somewheres”, una una de las cuáles les comparto abajo. Las impactos no serán uniformes y existirán segmentos, industrias, países, sociedades e individuos más y menos afectados. Pensemos por ejemplo en una tribu aislada y autosuficiente que vive en una economía de subsistencia: no habrá cambiado la existencia para este tipo de personas. Pero para el grueso de los habitantes del mundo en desarrollo – y muchos aún en los países desarrollados – vienen tiempos aún más difíciles, pues su dependencia de condiciones muy específicas los pone en alto riesgo. Si Ud. depende de un salario, tiene una educación “promedio” y/o no tiene seguro médico y/o está endeudado, lamentablemente Ud. está en alto riesgo de ver disminuido(a) su bienestar próximamente.

Creo además que debemos tener la capacidad de abstraernos de los detalles por un momento y ver esto “a ojo de pájaro”, o mejor aún, a escala planetaria. Mi conclusión más general es que “el sistema” global como tal (entiéndase esa amalgama de flujos financieros, consumismo, producción y valores sociales asociados) está llegando a un punto de quiebre. No digo que el capitalismo o la democracia sean obsoletos, pero pienso que necesitan serias reparaciones. Para muestra, un botón: el PIB per cápita mundial es de aprox. $18,300 dólares al año. Es prácticamente el PIB per cápita de mi pequeño país, donde por cierto se vive bastante bien, con sistemas de salud y de educación públicos funcionales. Y sin embargo, estamos donde estamos porque el sistema no sirve para distribuir riqueza. Los remito al vínculo anterior: las minorías, los pobres y los menos educados sucumben con mayor frecuencia ante el COVID-19. Es así. El mantra de la “mano invisible” del mercado es hoy por hoy una farsa: los mercados son controlados por enormes capitales & oligopolios a nivel mundial que a su vez tuercen las leyes (y a los gobiernos) a su favor. Las grandes corporaciones son las que están mejor preparadas para sobrevivir a esta crisis, y sus rivales heridos por esta crisis serán absorbidos o eliminados a traves de agresivas adquisiciones. Prueba de esto es el absurdo precio negativo del barril de petróleo. En este momento, se trata de que “me sigan comprando a mi” para asegurar la futura demanda post-crisis. De rebote, intentan frenar la revolución energética a cualquier costo. Egoísmo corporativo y nacional antes que supervivencia planetaria. El hoy antes que el mañana.

El virus político

Sigamos. Esta epidemia global se llevó también la última bocanada de esperanza sobre la ética y valores de algunos políticos populistas tanto de izquierdas como de derechas. Sí, esos “líderes”, los sospechosos de siempre. Tenía yo la inocente presunción de que, a pesar de los pesares, ese rejuntado de caracteres tan dispares si apreciaban a sus pueblos. Es decir, ese patriotismo, esos abrazos a las banderas, esos eslóganes y tanta fanfarria nacionalista pues algo debían significar. Porque… ¿qué representan esas banderas si no a sus gentes, a sus pueblos, a su sangre? Pues tal parece que no es así. Puestos a escoger, estos tipos han demostrado con sus actos – las palabras se las lleva el viento – que primero es la macroeconomía, segundo la bolsa de valores, tercero las corporaciones y en cuarto lugar, si algo queda, la gente: su gente. El negarse por semanas y semanas a tomar medidas estrictas en esos enormes países ha derivado en millares de fallecimientos, dolor y enfermedad. La mayoría de estos se darán entre las clases sociales más humildes y entre los ancianos y enfermos. A mi mejor entender, hay una lógica retorcida que no es posible justificar. Conceptos como “País”, “Estado”, “Gobierno”, “Mercado”, “Dinero”, “PIB” y otros tantos son precisamente eso: conceptos, ideas, construcciones mentales. Las personas y su sufrimiento en cambio son reales, y los primeros deben trabajar en función de los últimos (y nunca lo contrario). Me pregunto si estos caros señores pensarían igual si tuvieran que exponer a su madre, a sus hijos, a sus esposas o a ellos mismos a este riesgo mortal. Supongo que las cosas se verían distinto sirviendo café desde un mostrador y sin seguro médico. Porque ante la falta de camas hospitalarias, el lecho de muerte tiende a ponerlo a uno en modo reflexivo, pero a otro perro con ese hueso dirán. Ellos tienen claras las prioridades y viven dentro de una burbuja protectora. Como dice Yanis Varoufakis, estos son “sistemas que ha sido creados para evitar que los gobiernos actuen en representación de la sociedad”. El gobierno del dinero, para el dinero, por el dinero. Lincoln se revuelca en la tumba.

La pandemia también nos pone a reflexionar sobre los esquemas de gobernanza bajo los cuales vivimos. Me parece que los esquemas de gobernanza y liderazgo deben de adaptarse a las circunstancias: una suerte de realpolitik dinámica que fluya en función de condiciones de fuerza mayor cuando estas sobrevengan. Soy un convencido de que la democracia sigue siendo lo mejor que tenemos, pero me parece que ese legado de la Grecia Clásica debe de seguir avanzando hacia una versión 2.0 que sepa responder a la demanda de los tiempos. La condición última y definitiva para que algo así sea posible la identificó F. D. Roosevelt ya hace un tiempo: “La democracia no puede tener éxito a menos que los que expresan su elección estén preparados para elegir sabiamente. La verdadera salvaguardia de la democracia, por lo tanto, es la educación“. Sí: solo un pueblo educado puede elegir sabiamente, sancionar sabiamente, interpelar sabiamente, criticar sabiamente. Lo contrario se traduce en populismo, demagogia y ruido en redes sociales. ¿Como sería esa nueva democracia? Estaría mintiendo si dijera que sé la respuesta, aunque en una futura entrega podemos conversar sobre algunas aspiraciones al respecto, más si sé que la ciencia, la educación y una prensa libre, independiente y poderosa son pilares fundamentales para construir una nueva ágora a la altura de los tiempos.

Sofisticado enemigo mío

Una reflexión adicional merece la naturaleza del enemigo que ha arrodillado a la Humanidad. Es diminuto, como diez veces más pequeño que una bacteria. Son tan pequeños que caben millones de sus “soldados” en uno solo de sus “aviones de transporte”: las microscópicas gotas de moco y saliva que expelemos día a día al hablar y respirar. Las gotitas miden entre 0,5 y 10 micrómetros, y cada micrómetro es a su vez mil veces más pequeño que un milímetro. Es asobrosamente DIMINUTO.

(Un paréntesis: al menos para mi, completamente lego en temas médicos & epimediológicos, lo anterior es toda una revelación. ¿Cómo es posible que compartamos tanto moco y saliva junto con toda la plaga de “bichos” que esto implica? A nivel planetario y como Humanidad, concluyo que son litros y litros diarios de fluidos los que intercambiamos inconscientemente. Me pregunto entonces cuánto tardará un virus o bacteria X no patógeno (no infeccioso y por tanto que dejemos circular libremente) en dar literalmente la vuelta al mundo. Y este perturbador hecho ha funcionado así por milenios de milenios. La globalización, los medios modernos de transporte y el crecimiento de la población supongo solo aceleraran esta cadena mundial de “salivazos”, una especie de internet prehistórica de intercambio mucoso. Increíble y asquerosa reflexión digna de un anexo a “La Guerra de los Mundos” de H.G.Wells. Fin del paréntesis. )

Plague doctors' beak shaped mask
Máscara usada durante la Edad Media por los doctores tratantes de la plaga

Ahem. Hablábamos del virus como tal. Este ni siquiera está técnicamente vivo, pues necesita a las células vivientes de su “anfitrión” para reproducirse. Bien decía Da Vinci que “la simplicidad es el último grado de sofisticación” – es esta sencillez absoluta lo que lo hace tan peligroso. Los virus y bacterias han encontrado la manera de utilizar nuestro propio organismo para servir a su invisible propósito, desde hace milenios… . Hay lecciones a derivar del poder de la sencillo. Lecciones a utilizarse para el bien… y esperemos que no para el mal.

No me resisto a citar al “Agente Smith” de la película “Matrix” para cerrar esta sección: “I’d like to share a revelation that I’ve had during my time here. It came to me when I tried to classify your species and I realized that you’re not actually mammals. Every mammal on this planet instinctively develops a natural equilibrium with the surrounding environment but you humans do not. You move to an area and you multiply and multiply until every natural resource is consumed and the only way you can survive is to spread to another area. There is another organism on this planet that follows the same pattern. Do you know what it is? A virus. Human beings are a disease, a cancer of this planet. You’re a plague and we are the cure.” Comportémonos de forma tal que no sea esto una pelea entre virus no pensantes, por favor.

No dejes para mañana lo que te puede matar hoy

Otra idea que me persigue es nuestro obstinado enfoque en lo “urgente” en demérito de lo importante. Como el lector sabrá, Bill Gates advirtió sobre este asunto con una clarividencia que pone los pelos de punta, desde al menos el 2015 (charla TED compartida arriba). Esto por no hablar de continuas advertencias de otras organizaciones dedicadas al control de enfermedades. Sin embargo, como Humanidad, volcamos todos nuestros recursos en los resultados del próximo cuatrimestre de la Bolsa de Valores. El mayor horizonte de análisis al que llegamos parece ser la elección del político de turno. Si fueramos realmente no solo racionales sino consecuentes con nuestro amor por las próximas generaciones – con nuestros hijos y nietos, caramba – deberíamos estar pensando como hacer de este planeta un lugar sostenible.

El cómico mexicano Mario Moreno “Cantinflas” lo expuso magistralmente ya en 1962:

Sí. En vez de estar peléandonos como niños, deberíamos estar pensando en como protegernos de amenazas globales que requieren por tanto de soluciones globales. Debemos pensar como ESPECIE, como HUMANIDAD. Estamos hablando de prepararnos desde ya para nuevas pandemias. Y ojo que esa no es la mayor amenaza. Las consecuencias del cambio climático serán (son) mucho peores. Caben aun otras catástrofes globales en la lista: la colisión de un asteroide de gran tamaño con esta tercera roca desde el Sol, la ya masiva degradación de los ecosistemas y la gobernanza de los sistemas de Inteligencia Artificial entre otros. Para todas estas futuras amenazas, el punto es el mismo: hay que actuar YA y en CONJUNTO. En vez de absurdas rencillas que no son más que proyecciones de egos inflados, hambre de poder y nacionalismo perverso, necesitamos unas Naciones Unidas funcionales, una UNICEF poderosa, una Organización Mundial de la Salud “con dientes”, unos organismos mundiales financieros que presten para el desarrollo y no para lucrar. Pero todo esto necesita verdadera visión y liderazgo – nuevos Roosevelt, noveles Jefferson, inéditos Franklin, visionarios Carlomagno, renovados Truman, resurgentes Lincoln, valientes Churchill, indomables Gandhi, iluminados M. L. King, relucientes Mandela, atrevidos Figueres y quizás un renacido Marco Aurelio que nos guien, tomando decisiones y formulando planes en función de hechos, evidencia, compasión y el bien comun. Para muestra, un botón: el Plan Marshall para la reconstruccion de Europa Occidental tras la Segunda Guerra Mundial costó más de 100 mil millones de dólares de hoy en día. Las motivaciones detrás del mismo no eran quizás las más altruistas (se trataba ante todo de detener la expansión soviética), pero el monto es esclarecedor. Un solo portaaviones nuclear cuesta casi 13 mil millones de dólares. Ergo, los montos asignados hoy a los organismos multilaterales y a la cooperación directa entre países – a lo importante – por las potencias del primer mundo son, en una palabra, RIDÍCULOS.

Luz en las tinieblas

Ahora bien, un rayo de luz en medio de las tinieblas. Decía el sexto Presidente de los Estados Unidos, John Q. Adams que ““Facts are stubborn things; and whatever may be our wishes, our inclinations, or the dictates of our passion, they cannot alter the state of facts and evidence.” Sí, los hechos son los hechos y nuestros deseos, gustos y pasiones no los alteran en lo más mínimo. Esto se ha hecho absolutamente evidente durante estas semanas. Sin importar opiniones de quien fuere – político de izquierda o derecha, influencers, reporteros, figuras públicas, religiosos – las cosas son lo que son. Algunos han intentado hacer las del avestruz y esconderse de la realidad. Otros – especialmente algunos políticos – han negado y siguen negando la importancia de la situación o se esconden con “estampitas de santos protectores”. Pero nada de eso importa. El virus es muy contagioso y no hace distinciones y la situación les termina por reventar en la cara (a algunos, literalmente, como al Primer Ministro inglés). A este enemigo no le interesa su religión, su cuenta bancaria, su partido político, su color de piel, su afinidad sexual, su rol en la sociedad, sus planes, su edad. Simplemente busca ADN humano. En ese sentido, es la prueba última de nuestra absoluta y última igualdad: “nadie es más que nadie”, dice un refrán popular. “Todos me saben igual”, pareciera confirmar entre ataques de tos el COVID-19. Un complemento a esta primera reflexión es la enorme diseminación que han causado algunas congregaciones religiosas rebeldes. Independientemente del credo, hay problemas con los judíos ultraortodoxos en Israel, algunas iglesias evangélicas en Estados Unidos, los musulmanes “duros” en múltiples países y algunas sectas en la India. Se congregan para orar y esto dispara el contagio. Los hechos son los hechos y solo la ciencia, que fundamenta sus acciones en la primera aceptación y comprensión de los mismos, nos puede sacar de este atascadero. Menuda lección para los así llamados anti-vacunas y los dogmáticos redomados. Como apunta Harari, ojalá y ante las siguientes amenazas la gente recuerde que fue la ciencia la guía definitiva.

Fin Primer Acto

Cae un rayo. Primero la cegadora luz. Luego se escucha el impacto del martillo del dios de la tormenta. Otro poderoso trueno nos ensordece. Sigue lloviendo. Reverdece el jardín… Finalizo esta primera entrega con otro comentario a tono personal. Esta tragedia me ha hecho revalorar la música. Sí: la música. La música me ha sostenido, me ha nutrido, ha elevado mi espiritu y me ha motivado en momentos de desesperación. Creo que el mundo necesita más de la música de lo que la música necesita del mundo. He sonreído con la “Oda a la Alegría”, he soñado con Bach, he bailado con “Zorba el Griego”, he corrido con el tema de “Rocky”, he cantado a todo pulmón con “Guns n Roses”, he tocado la guitarra con Dylan y McCartney. Aún no hay vacuna para el virus, pero la música es tratamiento curativo para el alma. Amigo/a lector, la recomiendo a carta cabal.

Bueno – cerramos aquí la primera entrega. En la segunda, “frotaremos la bola de cristral” y conversaremos sobre lo que vendrá.

Un abrazo (virtual por ahora).

Fernando

De las oportunidades que traen los virus & similares calamidades

Dicen los viejos que “no hay mal que por bien no venga”. Es una hermosa manera de transmitir optimismo aún en las circunstancias más difíciles. Y, si hilamos fino, es también una invitación a buscar, a actuar, a encontrar las oportunidades ocultas cuando arrecian las crisis. Crisis en sinónimo de cambio, de súbita alteración de las circunstancias. Si sabemos dónde buscar y cómo administrar el cambio, a largo plazo las crisis – como la actual tormenta del coronavirus COVID-19 – bien pueden aportar beneficios.

Recien leí un artículo en la revista The Economist que trata precisamente el tema. Nos dice el artículo en cuestión que el coronavirus servirá como acelerador – más bien como catalizador –  para los esquemas de trabajo remoto (“Work From Home” – Teletrabajo) y similares. También apunta a que las cadenas de abastecimiento (“Supply Chains”) se tensarán al máximo. Inevitablemente, algunas fallarán. Por ende, las políticas de manejo de inventarios de algunas corporaciones podrían eventualmente revisarse. Asimismo, se hace patente la necesidad de re-considerar la distribución actual de los centros de producción: la enorme dependencia que tiene el mundo con China, India y otros países se ha hecho evidente. Algunas empresas pueden buscar nuevas tierras.

Mi patria, Costa Rica, no escapa a esta realidad. Y como en río revuelto habría ganancia de pescadores se me ocurren algunas cosas que podemos hacer (el estimado lector aportará las propias). En primer lugar, creo que documentar adecuadamente el nivel de respuesta de nuestro resiliente sistema de salud nacional y los resultados conseguidos al afrontar esta tremenda prueba es una gran idea. Estos datos pueden ser luego usados como insumos para publicidad y mercadeo de nuestro país – los financistas, las transnacionales y otras entidades supranacionales buscan confianza y seguridad a la hora de invertir. Ser un país “resistente a las pandemias” se convertiría en parte de nuestra marca-país, atrayendo nuevas industrias y empresas preocupadas por la ya mencionada dependencia con China y otras geografías.

Asimismo, los esquemas de teletrabajo entraron en servicio a marchas forzadas. Siendo así, vale la pena que las autoridades competentes (gerentes, directores, supervisores, tanto del sector público como privado) lleven a cabo mediciones y comparaciones de la productividad durante este período. ¿Para qué? Bueno, si no hay una disminución drástica de la misma – y ni hablar en caso de que aumente – pues tenemos entonces evidencia contundente de que es YA la hora de implementar esta política a gran escala. En algunas instituciones y/o departamentos, sería interesante medir la productividad inclusive a nivel individual: hay gente que simplemente no está lista para esto y otra que sí lo está.

La crisis resalta también la importancia de la conectividad, para así soportar adecuadamente un masivo teletrabajo. Costa Rica necesita con carácter de máxima urgencia implementar mejoras en las redes y velocidades de conexión de datos: estamos hablando de fibra óptica, conexiones simétricas, 5G, redundancia en los cables submarinos, etc.

Hay muchas otras aristas que analizar: aspectos como la independencia alimentaria, impulsar la digitalización & acceso remoto a todo tipo de trámites estatales, reforzar nuestras porosas fronteras terrestres, mayores filtros en puertos y aeropuertos, ofertar paquetes turísticos “blindados” (seguros de viaje, sin cargos por cambios, etc.). Se puede pensar también en telemedicina, en la regulación y estandarización de los actuales protocolos de limpieza en el transporte público. Hay muchos procesos por mejorar, como identificar cual es la frecuencia idónea para la entrega de medicamentos en la CCSS. Hasta el menor tránsito en las calles puede utilizarse para acelerar el trabajo en proyectos viales, puentes, mantenimiento ferroviario y similares. Y valga mencionar que todos deberíamos aprender de una vez y por todas la manera correcta de saludar, estornudar, toser y lavarse las manos: cuantas gripes, influenzas, resfriados y epidemias podrían evitarse; quitándole presión al sistema de seguridad social.

Como conclusión, comprendamos que no hay que llamarse a engaño: este tipo de eventos no solo se repetirá, sino que es posible que llegue a ser la nueva norma. El cambio climático, la globalización, los renacientes nacionalismos, las migraciones y las guerras comerciales así lo sugieren. Estamos ante lo que el Pentágono caracterizó como un mundo Volátil, Incierto, Complejo, Ambiguo (mundo “VUCA” por sus iniciales en inglés).

De forma tal que cuando perdamos, no perdamos la lección. Sigamos adelante: la patria nos necesita. Iba a despedirme con “un abrazo” pero mejor no: que sea un golpecito de codos.

Fernando

Photo by Kristopher Roller on Unsplash

PD: Les dejo abajo un video que le sube el ánimo a cualquiera – algo que todos necesitamos: ¡que regresen pronto los abrazos!

La Calidad de Nuestras Preguntas/ The Quality of our Questions

VERSION EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW

Leí recientemente un comentario – más bien una cita, un aforismo – del señor Peter Diamandis. Nos dice Diamandis que en el futuro lo más importante no será “lo que sabes” sino la “calidad de las preguntas que hacemos”. Es verdad. La tecnología nos está llevando a un mundo donde pronto tendremos asistentes virtuales a nuestra disposición, siempre conectados a la internet: el “JARVIS” de IronMan se hará realidad. Los datos, la información, las noticias, en fin, “todo” estará al alcance de nuestras consultas (posiblemente verbales).

Por qué las preguntas son cruciales

Lo anterior suena traicioneramente genial: fácil y conveniente. Pero el diablo está en los detalles. Y es que el viejo adagio “basura entra, basura sale” aplica como nunca antes en la historia. Porque Google da respuestas pero no hace control de calidad de las búsquedas (más allá de la ortografía). Y esto solo será más y más válido en el futuro cuando tengamos a “JARVIS” con nosotros. A lo que voy es que si la pregunta es ambigua, tendenciosa o simplemente absurda, pues obtendremos una respuesta ambigua, tendenciosa o llanamente absurda. Es por esa razón que la calidad de las preguntas es asunto fundamental. Siendo así las cosas, saltan a la vista dos cuestionamientos adicionales: 1) Qué es una buena pregunta (léase una pregunta de alta calidad) y 2) Cómo se hace una buena pregunta. Veamos de manera resumida ambos puntos.

Qué es una buena pregunta

So riesgo de caer en una redundancia, diremos que… ¡esa sí es una buena pregunta! :o) Pues bien, una pregunta de alta calidad es aquella que nos dirige, nos empuja, nos acerca hacia la respuesta correcta. La pregunta correcta es por sí misma más de la mitad del camino hacia la verdad, hacia los hechos. Las buenas preguntas tienen una serie de características, entre ellas:

  • Es relevante: es decir, tiene que ver directamente con el tema en cuestión.
  • Es clara: las buenas preguntas no son ambiguas, sino que permiten una única interpretación.
  • Es concisa: una pregunta de calidad presenta solo las palabras necesarias para hacer la interrogante… y nada más. Cualquier otra información se omite: brevedad es virtud divina.
  • Tiene un propósito definido: una buena pregunta busca añadir valor. Si la pregunta no persigue una meta válida y congruente con el tema de conversación, probablemente está de más.
  • Es una guía pero no un sesgo: una buena pregunta, como mencionamos anteriormente, impulsa hacia la respuesta, pero no por eso constriñe las ideas.
  • Estimula el pensamiento: las preguntas retóricas, aquellas cuya respuesta es evidente no son las mejores. En la mayoría de los casos, es mejor evitarlas del todo. Se trata de pensar y buscar la verdad.
  • Tienen un solo enfoque: las mejores preguntas nos impelen desde una sola dimensión: el qué, el cuándo, el cómo, el por qué, el para qué, el quién, pero no mezclan dos o más de estos paramétros a menos que sea absolutamente indispensable. Esto permite un enfoque pleno.

Cómo hacer buenas preguntas

La anterior lista de características nos deja en una muy buena posición a la hora de hacer nuestras preguntas. Sin embargo, quisiera agregar que hay otros elementos a considerar. Para hacer una buena pregunta, es necesario considerar el “timing”, el momento en que se realiza: hay preguntas esenciales que mutan en absurdos bajo algunas circunstancias. Asimismo, en qué circunstancias se interroga es importante (por ejemplo, hay que considera el estado emocional del interlocutor y la cantidad de “ruido” en el ambiente). Leer es siempre una buena idea: estimula nuestras mentes y las prepara para pensar.

Y antes de interrogar(se), siempre es buena idea el hacer un repaso de mi posición personal (expectativas, ideología, creencias) sobre el tema en cuestión, para hacer una sanísima autocrítica: ¿mi pregunta está sesgada? (“weighted question“) ¿Aceptaré la respuesta aunque no me guste lo que voy a oír? ¿Desde qué posición estoy partiendo? ¿Qué evidencia, argumentos y supuestos hay detrás de todo esto?

Finalmente, nunca está de más el solicitar un “acuse de recibo” de la pregunta: ¿qué fue lo que se comprendió? ¿hay dudas? ¿estamos claros?

Una brevísima conclusión

En este nuevo siglo, donde cada uno de nosotros se ha convertido en un “medio de comunicación” a través de las redes sociales y donde las opiniones sobran, la calidad de las preguntas – incluyendo las que nos hacemos a nosotros mismos – es fundamental. Aprender a interrogar – y ante todo, a interrogarnos – es un faro de luz que nos orienta hacia el puerto de la verdad. A contrapelo, las “malas preguntas” nos harán presa de sesgos & falacias, mentalidades cerradas y necias ideologías: engañados y auto-engañados, náufragos en un mar de datos.

Y bueno, para cerrar, quizás no me lo están preguntando, pero creo firmemente que el primer paso para todo esto – para mejores preguntas y para una mejor vida en general – es fomentar nuestra humildad. Se vale equivocarse. Está bien ignorar algo. Y se vale preguntar.

Un abrazo,

Fernando


ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL MAS ARRIBA

I recently read a comment – not a comment, more of a quote – by the famous Peter Diamandis. Mr. Diamandis says that “in the future, it will not be about “what you know” but “the quality of the questions you ask” that will be most important”. It is true. Tech is driving us to a world where we will have personal digital assistants all the time with us: the “JARVIS” of IronMan is coming soon. Data, info, news, “everything” will be at our fingertips (to be more exact, waiting for our verbal orders).

Why are questions so crucial

The aforementioned sounds too good to be true. Indeed. The devil is in the details, because the old saying “garbage in, garbage out” will be more relevant than ever. I mean, Google gives you answers but does not performs an analysis or QA of your questions. That is up to us. If the question is ambiguous, biased or plainly absurd then we will get an ambiguous, biased or absurd answer. So that´s why the quality of the questions is cornerstone- Being that the case, two subsequent questions arise: 1) What is a good question y 2) How to make a good question. Let´s briefly explore both points.

What is a good question

Now… that is a good question! :o) Well, a good question is the one that drives, pushes, leans us toward the correct answer. The right question is more than half the way towards the truth, towards the facts. Good questions have a series of characteristics:

  • They are relevant: they are related directly to the topic at hands.
  • They are clear: good questions have no ambiguity, but translate into unique interpretation.
  • They are concise: good questions avoid jargon and unnecessary wording. They present just the right words and nothing else. Brevity is a virtue of the Gods.
  • They are purposeful: good questions seek a goal. Good questions look to add value. If the question is not valid and congruent with to the topic, probably we can dismiss it.
  • Good questions guide, but do not lead: a good question indeed guides us toward the correct answer, but is not a cage imprisoning the respondent.
  • Good questions stimulate thought: rhetorical questions, questions with evident answers are normally not necessary. Questioning is about thinking, analyzing, elaborating , not so much about the obvious.
  • They are unidimensional: the best questions guide us toward a “how”, “why”, “what”, “when”, “who”, “what for”, but do not mix these dimensions. In this way, laser focus is obtained.

How to make good questions

The prior list leaves us in a good position to raise our hands and make our questions. Still, there are a couple points to comment. First of all, we must consider timing when making our questions. Many key questions mutate into aberrations or absurdities when done at the wrong moment. Morever, the context and circumstances are relevant: for example, the emotional condition of the recipient. Reading is always a good idea: it promotes our ability to think, preparing ourselves to generate better questions.

And before asking, It is always a great idea to to a self assessment of my own personal position on the topic at hands: my expectations, my sensibility, my ideology, my beliefs. This self criticism exercise is crucial: am I making a weighted question? Can I handle the truth, even if I dont like it? Where am I coming from about this? What evidence, arguments, assumptions apply?

Finally, it is always a good idea to request a proofing, an acknowledgment of the question: what was the conveyed message? Doubts, comments?

A brief conclusion

In this not-so-new century, where each of us has become a new “communications medium” through social networks and when opinions surge everywhere on every topic, the quality of our questions is fundamental. To learn to ask, and especially to ask ourselves – is a lighthouse that guides us toward the truth. Contrary-wise, the wrong questions will make us prey of biases & fallacies, closed mentalities and stubborn ideologies: we´ll become castaways in an ocean of data.

As an ending: you may not be asking me, but personally, I truly believe that the first step to all of this – and to a better life – is to work in our humility, surrendering our egos. It´s okay to be mistaken. It is okay to ignore. It is okay to ask.

Warm regards,

Fernando

Fuentes/Sources:

https://elearningindustry.com/characteristics-of-a-good-question-7

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Gladiadores, mensajeros y cabezas cortadas / Gladiators, messengers and chopped heads

ACERCA DEL COSTO DE ACEPTAR EL ATAQUE AD HOMINEM / ABOUT THE COST OF ACCEPTING THE AD HOMINEM ATTACK

VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW

Dentro de tres semanas yo estaré recogiendo mis cosechas. Imaginad donde querréis estar y se hará realidad. Manteneos firmes, no os separéis de mi. Si os veis cabalgando solos por verdes prados, el rostro bañado por el sol, que no os cause temor. Estaréis en el Elíseo y ya habréis muerto. ¡Hermanos! ¡Lo que hacemos en la vida tiene su eco en la eternidad!”  Así infunde ánimo el general romano Maximus a la tropa justo antes del combate por Germania en la apertura de la película “Gladiador” (Universal Pictures, 2000). En la escena siguiente, tras una corta y sangrienta batalla decidida por una poderosa carga de caballería (“¡Roma Victoria!”), mueren cientos, miles de bárbaros exterminados por las legiones romanas. Lo triste es que, justo antes de la batalla, Maximus había enviado un heraldo, un mensajero para tratar de negociar un acuerdo de paz con los germanos. Pero bueno, “al diablo este romano”  dijeron aquellos  y al pobre diablo le cortan la testa probablemente sin poder decir “esta boca (y esta cabeza) es mía”. No tuvo chance de presentar la propuesta de pax romana. Aquello fue muerte automática para el desafortunado mensajero. Quizá el ejemplo no sea el mejor pero ciertamente es muy gráfico: una cosa es el mensaje y otra el mensajero. Déjenme tratar de explicarme a continuación.

De lo que estamos hablando es de un tipo particular de engaño… y muchas veces de auto-engaño. Se trata probablemente de la forma más vulgar de jugar sucio, de “embarrealar la cancha”, diríase en dialecto futbolero. Sin embargo, con todo y lo primitivo de esta estafa, es la táctica de moda en este mundo actual, mundo volátil, incierto, complejo y ambiguo (mundo “VUCA” por el acrónimo en inglés). Desde los diputados en mi país hasta Jefes de Estado en Brasilia ó Washington, todos son fanáticos del ataque al mensajero. Porque, si fueramos a creerle a los políticos & líderes actuales, ellos no se equivocan. Nunca. Eso jamás. Si llega una crítica aún con evidencia contundente en mano, la respuesta es casi automática: eso que dicen es más bien una ofensa, una trama, una venganza política y la prueba de ello es que es “Usted” quien lo dice. Sí, “Usted” que es un miserable. ¡Pues claro! No ve que esposa más fea la suya, por supuesto que me envidia y por eso dice que se quema el Amazonas y yo no hago nada. Usted es el malo, porque solo publica “Fake News”, porque yo equivocarme… ¡Jamás! ¿Cómo va a ser eso cierto? Hablemos mejor de Usted, porque Usted es una pésima actriz, eso es lo que es Usted. ¿Incongruente yo? Eso lo dice porque usted es un cómico sin gracia, un perdedor. Y Usted, Ud. es un periodista amargado. ¿No ve que Ud. es un loco socialista? ¿No ve que Ud. es un progresista pervertido? ¿No ve que Ud. es un conservador hipócrita? ¿No ve que Ud. es un afeminado… o que Usted es esto o lo otro? Caramba que está de moda. Hasta a mi me ha pasado: hay gente que ha tratado de desvirtuar una opinión argumentada de quien suscribe esta nota solo por mi profesión, por mi estilo al escribir o incluive por ser calvo. Se lo digo en serio, a esos (des)copetudos extremos llegamos.

Me pregunto si nota Ud. la trampa escondida en este tipo de respuesta. Creo que sí. Se trata de “ensuciar” el mensaje, de distraer a la audiencia sobre la evidencia presentada, de debilitar el argumento “cortándole la cabeza” al mensajero. Pero “no comamos cuentos”: por todos los cielos, no nos dejemos engañar. Nos va la vida en ello. Porque… ¿qué importa quién lo está diciendo si lo que se está diciendo es válido? Lo malo es malo aunque lo haga mi amigo (o mi candidato o partido político o referente o familiar o lo que sea). Y por supuesto que lo bueno es bueno aunque venga de mi enemigo (o rival, adversario, crítico o lo que fuere). Si se trata de críticas, enfoquémonos primero en el mensaje y el mensaje nada más. A ver: ¿Hay un argumento sólido, es razonable lo que se está diciendo? ¿Hay evidencia? ¿Hay algún ejemplo o precedente? Si es así, pues el nombre del mensajero pasa a un clarísimo segundo plano – engañarse a uno mismo al atacar al emisor implica un precio. Ese precio puede pagarse en héctareas de Amazonia quemada. Quizás se convierta en un escándalo por un “huracán rebelde”. O en una disminuida libertad de prensa. Ese auto-engaño puede costarnos mayor corrupción, o una afectación económica o la degradación misma del Estado de Derecho. Quizás el precio a pagar sea simplemente el convertirse en una marioneta de los mentirosos: un incauto, un idiota que sigue ciegamente a sus “líderes” sea lo que sea que estos hagan o digan.

En el caso de los bárbaros de Germania, pagaron con sus propias vidas. Mejor sigamos el ejemplo de Maximus Decimus Meridius, Comandante de las Ejércitos del Norte, General de las Legiones Fénix, fiel servidor del verdadero Emperador Marco Aurelio. Como diría el Gladiador (quien a su vez cita a Cicerón): “A veces hago lo que deseo hacer. El resto del tiempo hago lo que debo”. Palabras dignas de Marco Aurelio. Que sea entonces más el tiempo que dedicamos a lo segundo.

Hasta la próxima, “SPQR”.

Fernando


ENGLISH VERSION / VERSIÓN EN ESPAÑOL ARRIBA

Hold the line! Stay with me! If you find yourself alone, riding in the green fields with the sun on your face, do not be troubled. For you are in Elysium, and you’re already dead! Brothers, what we do in life… echoes in eternity.” Those are the glorious words used by the Roman commander Maximus to motivate the troops just before the last fight for Germania in the opening scene for the movie “Gladiator” (Universal Pictures, 2000). Next scene, after a short and bloody battle decided by an overwhelming cavalry charge (“Roma Victoria!”), hundreds, thousands of barbarians die, exterminated by the Roman legions. The saddest thing is that just moments before the battle, a herald, a messenger was sent by the General pursuing a peace treaty. But oh well, “chop that bastard´s head” said the barbarians and the messenger couldn´t possibly say a word. Not even the chance to present the pax romana deal terms. Kill the messenger! Perhaps this is not the best example to introduce this article but it is certainly very graphical: one thing is the message and quite a different one is the messenger. Let me try to explain in the following lines.

We are talking about a very specific type of deceit… and many, many times of SELF-deceit. It is probably the most ancient & grotesque way of playing a trick on an adversary. Nonetheless, in spite of all the aforementioned, it is the in-vogue tactic within our volatile, uncertain, complex and ambiguous world (VUCA world). It is used from Washington to Brasilia, from Moscow to Istambul: nowadays many powerful leaders are fans of shooting the messenger. Why do I state this? Because, if we were to believe nowadays politicians and leads, they never make a mistake or tell a lie. Never. That is an impossibility. If critics come – even with solid evidence – the answer is automatic: that is a lie, a political scheme, a treat. And the proof of it is that is is “You” the one with this message. Yes… “You”, and “You” are a bastard. Can´t you see how ugly is your wife? Of course you are saying that the Amazonia is on fire and Im doing nothing: you are envious of my beautiful lady. You… you are the bad guy. You are the one who publishes “Fake News”, since it is impossible for me to have an error. Not in a hundred years! Lets better talk about you because you are a terrible actor. And BTW, you have the worst ratings. Incongruity from my end? You say that because You are a failed comedian, a looser. You, you are a bitter journalist. And You, you are a crazy socialist. You, you are a pervert progressive. And You, oh well, you are a hypocritical conservative. And the other one, well that is an unmanly fool. Alas! This thing is indeed on trend. Even I have been attacked. There has been occasions when people try to erode an opinion by this author because of my profession, my nationality, my literary style or even because of being bald. Im serious: to these (un)hairy extremes we have arrived…

I wonder if you can see the trick hidden within this type of an answer. I believe you do. Behold. It is all about “messing up” the message. It is about distracting the audience about the evidence. It´s a vain attempt to weaken the argument by damaging the messenger. But let´s not allow anyone fool us. Our future and the future of our children is in stake here. I ask: is it really important to debate on the “who says so” if the message itself is valid? What is bad is bad regardless it comes from my friend (or peer, or kin, or candidate, or political party). And of course, what is good is good regardless it comes from my enemy (or adversary, or critic or whomever). Thus, if it is a critic, lets focus first on the message and the message only. For example, let´s ask: is there a solid argument here? Is it reasonable? Is there evidence? Any examples provided or a historical trend? Being that the case, then the name of the messenger should be put in a clear second stage. The price of fooling ourselves and attacking the messenger is costly. The price could be paid in square miles of burned Amazon jungle. Perhaps it translates into a “rebel hurricane”. Or in a diminished press liberty index. This deceit can cost our society a higher corruption or even the degradation of the State of Law concept. Perhaps the price to pay is just the fact of becoming a puppet for the masters of lies: fools that meekly follows his/her “leaders”, regardless any actions or statements from them.

In the case of the barbarians who populated Germania, the cost was paid with their own lives. Thus, lets always separate the concepts of message and messenger. Lets better follow the example of Maximus Decimus Meridius, commander of the Armies of the North, General of the Felix Legions and loyal servant to the true emperor, Marcus Aurelius. As the Gladiator would say (quoting Cicero, BTW) “Sometimes I do what I want to. The rest of the time – I do what I have to“. Words worthy of Marcus Aurelius himself. Let´s devote more time to what we have to do.

See you soon, “SPQR”.

Fernando

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Simplezas para simplones

“Caras vemos, corazones no sabemos”

Un buen mentiroso sabe que la mentira más efectiva es siempre una verdad a la que se le ha sustraído una pieza clave. – Carlos Ruiz Zafón

“Miente y miente que algo queda” decía un supervillano de la vida real, Herr Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania nazi. En este artículo construimos sobre sus oscuras ideas para alertar sobre su terrible vigencia. Tal vez deberíamos actualizar un “poquitín” la frase para nuestro siglo XXI. La versión 2019 sería algo así como “Más y más simple porque solo así escuchan” o tal vez “Sencillo porque es para simplones”. Quizás “Meme y meme que algo queda”. Algo por el estilo. El punto es que nunca como en nuestro tiempo se ha enmascarado tanto la mentira disfrazándola a través de la sobre-simplificación y su pariente cercana, la generalización. Los villanos actuales llevan estos “camuflajes” a niveles francamente absurdos más la ironía es que la efectividad del engaño es proporcional a lo grosero del “argumento”. Veamos esto en detalle a continuación.

MIÉNTEME… COMO SIEMPRE

Hemos insistido con anterioridad en el peligro de las generalizaciones. No hay nada que sepulte más rápidamente una conversación que la estigmatización del otro a través de una “etiqueta”. Nos referimos al uso de términos “descalificatorios” utilizados para denigrar al interlocutor. Por ejemplo, el mal uso del término republicano, demócrata, progresista, conservador, comunista, liberal, ateo, etc. La conversación muere en las primeras de cambio porque la retroalimentación se convierte en un ataque ad hominem disfrazado de clasificación objetiva. Por ejemplo, si una persona “X” intenta explicar la importancia del control de la natalidad y su interlocutor “Y” lo interrumpe para declararlo un “progresista pervertido” pues adiós al diálogo. En este ejemplo, una barrera ideológica infranqueable impulsa a la segunda persona desde una posición defensiva a un ataque directo en cuestión de instantes: imposible el intercambio de ideas.

Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso. – Alfred Adler

Hablando de etiquetas y generalizaciones, ya son de antología los lamentables ejemplos a cargo del actual Jefe de Estado estadounidense. Llamar a los inmigrantes mexicanos “violadores, gánsteres y delincuentes“, los comentarios machistas y chauvinistas, la calificación de naciones enteras como “pozos de porquería“, el matonismo. el cinismo y el uso de apodos ofensivos para con sus rivales políticos y cualquiera otro que le critique son parte de las “lindezas” en el menú. Lo curioso es que políticamente hablando estas atrocidades son las que le son más rentables. ¿Por qué? Bueno, hay múltiples razones pero creo que una causa fundamental es que el mensaje está perfectamente ajustado al gusto de la audiencia destinataria del mismo. Decir que los problemas de la economía norteamericana se reducen a que “los inmigrantes se están llevando nuestros trabajos” es, por decir lo menos, una generalización malintencionada más el mensaje es deliciosamente simple. Es como una barra de chocolate: no ayuda con tu desnutrición y tu salud pero esa bomba de sal con azúcar y químicos genera una satisfacción pueril e instantánea. Pura cortisona: demasido fácil, demasiado sencillo, demasiado tentador. No hay que interpretar nada, lo entiende cualquiera, no exige esfuerzo, análisis ni información. Un aullido de lobo invocando al animal que todos llevamos dentro. Si fuera boxeo, el anunciador cantaría: “En esta esquina, con 250 libras y blandiendo su amenazante cuenta de Twitter, la mismísima encarnación de la mercadotecnia vendiendo absurdos a través de argumentos mentirosos pero pegadizos como éxitos “pop”. En esta otra esquina, con 3.3 libras, sesgos mentales y una tendencia evolutiva ancestral a evitar reconsiderar sus juicios aún ante evidencia plena y contundente… el cerebro humano“. Resultado de la pelea: knockout técnico en el primer asalto. Bajo esta luz, el “matrimonio” que hacen muchas personas entre la religión y la política no es solo comprensible sino esperable. Es demasiado sencillo, demasiado fácil y tentador el poner ambas cosas bajo el mismo “manto sagrado” vendido por pastores metidos a político (o políticos metidos a pastor, para el caso es lo mismo). La persona resuelve dos problemas en uno y sale con la conciencia tranquila porque el candidato viene “en nombre de Dios”. Sí, una especie de “congruencia divina a la carta” (aunque el menu lo entregue el propio candidato, aquello de Juez y Parte parece no importar en estos casos).

LA PARTE POR EL TODO

La escogencia de candidatos por su postura ante un elemento puntual pero sensible al individuo es otro ejemplo de “generalización mentirosa”, como el escoger al candidato por su postura ante, p.ej. el aborto (o al menos por sus declaraciones oficiales sobre el mismo). El ciudadano cae bajo el hechizo del “efecto halo” y pondera al político únicamente por sus proclamas sobre ese tema puntual – todo un “proxy” en lenguaje técnico. Todo lo demás desaparece ante sus ojos como por encanto. Tenemos entonces a personas que escogen al candidato idóneo para la Presidencia por sus declaraciones – lo que él ó ella dice – sobre, digamos, el matrimonio igualitario… ¡y nada más! La formación profesional del candidato, su experiencia, su equipo de trabajo, su plan de gobierno, su carácter, sus declaraciones sobre otros temas, su comportamiento personal, su propuesta económica, el historial del partido político que lo acompaña, sus finanzas… todo lo demás se hace irrelevante. Otra mentira disfrazada de generalización.



MEJOR “A LO MARVEL”

En esta sociedad actual donde las éxitos de taquilla son las películas de superhéroes, el ciudadano promedio parece no estar dispuesto a aceptar que puede haber más de un motivo, que hay grados, matices, fases y etapas, relaciones complejas, victorias que saben a derrota, derrotas que construyen victorias, procesos, acuerdos bajo la mesa, engaños y segundas intenciones. Es más fácil identificar el villano cuando lleva cuernos y asociar al héroe con aquel que lleva capa y trae los calzoncillos por fuera. Son aún menos los que están dispuestos a escuchar y aceptar que quizás no todo sea culpa del gobierno o del Presidente de turno o inclusive del Estado. Porque la autocrítica es dura. “Quizás no debí abandonar los estudios o faltar al trabajo aquel. Quizás debí esforzarme más. Quizás no debí ensuciar mi hoja criminal. Quizás debería aprender otro idioma. Quizás mi país no está aislado del mundo: ¿pasará algo allá afuera que esté afectándonos por acá? Quizás, quizás, quizás…

Siempre es más fácil cuando alguien más nos trata como a niños y echa las culpas a un tercero etiquetándolo como “el malo”. Si no estamos dispuestos a leer, al análisis y a pensar seremos entonces un festín de simplones para regocijo del lado oscuro del mercadeo, de las “fake news”, de los memes, de las verdades a medias y las mentiras completas. Sí, carne de cañón para oscuras esferas que devoran cerebros tiernos y casi sin estrenar mientras masticamos unas “encantadoras” papitas fritas… ¿alguien con ketchup, por favor?

Fernando

Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga. – Denis Diderot


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“Whatsappito, Whatsappito, que habitas en mi cel, dime con qué alimento mi odio, desde que revisé ayer”

Aparentemente habrá que añadir un nuevo grupo de Libros Sagrados a la Biblia: las “Epístolas Zuckerbérgicas”, pues si algo nos llega por Facebook, Instagram o Whatsapp entonces automáticamente es Sagrada Verdad.  Veo una sonrisa disimulada: como chiste, hasta alguna gracia tendrá, pero en el fondo es un asunto muy serio. Nos estamos convirtiendo en incautos digitales capaces de admitir cualquier estupidez con tal de que llegue a nosotros a través de un conocido, por medio de Whatsapp.

El ejemplo más reciente es doloroso. Es difícil de creer y de aceptar pero el Ministro de Educación fue removido del puesto a punta de mentiras. Sí, de mentiras. Porque es mentira que exista alguna actividad en el calendario del MEP para celebrar el orgullo gay y es una flagrante mentira que los drones para los colegios técnicos agropecuarios sean sistemas de espionaje ”a lo 007”. Es mentira que los baños neutros sean antros de libertinaje (de hecho, todos tenemos un baño neutro en la casa… a menos que el arquitecto le instalara dos inodoros juntos). Lo curioso del caso es que cualquiera de estas cosas puede ser comprobada rápidamente buscando en internet. Sin embargo, un venenoso coctel de pereza, credulidad y comportamiento de manada nos hace incapaces de detenernos un momento y hacernos preguntas obvias, preguntas naturales, preguntas lógicas y evidentes. Por ejemplo: ¿Cómo sabe esto la persona que me lo envía – cuál es su fuente? ¿Qué dicen los diarios, los telenoticieros, los programas de opinión en la radio al respecto? ¿Algun analista o periodista reconocido ha denunciado este asunto? ¿Algún Diputado, la Contraloría, la Fiscalía? ¿Qué dice la página del Ministerio o de la entidad a la cual ataca el mensaje? ¿Podrá tener algún interés en particular la persona que comparte “esto” para atacar así? De repente el mensaje pasa la prueba y resulta ser verdad, pero aceptarlo así como así es muy peligroso. No hace mucho Edgar M. Welch condujo seis horas desde su casa para luego entrar y disparar en la pizzeria “Comet Ping Pong” en Washington DC. ¿Por qué? Bueno, el caballero en cuestión había leído “noticias” en Facebook y Twitter donde se aseguraba que en ese lugar operaba una organización mafiosa que explotaba sexualmente a niños y era dirigida por… Hillary Clinton. Dichosamente, la policía actuó rápidamente y nadie salió herido, capturando al crédulo de Mr. Welch con su rifle de asalto AR-15.

La lección es evidente, pero vamos a dejarla por escrito: si el mensaje llega por redes sociales, no hay que creerlo sin antes investigar. Esto es especialmente válido cuando el mensaje “suena bien”, o sea, cuando refuerza lo que yo ya creo saber. Es muy probable que simplemente me estén manipulando. Me están “endulzando” el oído, diciendome precisamente lo que quiero escuchar: el Gobierno hizo tal cosa, el Ministro es un tal por cual, los “Progresistas” están cambiando aquello, los “Conservadores” hicieron tal y tal barbaridad.  Dice el refrán que uno no ve el mundo como es, sino como quiere verlo. Nunca ha sido esto más cierto que ahora, porque su Whatsapp y su Facebook, amigo lector, son un espejo de quien Usted es. Están diseñados para eso, para que Usted los revise todos los días, a cada instante, mostrándole solo lo que Usted quiere ver. Son una “chupeta digital”, son su burbuja privada, su mundo, su perspectiva, su visión, un sistema que refuerza incesantemente sus creencias y posturas. Más aún, esos mensajes le son compartidos probablemente por gente que piensa igual que Usted… lo que nos hace olvidar que hay miles de millones de otras personas en este mundo, muy diferentes a Usted y yo. Ahora bien: ¿Qué clase de reflejo devuelve ese espejo? ¿Hay odio, burla, rencor? ¿Tolerancia, positivismo, esperanza? Cuidado porque Usted es precisamente “eso”. Los analistas indican que luego de 70 likes, Facebook lo conoce a Usted mejor que su propia madre. Grave reflexión será.

Finalicemos con un cuento: “Con ojos desorbitados, la malvada bruja preguntó: “Whatsappito, Whatsappito, que habitas en mi cel, dime con qué alimento mi odio, desde que revisé ayer”. Y el espejo respondió: “Sí mi amo, a sus ordenes responderé, mire cuanta basura y rencor recolecté para Usted”.

Cuidemos ese reflejo, amigos. Cuidemoslo.

Fernando

Fuentes:

La política como culto… ¿satánico?

“La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés” – Antonio Machado.

“Si Jesucristo se baja de la cruz y me dice que Trump está con Rusia, le diría, espera un segundo, necesito consultar con el Presidente si es verdad. Así es como me siento de confiado con el Presidente.” Esa lapidaria frase – expresada por un devoto seguidor de Donald J. Trump, véase video más abajo – resume a cabalidad el meollo de este artículo. Porque estamos hablando de un tema reincidente en esta columna porque es un tema mayúsculo, uno de los que pueden definir el futuro de nuestra especia humana. Estamos hablando de la capacidad de dudar, de pensar. Veamos.

La duda es uno de los nombres de la inteligencia.” – Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

Aprovechemos el ejemplo: cuando el ciudadano arriba citado dice que para creer que el político de su elección hizo algo malo pues entonces necesitaría oírlo de boca del propio político, entonces se ha tocado fondo (para rematar, aunque admitiera el Presidente la falta, seguramente lo perdonaría ad portas). Esa persona ya no distingue su persona de la de Mr. Trump. En su cabeza, son uno y el mismo: el mensaje ha calado: “lobotomía a la Fox”. Más aún, la mera idea de analizar al POTUS, de cuestionarlo, de escuchar una crítica le aterra como si se asomara ante un abismo. Eso sería más que traición, sería vacío existencial, desolación, hecatombe. Lo dejaría una vez más solo, sin norte en esta vida: ya no sería más parte del “club”, no lo confortarían las palabras que le dicen que las cosas nunca estuvieron mejor que ahora, que ahora sí es rico, que tenemos yates, que ahora todo está bien…  Es un adicto a  la sacrosanta e incuestionable palabra del caballero en cuestión.

Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas.” – René Descartes (1596-1650) Filósofo y matemático francés.

Este es precisamente el escenario de la angustiante novela “1984” por George Orwell: una distopía tiránica en la cual la “verdad” es lo que dice el gobierno y nada más (aunque se contradiga una y otra y otra y otra vez). Cuando como personas perdemos, o por mejor decir , cuando entregamos nuestra soberana capacidad de pensar, de criticar, de evaluar y rebatir a nuestros líderes (sean estos políticos, religiosos, laborales o dirigentes de cualquier área), pues apague y vámonos. Nos convertimos en borregos, en ovejas, en idiotas que mueven la cabeza en un eterno sí cual esos muñequitos que se pegan al “dash” del auto. Y ya sabemos lo que le ocurre a los corderos. Venderle el alma a un político, a un partido, a un religioso o a quien fuere es terriblemente peligroso. Pregúntele a la generación alemana que vivió los estragos de la II Guerra Mundial. A los japoneses de ese mismo período. A los chinos con Mao. A los rusos con Stalin y el gulag. A los norcoreanos. Pregúntele a la Europa medieval asolada por la Santa Inquisición. A los nicaraguenses ahora que quieren derrocar a Ortega; o a los venezolanos. Nadie debe estar exento del escrutinio y el cuestionamiento. No porque sean culpables hasta demostrar lo contrario, sino porque si existe duda basada en una sospecha razonable – con un sustrato legal y evidencia válida – pues entonces hay que investigar y que vengan las consecuencias del caso, sean las que fueren. Lo contrario es emitir una visa de facto para que el político, el religioso, el líder en general haga lo que le venga en gana. Ya la historia nos ha enseñado lo que ocurre cuando sellamos ese pasaporte: es el acantilado cuando la política se convierte en culto, en religión. Y los cultos no se cuestionan: se convierten en asunto de “fe”, de fieles y de apóstatas, de creyentes contra blasfemos. Pero la verdad es que el poder corrompe. Solo el escrutinio público – empezando por una prensa libre y valiente – mantiene a raya la corrupción.

Sugiero que para esta época nuestra, los hechos hay que juzgarlos primeramente con un nivel de análisis puntual y con total independencia de los actores. El hecho como tal y nada más: lo bueno es bueno así venga de mi enemigo y lo malo es malo así venga de mi amigo. Sí, así no más: ver fuentes, evidencias, posturas, declaraciones. Los hechos y ya. A partir de ahí, podemos tirar líneas y evaluar el comportamiento promedio de tal o cual personaje. Posiblemente luego podemos inferir tendencias e inclinaciones que nos lleven a un apego ideológico de nuestra parte, pero antes tenemos que pensar y llamar a las cosas por su nombre. No hace falta que se baje nadie de ninguna cruz si antes, por nuestros medios y como es nuestra responsabilidad ciudadana, detuvimos como pueblos a los tiranos: ¡a dudar se ha dicho!

Saludos amigos,

Fer

“Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas.” – Sir Francis Bacon,  (1561-1626) Filósofo y estadista británico.

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