Foto: Catedral de los Monos / Photo: Cathedral of the Apes
ESPAÑOL (ENGLISH TEXT BELOW): tomé esta fotografía, de la cual les comparto abajo dos versiones adicionales editadas digitalmente, durante un reciente “escape” a uno de los tantos y tantos fantásticos lugares a visitar en mi país. Las impresionantes dimensiones del árbol, la planta que lo acompaña en su caminata al cielo, la jungla como telón de fondo… todo me hizo pensar, evocándome una especie de iglesia, de catedral verde para un tipo más natural de culto… uno mucho pero mucho más antiguo, sabio y profundo que cualquiera seguido por nuestra especie.
Fernando
ENGLISH: this photo, for which I share two additional digitally-edited versions, was shot during a recent “escape” to one of the utterly fantastic spots to visit in my homeland. The sheer, massive size of the tree, the plants that partner with it in the journey to the skies, the entire jungle context… all of it made me think, wondering about some sort of a church, of a green cathedral for a more natural type of cult… one that is much, much more ancient & wise than any followed by us as a species.
Fernando
Gracias, Diego.
“Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha.” – Diego Armando Maradona
Te voy a contar algo, Diego. Primero que todo, debo confesarte que no soy argentino, soy tico, bueno, costarricense para usar un término que entenderás mejor, por lo que debería estar más bien molesto contigo: no estuvo bien eso que dijiste de la “Sele” en el 2016. Así que ya ves, no solo nos separa la nacionalidad, sino que nos hiciste seria afrenta. Pero bueno, cosa pasada; disculpa aceptada. Porque lo que quiero de verdad decirte es una sencilla palabra, una sola. Hay tantas y tantas otras que podrían decirse, pero quiero resumirlo en una sola. Porque… cuando yo era solo un niño, solo un “pibe” dirías, me enseñaste a vibrar de verdad con el deporte. Me enseñaste que lo más terrenal (patear un balón) se vuelve divino cuando el alma y el talento se juntan con la pasión. Tendría yo quizás unos diez años. Aún puedo recordarlo. Mis ojos simplemente no podían creerlo… ¿cómo podía alguien hacer eso con una pelota? ¿Era posible que nadie pudiera detenerlo? ¿Existían de verdad los héroes? ¿Era así como luchaba Aquiles? ¿Era así que derribaba gigantes Hércules? ¿Era posible hacer eso? Aún me estremezco al recordar…
Me enseñaste también que se besa el escudo de la patria y que hay luchas que trascienden lo “mío” en función de lo “nuestro”. Me enseñaste que a veces hay que gritarle al mundo de frente, como tú lo hiciste a través de aquella cámara. Me enseñaste que la rebeldía y el genio pueden convivir… y muchas veces son dos caras de la misma moneda. Me enseñaste a llorar de emoción.
Y te cuento algo más: tus millares de detractores, esos que se la han pasado antes y ahora señalando tus faltas y errores, esos son los que te brindan el último y mayor homenaje. Esa gente que tanto se empecina en mostrar tus constantes cuitas, tus yerros y torpezas, esos solo realzan el nivel de tu grandeza. Porque Diego, como te cantan aún en Nápoles, tu segunda patria, vos sí que eras uno de los nuestros. Boquiflojo, vicioso, mujeriego. Bohemio, embustero, andariego. Indolente, inconsecuente, impulsivo. Pasional, fogoso, satírico. Humano a carta cabal, con un menú de falencias y trastadas para llenar varias vidas. Y a pesar de todo eso, Diego, fuiste quien eras y te vas el que sos. Como dicen por tu amada patria, te “bancaste” tus errores, cometidos ante los ojos del mundo en tu calidad de figura pública universal. Porque… ¡qué fácil es juzgar! ¿Por qué estamos siempre tan prestos para el odio y el rencor? Qué fácil es esconderse detrás de un teclado, en la fetidez convulsa de una red social, en un meme o en la sorna del chiste de cantina. Esos agudos críticos, cristianos solo de título, ellos tienen el lujo de la privacidad y el anonimato. Tu lado oscuro estaba completamente expuesto, tus errores eran noticia. Aquí seguimos nosotros, pusilánimes, escondiendo día a día los nuestros. Diego, tu nunca pudiste ser normal: desde que eras un adolescente, nunca tuviste derecho siquiera a un café sin el acoso feroz de periodistas, paparazzis y fanáticos. Saltaste en un instante de la más abyecta pobreza a la fama y el dinero. Al menos yo, sinceramente, no lo hubiera hecho mejor. No te juzgo. Inclusive, me conduele esa faceta de tu vida. En fin, Diego amigo, no te apures: esos cobardes, su odio y sus sornas se irán apagando poco a poco, para verdades el tiempo. Tu recuerdo en la cancha, ese es eterno.
Caramba, cuantos amagues he hecho y aún no te lo he dicho, una vez más me has inspirado en la gambeta. Mejor lo hago ahora antes que vuelva a olvidarlo, porque la emoción es fuerte. Quería simplemente decirte algo. Y es que eres la encarnación más humana de los cuentos de hadas, la mixtura del pantano y del Olimpo, lo que todos llevamos por dentro. Hay un viejísimo video de tu infancia – te están entrevistando, la historia no miente – lo dijiste, Diego, y eras solo un “cebollita”. Dijiste: “Mis sueños son dos. Mi primer sueño es jugar en el Mundial. Mi segundo sueño es salir campeón”. Diego, eres un privilegiado, alguien que cumplió su mayor deseo, ese sueño eterno de la infancia que no se le cumple al resto de los mortales. Y a través de tu proeza, nos hiciste campeones a todos contigo. Todos los que te vimos jugar alzamos contigo la anhelada Copa.
Bueno, esa fue la última finta – aquí va ya el zurdazo final: por todo eso y más, yo quería simplemente decirte “gracias”, Diego.
Chau.
Fernando
Photo by Jack Hunter on Unsplash
Y sin embargo, se mueve.
1611. Florencia. Las autoridades eclesiásticas de la época – obispos, prelados y cardenales – se niegan obstinadamente a observar los cielos con el nuevo telescopio construido por Galileo Galiei. Se entiende tal cosa como una tentación del maligno, pues podrían observar con sus propios ojos algo que contradice los cánones de la época… ¡la Tierra no es el centro del Universo! ¡Sacrilegio!
1636. Ámsterdam. Estalla la así llamada “burbuja de los tulipanes”. Durante los meses anteriores, el precio de estas flores creció artificialmente en el mercado hasta niveles absurdos, dándose casos en los cuales hubo personas dispuestas a intercambiar casas y propiedades a cambio de unos cuantas tulipanes. La “fiebre” terminó en un violento estallido financiero, dejando a cientos con solo unos pétalos en la mano. Es quizás el caso más florido de burbuja financiera de la historia.
1882. Londres. Arrecia todo un carnaval de parodias, ataques y burlas en contra de Darwin y su teoría de la evolución. Los argumentos y evidencias presentados con la teoría son descartados ad portas.
1925. Tennessee. Se desarrolla el juicio asociada al “Acta Butler”: grupos fundamentalistas rechazan de nuevo la evolución y argumentan, entre otras cosas, que los fósiles no demuestran la evolución de las especies a cabalidad, y en algunos casos, que son creaciones del demonio, engaños destinados a confundir al hombre y destruir su fe. El debate continúa aún… a pesar de la evidencia científica que comprueba con hechos los millones de años de edad de la Tierra, el “cálculo bíblico” es lo único válido para tales grupos.
2002. Nueva York. La burbuja financiera asociada a las acciones de las empresas “.com” estalla, llevando a la quiebra a miles. El pensamiento de la época asociaba un valor extraordinario a cualquier empresa, siempre y cuando tuviera una presencia en internet, especialmente representada por nombres – “dominios” en el argot de la industria – terminados en “.com”.
2016. Miami. A pesar de que el calentamiento global aumenta año a año el nivel de los océanos y el embate de los huracanes y tormentas se intensifica en cantidad e intensidad, la mayoría de los electores lo ignora o se ciega ante la evidencia y opta por un candidato que niega a cabalidad los hechos… en una ciudad costera en plena ruta de los ciclones tropicales.
2017. San Francisco, California. El millonario e inventor Elon Musk pregunta a la “Flat Earth Society” a través de Twitter por qué no existe una sociedad semejante para el planeta Marte. La mencionada organización responde que, “a diferencia de la Tierra, Marte ha sido observado y es un planeta redondo”.
Noviembre 2020. New York. Una multitud se aglomera en torno a los estudios de la cadena conservadora FOX, protestando por los resultados desplegados sobre la elección presidencial en ese país, sintiéndose casi “traicionados” por un medio en el cual “confiaban”.
Noviembre 2020. Escazú. Como ya están “aburridos” de la pandemia y con la creencia de que “a mí no me va a pasar”, jóvenes y nos tan jóvenes comienzan a aglomerarse en bares y fiestas privadas, desencadenando nuevos focos de infección que terminan cobrando trágicamente centenares de vidas en sus grupos familiares.
Los anteriores son solo algunas muestras de la increíble capacidad del ser humano de auto-engañarse. Son ejemplos de “pensamiento mágico”, instancias en donde abandonamos – con mayor o menor grado de conciencia – los dictados de la lógica y la razón. Mandan entonces las emociones, las cuales son muy útiles para una noche de amigos o para el disfrute en pareja, pero son pésimas consejeras para tomar decisiones financieras, adoptar posturas políticas o llegar a conclusiones científicas. Curiosamente, en la mayoría de los casos, en nuestro fuero interno sabemos que hay algo incorrecto en nuestra decisión, que los números no “cierran”, que algo “huele mal”; más nos hacemos de la vista gorda. Entonces, de la mano de la euforia, de la cólera o de los dictados de la manada a la cual pertenecemos, saltamos alegremente al vacío…
Por supuesto, el problema es que toda decisión conlleva consecuencias, ya sean buenas o malas. Y cuando nos engañamos a nosotros mismos sobrevienen las quiebras, las estafas, las trabas y en temas como el cambio climático, riesgos a escala planetaria. Lamentablemente y parafraseando a cierto personaje, si de algo se puede estar seguro es de la infinita estupidez del ser humano.
Ahora bien, nadie está exento de cometer un error y ser arrastrado por las emociones, por lo cual es valioso también recordar que entre más importante es una decisión, más reflexión debería dársele. Se vale también admitir con humildad los errores cometidos a la luz de nueva información. Hay que tomar un respiro, hay que ver la evidencia, sopesar las fuentes, balancear los pros y los contras, revisar los números “duros”. Y es que, amable lector, aunque no me guste lo que estoy viendo, al final la realidad terminará siempre estallándome en la cara. Con humildad y sopesando los hechos llegaremos a mejor puerto. No se trata de lo que me “gusta” o de lo que “acepto” – se trata de lo que ES. O en palabras de cierto italiano adicto a escudriñar los cielos nocturnos de Florencia, “Y sin embargo, se mueve…”.
Hasta la próxima.
Fernando
Foto: Naturaleza (no tan) Muerta / Photo: (Almost) Still Nature
ESPAÑOL: la foto original y una versión con filtro digital. ¡Disfruten!
ENGLISH: original shot and a digitally edited version. Enjoy!
Pick up that phone!
“The medium is the message.” – Marshall McLuhan
In days to come, 2020 will be referred not only as the COVID pandemic year, but as the Work-From-Home super-spreader. Globally, jobs not requiring our presence at a physical office are running from our homes, with all the pros & cons that this externally imposed statute implies. In this post, I dare to share the simplest yet most underrated productivity tip for these convoluted times, which is (drums rumble) … pick up the phone! Please don´t tell me you don´t have a physical handset; that is not the point. What we are saying is that we need to bear in mind, carved in letters of gold, that a voice call expedites almost any back-office process you can think about. Yes, I am not talking about fixing a meeting (enough we have, don´t we?) or an unproductive status checkpoint, this is about the old-fashioned 1:1 call – just you and the other stakeholder. For heaven´s sake, don´t email if urgent – pick up the phone and call “John”. And if you have not interacted in a time, if deemed appropriate, ask “Mary” about the family & friends – let´s keep a healthy “layer 8” (human) network functioning: times have shifted, but relationships are still (and perhaps) more important than ever.
On a related line of thought, turning on the camera during meetings and calls is mostly a good idea. Not only it conveys humanism, but it forces you to be “there” and to prepare for the meeting or call. This preparation also implies taking an early shower, dressing appropriately, shaving, make-up being the case, etc. Yes, we are physical beings and taking a shower is part of the daily personal boosters routines. If “cameras on” is what is needed for that to happen, so be it.
In conclusion, we should all develop a sixth-sense, just not for seeing dead people, but for detecting “zombie” email threads (“The Walking Mail?”). We are becoming more and more afraid to pick up the phone and call a co-worker, a customer or a supplier. Think about it: why the hesitation? It’s just a business call – talking to a peer or liaison. What is all this anxiety about? What are we afraid of? COVID cannot spread through the lines but apparently we kind of assume so. We are confusing physical social distancing with self-inflicted isolation. This is a bad thing for the industry, for the business, for our relationships, and for ourselves… and the fix is easy: pick up the phone!
Enough said, this is the end of the post. Let me hear any comments, thus, just give me a call :o)
Fernando
Disciplina / Discipline
“El objeto de la disciplina es fomentar la libertad.” Henry Miller
VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
Sin darle muchos rodeos al asunto, quiero que conversemos hoy sobre (¿cómo adivinaste?) la disciplina. Curiosamente, si le da Usted una ojeada a lo que el diccionario nos expone sobre su significado, posiblemente no sea lo que Usted y yo teníamos en mente (click aquí, definición DRAE). Porque cuando hablamos de disciplina, nos referimos normalmente (al menos así lo entiende quien les escribe) a esa capacidad de auto-gestionarnos, de seguir una serie de reglas y lineamientos auto-establecidos. Algo así como de meternos en cintura y apegarnos estrictamente a lo decidido. Supongo que se puede deducir algo por el estilo al rejuntar las diferentes acepciones del DRAE, pero por lo menos a mí me parece que no está explícitamente así explicado. En fin…
Más allá de vanos revoloteos dizque conceptuales, quería compartirles una conclusión a la que llegué en estos tiempos tan convulsos que vivimos. Una conclusión derivada, fundamentalmente, de las cuitas y luchas personales… pero que viene también alimentada por el contexto local, nacional y mundial. Una conclusión evidente que podrá pasar por boba… pero no por eso es menos cierta e importante. Y es que a Usted – y a mí primero que todos – nos falta disciplina. Sí señor, sí señora. Nos falta mucha pero muchísima disciplina. Escúcheme. Nos falta la capacidad de imponernos metas, rutinas y reglas. Pero sobre todo, nos falta el coraje y la disciplina de cumplirlas día a día, semana a semana, mes a mes, año con año – pulgada a pulgada. Y es que ahí está la trampa: es fácil escribir propósitos generosos y metas ambiciosas, pero ceñirnos a ellos sin pausas ni ambages, seguirlos concienzudamente hasta el final, eso es muy difícil. Ahorro, ejercicio, excelencia laboral, estudio & aprendizaje, dieta, lectura, hábitos, hobbies: todo eso requiere tiempo, energía y dedicación. Requieren disciplina. La idea es aplicable en todas las escalas, con ejemplos desde las finanzas estatales pasando por el manejo de los recursos naturales y nuestra resiliencia como especie.
Porque, hoy más que nunca, en medio de esta crisis mundial que arrastra naciones, sociedades, costumbres y familias, debemos mantener las metas claras, hacer los ajustes del caso a nuestros hábitos y disciplinarnos como nunca, siguiendo estrictamente el plan. Para no enfermarnos. Para mantenernos cuerdos. Para no engañarnos. Para no echar la culpa al otro. Para cuidar del prójimo. Para no ser de los “buenos”, sino de los “imprescindibles” a los que cantaba el poeta: en dos platos, para no aflojar.
Sigamos adelante – está en nosotros salir de esto. Les deseo toda la disciplina del mundo.
Con cariño,
Fernando
ENGLISH VERSION / VERSIÓN EN ESPAÑOL ARRIBA
Cutting to the chase, today I want to talk about (guess it) discipline. Curiously enough, if you take a look at the Oxford dictionary (click here for it), the definition possibly in our minds for this word is not the first one therein listed. Because when speaking about discipline (at least this is how your columnist understands it) we are talking about the ability to self-manage, to control our impulses & instincts and exert our will above them all. Something like self-regulation and sticking to a predefined decision. It calls my attention that that is not the first statement in the dictionary, but I guess that is not the main point here to discuss.
Thus, beyond vane intelectual disquisitions, I want to share a conclusion which hit my mind during this convulse times. It is a conclusion derived mostly from my own personal fights & struggles; but which also is fed from the local, national and global context. A conclusion that may be evident but that it is also true and important. And it is that You and I, All of us, we lack discipline. Yes sir. Yes madame. We lack tons of discipline. Listen to me: we lack the courage and the discipline to define goals, routines and rules and to commit & fulfill those. Day by day. Week by week. Month by month, year by year – an inch at a time. Precisely, there´s the catch.. It is so easy to desire for the good and to think about big goals… but sticking to those, without pause or hesitation, that is really hard. Savings, exercise, professional excellence, studies & learning, reading, hobbies: all that demands time, energy and commitment. All those good things require discipline. The idea applies at all scales, with examples ranging from national budgets and plans, to our approach to natural resources and ultimately our resilience as an species.
Today, more than ever, within this vortex dragging nations, societies, families and habits, we must keep our goals clear, make the required adjustments to daily routines and stick to the plan. So not to get sick. So to stay sane. So to avoid tricking ourselves. So not to blame the neighbor. So to care for each other. So to be part not just of the “good” ones, but of the “indispensable” ones sang by the poet: in short, so not to fail.
Let´s keep fighting – it is within us to prevail. I wish to you all the discipline in the world.
With sincere regards,
Fernando
Photo by Samuel Girven on Unsplash
Opinión: Manchadas Investiduras / Opinion: Stained Investitures
VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
Dice la enciclopedia que investidura significa “1. Acción y efecto de investir. 2. f. Carácter que se adquiere con la toma de posesión de ciertos cargos o dignidades”. No sé a Usted, pero a mí me resulta un concepto maravilloso, una idea de supremas y delicadas implicaciones. Lo que está diciéndonos esta definición es que debería existir una vinculación directa entre el carácter que exhibe una persona y el rango ostentado. En otros términos, el carácter de la persona debería elevarse a la altura del cargo y no lo contrario, lo cual sería entonces un ajuste antojadizo de la nobleza del cargo a las particularidades del individuo. Porque estamos hablando de cargos de importancia: Presidencia, Diputados, Senadores, Magistrados, Ministros, Altos Ejecutivos…
Lo anteriormente dicho, por supuesto, no implica que el ostentar un alto cargo – particularmente en lo público – signifique renunciar a “ser uno mismo” y convertirse en un “robot propiedad del Estado” o algo por el estilo. Quiere decir que hay cargos tan importantes que, tal como lo expresa Jefferson en la cita arriba mencionada, la persona como tal debería considerarse durante el tiempo que lo ejerza una propiedad pública, con las implicaciones del caso. O como le dijeron a cierto superhéroe dado a las telarañas, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” (o se enredará en la telaraña del poder, agregamos nosotros). Es así, ser Presidente o Ministro, por ejemplo, implica escrutinio constante, control permanente del temperamento, voluntad de diálogo, altísima capacidad de escucha, respeto absoluto a la Ley. Debe haber también observancia de los canales oficiales de comunicación y de los debidos procesos, entre muchos otros requerimientos y demandas del puesto.
Sin embargo, este nuevo siglo ha empoderado como nunca al individuo en demérito del cargo. Cualquiera puede tener una cuenta en redes sociales y desde ahí, saltarse cualquier protocolo. Las consecuencias de esta política a golpes de 280 caracteres (Twitter) & similares han probado ser negativas. Estos megafonos digitales empoderan a los impulsivos, engordan a los ególatras, emborrachan de poder a los codiciosos y ciegan a los testarudos. La comunicación fluye en una vía, saltándose protocolos destinados a filtrar errores, validar datos y mejorar argumentos. Es una receta incendiaria que está dañando a la democracia y a la sociedad, pues se nos está olvidando que la persona que ostenta el cargo es temporal, que hay una institucionalidad, leyes, protocolos y procesos que deben ser respetados: son inmanentes al puesto, más allá del periodo que fulano o mengano lo ejerzan. En pocas palabras: se nos está borrando la democracia y el Estado a punta de tweets; y están quedando en vez de estas primordiales ideas solamente nombres y apellidos, líderes de papel, caudillos de pacotilla.
El culto a los personajes en cargos públicos está destruyendo sociedades
Esta enfermedad fluye del político hacia el pueblo y del pueblo hacia el político. No considero prudente que el que ostenta el cargo público use sus redes sociales personales para tratar asuntos públicos, ni tampoco considero que la sociedad deba alimentar esta práctica con “likes” y similares. Como un extraño culto, el político se “enamora” de sí mismo, y el pueblo alimenta su futil pasión. Además, los cultos son dogmáticos, y no hay espacio para preguntas o cuestionamientos. Tristemente, creo también que es utópico pensar en un cambio en el futuro próximo: los colectivos son demasiado emotivos, los egos son muy grandes y los réditos muy tentadores.
Dicho lo anterior, sirvan estas breves líneas como una señal de advertencia: deberíamos implementar algún tipo de mecanismo legal que demande el uso de procesos & canales oficiales de comunicación a los políticos en el cargo. En mi mente, preveo sistemas de inteligencia artificial en conjunto con consultores que hagan un control de calidad. Sí, un filtro que evite tanta tragicomedia, estupideces que van desde “horrores” de ortografía hasta compartir teorías de la conspiración, comparaciones insultantes y tanta otra basura. ” Supongo que sigue siendo cierto aquello de que “Errare humanum est”, pero cuando se ostentan estos cargos, hay que cuidarse un poco más, ¿no? Al final de cuentas, el cargo y sus atribuciones no le pertenecen al funcionario de turno, y el puesto es más importante que el nombre en estos casos. Hoy más que nunca, los políticos se están sirviendo del puesto para “mercadear & vender” sus nombres, cuando se supone que están al servicio del puesto y no lo contrario.
Dice además el diccionario que Carácter es “Condición dada a alguien o a algo por la dignidad que sustenta o la función que desempeña.”. Hagamos que esa condición sea precisamente así: digna del alto cargo desempeñado. Ser Presidente, Ministro, Diputado, Defensor de los Habitantes, Contralor, Magistrado y otros cargos semejantes, eso es un honor y una responsabilidad: no destruyamos la dignidad del puesto y las bases de la democracia a punto de egos rechonchos, falacias engañosas, ignorancia empoderada y lenguas emponzoñadas.
Damas y caballeros, en conclusión, tengamos todos un poco más de formalidad, protocolo y corrección, por favor.
Fernando
ENGLISH VERSION BELOW / VERSIÓN EN ESPAÑOL ARRIBA
The encyclopedia says that investiture means “1. Action and effect of investing. 2. f. Character that is acquired with the taking of possession of certain positions or dignities ”. I don’t know about you, but I find it a wonderful concept, an idea with supreme & delicate implications. What this definition is telling us is that there should be a direct link between the character a person exhibits and the rank he or she holds. In other words, the character of the person should rise to the position and not the opposite, which would then be a whimsical adjustment of the nobility of the role to the characteristics of the individual. Because we are talking about positions of importance: Presidency, Senators, Magistrates, Secretaries, Senior Executives …
The aforementioned, of course, does not imply that holding high office – particularly in the public sphere – is a synonym of giving up “being yourself” and becoming a “state-owned robot” or something like that. It means that there are positions so important that, as Jefferson puts it, the person as such should be considered during the time they exert it a public property, with the implications of the case. Or as they told a wall-climbing superhero, “with great power comes great responsibility.” Thus, being President, for example, implies constant scrutiny, permanent control of temperament, willingness to dialogue, the highest capacity to listen, absolute respect for the Law. There must also be observance of the official communication channels and the due processes, among many other requirements and demands of the position.
However, this new century has empowered the individual in demerit of office as never before. Anyone can have an account on social networks and from there, skip any protocol. The consequences of this policy in 280-character hits (Twitter) & the like have proven negative: these digital megaphones empower the impulsive, fatten the egotistical, make the greedy drunk with power, and blind the stubborn. Communication flows in one way, bypassing protocols designed to filter errors, validate data, and improve arguments. It is an incendiary recipe that is damaging democracy and society, because we are forgetting that the person who holds the position is temporary, that there is an institutional framework, laws, protocols and processes that must be respected: they are immanent to the position; regardless the period that anyone holds the chair. In short: democracy and the state are being erased by tweets; and instead of these primordial ideas only names and surnames are remaining.
The cult to personalities in public office is destroying societies
This disease flows from the politician to the people and from the people to the politician. I do not consider it prudent for those who hold public office to use their personal social networks to deal with public affairs, nor do I consider that society should feed this practice with “likes”. Like a strange cult, the politician “falls in love” with himself, and the people feed his futile passion. And cults are dogmatic: there is no space to ask or challenge – its a blank check to the man holding the chair. Sadly, I also think that it is Utopian to think of a change in the near future: collectives are way too emotive, the egos are very large and the returns very tempting.
That said, may these brief lines serve as a warning signal: we should put in place some kind of legal mechanism that demands the use of official communication processes & channels from politicians in office. In my mind, I envision artificial intelligence systems in conjunction with consultants doing quality control. Yes, a filter that avoids so much tragicomedy, stupidities ranging from spelling “horrors” to sharing conspiracy theories, insulting comparisons and so many other bloopers. “I suppose it is still true that “Errare humanum est “, but when these positions are held, you have to be a little more careful, shouldn´t you? Bottomline, the “chair” & its attributes do not belong to the person sitting, and it is more important than him/her. Today like in no other time in history, politicians are using the office to “market & sell” their name: shouldn´t be the case, they are supposed to serve their role, and not to be served through it.
The dictionary also says that Character is the “Condition given to someone or something due to the dignity it supports or the function it performs.” Let us rise the condition to the dignity of the role and be worthy of the high position held. Being President, Secretary, Senator, Magistrate and similar is an honor and a responsibility: let´s not destroy the dignity of the office and the foundations of democracy to the march of chubby egos, deceptive fallacies, empowered ignorance and poisoned tongues.
Ladies & Gentlemen, in conclusion, let us have a little bit more formality, elegance and correction, please.
Fernando
Photo by Sharon McCutcheon on Unsplash
NASA nuestra que estás en los cielos… / Our NASA, who art in heaven…
VERSION EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
“Hay que soñar el porvenir, desearlo, crearlo. Hay que sacarlo del alma de las actuales generaciones con todo el oro que allí acumuló el pasado, con toda la vehemente ansiedad de creación de las grandes obras de hombres y pueblos“. Omar Dengo Guerrero, educador costarricense.
He creído captar últimamente un interesante fenómeno. El mismo se presenta particularmente en cierto grupo social: adolescentes y pre-adolescentes de las clases media y alta. Se evidencia como una clara tendencia en el vestir: es una moda. Pero lo interesante es que, si mis limitadas entendederas no me están engañando (no tengo evidencia sólida, lo mío es más bien una percepción, una lectura personal de esa tendencia), detrás de esta moda hay todo un anhelo, una ideología, una esperanza mal disfrazada entre disparos de cohetes y cápsulas espaciales. Me refiero a la creciente tendencia juvenil por utilizar blusas, camisas, gorras y otros aditamentos con el logo de la NASA: entre más grande y vistoso el ícono, pues mejor. Vamos a ver si puedo explicarme mejor a continuación.
Bueno, lo que creo advertir, más allá de modas y pasarelas, es un secreto anhelo. Postulo que este logo es verdaderamente sinónimo de una nueva “fe” marcada por valores humanistas y aventureros. A través de la prenda, se está diciendo “yo creo”. “Creo en la ciencia”. “Creo en el futuro”. “Creo en la exploración y en aventurarnos de lleno en el mañana”. Es esperanza impulsada por cohetes. Son sueños pregonados por astronautas.
Ahora bien, creo importante aclarar que esta tendencia pues no es nada nuevo. Las antiguas glorias del programa Apolo ya habían sembrado fértiles semillas. Sin embargo, la cancelación prematura de los viajes lunares, aunado al cierre del programa del transbordador espacial en los 90s tiraron por la borda mucho de lo andado. No es sino hasta ahora que, con el regreso de los lanzamientos tripulados desde Cabo Cañaveral y las “locuras” de Elon Musk & SpaceX (¿Cápsulas Dragon? ¿Cohetes que regresan y se posan en la Tierra a lo Flash Gordon? ¿Marte en 10 años? ¿Internet global a través de miles de satélites (Skylink)?) es que ha regresado la “fiebre” espacial.
Creo también advertir en la alzada de esta novel ideología el desgaste de otras muchas. Me refiero a toda una variedad de creencias, tanto políticas, así como religiosas y sociales. La pandemia del COVID-19 no ha hecho sino acelerar esta erosión en creencias que van desde la democracia, pasando por lo religioso y hasta económicas & financieras. Y está en la naturaleza humana el llenar los vacíos: necesitamos creer en algo. A pesar de lo que expresa Harari en “XXI Lecciones para el Siglo XXI”, creer está en nuestro más íntimo ser – necesitamos una historia, un cuento, una trama que dé sentido al mundo y nuestro papel en el mismo. Somos razón y sentimiento: es un asunto biológico patente en nuestros dos hemisferios cerebrales. Y las historias no son más que sentimientos condensados.
Pienso además que este anhelo de ir a otros mundos y viajar a las estrellas es mejor que muchos otros: nos unifica como especie, nos impone una meta ambiciosa y conjunta, nos contextualiza ante la inmensidad del cosmos. Creo que sí de escoger ideologías se trata, aspirar a viajar todos en el “Enterprise” no está para nada mal.
Quisiera cerrar diciendo que puedo estar equivocado y que las insignes camisetas con el inconfundible logo “NASA”; orgullosamente lucidas por esos juveniles torsos, pues son solo fetiches vacíos. Tal vez son solo la última invención de modistos y costureras. Pero no es eso lo que pienso. O quizás debería decir, no es eso lo que creo… ni lo que quiero creer.
Entonces… ¡Al infinito y más allá!
Fernando
PS: quisiera cerrar compartiendo una canción que viene a mi mente mientras escribo estas líneas. Los dejo con “Dancing in the Dark”, del “Boss”, Bruce Springsteen. La letra más abajo…
ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL ARRIBA
I believe to have sensed lately an interesting phenomenon. It occurs particularly in a certain social group: adolescents and pre-adolescents of the middle and upper classes. It makes itself evident as a clear trend in clothing: it is a fashion. But the interesting thing is that, if my limited understandings are not deceiving me (I don’t have solid evidence, mine is more of a perception, a personal reading of that trend), behind this fashion there is a whole desire, an ideology, a hope poorly disguised between rocket fires and space capsules. I’m referring to the trend to use blouses, shirts, hats and other accessories with the NASA logo: the bigger and more colorful the icon, the better. Let’s see if I can explain myself better.
Well, what I think I seize, beyond fashions and catwalks, is a secret longing. I postulate that this logo is truly synonymous with a new “faith” marked by humanistic and adventurous values. Through the garment, “I believe” is being stated. “I believe in science”. “I believe in the future”. “I believe in exploring and venturing fully into tomorrow”. It’s rocket-powered hope. These are dreams trumpeted by astronauts.
Now, I think it’s important to clarify that this trend is nothing new. The ancient glories of the Apollo program had already sown fertile seeds. However, the premature cancellation of lunar exploration, coupled with the closure of the space shuttle program in the 1990s, threw away much of what had been done. It is not until now that, with the return of manned launches from Cape Canaveral and Elon Musk´s & SpaceX “craziness” (Dragon Capsules? Rockets that return & land on Earth a la Flash Gordon? Mars in 10 years? Satellite-powered global internet with Skylink?) is that the space “fever” has returned.
I also see in the rise of this so-called space ideology the wear and tear of many others: a whole variety of beliefs, from the political to the social and the religious. The COVID-19 pandemic has only accelerated the erosion, with examples ranging from democracy, through religions to economical & financial gospels. And it’s just human nature to fill in the gaps: we don´t like voids, we need to believe in something. Despite what Harari expresses in “XXI Lessons for the XXI Century”, believing is in our most intimate being – we need a story, a tale, a plot that gives meaning to the world and our role in it. We are reason and feeling: it is a patent biological feature, expressed in our two cerebral hemispheres. And stories are nothing but condensed feelings.
I also think that this desire to reach other worlds, to travel to the stars, is better than many others: it unifies us as a species, imposes an ambitious and joint goal on us, contextualizes Humanity in the face of the vastness of the cosmos. If you ask me, in the need of choosing ideologies, aspiring for all of us to travel in the “Enterprise” is not a bad call at all.
I would like to close by saying that I could be all wrong and that these noticeable t-shirts with the unmistakable “NASA” logo; proudly worn by those youthful torsos, are just empty fetishes. Perhaps they are just the latest invention of dressmakers and the fashion world. But that’s not what I think. Or maybe I should say, that’s not what I believe … nor what I want to believe.
Thus… to infinity and beyond!
Fernando
PS: I want to close with a song that comes to my mind when writing this post: the “Boss” himself, Bruce Springsteen, with “Dancing in the Dark”.
DANCING IN THE DARK – B. Springsteen
I get up in the evenin’
And I ain’t got nothin’ to say
I come home in the mornin’
I go to bed feelin’ the same way
I ain’t nothin’ but tired
Man, I’m just tired and bored with myself
Hey there, baby, I could use just a little help
You can’t start a fire
You can’t start a fire without a spark
This gun’s for hire
Even if we’re just dancin’ in the dark
Messages keeps gettin’ clearer
Radio’s on and I’m movin’ ’round my place
I check my look in the mirror
Wanna change my clothes, my hair, my face
Man, I ain’t gettin’ nowhere
I’m just livin’ in a dump like this
There’s somethin’ happenin’ somewhere
Baby, I just know that there is
You can’t start a fire
You can’t start a fire without a spark
This gun’s for hire
Even if we’re just dancin’ in the dark
You sit around gettin’ older
There’s a joke here somewhere and it’s on me
I’ll shake this world off my shoulders
Come on, baby, this laugh’s on me
Stay on the streets of this town
And they’ll be carvin’ you up alright
They say you gotta stay hungry
Hey baby, I’m just about starvin’ tonight
I’m dyin’ for some action
I’m sick of sittin’ ’round here tryin’ to write this book
I need a love reaction
Come on now, baby, gimme just one look
You can’t start a fire
Sittin’ ’round cryin’ over a broken heart
This gun’s for hire
Even if we’re just dancin’ in the dark
You can’t start a fire
Worryin’ about your little world fallin’ apart
This gun’s for hire
Even if we’re just dancin’ in the dark
Even if we’re just dancin’ in the dark
Even if we’re just dancin’ in the dark
Even if we’re just dancin’ in the dark
Hey baby
Dancing In the Dark – Introduction lyrics © Universal Music Publishing Group
Foto: Que brille! / Photo: Let it Shine!
Estos tiempos que pasan necesitan mucho, pero mucho de estas imágenes. Los mejores deseos.
Fernando
These times need a lot of these images. Best to you.
Fernando
The Quest for (True) Sponsors
“Who finds a Friend finds a Treasure”, says the old adage. The same applies for the wild “Project Kingdom”, where we can paraphrase and say the same thing, just only for Sponsors. Alas! It is just that true Sponsors are really an uncommon thing in the Project Management world: a rara avis within the modern business jungle. Now, a disclaimer is necessary upfront: it is not the case that sponsors are actually deliberately acting against PMs or more importantly, against the project and its goals. It actually doesn’t makes sense for a Sponsor to sabotage his/her own interests & organization. The project´s success is their success. So what is going on here? Answer: in the vast majority of the cases, sponsorship issues can be grouped in five general categories, as follows…
Sponsorship Problem Categories
- Work Overload: the Sponsor role demands someone with criteria, someone with experience, someone with enough ascendancy & power in the organization. These are individuals entrusted to make decisions. They manage budgets and resources. Sponsors are normally high-ranking persons within the org: C-suites, VPs, Directors. Thus, they are very busy and get pulled simultaneously from many directions. You see the in-built conflict here? The Sponsor role demands for high-profile staff who is already over-allocated. The result is that many sponsors – logically – privilege day-by-day work and “keeping the lights on” in detriment of their sponsor “additional hat”, all this to a negative effect on the projects.
- Organizational Immaturity: The Random House Dictionary defines maturity as “full development or perfected condition”. So this factor actually refers to lack of development in our entities. To put it simple, the organization (or its division) is not ready for a “projectized ecosystem”. Actually, the prior bullet point is a reflection of this, since the entity as a whole is not aware of the current workload distribution within its leads or simply lacks enough headcount to cover the sponsor roles. Another possibility is that the governance process and/or body managing the portfolio is weak. This is a common situation: the organization is immature and fills roles with names “just to fill the field”, to a total misunderstanding of the actual requirements, consequences and implications of this behavior. The governance process (Portfolio Management, “Approval Gates” system, Resource Allocation, etc.) is probably weak. Moreover, the Sponsor is not understood as the ultimate accountable person as of the project success. Au contraire, a mature organization with a solid governance process is nearly “vaccinated” against “sponsor-virus”, to put the topic in hands in our era´s terms.
- Lack of Knowledge: lets recall the actual definition of a Sponsor. According to PMI´s PMBOK 6th Edition, a Sponsor is “A person or group who provides resources and support for the project, program or portfolio and is accountable for enabling success.” I don´t know about you, but that short statement really raises my eyelash. There is a lot in there: “provides resources and support”. Also, “accountable”. And then, “enabling success”. What an explosive combo! And yet, Sponsor role training is really uncommon when compared to the Project Manager role (PMP vs ???), not to mention other technical and business areas abundance of training & education. Actually, my research found just a couple Sponsor certifications, such as PPS by APMG. This is quite interesting: if all projects should have both a PM and a Sponsor, how come this total disproportion? How come there is no specific Body of Knowledge for that role? A final disclaimer on this point: if the org runs under a PRINCE2 framework (back to the maturity point, I guess), then precisely the “Controlled Environment” part should tackle many of these issues away.
- Shared (fake) Accountability: I (Fernando) personally disagree with the PMI inclusion of a “group” as a possible entity to play the Sponsor role. In my personal opinion, “shared-accountability” is sort of an oxymoron. Accountability is personal or it isn´t. Therefore, more than one name listed as Sponsor is a contradiction in terms. I also think that there may be exceptions to this principle in the real world, especially in really mature places (CMMI L5, Prosci CM L5, PMI OPM3 L4 and similarly rated organizations) but exceptions are precisely that: rare, sparse, in a word – exceptional.
- Any possible combination of the above… which, in my experience, tends to be indeed the most common case.
How to solve this mess
What´s to be done with this situation? Let me quote Plato: “Ignorance is the root and stem of all evil”. What I mean is that education both to the individual and the organization should be the first step: we need to fully understand & digest that a Sponsor is not just a signature or a name in a PPT slide. Project Sponsorship implies active engagement, dedication, time & energy. A Sponsor should be a champion for the Project, acting sometimes as a lightning-rod in order to shield from external attacks to the endeavor, sometimes dealing with the complex organizational politics, sometimes serving as a guide to the PM. Sponsors promote, authorize, fund, approve, distribute and receive info, resources & outcomes for and to the project. They are also escalation paths, priority masters and scope definers.
Sponsors should be educated (certified), and the organization should acknowledge its maturity level and perhaps even more importantly, assign time & resources for the role. Building on this idea, and thinking outside of the box, perhaps for really busy, high-level individuals sponsoring many projects, a dedicated Sponsor Assistant may be an option. That would be a really savvy business individual, someone empowered to make decisions within pre-defined thresholds/limits/rules and with the responsibility to compile, filter and summarize key insight to the Executive he/she serves: sort of a smart funnel point for sponsorship affairs. That being said, accountability must reside in the official Sponsor and him/her only: it is a personal requirement, period.
Then for really large corporations, here´s an original idea: some organizations may require an “SMO”, the equivalent to a “PMO”, specifically, the Supportive type, but tweaked for the Sponsor role. I devise this entities as similar to their PMO equivalent, providing a purely consultative/assistant role to Sponsors by “supplying templates, best practices, training, access to information and lessons learned from other projects” (Giraudo, L. & Monaldi, E. (2015). PMO evolution: from the origin to the future. Paper presented at PMI® Global Congress 2015—EMEA, London, England. Newtown Square, PA: Project Management Institute.). Moreover, SMOs could be “Delivery support functions/services – these focus on supporting the delivery of change and may be provided through a central flexible resource pool of delivery staff, with capacity planning, and HR management processes.” (Giraudo, L. & Monaldi, E. (2015). PMO evolution: from the origin to the future. Paper presented at PMI® Global Congress 2015—EMEA, London, England. Newtown Square, PA: Project Management Institute.) So there you go: SMOs, an internal consultant agency for Sponsors, if you will, is born.
Conclusion
Sponsors are the top liaison, the ultimate bridge between the organization and the project. There is a reason why they are the ultimate accountable staff for the project success – their active commitment & engagement is proof of it. Furthermore, the mandatory time, processes, tools & resources required to execute the role must be provided by the organization, else, the organization is tricking itself.
I´d love to hear your thoughts on this topic. Email me or preferably state them as a comment to this post.
Cheers,
Fernando