Yearly Archive June 28, 2019

FOTO: Un Pegaso en mi refrigerador / PHOTO: A Pegasus in my fridge

¿Lo ves? / Do you see it?

VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW

“Mucho más
Allá de mi ventana
Las nubes de la mañana
Son una flor
Que le ha nacido a un tren
Un reloj se transforma en cangrejo
Y la capa de un viejo da
Con una tempestad de comején” –

1er verso, canción “Como esperando Abril”, Silvio Rodríguez

Podríamos racionalizarlo y hablar de “pareidolia”, ese curioso engaño que nos hace la mente el cual nos hace ver imágenes donde solo hay formas vagas; como cuando vemos legiones de figuras en las nubes. Podríamos también restarle toda importancia: es tan solo una mancha en la puerta del refrigerador. Pero también podemos dejar que gane el corazón. He decidido entonces que es un regalo. Desde el reino de la imaginación, mis pequeñas (las únicas mensajeras capaces de tal proeza) me han traído una sorpresa la cual ahora les comparto: nada menos que un clásico ser mitológico, un Pegaso. Este es un blanco caballo alado, dibujado con manos diminutas usando como tinta la leche de su biberón. Por lienzo, el más mundano de los electrodomésticos. Por estudio, la cocina. ¿Qué inspira al artista? Quizás el mismo duende que inspiró a los pintores de bisontes en aquellas cavernas prehistóricas. Quizás.

Todo caso, no lo cambio por un Pollock. Este sí que me pone a soñar…

Un abrazo entre nubes,

Fernando

ENGLISH VERSION / VERSIÓN EN ESPAÑOL ARRIBA

We could rationalize and speak about “pareidolia”, that curious trick our minds play on us, making us see images where there are only but vague shapes. You know, like when we see legions of figures in the clouds. We could also withdraw any importance out of it: its just a splash in the door of the fridge. But we can also grant victory to the heart. I have decided then that it is a gift. From the kingdom of the imagination, my little ones (the sole messenger up to the task) have brought me a surprise which I now share with you. Nothing less but a classical mythological animal, a Pegasus. This winged, white horse is painted with tiny hands using as ink the very milk of the bottle. As canvas, the door of the fridge. Artist studio? The kitchen. What inspired the artist? Perhaps the same spirit that haunted those who painted a bison in the caves. Perhaps.

In any case, I don´t trade it for a Pollock: this one really puts me to dream and fly…

Regards from the kingdom of the clouds,

Fernando

La política como culto… ¿satánico?

“La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés” – Antonio Machado.

“Si Jesucristo se baja de la cruz y me dice que Trump está con Rusia, le diría, espera un segundo, necesito consultar con el Presidente si es verdad. Así es como me siento de confiado con el Presidente.” Esa lapidaria frase – expresada por un devoto seguidor de Donald J. Trump, véase video más abajo – resume a cabalidad el meollo de este artículo. Porque estamos hablando de un tema reincidente en esta columna porque es un tema mayúsculo, uno de los que pueden definir el futuro de nuestra especia humana. Estamos hablando de la capacidad de dudar, de pensar. Veamos.

La duda es uno de los nombres de la inteligencia.” – Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.

Aprovechemos el ejemplo: cuando el ciudadano arriba citado dice que para creer que el político de su elección hizo algo malo pues entonces necesitaría oírlo de boca del propio político, entonces se ha tocado fondo (para rematar, aunque admitiera el Presidente la falta, seguramente lo perdonaría ad portas). Esa persona ya no distingue su persona de la de Mr. Trump. En su cabeza, son uno y el mismo: el mensaje ha calado: “lobotomía a la Fox”. Más aún, la mera idea de analizar al POTUS, de cuestionarlo, de escuchar una crítica le aterra como si se asomara ante un abismo. Eso sería más que traición, sería vacío existencial, desolación, hecatombe. Lo dejaría una vez más solo, sin norte en esta vida: ya no sería más parte del “club”, no lo confortarían las palabras que le dicen que las cosas nunca estuvieron mejor que ahora, que ahora sí es rico, que tenemos yates, que ahora todo está bien…  Es un adicto a  la sacrosanta e incuestionable palabra del caballero en cuestión.

Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas.” – René Descartes (1596-1650) Filósofo y matemático francés.

Este es precisamente el escenario de la angustiante novela “1984” por George Orwell: una distopía tiránica en la cual la “verdad” es lo que dice el gobierno y nada más (aunque se contradiga una y otra y otra y otra vez). Cuando como personas perdemos, o por mejor decir , cuando entregamos nuestra soberana capacidad de pensar, de criticar, de evaluar y rebatir a nuestros líderes (sean estos políticos, religiosos, laborales o dirigentes de cualquier área), pues apague y vámonos. Nos convertimos en borregos, en ovejas, en idiotas que mueven la cabeza en un eterno sí cual esos muñequitos que se pegan al “dash” del auto. Y ya sabemos lo que le ocurre a los corderos. Venderle el alma a un político, a un partido, a un religioso o a quien fuere es terriblemente peligroso. Pregúntele a la generación alemana que vivió los estragos de la II Guerra Mundial. A los japoneses de ese mismo período. A los chinos con Mao. A los rusos con Stalin y el gulag. A los norcoreanos. Pregúntele a la Europa medieval asolada por la Santa Inquisición. A los nicaraguenses ahora que quieren derrocar a Ortega; o a los venezolanos. Nadie debe estar exento del escrutinio y el cuestionamiento. No porque sean culpables hasta demostrar lo contrario, sino porque si existe duda basada en una sospecha razonable – con un sustrato legal y evidencia válida – pues entonces hay que investigar y que vengan las consecuencias del caso, sean las que fueren. Lo contrario es emitir una visa de facto para que el político, el religioso, el líder en general haga lo que le venga en gana. Ya la historia nos ha enseñado lo que ocurre cuando sellamos ese pasaporte: es el acantilado cuando la política se convierte en culto, en religión. Y los cultos no se cuestionan: se convierten en asunto de “fe”, de fieles y de apóstatas, de creyentes contra blasfemos. Pero la verdad es que el poder corrompe. Solo el escrutinio público – empezando por una prensa libre y valiente – mantiene a raya la corrupción.

Sugiero que para esta época nuestra, los hechos hay que juzgarlos primeramente con un nivel de análisis puntual y con total independencia de los actores. El hecho como tal y nada más: lo bueno es bueno así venga de mi enemigo y lo malo es malo así venga de mi amigo. Sí, así no más: ver fuentes, evidencias, posturas, declaraciones. Los hechos y ya. A partir de ahí, podemos tirar líneas y evaluar el comportamiento promedio de tal o cual personaje. Posiblemente luego podemos inferir tendencias e inclinaciones que nos lleven a un apego ideológico de nuestra parte, pero antes tenemos que pensar y llamar a las cosas por su nombre. No hace falta que se baje nadie de ninguna cruz si antes, por nuestros medios y como es nuestra responsabilidad ciudadana, detuvimos como pueblos a los tiranos: ¡a dudar se ha dicho!

Saludos amigos,

Fer

“Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas.” – Sir Francis Bacon,  (1561-1626) Filósofo y estadista británico.

Créditos:

Inmigración para impulsar la economía costarricense

Voy directo al grano: propongo que nuestro país defina e implemente una agresiva política para atraer inmigrantes calificados, esto como un medio para impulsar la desanimada economía nacional. Puedo  ver desde ya miradas maliciosas pero ténganme paciencia, creo que la propuesta merece un análisis cuidadoso. Veamos:

Resulta y acontece que las empresas del sector de alta tecnología (informática, desarrollo de software, telecomunicaciones, entre otras) tienen serios problemas para encontrar personal para rellenar sus plazas pendientes. Esto suena ilógico ante el pico de desempleo que sufre el país (más del 11% según los últimos datos) pero no por eso deja de ser una realidad:. Es un hecho – lo invito a leer periódicos recientes. La triste ironía se explica por la enorme brecha entre el perfil general que buscan estas empresas VS el perfil promedio del desempleado actual. En otras palabras, el desempleado promedio no habla inglés de manera fluida ni mucho menos una segunda lengua extranjera. Tampoco ostenta una variedad de certificaciones técnicas en desarrollo de software o en paquetes informáticos específicos ni mucho menos cubre los requerimientos de experiencia en el área que exigen las transnacionales. Nos encontramos en un curioso escenario en el cual tenemos disponibles abundantes “martillos” cuando lo que se está demandando son “destornilladores”. Es aquí donde entra en acción esta propuesta: siendo esa la situación, propongo que Costa Rica establezca una política de atracción de migrantes altamente calificados: gente a la altura de los puestos vacantes en transnacionales. Podríamos equiparar el concepto con ejercicios similares conducidos por países como Canadá.  Ahora bien, la respuesta emocional del lector podría ser: “es absurdo, le estaría robando la plaza a gente de acá que tanto necesita trabajar”. Pero esa es precisamente la falacia: como explicamos anteriormente, precisamente no hay gente que pueda ocupar los puestos en cuestión, por lo tanto no se le está robando nada a nadie.  Veo venir ya al siguiente contraargumento: “¿Y qué ganamos trayendo más gente para acá?” Mucho, y por mi experiencia personal en transnacionales, lo sé de primera mano. En primer y fundamental lugar, más gente empleada en el sector formal de la economía significa más impuestos para el Estado, más cuotas para la CCSS y ante todo, más consumo para el mercado. Piénselo: esos eventuales inmigrantes calificados necesitan un techo para vivir, alimentación, transporte,  entretenimiento, etc. etc. Y son nuestros comerciantes, transportistas, restaurantes, cines y hoteles los que van a brindarles todo eso. En economía, esto es un ejemplo perfecto de “externalidad positiva” o “spill-over”, solo que la estaríamos persiguiendo de manera deliberada para así generar demanda laboral interna. Es como jugar billar: usamos una bola para meter la que nos interesa.  En tercer lugar, las empresas transnacionales cubrirían esas urgentes plazas pendientes, aumentando su nivel de satisfacción con la operación local, impulsándose de rebote nuevas expansiones y la llegada de nuevas corporaciones. Finalmente, sostengo que la exposición y roce de nuestra insular sociedad  con otras culturas es por sí mismo un beneficio, acercándonos un poquito más a este mundo tan globalizado.  Creo que don Isaac Felipe Azofeifa estaría de acuerdo con ello. Para cerrar, permítanme añadir que nuestro país es tremendamente atractivo desde el punto de vista turístico: somos conocidos a nivel mundial y quien nos visita quiere regresar y hasta quedarse por acá. Aprovechemos esa fama y establezcamos una política de promoción de migrantes calificados con cuotas, perfiles y nacionalidades cuidadosamente seleccionadas. Tanto el Estado, el desempleado nacional y nuestra sociedad saldrían ganando con ello. Ojalá y funcionara. Un abrazo solidario a todos los que se encuentran desempleados: ¡ánimo, fuerza Costa Rica!

Photo by Annie Spratt on Unsplash

Conferencia próximo 7 de Septiembre – Congreso PMI, Medellín, Colombia

Un breve comercial: el próximo 7 de Septiembre estaré presentando una charla en el IV Congreso Internacional de Dirección de Proyectos organizado por el Antioquía Colombia Chapter. De hecho, el Congreso tendrá lugar durante dos días consecutivos, iniciando desde el 6 de Septiembre y cerrará al día siguiente, espacio durante el cual estaré presentando mi charla “El Futuro del Project Management: una predicción para los próximos 15-20 años“.

El Futuro del Project Management

Y… ¿sobre qué trata la charla en cuestión? Bueno, pues es ya vox populi que la Inteligencia Artificial (AI) está “de moda”: lo que fuera una eterna promesa es hoy por hoy una realidad que permea poco a poco múltiples dominios, desde la conducción de vehículos, pasando por la práctica legal e inclusive el arte. Curiosamente, las implicaciones para la disciplina del Project Management han sido poco exploradas y menos aún difundidas entre la comunidad de PMs.

Reflexionemos: muy pocos de nosotros somos conscientes sobre los cambios que afectarán a nuestra profesión. Esta charla de 45 minutos ataca esta brecha ilustrando las siguientes 4 etapas evolutivas del Project Management. Se incluyen incipientes ejemplos de herramientas afines a la profesión que utilizan tecnología AI. Se presenta además la interpretación personal del autor sobre estas tendencias y desarrollos por medio de la identificación y caracterización de tecnologías que automatizan procesos afines a nuestra disciplina. Concluiremos conversando como adaptarnos a esta nueva era de colaboración hombre-máquina.

Les invito a revisar la página de la charla para mayores detalles… ¡Nos vemos en Medellín, Colombia!

Fernando

Foto: Muerte e Impuestos / Photo: Death and Taxes

Versión en español / English version below

«Lo único seguro en este mundo es la muerte y los impuestos». – Benjamin Franklin

“Una imagen dice más que mil palabras”. Bueno, pues pocas veces he visto una escena que refleje de mejor manera esa verdad que la foto que les comparto hoy. Desde el punto de vista técnico – aquello de encuadre, composición, iluminación, etc. – ciertamente no tiene mayor valor. Pero lo que es el contenido, el sustrato, la sustancia, la escena como tal, eso es otra cosa. Da para reír, llorar, pensar, deprimirse, burlarse y no sé cuantas cosas más. Pero no se quede con mi parecer, mejor échele un ojo y llegue a sus propias conclusiones pues… ¿qué imagen más sugerente que la entrada a un cementerio con un enorme rótulo municipal publicitando una amnistía tributaria? ¿Algo así como “pague ya sus impuestos… antes de que lo despachen por acá” (LOL). Lástima que eso de las amnistías no es extensivo al cementerio. En palabras del genial Sabina, “¡que mala suerte, que no acepte la Muerte propinas! Es evidente que la Municipalidad del caso no se anda por las ramas: “apúrese que para mañana es tarde”. Diantres, esto va más allá de “entre la espada y la pared”, es más bien algo así como “entre el recaudador y la tumba”. Jodidos estamos…

En fin, échenle un ojo y ríanse conmigo: esta debe ser una de las imagenes más sarcásticas, irónicas, mordaces y burlonas de este mundo. Pero a reír con ganas amigos: CARPE DIEM. Como escuché recientemente en “Game of Thrones”, “hoy no”. Estamos vivos así que de momento nos toca solo la parte de los impuestos. Visto lo visto en esta foto, al fin y al cabo no es tan mal negocio…

Un abrazo,

Fernando

English version / Versión en Español arriba

“‘In this world nothing can be said to be certain, except death and taxes.” – Benjamin Franklin

“A picture is worth a thousand words”. Well, I can´t remember a situation where that truth is better portrayed than the photo I am sharing with you today. Certainly, from the technical standpoint (you know, framing, composition, light, etc.) it has no true value. But then the content – the substrate, the substance, the scene per se, that is a whole different story. It is true food for thought, a cause for laugh, tears, meditation, depression, mock and I don´t know what else. But don´t take me for granted, take a look and get to your own conclusions because… can you imagine a more suggestive image than a graveyard with a sign inviting to pay your taxes? I mean, “Pay now buddy… before you move to this neighborhood” (LOL). Gosh, its a pity that the taxes amnesty (what the sign is publicizing) are not extensive to the graveyard. In the words of the great Sabina (Spanish singer and composer – free translation by the author): “its a pity that Death does not accepts tips!” Certainly, the local government has a straightforward communication policy: “pay now sport, tomorrow, well, well…” Oh boy, no exit here. Or should I say “dead end”?

Anyway, take a look and let´s laugh together: this is one of the most sarcastic, ironic, sardonic images in the world. And let´s laugh strong: CARPE DIEM. As I recently heard in “Game of Thrones”, “not today”. Alive we are, hence for the time being, its only the taxes part of the story. As per the photo, its not a bad deal after all…

Cheers,

Fernando

There ain´t no such thing as a “good, pretty, fast & cheap” project

The core argument of this article is so simple that it has already been stated in the title. It´s a straightforward idea: to my humble criterion, a self-evident truth. But… alas, reality is complex and we humans are masters of self-deception. Moreover, self-deception has the terrible mania of becoming part of organizational culture, especially in large organizations. What I just said is wrong, beg your pardon. The inverse is the correct statement: organizations have the suicide obsession of self-deception. Hence, it is time to talk about project drivers, restrictions and priorities. Buckle up, here we go:

In my experience, every project has a driver. What do I mean by “driver”? In this context, it means the ultimate restriction to respect. It could be time if urgency is key. It could be cost if a limited budget is cornerstone. It could be quality if excellence is the choice. It could even be scope, if it is all about meeting a list of requirements. But the argument stands: there is always an upmost aspect to attain above all the other. Not two, not three. There is one and only one driver. Of course, this doesn’t means that there could be a secondary parameter to respect or even a third, but a scale of priorities is always inherently present. Moreover, as per the nature of projects (of reality we may say), if we accelerate the pace, the rate of resource usage increases, which translates in more costs (unless you cut scope or quality). If the scope increases, this implies more time and/or cost. If the budget is reduced, it will impact the pace, the scope and/or the quality of the outcomes. These are hard, historically proven facts: it’s the old triple-restriction story yet once again. Nonetheless, and as stated in the opening, we don’t have these truths as clear and present in our minds as they should. BTW, when I say “we”, I mean mainly the PM community but this applies to the entire universe of project stakeholders: Sponsors, PMOs, Steering Committees, Managers, Directors, SMEs, you name it. All right, but “So what?” you may ask. Let’s conclude this short article then with a practical conclusion:

PMs should be the first evangelists of this truth. Every time we receive an endeavor, we must ask: “What is the project driver?” – and explain the nature of the question and the implications of the answer as well. It should be a mantra, a fixation, a standard procedure, over and over again. On the other hand, organizations and their leaders (Managers, Directors and especially C-Suite staff) must acknowledge this truth, once and for all. People making org decisions must align the project portfolio to strategies, priorities and drivers. There ain´t no such thing such as a “good, pretty, fast & cheap” project. Sometimes the election of the driver isn’t easy, but that is the nature of life: deal with it. You need to choose. Omitting or even deferring this crucial point is a recipe for failure.

The “fast, cheap, flawless, all-requisites in” endeavor is an absurd lie: an utopia that crashes with reality. Let´s stop daydreaming. We see the consequences of this every day in the Project Management world. In the intent of finishing with a positive note, I have also seen the POWER of enforcing the project-driver good practice. It works as an strategical enabler that provides clarity, an ultimate criterion for decisions and a leverage for success: a no-brainer for a true Sponsor. Thus, let´s choose. And let´s choose wisely.

Cheers!

Fernando

Photo by Brian Wertheim on Unsplash

Una de pajaritos…

Está lloviendo. Es extraño. No debería pasar tal cosa en esta época del año pero (parafraseando a Galileo) “y sin embargo nos llueve”. Al mismo tiempo hace mucho, mucho calor – mañanas de sol inmisericorde seguidas de chubascos por la tarde. Y entre los dos extremos una tregua, un evento, una gala a la que estamos todos invitados. ¿Los ha escuchado Usted? Es un coro que canta por quince minutos. Sí, como una inmensa alabanza, una cortina de voces se alza desde todas partes: los pajarillos presienten la lluvia y cantan, gorjean y celebran. Regocijo. Es un milagro. Desde los sedientos árboles, las aves invocan al agua que caerá del cielo. Saben lo que significa. Saben agradecerlo. Y cantan. Sí. Con que alegría, con que candor, con que entusiasmo. Elegía. Poema. Cante. Invocación. Por todos los cielos, ESCUCHEMOS: cantan… como cantan. Eso sí es cantar.

Un abrazo amigos.

Fernando

Fer

Photo by Micah Hallahan on Unsplash

¿Por qué se enoja?

Entre un estímulo y nuestra reacción existe un espacio. Es en este espacio que tenemos el poder de elegir nuestra reacción. En este espacio se encuentra nuestra libertad y nuestro éxito. — Viktor Frankl

Recuerdo cuando papá me espetaba el refrán que dice “¡el que se enoja pierde!”, cada vez que me asaltaba un ataque de ira de esos turbocargados por hormonas adolescentes. La frase funcionaba con frecuencia, arrástrandome por la fuerza desde los dominios de la amígdala hacia el imperio de la razón. Recuerdo también cuando me explicaba – en medio de la emoción de una pelea televisada de boxeo – como los mejores luchadores pelean con la cabeza antes que con los puños. En medio del ardor de los golpes, normalmente lleva las de ganar el más inteligente y estratégico, comentaba mi viejo.

Ahora bien, temo que los consejos de mi padre deben ser adaptados a estos tiempos modernos donde reinan las redes sociales. Desde el punto de vista personal, por supuesto que sigue teniendo razón. Sin embargo, desde la perspectiva social existen personajes que más bien viven del enojo ajeno. En vez de pregonar “el que se enoja pierde”, estos personajes aplican la fórmula “si no los enojo, pierdo”. Deliberadamente siembran división, rencor e ira. Exaltan el discurso de “nosotros, los buenos” vs “ellos, los malos”. Si nos vamos a la raíz del asunto, coincido a cabalidad con Ryan Holiday en que la causa de todo este lío es nuestro EGO. Una trampa psicológica nos hace confundir nuestras creencias y opiniones con nuestras personas. Olvidamos que no somos lo que creemos: un bebé de seis meses no cree en nada y es tan persona como usted o como yo. Aún más, si algo debería caracterizarnos serían más bien nuestras acciones. Lo que sucede es que las emociones provocan un “corto circuito” entre el estímulo y nuestra reacción al mismo. En otras palabras, la emotividad descontrolada nos roba la “última libertad humana” que nos ilustró Viktor Frankl: aquella libertad de elegir como nos afectarán los eventos y las circunstancias de la vida. Me permito añadir que nos roban también la capacidad de análisis. Ese secuestro de la razón es precisamente lo que vemos en los comentarios a las noticias en las redes sociales y versiones digitales de los diarios. Me atrevo a afirmar que el 80% de las “opiniones” ahí vertidas son más bien pura bilis, el 15% son trabajo de “troles” profesionales y únicamente el 5% son opiniones con alguna base sensata.

Regresando al tema central que hoy nos ocupa, concluimos que estamos hoy ante un mundo en el cual no solo somos presa de los defectos inherentes de nuestra naturaleza humana, sino que estos defectos son activamente excitados y explotados por los medios, los políticos, los religiosos y otras entidades adictas al poder. La forma en que se escribe un titular de una noticia, los ataques ad-hominem de un político contra el adversario, el sermón de un obispo atacando a alguien por sus creencias y un largo etcétera de malos ejemplos nos tienen rodeados, enfermos y cansados. Se hace imperativo entonces aprender a no reaccionar. En serio, digamos en voz alta: ¿por qué me enojo? ¿Soy yo acaso definido por mi candidato / partido político o mi religión? ¿Respondo yo por sus actos y defectos? ¿Será que me están utilizando vilmente para generar tráfico, “likes”, comentarios, votos? Debemos respirar hondo y seriamente cuestionarnos si ese “comentario” que estoy a punto de escribir aporta algo más que odio puro: ¿contribuiré acaso más con mi silencio? (no siempre hay que opinar, ¿o sí?). Necesitamos re-aprender a pensar, a ser capaces de tratar el tema independientemente del mensajero. Vamos: ¿qué importa quien es el autor de una publicación en tanto el punto sea válido? Necesitamos calmarnos, urge activar esa pausa entre el estímulo y la reacción que nos regaló Frankl. No nos enojemos gratuitamente, pues hoy por hoy no solo perdemos nosotros sino que nuestro enojo es el combustible de la victoria de los que nos manipulan. Esta manipulación no es algo nuevo, por supuesto, pero la tecnología moderna (redes sociales, teléfonos móviles, internet) la ha puesto en manos de cualquiera con un poco de conocimiento y mucho de malas intenciones.

Creo que ya fue suficiente por hoy, cerremos. Cantaba Yoko Ono, “All we are saying… is give peace a chance!” Con el permiso de Lennon, yo lo cambiaría un tantito… ¿qué tal “All we are saying… is give peace and thought a chance”?

Photo by Andre Tan on Unsplash

¿Nos determina la semana? / Are we determined by the week?

VERSION EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW

Como un rayo necio y reincidente, esta idea me ha golpeado varias veces, principalmente los Domingos. Es uno de tantos pensamientos que me asaltan ese día por la noche, pues mi insomnio y crisis existenciales parecen estar programados en un ciclo semanal. Sí, los Domingos… como canta cierta melenuda artista canadiense: “isn´t it ironic?” Pero bueno, a lo que vinimos:

Es sencillo – sostengo que nuestras vidas modernas están determinadas en mayor medida de lo que tenemos presente por el actual modelo de “semana”. En este modelo hay dos obvios bloques: Lunes a Viernes para laborar y el fin de semana (Sábados y Domingos) como tiempo de ocio & descanso: siete días. Y lo que es más notable es que esta estructura es un concepto totalmente subjetivo – una construcción social y cultural – pero nada más. De hecho, la semana de siete días es una herencia religiosa de nuestros antepasados mesopotámicos, quienes asignaron un día para cada uno de los los siete mayores cuerpos celestes (Sol, Luna, Marte, Mercurio, Venus, Marte y Saturno). En otras palabras, no tiene un fundamento astronómico como el mes (asociado a los movimientos de la luna) o el año (que refleja el giro del sol y las estaciones), sino que es algo místico: un “número mágico” relativo a “los dioses”. Si le ponemos cabeza, no es una realidad objetiva: es un pacto, una herencia, un supuesto que todos hemos aceptado. Cuando el ser humano no conocía la agricultura y vagabamos por bosques y sábanas cazando y recolectando lo que comíamos, pues no existian días de la semana: todos los días eran iguales, si no se cazaba, no se comía. Esto fue así por milenios. La revolución de la agricultura y nuestro establecimiento en sitios fijos derivó en un día de descanso para algunos, pero en general no cambiaron mucho las cosas. No fue sino hasta el advenimiento de nuestra época moderna cuando, con economías de escala, mecanización e industrialización llegamos a tener – al menos los privilegiados -el presente modelo 5-2 (siempre encajonados por una herencia babilónica de siete días). Y vivimos en función del mismo, programando nuestras vidas completas en torno a este proceso semanal (“Living for the weekends” decía la frase que ví en una calcomanía hace poco). El tiempo con nuestras familias, nuestros ocios, paseos, trabajo; todo se enmarca en ese eterno ciclo. Pero… ¿Es este el mejor modelo para el siglo XXI? ¿Podemos pensar en como mejorarlo? Pienso que sí. Se me ocurren al menos los siguientes factores (presentados como preguntas) para analizar juntos este tema:

  • ¿Están “grabadas en piedra” las 8 horas por día o las 40 ó 48 horas semanales de trabajo? La respuesta es evidente, y es un “no”. Se abren entonces las posibilidades. ¿Qué tal hacer 10 horas diarias, cuatro días a la semana y liberar así un día cada semana? Tendríamos entonces fines de semana con tres días libres. Habrá inclusive quién prefiera laborar 12 horas días, tres días por semana y tener cuatro días libres. ¿Por qué no, si es ese el gusto de la persona?
  • ¿Se reducirán la cantidad de horas laborales? Todo apunta a que la respuesta a mediano plazo es un resonante “sí”. En 1870, el estadounidense promedio trabajaba 62 horas. En Alemania se laboraban 67 horas. Un francés se “partía el lomo” por 66 horas semanales, un español, 65. Para el año 2000, un norteamericano laboraba aprox. 40 horas cada 7 días, mientras que franceses y españoles trabajan aprox. 35 horas por semana. La conclusión es evidente: la tendencia es descendente y todo apunta a que seguirá así (recordemos que la llegada de la Inteligencia Artificial y otros avances tecnológicos que apuntan a un nuevo salto en la productividad).
  • ¿Queremos un solo “bloque” de descanso al final de la jornada semanal? Esta es una pregunta importante. Digo, ¿será lo mejor para nuestra salud física y mental el tener una sola pausa al final de un “sprint” continuo de trabajo semanal? ¿No será mejor tener dos pausas, algo así como laborar Lunes y Martes, descansar el Miércoles, para luego laborar Jueves y Viernes y cerrar con el fin de semana? Desconozco si hay estudios al respecto. Quizás algún amable lector nos pueda informar al respecto.
  • ¿Debe tener la semana siete días? Como se explica más arriba, a menos que Usted sea sumerio o babilónico, la respuesta sería un “no”. Deberíamos entonces abrirnos a la posibilidad de romper ese molde para evaluar la posibilidad de tractos más largos de trabajo o descanso, utilizando para ello medios días de labores u otras ideas novedosas – según las necesidades y gustos de cada quien. Ni siquiera tendría que ser algo fijo: ¿qué tal semanas de 15 días, seguidas por otras de siete, o cualquiera otra combinación?
  • ¿Estamos considerando en suficiente medida las demandas de flexibilidad del ciudadano moderno? La sociedad sigue evolucionando: las expectativas y gustos de la generación “Millenial” son muy diferentes a los “baby-boomers” o los gen-X; por no mencionar la generación Z. Cada día la sociedad se vuelve más conectada, más móvil, más dependiente de la tecnología. Los modelos laborales cambian: el “freelancing” y la “gig-economy” están al alza. Se trabaja cada vez más desde la casa, desde sitios de “co-working”, desde aeropuertos, estaciones y parques. La tendencia es a una cada vez mayor libertad, movilidad, telepresencia.

Visto todo lo anterior, mi conclusión preliminar es que nuestro “pacto social sobre la semana” se ha quedado corto. Necesitamos (muy especialmente en mi país) aumentar la flexibilidad de los modelos laborales y su sustrato legal. Es urgente proveer mayor agilidad y adaptabilidad al marco legal de forma tal que se adapte a las demandas personales y empresariales de un nuevo siglo. Laboramos por décadas: lo correcto es que el diseño de la semana responda no solo a fundamentos históricos o corporativos. Creo que hemos alcanzado la madurez suficiente como civilización para considerar también a la sociedad, a la familia y últimamente al individuo y su salud física y mental. Solo así diseñaremos una “semana” a la altura de los tiempos.

Les escucho ahora. Hasta la próxima,

Fernando

ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL ARRIBA

Matching a stubborn and cyclical lightning storm, this idea has hit me several times, mainly on Sundays. It is one of those thoughts that assault me that day of the week, powered by my insomnia and weekly existential crisis. Yes, on Sundays… as A. Morissette sings: “isn´t it ironic, don´t you think?” Anyway, to our business:

It´s simple – I state that our modern lives are excessively (and unconsciously) determined by the actual model of that entity called the “week”; which has two clear blocks: Mon-Fri to work, Sat-Sun for our leisure. Perhaps the most noticeable thing is that the “week” is a subjective concept… a social/cultural construction but nothing else. In fact, the seven-days week is a religious “inheritance” from ancient Mesopotamia. The first know civilization assigned a day to each one of the major heavenly bodies: Sun, Moon, Mars, Mercury, Venus and Saturn. Hence, the seven-days week is not even based on astronomical events like the month is (associated to the movements of the moon) or the 365-days year, linked to the Sun´s cycle. It is just a “magical number”, mystically reflecting the “gods”. Think about it – it´s no objective reality: it is a pact, an agreement, an omnipresent assumption of this modern world. When Humanity wandered as hunter-gatherers, there were no weekdays. Every day was the same: you don´t hunt, you don´t eat. This was the tone for millennia. The agriculture revolution and our establishment in fixed sites (cities) led to a day of leisure for some, but in general things didn´t change a lot. It was not until our modern times that, through economies of scale, mechanization and industrialization, we have come to the 5-2 model. And our lives revolve around this 7 days weekly process (“Living for the weekends”, read a sticker I recently saw on a bumper). The time we spend with our families, our leisure, travel, work… everything moves around this seemingly eternal cycle. But… Is this the best model for the XXI century? Can we improve it? I think so. I believe that we need to consider (at least) the following factors when the time for re-engineering comes. I have listed them as questions, below:

  • Are the 8-hours per day & the 40 or 48 days per week “carved in stone”? The answer is evident and it is a “no”. Possibilities are open. What about doing 10 work hours per day, thus freeing up 1 day per week? a 3-days weekend sounds good, doesn´t it? And there would be individuals who prefer working 12 hours for three-days a week, and having 4 days free. Why not, if that is your preference?
  • Are work hours reducing? Everything points to a positive answer. In 1870, the average american worked for 62 (!) hours per week. In Germany, it was 67. A french person hit 66, and in Spain the average was 65. 130 years later (year 2000), the american marks 40. Spaniards and French hit approx. 35. The conclusion is evident: the trend is about a reduction in the work hours and it points to keep like that. The dawn of AI and general tech progress points toward new productivity, empowering this trend into the future.
  • Do we want a single “block” of leisure at the end of the workweek? This is an important question. I mean, is it the best for our physical and mental health to have a single pause at the end of a long, continuous sprint of work per week? Wouldn´t it be wiser to have two pauses, such as working on Mon-Tue, resting on Wed, and then resuming during Thu and Fri before jumping into the weekend? This I don´t know. Perhaps a kind reader can enlighten us on this topic.
  • Is the week necessarily a 7 days thing? As explained above, unless you are a Sumerian or Babylonian guy, probably not. I believe it is worth at least to revisit the idea. Perhaps extended periods of work followed by recurrent vacations could be an option for some of us, perhaps fueled through a work part-time model. Moreover, it doesn´t needs to be constant: what about a 15 days week followed by a seven days one, or any other that should apply?
  • Are we sufficiently considering the flexibility needs of the modern citizen? Society keeps evolving: the expectations and needs of a Millennial are very different from the ones of a Baby-Boomer, a Gen-X or a Gen-Z. Every day society gets more connected, more mobile, more dependent on tech. Labor models shift: freelancing and the gig-economy are on the rise. We work, every day more, from home, from co-working (shared) spaces, from airports, train stations, cars and parks. The trend is about liberty, mobility, tele-presence.

As per all the above, my preliminary conclusion is that our “social pact on the week” has gone elderly and outdated. We need (especially in my beloved homeland) to augment the flexibility of the labor model and its legal foundations. Its urgent to provide agility and adaptability to the legal normative, for it to abide to the personal and corporate needs of this new century. We work for 45 or 50 YEARS. The correct thing to do is to have a week design based not only on historical or corporate demands. I strongly believe that we, as a civilization, have reached the maturity level to consider also society, family and the very individual when crafting that elusive yet omnipresent entity called the “week”.

Now, what do you think?

See you soon,

Fernando

Fuentes:

Photo by rawpixel on Unsplash

Repartiendo la riqueza mundial / Equally distributing world´s wealth

VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW

A pesar de ser datos fundamentales para entender este agitado mundo, casi ninguno de nosotros se ha preguntado a cuánto asciende el valor de todo lo que genera la Humanidad (productos, servicios, transacciones) en un período de tiempo, digamos en un año. Y mucho menos, cuanto le tocaría a cada persona si esa riqueza se repartiera equitativamente (“por parejo”) entre cada ser humano viviente en el 3er planeta desde el Sol. Me entró la curiosidad y me puse a investigar . Les cuento muy brevemente lo que encontré y mis conclusiones iniciales…

Comencemos entonces. Tenemos camino avanzado, pues casi sin darnos cuenta hemos definido ya el PIB, o Producto Interno Bruto: dijimos que es “el valor económico de todo lo que se genera en un periodo de tiempo” – normalmente en 1 año calendario. Y cuando hablamos de lo que produce el planeta, es un número brutalmente (pun intended) grande. Voy a usar datos del año 2017 puesto que estaban más a la mano – el PIB mundial fue por la suma nada despreciable de aprox. 80 mil billones de dólares (números redondos). Ahora bien, en el 2017 había aprox. 7.700 millones de personas respirando sobre la faz de la Tierra. Si dividimos la riqueza por la cantidad de personas, ¡zaz!, obtenemos el PIB per cápita (“PIB por testuz”, podríamos decir también). Según el Banco Mundial (“World Bank”), ese número asciende a USD $10,726.00. Ese dato no dice nada por sí mismo, pero se vuelve muy interesante cuando lo COMPARAMOS con algo más… por ejemplo, el PIB de mi propio país, la pequeña Costa Rica con sus 5 millones de habitantes. El PIB costarricense asciende a USD $11,677.26… menos de mil dólares de diferencia con el promedio global. ¿Y qué hay de otros “PIB por testuz”? Pues en orden ascendente, el de la India (con sus más de 1,300 millones de habitantes, el 17% de la población mundial) es de magros $1,942.10 anuales. China (más de 1,400 millones de personas, 18% del mundo): $8,827 dólares anuales por persona. Brasil (211 millones de personas): $9,821.44 dólares. Los casi 513 millones de habitantes de la Unión Europea reciben mas de $33,700 dólares al año. Y los 327 millones estadounidenses (4% de la población global) gozan de un promedio de casi $60,000 anuales. Hmmm…

La conclusión fundamental de todo esto es tristemente evidente: la riqueza mundial está distribuida de manera absurdamente desigual. Y digo “absurdamente” porque más allá de apostolar por una repartición aritméticamente idéntica (un perfecto y utópico comunismo, doctrina de la cual, valga mencionar, no soy ni lejanamente adepto), hay algo fundamentalmente mal en el hecho de que, en promedio, una persona de la India reciba 30 veces menos ingresos anuales que un norteamericano, por no hablar de ejemplos extremos (eg, Luxemburgo con más de $120,000 anuales VS Somalia con unos ruines, tristes, paupérrimos $100 (sí, cien dólares aprox.) ANUALES para cada uno de sus 15 millones de mujeres, hombres y niños. Sigo: la producción mundial de riqueza alcanza para garantizar condiciones más que aceptables de vida para todos en este planeta. Lo sé porque , en términos generales, se vive bien en mi país, el cual tiene un PIB anual similar al promedio mundial. Ahora bien, sé también que este asunto tiene muchos otros matices y detalles técnicos & financieros, como por ejemplo el efecto de la paridad del poder de compra (PPC) y el increíble y distorsionante hecho de que más del 40% de las inversiones directas son en realidad movimientos corporativos vacíos para evadir impuestos, sobre todo en paraísos fiscales. Además, los valores fluctúan y en ocasiones no poco de acuerdo con la fuente. Pero a pesar de los pesares, la conclusión de fondo se sostiene: hay suficiente para todos. Dato final (la cereza en este pastel con sabor a dólar): las 26 personas más ricas del mundo disfrutan de más riqueza que los 3,800 millones de habitantes más pobres del planeta: la mitad de la Humanidad.

Mucho se está hablando de la desigualdad actualmente. Y yo ciertamente no tengo la solución a este complejo tema. Pero creo que estar objetivamente conscientes del tema, compartiendo algunos de estos chocantes datos, es un primer paso y, si se quiere, una pequeña contribución que empuja en la dirección correcta. Entonces, pregunto y me pregunto: ¿qué hacemos? Les escucho…

Fernando

ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL MÁS ARRIBA

In spite of being basic facts needed for a proper understanding of this troubled world, few of us have questioned how much does Humanity produces, meaning the value of all what we create during, say, a year. And even worse, fewer of us have asked how much of that wealth (products, services, transactions) should be assigned to each inhabitant of the world, assuming an equal distribution (share) of it. Well, I got curious and researched a little bit on it (thanks, World Bank for the data!). Let me share what I found and my initial conclusions…

Let´s start. We got already a nice way covered, since we have inadvertently defined GDP: “the economic value of all what is generated in a period of time” (normally, 1 calendar year). And when we are talking about World GDP, the number is colossal. Using 2017 data (it was the latest one at hand), world´s GDP reached approx. 80 trillion USD. Now, in 2017 there were about 7,700 million people alive on the third planet from the Sun. It´s a matter then of dividing the value of all what we produced between that population and bam!, we got GDP per capita (“per cranium”, we could say). According to the World Bank, the “magical number” is USD $10,726.00. Now that doesn´t says a lot by itself, but it becomes quite interesting when we COMPARE it with something else… for example, GDP per capita for my homeland, Costa Rica and its five million inhabitants. Costarrican GDP per capita is USD $11,677.26… less than a thousand dollars of difference with the world anual average. Let´s see other examples: India (more than 1,300 million persons, 17% of the globe´s population): sad $1,942.10 per year. China (world´s most populated country, 1,400 millions, 18% of us all): $8,827 dollars per Chinese. Brazil (211 million football lovers): USD $9,821.44 . The 513 million inhabitants of the European Union enjoy $33,700 of GDP per person/year. And the population of 327 million US citizens (4% of the globe´s population) a not-that-bad $60,000 per year. Hmmm…

The fundamental conclusion of all these numbers is regretful and evident: the world´s wealth is distributed in an absurdly unequal way. And I say “absurd” not in the light of preaching for a perfectly arithmetically distribution of wealth (an utopic communism, ideology I certainly reject) but there is something utterly wrong in the fact that a citizen of India (in average) receives 30 times less than a national of the US, not to speak of extreme examples (eg, Luxembourg with more than $120,000 per person per year VS Somalia with sad, astounding, cruel $100 (yes, approx. hundred dollars per YEAR) for each of its 15 million men, women and children. Furthermore, the planet´s production of wealth is enough to guarantee more than acceptable living conditions to everyone. I know because, in general terms, the living conditions are more than acceptable in my own country, which has a GDP per capita quite similar to the world´s average. Now I also know that there are lots of tech nuances and economical details to consider, such as purchasing power parity (PPP) and the incredible fact that 40% of direct investments are really empty corporate financial moves intended to evade taxes, not to mention that all these numbers vary somewhat according to the source. But the core conclusion stands: there is enough for all of us. Final fact (the cherry on top of this dollar-flavored pie): the 26 richest individuals in the world enjoy more wealth than the 3,800 million poorest of us (50% of Humanity!).

There is a lot of fuzz right now about this inequality topic. And I certainly don´t have the answer. But I believe that being objectively conscious of all these facts, and sharing this shocking data, is a step in the right direction. Hence, I ask myself and I ask You: what shall we do? I am all ears….

Fernando

Photo by Daniele Fantin on Unsplash

Sources: 

  • https://data.worldbank.org/ 
  • https://www.oxfam.org/en/even-it/5-shocking-facts-about-extreme-global-inequality-and-how-even-it-davos 
  • https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_GDP_(nominal)_per_capita