Foto: Vela de Fuego / Photo: Sail of Fire
ESPAÑOL
La mirada inconscientemente sigue la diagonal trazada con fuego por los bambúes hasta llevarnos al cielo. Estamos volando en el viento, impulsados con una vela viviente bañada en dorado fuego solar. Nótese que nuestro velero inclusive tiene sendas “banderas” ondeando en el tope del “mástil”. Hora de navegar…
Les comparto el tema “Sailing” de Christopher Cross, el sonido perfecto para acompañar la foto.
Fer
ENGLISH
The eye unconsciously follows the diagonal sketched by the bamboo until it takes us to the sky, Sailing in the wind with wings of golden solar fire. Notice that our sailboat even has “flags” waving at the top of the “mast”. Time to sail…
Let me share with you “Sailing” by Christopher Cross, just the right song to enjoy the photo.
Fer
Foto: Buscando a Van Gogh / Photo: Looking for Van Gogh
VERSION EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
Tomé estas fotografías muy cerca de mi casa, durante una corta caminata veraniega. No fue nada planeado: simplemente uno de esos regalos gratuitos que brinda la vida. Como canta Pedro Guerra, “algo bueno que no pides y se da” (te comparto la canción al pie de este post). Unos días después, un truco del inconsciente me llevo a asociar la foto con la inmortal obra de Van Gogh “Almendros en Flor“, mostrada a su vez más abajo. Me recordó también al estilizado arte japonés cuando retrata árboles floridos, particularmente los cerezos (conocido como sakura).
Pero, más allá de la reminiscencia puramente artística o cultural, me transmite una inmensa armonía. La mezcla de colores cálidos, las maderas y los azules está perfectamente balanceada. La composición es sobria. Estas imagenes brindan paz. Serenidad. Casi sin querer se dibuja en el rostro una sonrisa. Citando de nuevo al mencionado cantautor español: “cielo limpio, cielo azul / como todo si estás tu…“.
Es hermoso vivir.
Fernando
PD: mira el pequeño video abajo que te traslada a ese lugar, y escucha a Pedro Guerra también…
ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL MÁS ARRIBA
I took these shots quite close to my home, during a short summer walk. Some days after the impromptu session – which was nothing but one of those wonderful gifts that life freely gives us – I noticed the resemblance to Van Gogh´s blossom series, particularly the “Almond Blossoms” famous painting, shown above. It also reminded me of the stylized japanese art when portraying blossoming trees, particularly cherry tree depictions (known as sakura).
Still, and beyond cultural & artistic references, the image transmits intense harmony. The color mix, including the warm tones, the wooden ones and the blue palette has a perfect balance. The composition is sober. These shots convey peace. Serenity. Almost without noticing, a smile appears in your face.
It is good to be alive.
Fernando
PD: check out the videos below… including a song from a Spanish singer that conveys the same warmth. Perfect companion for the image.
Sembrando árboles bajo los cuales no nos sentaremos
Revoloteando entre artículos y opiniones, di esta semana con una de esas frase que impactan. Debo admitir que la versión inglesa me gusta aún mas, pero aún las catorce palabras en español resuenan hasta la eternidad… y más allá. La frase dice así:
“Una sociedad prospera cuando los viejos plantan árboles cuya sombra saben que nunca disfrutarán”
David E. Trueblood (ver nota al pie)
Escucho la frase en mi mente de nuevo al escribirla y vuelvo a sonreir. No puedo evitarlo. La sencilla poesía escondida en la metáfora, la elegante resolución de la afirmación y ante todo el sabio mensaje mueven tanto al corazón como al entendimiento. Frase digna de la mencionada sonrisa, el aplauso pendiente y quizá de una lágrima mal disimulada. Le invito a re-leerla: “Una sociedad prospera cuando los viejos plantan árboles cuya sombra saben que nunca disfrutarán”. ¿Lo captamos? Esta frase resume la más pura verdad de esta vida, como es la absoluta interrelación de todo lo que existe. Sabe al mejor de los vinos. Degusto notas similares a las expresadas por el Jefe Seattle (“Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo“). Lleva tintes de humanismo, aceptación y tolerancia. Tiene cuerpo de madura ilustración, con humos de progreso. Y deja finalmente un sabor a maderas en la boca, con ribetes de ecologismo, desprendimiento, entrega, gratitud y lealtad.
¡Salud, hermanos! Alzo mi copa entonces por los árboles sembrados, por las sombras que se proyectarán y ante todo, porque nuestros hijos – y los hijos de nuestros hijos – puedan siempre disfrutarlas.
Fernando
NOTA: Si usted busca el orgen de la frase en la internet, se le atribuye normalmente a “los griegos” en el sentido de la Grecia clásica (una afirmación que, por motivos sentimentales, no podría desear más que fuese verdad). Sin embargo, investigando un poco, encontré este análisis que prueba que el autor es el arriba citado, el cuáquero Mr. David E. Trueblood.
Photo by Aaron Burden on Unsplash
FOTO: Un Pegaso en mi refrigerador / PHOTO: A Pegasus in my fridge
VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
“Mucho más
Allá de mi ventana
Las nubes de la mañana
Son una flor
Que le ha nacido a un tren
Un reloj se transforma en cangrejo
Y la capa de un viejo da
Con una tempestad de comején” –1er verso, canción “Como esperando Abril”, Silvio Rodríguez
Podríamos racionalizarlo y hablar de “pareidolia”, ese curioso engaño que nos hace la mente el cual nos hace ver imágenes donde solo hay formas vagas; como cuando vemos legiones de figuras en las nubes. Podríamos también restarle toda importancia: es tan solo una mancha en la puerta del refrigerador. Pero también podemos dejar que gane el corazón. He decidido entonces que es un regalo. Desde el reino de la imaginación, mis pequeñas (las únicas mensajeras capaces de tal proeza) me han traído una sorpresa la cual ahora les comparto: nada menos que un clásico ser mitológico, un Pegaso. Este es un blanco caballo alado, dibujado con manos diminutas usando como tinta la leche de su biberón. Por lienzo, el más mundano de los electrodomésticos. Por estudio, la cocina. ¿Qué inspira al artista? Quizás el mismo duende que inspiró a los pintores de bisontes en aquellas cavernas prehistóricas. Quizás.
Todo caso, no lo cambio por un Pollock. Este sí que me pone a soñar…
Un abrazo entre nubes,
Fernando
ENGLISH VERSION / VERSIÓN EN ESPAÑOL ARRIBA
We could rationalize and speak about “pareidolia”, that curious trick our minds play on us, making us see images where there are only but vague shapes. You know, like when we see legions of figures in the clouds. We could also withdraw any importance out of it: its just a splash in the door of the fridge. But we can also grant victory to the heart. I have decided then that it is a gift. From the kingdom of the imagination, my little ones (the sole messenger up to the task) have brought me a surprise which I now share with you. Nothing less but a classical mythological animal, a Pegasus. This winged, white horse is painted with tiny hands using as ink the very milk of the bottle. As canvas, the door of the fridge. Artist studio? The kitchen. What inspired the artist? Perhaps the same spirit that haunted those who painted a bison in the caves. Perhaps.
In any case, I don´t trade it for a Pollock: this one really puts me to dream and fly…
Regards from the kingdom of the clouds,
Fernando
Soundtracks de nuestras vidas…
“Sin música la vida sería un error”. Friedrich Nietzsche.
Tenía que escribir estas líneas: la idea me tiene cautivado desde hace unas semanas y no me deja en paz. Me parece simplemente encantadora, con esa sutil delicadeza de las metáforas directas y sencillas. Supongo además que la idea no es nueva, pero al menos puedo decir que es nueva para mí. Tanto es así que no me da la gana el buscarla en Google pues ciertamente aparecerá algo por ahí y acabará mutilando y contaminando mi propia inspiración. Así que comparto aquí la vivencia propia… y nada más. Pero acabo de caer en cuenta de que no les he dicho cual es el punto en cuestión, así que sin más rodeos: ¿alguna vez han comparado sus propias vidas con una película, y llevando la metáfora al siguiente nivel, han pensado como la música que escuchamos es el “soundtrack” de nuestras existencias? Esto es especialmente válido para aquellas composiciones que deliberadamente escogemos y que marcan etapas de nuestros filmes, cintas donde somos a un tiempo guionistas, directores y protagonistas.
Pienso entonces en mi primera niñez, cuando las obras que me acompañaron eran las clásicas rondas y canciones infantiles. Me transporto a mi infancia, cuando mi madre sacudiera mis mañanas de domingo con Raphael y Serrat a todo volumen y mi padre resonara su música clásica (Aranjuez, Mozart, Beethoven). Recuerdo los viejos cassettes de mi viejo- cientos de ellos -. Mi padre pasaba horas arreglándolos, enrollando cintas con bolígrafos, acomodándolos, limpiándolos. Puedo ver mis manos de niño jugando con ellos mientras él me explicaba como es que había música ahí escondida o mejor aún, como se “atrapa” la música literalmente planchándola en el vinilo caliente de un LP. Pienso en mi temprana adolescencia, cuando no tenía idea clara de qué era lo que me gustaba escuchar (en realidad, no tenía una idea clara de nada de nada) y entonces lo que oían otros – primos, tíos, amigos – me envolvía en un torbellino sin que supiera yo qué hacer. Y recuerdo con absoluta claridad el momento en que, a través del lado B de un cassette escuché por primera vez a un grupo de rock argentino llamado Soda Stereo. Era la fiesta de mi hermano y el cassette en cuestión su regalo de cumpleaños. Tendría yo unos 12 años, y fue la primera vez en mi vida en que me identifiqué con un artista. A partir de ese primer romance musical comenzó un viaje que no se ha detenido, porque siguió una juventud con rebeldías empapadas de rock en español, metal pesado y otros ritmos. Luego vino una primera madurez donde volvi a aceptar la música de mis padres y hasta el pop, hasta llegar a una etapa donde el jazz (Miles Davis, Dave Brubeck), el flamenco (Vicente Amigo, Paco), el bossa y algunas obras clásicas (Vivaldi) me hacen volar, sin avergonzarme para nada de poder disfrutar de una salsa de Luis Enrique, de cantar a pecho abierto una vieja tonada (música “plancha”, dicen en mi tierra) y hasta de bailar en una fiesta un “merengazo”. Seguramente su banda sonora personal, amigo/amiga lector, resuena fuerte en su alma con solo poner a girar el disco de los recuerdos. Porque hay canciones para momentos y momentos para canciones: bodas, bailes, fiestas, cafés, estadios… También hay recuerdos de vinos, perros, trenes, flores, parques, libros. Y visiones de conciertos, celajes, bicicletas, paseos, besos y pasiones: instantes. Todos llevamos en el corazón escenas mágicas donde una perfecta música de fondo nos acompañó y envolvió.
Les comparto todo esto porque he llegado a la conclusión de que la variedad musical es simplemente lo lógico y sensato, un reflejo de la variedad de etapas que atravesamos en nuestros viajes. La variedad de gustos musicales a lo largo de la vida es un eco de la evolución de nuestras almas y de la riqueza de escenas del filme. Tanto es así que, a estas alturas y cuando parecía solamente un sueño inalcanzable, me encuentro una vez más cantando rondas infantiles… a buen entendedor, pocas palabras. A fe mía que la vida puede ser hermosa, ya sea cantada por Ceratti, en la guitarra de Amigo, resonando en la voz de Elvis o saltando en las escalas de Bach; sin olvidar por supuesto a “Los Pollitos”. Sí, “Los Pollitos” con palmas y todo, acompañando ahora la más hermosa de las etapas de mi intimo largometraje.
Un abrazo,
Fernando
“¿La música no es eso?, compartirla con los demás.”
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Mi primera entrevista en la RADIO
“Esto es lo que me gusta de la radio: el no saber qué va a ocurrir.” – Luis del Olmo
Pues les cuento que el viernes 31 de Agosto estuve por primera vez en la radio. Permítanme contarles a continuación, brevemente, esta maravillosa experiencia…
Primero que todo, debo decir que no tengo formación profesional como periodista: lo mío es empírico y si tengo algún comando al menos “potable” de la palabra se lo atribuyo a lo mucho que disfruto de la lectura. Dicho eso, el punto sigue siendo válido: no soy ni por asomo un locutor profesional. De tal manera que a mi llegada a la estación radial adonde fui invitado estaba algo ansioso: los seres humanos somos muy malos administradores de la incertidumbre. Sin embargo, la cordialísima bienvenida del anfitrión, nada menos que el señor José Luis Altolaguirre. y el co-anfitrión, Daniel Suchar, fue determinante: se me trató como a “uno de la casa” y eso generó confianza.
Y bueno, que les cuento… se sienta uno y mira a los otros panelistas, cada uno con un micrófono de gran tamaño sostenido por una base ajustable: el micrófono me “miraba”, me “escuchaba”, me “invitaba” a un franco diálogo como si tuviera el oído de multitudes al frente. Al lado, tras un cristal, el profesional de audio controlando la consola. Y entonces, 3,2,1… ¡al aire! Lo curioso es que… nada cambió (era la misma habitación, la misma gente) pero todo se hace diferente durante ese lapso. La conversación se vuelve entonces un acto mágico, que combina el debate, el juego, el humor, el análisis… todo eso sumado a un imponderable, a “algo más:” la invisible presencia de los oyentes. Se los digo con franqueza: se siente “algo” – aquel que dijo que la radio es un medio de comunicación de una vía no tiene nada de poeta. Fue casi metafísico. Aunado a esa parte “espiritual” del intercambio, el uso de redes sociales permite el contacto directo con la audiencia, pero a mí (ingenuo soñador) me gusta concentrarme solamente en la etérea sensación de “estar al aire”.
La conversación se dió entonces con mucha naturalidad. La calidad de los interlocutores (me refiero a mis compañeros) permitió un intercambio analítico, sosegado y a la vez divertido sobre la economía nacional y el transfondo que tiene el sistema educativo sobre esta – para bien y sobre todo para mal.
Podría escribir aquí de lo que conversamos… pero creo que estaría desvirtuando una amena conversación. Es mejor escucharla, pueden hacerlo aquí. Fuí de hecho invitado a una segunda entrevista realizada el 5 de Septiembre (aún no tengo el link disponible, apenas lo consiga lo compartiré).
Quisiera cerrar diciendo que deseo repetir esta experiencia: la radio es una conversación íntima… entre miles de personas.
Fernando
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