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Decisions, Procedures & HIPPOs

If there´s a moment in the organizational day-by-day that majestically embodies the term “Governance” that is the moment of making an important joint decision. What amazes me day in, day out is the absence of an “architected” approach to those moments of truth. In my experience, regardless the size of the organization, its industry and maturity level decisions are quite generally taken using a “primitive” procedure that exists just due to momentum and lack of critical thinking. In the coming lines I intend to raise this situation to the reader´s awareness and provide some food for thought for you all.

Let´s start with an example. July, CIO, is presiding the monthly IT Security SteerCo for ABC Enterprises. As per the recent increase of cybersecurity attacks, the committee must make a decision. They need to increase their IT security level. Thus, they need to choose between several IT Security suites and providers. The meeting begins somewhat late and there are solely 30min booked. To make things worse, conversation digresses and when the topic comes up, July takes command of the call and states her preference. Tommy, CSO, has concerns about the suggested solution, particularly with the 3rd party implementer. Mark, IT Ops Director, too, but more from the solution itself perspective. He has heard negative feedback from peers in other organizations. Luke, CTO, has no particular position. Ditto for Emiley, PMO Lead. The clock relentlessly spins its arms and after some discussions, the “Five minutes left in meeting” alarm pops-up in everyone screens. July takes again command of the meeting and states: “Okay, let´s get to a decision – every day that passes we are at risk, we must not postpone this anymore. I also have to jump to another call. I vote for the mentioned software, and I can have our friends from SuperDeploy next week on-site to define the implementation approach in order to get a formal proposal. So what is your final take, Tommy?” Tommy feels the pressure, he´s put on the spot. So he concedes. Mark makes a couple final rebukes but alas, “if July and Tommy agree, well, me too. So, yes”. The rest of the team robotically say “yes” and that´s it. The team adjourns the phone bridge. And we all say, “Geez, so, what just happened here?”

If you were paying attention, I guess you came to the conclusion that the aforementioned meeting was engineered to fail. Or more precisely, it lacked engineering. It was an ad-hoc, impromptu improvisation with no script, no guide, no agenda and no method, particularly for the moment of truth (the voting exercise). This is my core point: smart, logical, fact-based decisions are not taken like this. The scenario was perhaps exaggerated (lack of punctuality, lack of focus, short timeframe, etc.) but I think that we all have seen stuff like this in our careers. The voting exercise is the summit and culmination of it all. Once July makes her preference utterly clear and public (and that is the Highest Paid Personal Position or HIPPO) there is nothing left to be said. Her CIO role and commanding style pushes the rest of the attendees toward her preference. And the decision is taken.

A wise man makes his own decisions. An ignorant man follows public opinion

Chinese Proverb

So what´s to be done? I don´t have a one-size-fits-all answer, but First thing is to be aware of this issue which seems to affect us like a chronic disease to which we have become anesthetized. Secondly, I believe that this is the type of meeting (and particularly in a WFH / Remote culture) is the one that demands a more strict business approach: punctuality, pre-defined agenda, pre-defined time-slots, pre-defined priorities, pre-defined roles (eg, note-taker, chairman, etc.). And Third, I say that voting must not be taken lightly. The HIPPO(s) must be left at the end, for obvious reasons. If possible, the possibility of simultaneous voting tools should be considered, and perhaps in some cases, even private voting. Disclaimers should be warranted. Even second debates for final endorsement, maybe, in business critical matters. It´s a matter of creativity and tweaking an adequate solution for each org.

At the end, I believe the point is clear now: “Management is doing things right”, said Drucker. Let´s make sure that the second part of his quote – “Leadership is doing the right things” works out during voting exercises.

Fernando

Foto: Maña de Araña / Photo: Itsy Bitsy Spider

Mírame… / Look at me…

ESPAÑOL: no hay filtros digitales ni trucos post-edición alguna aquí. Esta foto es exclusivamente la captura del momento, auando con un poco de suerte con la luz y el enfoque. Miren esos detalles, esas ocho patas bien valen el esfuerzo de hacer zoom…


ENGLISH: no digital filters nor post-edit tricks here. This shot is solely the capture of the moment plus some luck with the light and a neat focus. Check out those details, those eight legs warrant a zoom…

Fernando

Opinión: Seduciendo al idiota que hay en mí

De sirenas, políticos y ahogados…

Cantos de sirena resultan en patadas de ahogado…

Una vez más y como le sucede continuamente a este su ensayista aficionado favorito (¡Plop!), pues me ha picado una idea. Como en tantas ocasiones, sucedió mientras tomaba una ducha. Me bajaba el champú por la cara (higiene antes que calvicie) y recordé un par de videos y noticias sobre campañas políticas muy actuales en un gran país del norte. En medio del jabón y la comezón en los ojos tuve que sonreír una vez más. Fue una sonrisa algo mordaz, mitad satírica, mitad tristona, con acentos de punzante ironía y notas de estoica aceptación. Noté de repente que tenía también un fuerte sabor a champú, lo que me trajo de vuelta a la realidad entre vertiginosos enjuagues faciales. Me propuse entonces poner por escrito el tema, para mi propia salud mental y nuestra íntima conversación. Les cuento ahora, ya seco y confortable, lo que estaba pensado.

Pensaba que la Política -con “P” mayúscula de “Planificar”, de “Perspectiva”, de “Pensar” -se supone que coloca en puestos críticos a personas calificadas para los mismos. Debería ser la venturosa conjunción de una demanda de altos requisitos con una oferta por ello muy especializada. Los puestos Políticos (senadores, alcaldes, ministros, presidentes, diputados y afines) demandan conocimiento, entrega y ética. Pero en estos tiempos que corren, los políticos (ahora sí, con “p” minúscula de “pillo”, de “patán”) son cualquier cosa menos eso. Hoy más que nunca los políticos (o para mayor precisión, la imagen que representan, construida a través de sus equipos de campaña, consultores y otros engendros de esa ralea) son más bien magos de feria. Diríamos, prestidigitadores baratos dedicados a distraer nuestra atención. Apelan a recursos audiovisuales, a retórica de embustero, a aspavientos infantiles. ¿Cómo es posible que haya políticos que aspiran a elegirse con eslóganes como “Balas, Bebés, Jesús”? (no me pregunten…) ¿Cómo puede un político en ejercicio de un cargo público de primer nivel dejarse decir que el gobierno “quiere saber a qué hora va usted al inodoro”? ¿Cómo puede alguien argumentar que las armas automáticas con que se cometen las masacres no son de manera alguna un elemento en esas tragedias? Estas y otras muchas preguntas me hacía yo mientras aplicaba el champú. Creo que emiten estos horripilantes cantos porque nos saben marineros asustados en medio de las tormentas actuales, con oídos prestos a sus voces de sirena. Son voces que simplifican problemas complejos, tonadas que cargan las culpas en “otros”, melodías que bloquean las conversaciones importantes. Entonces y a partir de burlas, cortinas de humo y otras canalladas matan la conversación. Y nosotros, como hipnotizados, ni nos hemos percatado de nada. Se acabó el diálogo y el debates. Sin apenas notarlo nos estamos dando de batazos defendiendo a la sirena de nuestra predilección. ¿Y el cambio climático? ¿Y la economía? ¿Y la desigualdad? ¿Y la deforestación? Nada, cero, conjunto vacío. De aquellos virulentos polvos, estos radioactivos lodos. Porque, de nuevo, de lo que se trata es de embrujarnos, de hechizarnos, de encontrar una fibra sensible (armas, aborto, religión… lo que sea) ante lo cual el resto del mundo se desvanezca ante nuestros ojos y convierta al político en un mesías de pacotilla. Se vende como ungido salvador para su ejército de hipnotizados seguidores con anteojeras ideológicas que aseguran paso de percherón.

“Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.”

Aldous Huxley

“¿Qué hay de nuevo en todo esto?”, se preguntarán. Pues nada y todo. Nada porque los políticos siempre han utilizado este tipo de estratagemas. Todo, porque antes se trataba de la sirena que cantara más afinada, la de la mejor tonada. Antes también vendían humo, pero humo no tóxico. Hoy en día la calidad del gusto político promedio está a la par del musical, pues ahora se trata de seguir a la sirena más estruendosa, la más discordante, la más tóxica. A ratos pareciera que intencionalmente buscamos la peor opción. Algo así como locura colectiva. Nos guían solo las emociones, el enojo, nuestro cerebro primitivo, el “imbécil” reactivo e impulsivo que habita en mí. A ese tipejo no le importan razonamientos ni argumentaciones, una vez que se ha decantado por una opción, parece misión imposible sacarlo de su trinchera por más evidencias que salgan a la luz. ¿Por qué cuesta tanto decir “me equivoqué”? ¿Por qué tanto orgullo de nuestra parte? ¿Por qué hacemos de la política algo personal y eminentemente subjetivo, sin espacio alguno para la razón y los acuerdos? ¿Por qué siempre el grito y nunca la escucha? ¿Por qué?

Usualmente las referencias a las sirenas mencionan su belleza y sus cautivantes cantos. Lo que olvidamos de esta leyenda es la segunda y trágica parte del mito. Sí, aquella que cuenta que si un desgraciado marinero les escuchaba se lanzaba por la borda, siguiéndolas embelesado hasta el fondo para no salir jamás. Cuidado. Si vamos a prestar oídos a las sirenas modernas, hagamos las de Ulises y atémonos al mástil de la razón. Mejor aún, hagamos lo que su tripulación y tapémonos los oídos: somos débiles y ellas muy seductoras. La democracia actual se está convirtiendo en un circo de lo grotesco más que un análisis colectivo de problemas, contextos y candidatos. Y de paso, la turba de sirenas políticas está descoyuntando la sociedad.

Siento la necesidad urgente de otra ducha, les dejo.

Fernando

Foto de Stormseeker en Unsplash

PS: ya que estamos hablando de sirenas, terminemos con una nota más positiva. Un clásico…

Foto: A que no me ves / Photo: I bet you can´t see me

“No, no estoy aquí” / “Look elsewhere – Im not here”

ESPAÑOL: no creo que fuera una coincidencia. Es más bien mimetismo. Los colores de este insecto son un calco de la hoja. Discreción y elegancia sobre seis patas.

ENGLISH: no coincidence at all – this is pure mimetics. The color palette of the insect is a reflection of the leaf. Discrete elegance on six legs.

TOP 10 Analogies to Project Management

“It´s like…”

Analogies are one of the cleverest tools to explain and communicate. Analogies transfer knowledge from realm to realm, clarifying the alien & vague through the lens of familiarity & acquaintance. A good analogy is like a “written picture”: worth a thousand additional words. As you can tell from the prior lines, I am a big fan of analogies, metaphors, allegories, and similar idiomatic formulas. Let´s use the tool on a favorite subject of mine which is Project Management.  Let´s begin with the worst and run the list top down up to my personal favorites. With no further introductions, I give you the Top 10 Analogies to Project Management, as follows:

10. Stenographer: on the bottom of the list, the comparison of a PM to a stenographer (amanuensis). It is quite a misguided correspondence since stenography accounts only for literal transcription with no value added. In other words, it assumes a laid-back mechanization to Project Management which is the case. Furthermore, modern software platforms already do this automatically. In this sense, this analogy is more of a defamation than a fair comparison – we put it at the list´s basement, thus.

9. Executive Assistant / Tracker: in this second analogy the passive automation is less evident than the previous one, therefore I like it a bit more. Still, it doesn’t transmit the drive that the role demands. Project Management does imply massive tracking efforts (e.g., holding people accountable to deliveries / ETAs, etc.) but there´s much more to it. A PM must proactively make decisions, call to action, drive, plan. This figure does not conveys that fundamental part of the role clearly.

8. Military “Commander”: now on number 8 of the scale the military ranking analogies. The pros to this category of allegories is the fact that they depict discipline, decision-taking and risk management. However, cons are as varied as they are important. Project Management is not actually about fighting an “enemy” nor it supposes the authority degree and top-down command line that military forces proudly exert. Project Management also entails much more of negotiation skills and compromise, among other soft skills.

7. Expeditor: what I like about this one is the fact that emphasizes on the Schedule (formerly Time) Management area of Project Management. In my experience – and as per our modern world needs & trends – time is indeed the key restriction / driver against which projects are mostly driven. In other words, its the ultimate restriction. The downside is that once again, it leaves outside so much there is to the job. The Expeditor metaphor makes it to this position in the ranking, no more.

6. Coordinator: in the very middle of the list, the “Coordinator” term as a reference to a PM. It’s a fair one, I must admit, since it conveys the organizational aspects to the profession, including the need of dealing with multiple stakeholders with different needs and expectations. However, in my opinion the term has a bias to be acknowledged under the hood of the Execution phase of projects, which of course leaves out the Planning part of it – the secret sauce to successful projects.

5. Coach or QB: now on the second half of the list, beginning with the sports-world comparisons. The Coach analogy is nice – it conveys motivation, strategy, decisions, risk management. Quarterbacks are also a nice one – the role is a synonym to leadership, last-minute calls, working against the odds. The flipside to it is similar to the military figure comparisons – it transmits an “us against them” context that is not realistic.

4. Air Traffic Controller / Tower: what I really like about this one is the way it depicts in a very graphic way the Integration part to project management. Departures and arrivals are akin to deliverables and work packages, and the Tower synchronizes everything to perfection, optimizing the total output of the Team. Now to the cons of this one is the fact that air traffic is more like a continuous process that a project (there is no end to it) and the products (deliverables) are basically the same. Thus, the parable is good but indeed not perfect.

3. Router: we are now on the top three! First on the final countdown, the router. A router is a very “smart” piece of equipment. It is network gear that not only forwards information, but it also distributes it to the correct parties through the best path and in the correct format (protocol). It also must manage security aspects to it, timing, and errors. I very much like all that, but then the nature of the object per se – a router is a device – somewhat transmits a robotic picture to the profession that stalls this allegory in its current 3rd spot.

2. Orchestra Director: the Orchestra Director is a lovely way to picture a PM. It denotes the art to it, the subtle adjustments to be made during the Execution (and sometimes, not so subtle ones!) and the trust there should be between the Team. But then, to me, there is again bias in this figure toward the actual interpretation of the melody, that would be, toward the Execution phase of the project. That´s why it didn’t make it to the summit.

1. English to English Translator: I heard this one recently from a dear colleague of mine and it escalated immediately to the very top of my list. In an almost “poetical” way this analogy denotes the essence of Project Management. It succinctly captures the spirit of the profession: reading “between the lines”, chasing the true priorities, requesting clarification time after time, ensuring that actual communication happened (and not the illusion of it, as G. Bernard Shaw warned us). An outstanding allegory by all means – vague, you may argue, but it applies all across the timeline of projects, methodologies and frameworks. One analogy to rule them all!

This is my list, ranked from worst to best. Thinking aloud, perhaps the ultimate analogy would be a mix of some of the above. Perhaps. But then, this is just me – what is your favorite analogy? Did I miss any interesting ones? Share your comments please – feedback is the breeze that refreshes the mind, if yet one more metaphor is allowed in this post.


Cheers,
Fernando

PS: after writing this article, I recalled even other ones, such as a Juggler, managing many different priorities simultaneously, and even “herders”. Thoughts? Shoot!


Photo by Nick Fewings on Unsplash

Ardiente Búsqueda de Nuestra Ignorancia

“Busca y busca, que encontrarás…”

El 4 de Julio de 1776 se redactó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos en un salón de Filadelfia. En su segundo párrafo nos lega una frase para la posteridad:

“Sostenemos como evidentes estas verdades: que los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad.”

Quisiera nos enfocáramos en el cierre de la frase, en esa “búsqueda de la felicidad”, en particular, en la parte de la “búsqueda” como tal. Déjenme explicarles: vi una charla Ted que me ha impactado profundamente (se las comparto más abajo para que la disfruten). La charla versa sobre búsqueda – particularmente, la búsqueda de la Ignorancia. Su autor y presentador, Stuart Firestein, nos ilumina con una revolucionaria y esclarecedora propuesta: nos propone que revirtamos todo el modelo mental que tenemos en torno a la ciencia & el conocimiento y su eterna danza con la ignorancia & lo desconocido. Firestein nos propone que invirtamos el orden de los factores, porque no se trata de que de la ignorancia nazca el conocimiento. Todo lo contrario: es un mayor conocimiento el que nos genera una mayor & mejor ignorancia. Para mí esa es una idea que verdaderamente merece la pena difundir.

Cuando escucho su discurso, vienen a mi mente algunas frases y aforismos de las grandes mentes de la historia. Permítaseme citar a algunos de estos ilustres difuntos, pues como bromea Firestein, no hay que dejar a alguien fuera de la conversación solo por estar muerto: “Al ampliar el campo del conocimiento, no hacemos sino aumentar el horizonte de la ignorancia” (Miller), “La verdadera ciencia enseña, por encima de todo, a dudar y a ser ignorante” (Unamuno), “Nuestro conocimiento es necesariamente finito, mientras que nuestra ignorancia es necesariamente infinita” (Popper), “Solo sé que nada sé” (Sócrates), “El gran problema con la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas” (Rusell). Dejemos la colección de citas afines al tema hasta aquí y que los finados no mencionados no se nos resientan: se les deja por fuera no por cadavéricos sino por pragmatismo.

Y sí, todos hemos escuchado alguna vez estas frases pero la presentación hinca el dedo en el meollo de la cuestión: es directa, divertida, didáctica. El autor nos impulsa a aceptar que el cuestionarse más y mejor no es sino el resultado directo de nuestro conocimiento. Porque no se trata de que, al saber más, haya menos por preguntarse y aprender, sino todo lo contrario – saber más nos eleva lo cual nos permite observar un panorama con nuevas cumbres por conquistar. Firestein se da el lujo de incluir al final de la breve alocución de poco más de dieciocho minutos una crítica a lo que denomina nuestro sistema “bulímico” de educación, el cual fuerza a los estudiantes a la ingesta desbordada de datos y conocimientos para luego escupirlos en los exámenes; sin mayor crecimiento intelectual de por medio.

Les insto de nuevo a tomarse el tiempo y mirar la disertación. Vivir es buscar y experimentar. Preguntar es casi un sinónimo de lo mismo – más sabiduría & conocimiento es causal directo de más y mejores preguntas. Saber es bueno, preguntar es mejor. Conocer es valioso, explorar es superior. Memorizar es útil, pero pensar es existir (se nos ha colado el difunto René en el tema subrepticiamente, aparentemente no quería quedarse por fuera…). Pensar nos hace humanos. Buscadores de felicidad y de ignorancia. Pensemos, pues.

Un abrazo,

Fernando

PD: hay un libro sobre el tema por el autor, les comparto el enlace aquí.

Photo by Klim Sergeev on Unsplash

El caso con el Caso de Negocio / The case with the Business Case

El caso es el olvido / The case is oblivion

ESPAÑOL (English version below)

¿Por qué estábamos haciendo este proyecto? ¿Por qué estamos metidos en este “enredo”? ¿Para qué estábamos construyendo este producto? ¿Cuál era el objetivo último que perseguíamos? ¿Se justifica aún asignar tantos recursos a este asunto? ¿Cambió la regulación, el mercado, el contexto? Parece mentira, pero a todo Gerente de Proyectos, digo mal, a todo “Stakeholder” (Patrocinador, Gerente, Cliente, etc.) le ha ocurrido en más de una ocasión que las respuestas a estas preguntas no son cosa patente y evidente. Así es, las respuestas deberían ser casi una perogrullada. Pero el asunto no termina ahí: en la mayoría de los casos, no son las respuestas las que no están a mano, sino que olvidamos plantearnos continuamente las preguntas como tales. ¡Caramba! Es que estamos tan ocupados que casi siempre perseguimos a marchas forzadas la terminación de los entregables del proyecto sin cuestionar nada sobre el mismo. Veamos esto con un poco más de detalle, a continuación.

A lo que voy es que, en una organización gestionada de manera medianamente ordenada, en algún momento se hizo un análisis que justificaba el “dolor” asociado a la ejecución del proyecto. Eso se llama un “Caso de Negocio”.  Si se hizo de manera apropiada, contendrá mínimamente una explicación del “por qué” del proyecto y el razonamiento que explica el haber escogido esa solución. Bueno,puede tener otros elementos, como las opciones para solucionar el problema ó necesidad, riesgos, costos y duración grosso modo, aprobaciones pero lo esencial es lo anteriormente explicado. Lo que ocurre es que ese problema o necesidad – ese “por qué” – y esa solución propuesta – ese proyecto – no son inmutables: nada lo es. Las circunstancias cambian. Cambia la legislación, cambia la tecnología, cambia el negocio, cambian los competidores, cambia el mercado, cambia el contexto mundial (¿alguien dijo últimamente pandemia, crisis de contenedores, crisis del mercado laboral, cambios demográficos, guerras?). El Caso de Negocio en su versión oficial 1.0 es una instantánea, una foto que respondía a un momento determinado. Sin embargo, por aprobado, se convierte en una especie de “undécimo mandamiento”, incontrovertible e incuestionable. Peor aún, normalmente se coloca “en el fondo de un cajón” – léase de un fichero digital – donde nadie lo vuelve a ver.

Atribuyo el citado comportamiento a nuestra carencia crónica de pensamiento crítico aunado a la sobrecarga laboral de la vida moderna. Actuamos entonces como autómatas, robots persiguiendo “deadlines”, hitos, entregables y semejantes. Se nos olvida pensar, cuestionar, debatir. Dicho lo anterior, la solución a este tan humano comportamiento fue identificada ya hace un buen tiempo. Me refiero a lo que plantea la metodología PRINCE2, la cual incluye en su modelo Puntos de Verificación oficiales para ventilar el Caso de Negocio – vamos, para ver si el proyecto aún “vale la pena” – al final de las diferentes etapas, incluyendo al finalizar el Proceso de Inicio de Proyecto, la Fase de Iniciación, durante las diferentes Etapas de Ejecución del Proyecto, a través del Control del mismo e inclusive al Cierre y en la Revisión de los Beneficios.

Más allá de perdernos en los detalles, lo que deseo destacar es el concepto como tal: el Caso de Negocio no debería ser nunca “letra muerta”. Supongo que podríamos hacer la concesión y en algunos tipos de proyectos de carácter iterativo o particularmente sencillos; pues limitar la revisión del mismo. Sin embargo, si el esfuerzo demanda diseño, transiciones, transformaciones, introducciones de nuevos productos & servicios o iniciativas de gran escala; pues me parece fundamental contar con validaciones periódicas del Caso de Negocio, siquiera para asegurarnos que “la brújula sigue orientada hacia la estrella polar”, si se me permite la marinera analogía.

Y usted, estimado lector, ¿tiene acaso algún caso con el Caso? Me atrevería a apostar que así es…

Saludos,

Fernando


ENGLISH (Versión en español arriba)

Why were we doing this project? Why are we in this “mess”? Why were we building this product for? What was the ultimate goal pursued here? Is it still logical to allocate so many resources to this “thing”? Did the regulation, the market, the context change? It is utterly amazing, but every Project Manager, I stand corrected, every stakeholder (Sponsor, Manager, Client, etc.) has fallen in the trap of not having the answers to these questions just at hand. That’s right, those answers should be almost a truism. But the issue does not end there: in most cases, it is not the answers that are not handy, but rather we continually forget to ask ourselves the questions as such. Alas! It’s just that we are so busy that we are almost always chasing the completion of the project deliverables without questioning anything about it. Let’s look at this in a bit more detail, below.

My point is that, in an organization managed in a fairly orderly manner, at some point an analysis was made that justified the “pain” associated with the execution of the project. That is called a “Business Case”. If properly done, it will contain at least an explanation of the “why” of the project and the reasoning behind choosing the selected solution. Well, it may have other elements, such as the options to solve the problem or need, risks, costs and duration roughly, approvals, but lets not get into the weeds. The trick is that this problem or need – the “why” – and this proposed solution – the “project” – are not immutable: nothing is. Circumstances change. Legislation changes, technology changes, business changes, competitors change, the market changes, the global context changes (someone said pandemic, container crisis, labor market crisis, demographic changes, wars?). The Business Case in its official version 1.0 is a snapshot, a photo that responded to a specific moment. However, once approved, it becomes a kind of “eleventh commandment”, incontrovertible and unquestionable. Worse still, it is usually placed “at the bottom of a drawer” – a digital folder – where no one sees it again. Oblivion.

I attribute the aforementioned behavior to our chronic lack of critical thinking coupled with the work overload of modern life. We then act like mechanisms, robots chasing deadlines, milestones, deliverables and the like. We forget to think, question, debate. That said, the solution to this very human behavior was identified a long time ago. I am referring to what the PRINCE2 methodology proposes, which includes official Verification Points in its model to air the Business Case – come on, to see if the project is still “worth it” – at the end of its different stages, including the finalize the Project Initiation Process, the Initiation Phase, during the different Project Execution Stages, through its Control and even at the Closure and in the Review of the Benefits events.

But lets not get lost in the details: what I want to highlight is the concept as such: the Business Case should never be “dead letter”. I suppose we could make the concession and in some types of projects that are iterative or particularly simple; then limit the review of it. However, if the effort demands architectural designs, transitions, transformations, introductions of new products & services or large scale endeavors, it seems essential to me to have periodic validations of the Business Case. This event for the sake of ensuring that “the compass is still oriented towards the North Star” , if I may use a nautical analogy.

And you, dear reader, do you have any case with the Case? I bet you do…

Cheers!

Fernando

Photo by Kevin Noble on Unsplash

OPINION: ¡A la gran Putin!

Por una cabeza… C. Gardel.

“Era el mejor de los tiempos y era el peor de los tiempos; la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos; íbamos directamente al cielo y nos extraviábamos en el camino opuesto. (…)” Así inicia “Historia de dos Ciudades” de Charles Dickens, publicada en tirajes semanales a partir del ya lejano mes de septiembre de 1859 (hace más de ciento sesenta años). Esas pocas líneas resumen el sentir de la época post-napoleónica, donde el desarrollo asociado a la Primera Revolución Industrial se entremezclaba con los dolores propios de un desquiciado crecimiento. Hubo epidemias, desigualdad, pobreza, polución. Pasmosamente, también es una excelente descripción de este mes de Marzo del 2022. Ahora bien, no suscribo aquello de una teoría circular de la historia humana. Creo que se asemeja más bien una espiral ascendente o quizá a un doloroso ascenso con reiteradas caídas y retrocesos. Sin embargo, debo aceptar que la invasión a Ucrania por parte de la Rusia de Putin ha sido un verdadero golpe a la esperanza, un retroceso al orden mundial que costará décadas a la Humanidad.

Por supuesto, el sufrimiento humano asociada a la guerra es el telón de fondo. Esto es una guerra (dejemos los maquillajes de vocablos para el Kremlin). La guerra es “monstruo grande y pisa fuerte, toda la pobre inocencia de la gente” (L. Gieco). Toda guerra es sangre y muerte, pero esta conflagración tiene connotaciones particulares. Y no me refiero al espectro nuclear (“MAD” – Mutual Assured Destruction, Destrucción Mutua Asegurada), pues es una remota posibilidad. Me refiero más bien a las implicaciones presentes y futuras de hechos ya consumados. En primer lugar, el desplome de un respeto al orden internacional construido lenta y dolorosamente a partir de la Guerra de los 30 Años (siglo XVII) hasta su culminación con la victoria aliada durante la Segunda Guerra Mundial y la arquitectura de las Naciones Unidas y otras instituciones por F. D. Roosevelt y otros dirigentes. Ese orden no es perfecto y ha catapultado a los Estados Unidos como “imperio dominante” a través de “injustas” ventajas estratégicas (e.g, el dólar como moneda internacional de reserva, entre tantas otras). Pero entendamos que la historia la escriben los vencedores y ese orden, por defectuoso que fuere, fue un sistema que contuvo las macro-conflagraciones a nivel global por más de 70 años y evitó que los países se fagocitaran unos a otros. No era poca cosa. Esto parece haber llegado a su fin. De manera tal que hoy por hoy estamos viendo un nuevo capítulo de la historia, en donde dos “bloques” más o menos macizos se enfrentan entre sí. ¿Qué es lo que van a hacer esta noche? Lo mismo que hacen todas las noches, Pinky, ¡Tratar de conquistar al mundo!”. A mí en lo personal ese propósito me parece igualmente ridículo en boca de Cerebro o en la de los líderes mundiales: no podemos mandarnos ni a nosotros mismos y aspiramos a ser jueces, jurado y verdugo del mundo. En fin. Lo cierto es que los equivalentes al ambicioso ratón son Rusia & China por un lado y Occidente por otro (Estados Unidos, la Unión Europea, el Reino Unido, Japón, Australia y otros). ¿Cómo terminará este “juego”? Mi opinión personal es que será inevitable que a largo plazo termine dominando China. Tiene las fichas ganadoras: una gigantesca población, una nueva “Ruta de la Seda”, la gobernabilidad que confiere un sistema mono-partido. Ante todo, cuenta con la ventaja derivada de la decadencia educativa y social de Occidente. Creo además que esto no se consumará sino hasta unos 25 ó 30 años en el futuro, y aún cuando se confirme esta predicción, la victoria no será completa. Occidente permanecerá ahí como un relevante poder secundario.

Sin embargo, mi frustración personal no brota de lo anterior. A ver, “guerra” rima con “Tierra” desde los albores de la Humanidad: por más doloroso que sea lo que vemos en las noticias, no es algo novedoso. Los imperios nacen y caen, es así y no hay mucha vuelta de hoja. Lo que me perturba es que – a mi parecer – por primera vez en la Historia se nos están juntando los peores males de dos siglos en un único momento histórico. El señor Putin nos ha traído un refrito del pulso Soviético – Occidental del siglo XX aunque todos sabemos que segundas partes nunca son buenas… especialmente cuando se trata de recalentar una Guerra Fría (pun intended). Y esto nos está costando el distraernos de los acuciantes problemas del siglo XXI. Se ha perdido el foco mediático, que ya no se centra en los problemas globales que requieren soluciones globales. Me refiero a pandemias, algoritmos perversos, polución masiva y sobre todo el mal llamado calentamiento global (pusilánime eufemismo para referirse a la destrucción masiva del medio ambiente, como bien lo ha señaladp el genial Noam Chomsky). La historia recuerda a un villano con el seudónimo de “El Empalador”. Bien pudiera ser que este otro Vlad termine siendo para la posteridad “El Rostizador”.

De manera tal que hoy más que nunca el pasado sabotea al futuro. Los recursos financieros, logísticos, tecnológicos y sociales que deberíamos enfocar en garantizar la sana habitabilidad del planeta para las futuras generaciones (y digo generaciones tanto humanas como animales y vegetales, pues estamos todos “atrapados” e interrelacionados en esta misma “canica azul”) los estamos dilapidando literalmente en pólvora. Soluciones hay, pero hay que ponerse a trabajar. Hoy me siento pesimista. A veces pienso que la espiral es más bien descendente. Quizás me equivoque y estos eventos devengan en menor dependencia de los combustibles fósiles y una victoria de los regímenes democráticos. Pero hoy por hoy – Marzo del 2022 – pareciera que el “caballo negro” se le adelanta por una cabeza al “caballo blanco”, parafraseando la bella metáfora acuñada por el sabio Jared Diamond.

Diantres, por una cabeza; cantaba Gardel.

Un abrazo,

Fernando

Photo by Axel Holen on Unsplash

Foto: Luz en equilibrio / Photo: Light searching balance

Me gusta la forma como la luz solar iluminaba directamente solo a la roca superior. Versión con filtro digital más abajo. / I like the way that sunlight reached only the top stone. Digitally enhanced version below.

Opinion: SECUESTRO de la MORAL

Me lo he preguntado en múltiples ocasiones y no tengo una explicación convincente. Bueno, pero primero lo primero pues no le he dicho de lo que estoy hablando. Resulta que tengo la costumbre (buena o mala, tampoco lo sé) de asomarme de vez en cuando a los comentarios de los lectores en diferentes diarios digitales, locales e internacionales. Y lo que se lee ahí es, por decir lo menos, simplemente espeluznante. Lo mismo aplica a las redes sociales, por supuesto, pero tengo ya años de haber limitado seriamente su uso.


Bueno, a lo que vinimos. Lo que veo en esos comentarios es el ataque directo al prójimo – un ataque
inmisericorde, sin ninguna contemplación. Hay insultos, menosprecio, argumentos falaces, sandeces y odio visceral. A mi me parece que buena parte de este comportamiento nace de un postulado cardinal que funciona de manera inconsciente en nuestras mentes. Ese postulado es, más o menos, el siguiente: “Ser bueno(a) equivale a ser X. Yo soy X, por lo tanto soy bueno(a). Él/ella no es X. Por lo tanto él/ella es mala. Los malos(as) deben ser castigados. Por tanto, yo como bueno(a) que soy debo corregirlo (s)(a)(as)”. Examinemos racionalmente esta “matemática del odio” para ver qué tanto se sostiene esta “lógica”. Sugiero que hagamos la disección invirtiendo el orden de las proposiciones, para dejar el punto central de este escrito como cierre.


Dice la “matemática del odio” que “como yo soy bueno debo corregirlo a Usted”. En primer lugar, ¿quién dice que “yo” debo andar enmendando entuertos? ¿quién lo nombró a Usted (o a mí) Superhéroe, pontífice, Mesías o Redentor? No soy persona religiosa, pero ciertamente apoyo aquello de que “aquel que esté libre de pecado tire la primera piedra”. Porque juzgar es tan fácil. Estamos tan prestos a subirnos en el podio de nuestra absurda superioridad moral, espiritual, religiosa, política, ideológica, plutocrática, clasista, racista, xenofóbica y desde ese trono divino lanzar rayos cual Zeus rabioso. Lamentable.


La “ecuación del rencor” también postula que “los malos deben ser castigados”. Bueno, si se trata de un criminal justamente sentenciado, ya lo creo que sí. Pero… ¿qué estamos entendiendo como “malo” en este contexto? ¿Es malo o mala alguien solo porque no opina como yo? ¿Tengo que arrancarle la cabeza a un fulano que no conozco solo porque apoya a otro equipo de futbol? ¿Tengo que despellejar vivo a alguien en redes sociales solo porque apoya a otro candidato político? ¿Tengo que irrespetar su familia solo porque no compartimos el mismo credo? Además, aún en el caso de una actuación “mala” por parte de mi ofensor, ¿de verdad será el “castigo” la primera herramienta a la cual echar mano? Ojo por ojo y terminaremos todos ciegos, decían por ahí. Calma. Esa impulsividad animal, instintiva, irreflexiva nos está destrozando: de Homo Sapiens a Homo Fatuus. Somos la generación del Hombre Estúpido. Es difícil, lo sabemos, el empatizar y comprender. Pero cada quien carga en el alma con historias, herencias, traumas, contexto, familia, sufrimientos. Hay una persona detrás de ese “comentario”.


Finalmente, el “álgebra del aborrecimiento” enuncia que “Ser bueno equivale a ser X. Yo soy X, por lo tanto soy bueno. Él/ella no es X. Por lo tanto él/ella es mala.” Estamos llegando a la mera médula de este asunto. Pongamos esto a prueba. Sustituyamos X por cualquier etiqueta, cualquier denominador ideológico o semejante que a Usted se le ocurra. Entonces, sea X = “católico”, “evangélico”, “liberacionista”, “progresista”, “conservador”, “religioso”, “ateo”, “rico”, “pobre”, “blanco”, “negro”, “flaco”, “gordo”, “costarricense”, “demócrata”, “republicano”, “latino”, “anglosajón”, “europeo”, “africano”, “chino”, “ruso”, “saprissista”, “herediano”, “liguista”, “culé”, “colchonero”, etc. etc. Es decir, la ética, los valores, lo “bueno” le pertenece a cualquiera de estas etiquetas… y por ende los que así no se identifiquen son “malos”. Somos como terroristas secuestrando el avión de la moral, de la decencia, de lo correcto. Lo reclamamos como propio y le ponemos el logotipo de nuestra fuerza áerea. Luego llenamos la aeronave de proyectiles y muy orgullosos cañoneamos a todos los que no izan nuestra bandera. Porque, al fin y al cabo, yo soy el bueno, ¿no? Nadie quiere ser el malo. O al menos, no queremos aceptar fácilmente nuestra mala conducta.


¿Ve usted el sinsentido? ¿Bajo esta lógica, no podría la otra persona inferir que el que está mal soy yo y por ello darme a mí un garrotazo por la cabeza? Esta es la fuente última del odio que nos carcome las entrañas: nuestra incapacidad de respetar la idiosincrasia, la diferencia, la individualidad de nuestros semejantes sin juzgarlos a priori por ello. Son diferentes y punto. Ni buenos ni malos por ello. Ahora sí: visto así, bajo lente lógico-reflexivo, se hace evidente que atacar a alguien solo porque no piensa o cree lo mismo que yo es estúpido. Es absurdo. Es egoísta y canallesco. Es la antesala y el combustible de la guerra y la beligerancia. Y sin embargo, es el día a día de nuestro tiempo. ¿Adónde quedó el respeto?


Caramba. ¿Qué hacer con este punzante asunto? No lo sé. No estoy seguro. Al momento de escribir estas letras, me inclino por algún esquema de censura, en donde la inteligencia artificial le impida a las personas menores de cierta edad el observar cierto tipo de comentarios y/o contenido, y censuren del todo los comentarios de odio y ataque directo a minorías y otros grupos. Pero la censura última es la de nuestras propias bocas (y teclados). Y esa solo será efectiva si nos calmamos, si leemos, si aprendemos y ante todo si aprendemos a priorizar los hechos & tolerancia que tanto nos recomendó Russell.


Últimamente, cada vez que veo esas escaramuzas y groserías en internet resuena en mí aquello de que
“si no tienes nada bueno que decir, no digas nada. Es mejor ser rey de tu silencio que esclavo de tus
palabras”. Mutis proactiva, volitiva y preventiva. Chitón pues.


Un muy sentido abrazo,

Fernando