El Shock del Presente / Present Shock
VERSION EN ESPAÑOL (ENGLISH VERSION BELOW)

¿Ha escuchado Usted el término “ICE-ed”? Pues significa “Internal Combustion Engine”-ed, un juego de palabras en inglés que podríamos traducir por “Congelado por el Motor de Combusión Interna”. Se refiere a un grotesco comportamiento, donde los dueños de grandes camionetas y pickups estacionan deliberadamente en los espacios de recarga para vehículos eléctricos. Se trata de bloquear el acceso al punto de carga a los dueños de autos Tesla y similares. Pues sí, créalo o no, en los Estados Unidos, este asunto se está convirtiendo en un serio problema. Si lo pensamos un momento, este comportamiento no tiene sentido alguno. Es más bien un acto de odio puro que no aporta nada más que envilecimiento al que lo hace. Sin embargo, es muy ilustrativo de nuestra época actual. Veamos.
Postulo que el “ICE-ed” es una encarnación, diríamos el símbolo de la agitación social que estas primeras décadas del siglo 21 representan para la Humanidad. Para efectos de simplificar el argumento, diremos que lo que estamos observando es el choque de dos entidades que, más que colectivos sociales, son representantes de épocas & sus posturas existenciales. Tenemos por un lado a un grupo que, en mayor o menor grado, está abrazando el cambio cada vez más acelerado propulsado por la ciencia y sus derivados: la tecnología, la globalización y las comunicaciones mundiales. Los dueños de autos eléctricos son la encarnación de este clan. Ahora bien, este colectivo no es ni mucho menos algo estable u homogéneo y hay grados en el nivel de aceptación tecnológica, por no mencionar una progresión en la tolerancia de diferentes fenómenos sociales por parte de sus miembros – “modernidad líquida”, nos advierte Z. Bauman. Me refiero a las complejas relaciones con grupos minoritarios (eg, LGBTI, otros credos); el sentir para con las migraciones y otros fenómenos sociales. Sin embargo, en general podemos caracterizar a este primer colectivo como aquellos que aceptan el cambio y son capaces, en mayor o menor medida, de navegar las nuevas demandas sociales, incluyendo la evolución del mercado laboral y la creciente mezcla cultural. A riesgo de contradecirme con anteriores artículos y de saltarme un par de advertencias de Hans Rosling (no deje de leer “Factfulness”, su obra póstuma), podríamos etiquetar este “macro-clan” con los títulos de adaptables, progresistas, tolerantes. Son los “Anywhere” que brillantemente caracterizó David Goodhart, a la altura de las demandas de los tiempos. Y por tanto, los que abrazan – con mayor o menor beneplácito – nada menos y nada más que el FUTURO.
Por otro lado, tenemos al segundo colectivo. Los conductores de camionetas que practican el “ICE-ed” son la postal perfecta de este clan. Defienden posturas, ideas y hasta tecnologías del ayer. Algunos síntomas asociados a esa postura son los nacionalismos, fascimos, machismos, xenofobias, patriarcados… Un perfecto ejemplo es el mencionado odio hacia los autos elécticos y los ataques “ICE-ed” (¿que tal si bautizamos esa irracional antipatía como “amperofobia”?). Ahora bien y consecuentemente con lo anteriormente expresado, este grupo no es tampoco una entidad estable u homogénea, y sus integrantes manejan con varidos grados diferentes síntomas, pero en general son aquellos que se orientan más hacia el PASADO. Son los “Somewhere” de Goodhart. Un buen ejemplo, tal y como lo identificó Yuval Noah Harari, es el slogan de “Make America Great Again”, el cual podríamos “traducir” en “Make America 60s Again”. Sí, “take it back to the good ol´ times”, cuando los empleos eran estables y para toda la vida, la sociedad era predominantemente “blanca” y era fácil identificar a los “buenos” y los “malos”.
Estas dos posturas existenciales – una que apunta fundamentalmente al mañana y otra al pasado – entran casi naturalmente en conflicto. Los políticos y medios lo saben y lo explotan. Lamentablemente, los objetivos de esos supuestos “líderes” no son alcanzar acuerdos y soluciones sino más bien ganar votos, fondos, adeptos y ratings; por lo que exacerban las diferencias y animan al choque frontal e irreconciliable en torno a temas cruciales, como la mencionada inmigración, el cambio climático, economía, etc. sin importar plazos o consecuencias.
Y bueno… el escenario arriba descrito no es lo que se diría optimista. Sin embargo, me atrevo a retar esa percepción. Esto porque los HECHOS expuestos por Steven Pinker (leer “En defensa de la Ilustración”) y del mencionado Rosling (“Factfulness”) comprueban sin lugar a dudas el continuo progreso de la Humanidad en cualquier parámetro que a Usted pueda ocurrírsele (cantidad de guerras, personas en extrema pobreza, hambrunas, enfermedades, muertes en catástrofes, etc.). Entonces, ¿cómo entender este enigma, en donde el mejor de los tiempos -el presente – parece ser a la vez el más conflictivo? Postulo tres razones para ello. Primeramente, el ruido de los medios: tal y como lo han dicho tantos otros autores, los medios viven del rating, y la atención del público se consigue con lo excepcional, con la tragedia, con los temores y el amarillismo. Ningún noticiero publicará que no hubo hoy un terremoto en San José o cero catástrofes aéreas en todo el mundo este mes. Aunado a esto, las modernas telecomunicaciones sirven como caja de resonancia para cada evento reportado a nivel mundial. En segundo término, el inexorable ascenso de Oriente como el nuevo gran eje del poder mundial. Créame, es cuestión de simple demografía, porque 4 de los 7 billones de personas que viven hoy moran en Asia. Y para el año 2040, 5 de los 9 billones habitarán ese continente. India y sobre todo China serán el “centro de masa” del mundo desde cualquier perspectiva que a Usted se le ocurra. Estados Unidos y Occidente no dejarán fácilmente el “trono” del poder mundial, y las escaramuzas y roces son ahora la nueva constante: nadie quiere “perder el balón” así no más. Estos son tiempos de cambio.
Y finalmente, se me ha ocurrido una idea que supongo es el aporte fundamental de este pequeño ensayo. Vislumbro la posibilidad de que estemos llegando a un punto de inflexión en la historia, pero no en el sentido del “Fin” a lo Fukuyama, sino más bien de alcanzar una “velocidad de escape”. Recurro a continuación a una analogía para explicarme: durante la II Guerra Mundial, cuando los cazas alcanzaban velocidades cercanas a la velocidad del sonido (0.7 Mach o más), se volvían ingobernables: los mandos de vuelo no respondían, había grandes vibraciones y parecía que el avión iba a saltar en pedazos en pleno vuelo, era como si la nave se estuviera estrellando contra un muro invisible. La única manera de ganar de nuevo el control era bajando la velocidad. Postulo que es esto lo que nos está ocurriendo: el ritmo del progreso ha aumentado tanto que nos estamos aproximando a una velocidad límite, a una “Barrera del Hombre” equivalente a la “Barrera del Sonido”. Las vibraciones y el descontrol al acercarse a esta barrera son tales que se encienden los miedos y alarmas en el mundo entero: se hace tentador aminorar o detener la marcha, o mejor aún, regresar a un pasado que entendíamos y “controlabamos”: no vaya a ser que nos explote el planeta en pedazos si seguimos como ahora. Más el reloj avanza en una sola dirección y, a mi parecer, debemos diseñar un nueva nueva “aeronave” capaz de cruzar y dejar atrás las ondas de choque del presente. Una nueva sociedad capaz de atravesar esa “Barrera del Hombre” y llevarnos a un futuro (¿casi?) ininmaginable. Debemos soñar como Humanidad con un nuevo orden mundial, en donde entidades como Naciones Unidas, el Banco Mundial y otros derivados de la II Guerra Mundial, de Bretton Woods y de la mente de Mr. Roosevelt tengan una “re-ingeniería” total; algo así como un modelo 2.0 para la gobernanza global. Además, debemos re-pensar el modelo de contrato social vigente para adecuarlo a un mundo en donde las máquinas y la inteligencia artificial (AI) apuntan a cambiar la naturaleza misma del trabajo o quizás a eliminarlo del todo, con las implicaciones económicas y sociales que esto conlleva (¿impuestos a las máquinas, como sugirió Bill Gates? ¿Ingreso Básico Universal – UBI – como propugna E. Musk y tantos otros?). Debemos también de salvar al planeta del cambio climático. Estos puntos solo para comenzar, por no mencionar una visión a largo plazo en donde la Humanidad se convertirá en una raza multiplanetaria, con colonias permanentes en Marte, la Luna y más allá; un futuro en donde se avizora un control total de la genética y tal vez de nuestra expectativa de vida.
Me dirá Usted que estoy divagando, soñando con los ojos abierto: yo respondo con Lennon que “You may say I´m a dreamer, but I´m not the only one“. Lo innegable es que los modelos del pasado no están a la altura de los retos del presente, por no mencionar los tiempos que vivirán nuestros hijos. Por ellos, hagamos el doble esfuerzo de SOÑAR y PENSAR. Esforzarnos por encontrar respuestas a cuestiones tan difíciles como “hacia adonde apunta mi mente”, “hacia donde se dirige mi país”, “cómo puedo ayudar a hacer de este lugar un mundo mejor” y ante todo “qué mundo quiero heredarle a mis hijos”.
Éxitos en este año 2019… y, como diría Buzz Lightyear, ¡To Inifinity and Beyond!
Fernando
ENGLISH VERSION
Have you heard the term “ICE-ed”? Stands for “Internal Combustion Engine”-ed. It refers to a grotesque behavior where the owners of big SUVs and trucks deliberately park their vehicles occupying electric vehicles charging spots in order to block access to the charging service. Attacks have been particularly fierce on Tesla owners. Believe it or not, this is currently becoming an issue in the US. If we stop and think on it for a moment, it doesn’t makes any sense. It is an act of pure evil that will accomplish nothing. Still, it is a nice depiction of our era. Let´s see why.
I state the the “ICE-ed” phenomenon is the incarnation, the symbol of the social convulsion that the first decades of the XXI century are representing to mankind. For the sake of simplicity and argumentation, we can envision modern society as the noisy clash between two entities. Two entities that, more than just social colectives, are representatives of eras & their associated existencial perspectives. On one end there are the ones embracing the speeding change which is throttled by science and its derivates: tech, globalization and telecommunications. E-car owners are the avatars of this group. Now this group is not a stable or homogeneous collection of individuals – there are infinite levels of tech acceptance, not to mention the progression of steps toward social phenomena like, for example, LGBTI minorities, races, religions and migrations. So let´s be careful, this is a “modern liquity” as per Z. Bauman. Nonethless, in general, this group can be characterized as those that embrace change and are capable of navigating the demands of the new society, including the labor market evolution and the increased cultural and ethnic blends. Thus risking falling in a contradiction with prior posts and with due respect to Hans Rosling (do not miss “Factfulness”, his last book), we can tag this global clan with the titles of adaptive, progressive, tolerant. These are the “Anywhere” brilliantly depicted by David Goodhart. These are the ones embracing – with more or less disclamers – nothing else but the FUTURE.
On the other side we got a second clan. Pickup owners doing the “ICE-ed” thing are the perfect “postal card”. They defend postures, ideas and even technologies from the past. Some symptoms associated to this existential/time perspective are nationalisms, fascisms, xenofobia, patriarchy. Again, the perfect example is the hate against e-cars and “ICE-ed” attacks (shall we baptize this irrational antipathy as “amperophobia”?). Now and in congruence with above´s statement, this clan is not a stable, homogeneous or standardized entity. People belonging to it express different symptoms and in different degrees. Still, in general these are the ones pointing more toward the PAST. As identified by Yuval Noah Harari, an excellent example is the “Make America Great Again” slogan, which can be translated to “Make America 60s Again”. Yep, “take it back to the good ol´ times”, when jobs where stable, manufacturing was done in America, society was white and “good guys” and “bad guys” were evident.
These two existential postures, one pointing toward tomorrow and one toward yesterday, naturally collide. Politicians and media know this and harvest the conflict. Sadly, their goals & objectives are not about reaching agreements and getting to solutions. They are hunting for votes, funds and ratings. Thus, they “throw gasoline to the fire”, pushing toward frontal collision on crucial topics such as immigration, climate change, economics, etc. with no real concern on consequences and deadlines.
Hmmm, the above depicted scenario is not a positive one. Yet, I dare to challenge that perception. Why? Because of FACTS – it´s a matter of evidence. Numbers, graphics and analysis by Steven Pinker (“Enlightment Now”) and the very Rosling (“Factfulness”) prove – to no doubt – that Humanity is progressing in any possible parameter you can think of (wars, povety, famine, sicknesses, etc.). An enigma immediately arises: how is it then possible that the best of times – the present – seems to be the most troubled one? I propose three reasons for it. First, the noise by the media. Media lives by rating, and the public´s attention is captured with the exceptions, the tragedies, the fears and sensationalism. No journal will publish a story stating “no plane catastrophes in this month” or “no wars currently at Canada”. Empowering this behavior, modern telecommunication provide a global resonance effect to any event around the globe. Secondly, we have the inexorable climb of Asia as world´s superpower. Believe me, it is a matter of simple demography. 4 out of the 7 billion currently alive human beings reside in Asia. And for the year 2040, it will be 5 out 9. India and especially China will be the centers of power of the world, regardless the perspective (with the possible exception of pure military/nuclear capacity). The occidental world, and particularly the United States, are not willing to easily let their dominant position fade. The noise and frictions we are seeing now is the new normal – these are times of change. The king is dead… long live the king!
And finally, I have come to an idea which I guess is the real value added from this little essay. I foresee the possibility that we are reaching an inflection point in History, but not in the sense of an “End” as per Fukuyama, its more about reaching an “escape velocity”. Let me use an analogy to explain myself: during WWII, when planes reached speeds close to the speed of sound (0.7 Mach or above), curious things happened. Flight instruments didn´t respond, powerful vibrations appeared and the entire aircraft looked like exploding, like hitting a wall. The sole way to gain control again was to lower the speed. I suggest that this is precisely what is currently happening: we are coming close to a speed limit, a “Humankind Barrier” similar to the “Sound Barrier”. The vibrations and the the lack of control are tempting: shall we slow down? Perhaps stop or even go back? We better, else the entire planet will blow in pieces… But the clock ticks on a single direction and, to my best understanding, we need to design a new “airplane” capable of crossing the barrier. A global society that can leave the shock waves of the past behind and carry Humankind into an (almost?) unimaginable future. We must dream as a race of a New World Order, were entities such as the United Nations, the World Bank and other derivatives of Bretton Woods, World War II and Mr. Roosevelt´s mind evolve to embrace a more diverse and inclusive world – a total re-engineering of the world´s governance. We must re-think the social contract and adapt it to a time when machines and AI will mutate the concept of work – with all the implications to this (taxes to machines, as per Bill Gates? UBI as per Elon Musk and other?) We must save the planet from human-caused climate change. These points just for starters, not to mention a long term vision were Humanity will become a multi-planetary race with permanent colonies in Mars, the Moon and beyond; a future where we have full control of genetics and the genome and perhaps of our lifespans.
You could say I am dreamer… but I am not the only one. And it is undeniable that the models of the past are not the best for the current days, not to mention the times of our offspring. Hence, let´s make a double effort to DREAM and THINK. Let´s strive to find answers to questions such as “where does my mind points to”, “where is my country heading”, “how can I make of this a better place and above all, “what kind of world do I want to inherit to my sons and daughters”.
Paraphrasing Buzz Lightyear, all the best to you in this year 2019… and beyond!
Fernando
Año Viejo VS Año Nuevo…
“Batalla contra tus vicios, mantente en paz con tus vecinos y permite que cada año nuevo te encuentre como un hombre mejor.” – Benjamin Franklin

La nostalgia que nos invade en estas épocas no es casualidad. Un aire de melancolía acecha, brisas frías de tiempos idos soplan en Diciembre. En nuestras mente cruzan imagenes de viejas reuniones y familiares & amigos que ya partieron, relaciones rotas, caminos cruzados. Evocamos tristezas y también momentos felices: calendarios añejos. Supongo que es lo natural, el ser humano vive eternamente en un precario equilibrio. Nuestras mentes juegan cual un niño en subibaja (balancín). Caminamos ausentes de enfoque cual – dicen los budistas – “monos inquietos”, con la atención saltando perpetuamente de pensamiento en pensamiento. Somos seres bipolares que moran siempre entre el pasado y el futuro. Nos es casi imposible colocar la balanza en equilibrio y mantenernos en el centro, en el presente. Y el final de año es particularmente “pesado” en recuerdos: se nos carga el subibaja hacia el ayer.
Y… ¿qué con ello? Bueno, sea precisamente esta breve reflexión mi regalo de Navidad y Fin de Año para Usted. En medio de los sentimientos encontrados que provoca esta época, comprendamos el por qué del lastre que sentimos en el corazón. Y con este entendimiento, démosle también peso específico al año que nos espera y sobre todo al momento actual que nos acompaña – sí, al presente. Busquemos el balance. Pongamos el “subibaja” en equilibrio, o al menos levantemos un poco el extremo que apunta hacia el mañana. Para decirlo en términos más coloquiales, que no nos abrume el síndrome de “El Buki” (cantante mexicano) y su pegajosa tonada “Navidad sin ti”.
Ánimo: el camino se abre siempre hacia el mañana, y si bien no somos dueños de las circunstancias, si lo somos de nuestro grado de ESFUERZO y ante todo de nuestra ACTITUD.
Nos vemos en el 2019: ¡ÉXITOS!. Un abrazo.
Fernando
“Lo que eres es lo que has sido. Lo que serás es lo que haces a partir de ahora.” – Buda
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Soundtracks de nuestras vidas…
“Sin música la vida sería un error”. Friedrich Nietzsche.
Tenía que escribir estas líneas: la idea me tiene cautivado desde hace unas semanas y no me deja en paz. Me parece simplemente encantadora, con esa sutil delicadeza de las metáforas directas y sencillas. Supongo además que la idea no es nueva, pero al menos puedo decir que es nueva para mí. Tanto es así que no me da la gana el buscarla en Google pues ciertamente aparecerá algo por ahí y acabará mutilando y contaminando mi propia inspiración. Así que comparto aquí la vivencia propia… y nada más. Pero acabo de caer en cuenta de que no les he dicho cual es el punto en cuestión, así que sin más rodeos: ¿alguna vez han comparado sus propias vidas con una película, y llevando la metáfora al siguiente nivel, han pensado como la música que escuchamos es el “soundtrack” de nuestras existencias? Esto es especialmente válido para aquellas composiciones que deliberadamente escogemos y que marcan etapas de nuestros filmes, cintas donde somos a un tiempo guionistas, directores y protagonistas.
Pienso entonces en mi primera niñez, cuando las obras que me acompañaron eran las clásicas rondas y canciones infantiles. Me transporto a mi infancia, cuando mi madre sacudiera mis mañanas de domingo con Raphael y Serrat a todo volumen y mi padre resonara su música clásica (Aranjuez, Mozart, Beethoven). Recuerdo los viejos cassettes de mi viejo- cientos de ellos -. Mi padre pasaba horas arreglándolos, enrollando cintas con bolígrafos, acomodándolos, limpiándolos. Puedo ver mis manos de niño jugando con ellos mientras él me explicaba como es que había música ahí escondida o mejor aún, como se “atrapa” la música literalmente planchándola en el vinilo caliente de un LP. Pienso en mi temprana adolescencia, cuando no tenía idea clara de qué era lo que me gustaba escuchar (en realidad, no tenía una idea clara de nada de nada) y entonces lo que oían otros – primos, tíos, amigos – me envolvía en un torbellino sin que supiera yo qué hacer. Y recuerdo con absoluta claridad el momento en que, a través del lado B de un cassette escuché por primera vez a un grupo de rock argentino llamado Soda Stereo. Era la fiesta de mi hermano y el cassette en cuestión su regalo de cumpleaños. Tendría yo unos 12 años, y fue la primera vez en mi vida en que me identifiqué con un artista. A partir de ese primer romance musical comenzó un viaje que no se ha detenido, porque siguió una juventud con rebeldías empapadas de rock en español, metal pesado y otros ritmos. Luego vino una primera madurez donde volvi a aceptar la música de mis padres y hasta el pop, hasta llegar a una etapa donde el jazz (Miles Davis, Dave Brubeck), el flamenco (Vicente Amigo, Paco), el bossa y algunas obras clásicas (Vivaldi) me hacen volar, sin avergonzarme para nada de poder disfrutar de una salsa de Luis Enrique, de cantar a pecho abierto una vieja tonada (música “plancha”, dicen en mi tierra) y hasta de bailar en una fiesta un “merengazo”. Seguramente su banda sonora personal, amigo/amiga lector, resuena fuerte en su alma con solo poner a girar el disco de los recuerdos. Porque hay canciones para momentos y momentos para canciones: bodas, bailes, fiestas, cafés, estadios… También hay recuerdos de vinos, perros, trenes, flores, parques, libros. Y visiones de conciertos, celajes, bicicletas, paseos, besos y pasiones: instantes. Todos llevamos en el corazón escenas mágicas donde una perfecta música de fondo nos acompañó y envolvió.
Les comparto todo esto porque he llegado a la conclusión de que la variedad musical es simplemente lo lógico y sensato, un reflejo de la variedad de etapas que atravesamos en nuestros viajes. La variedad de gustos musicales a lo largo de la vida es un eco de la evolución de nuestras almas y de la riqueza de escenas del filme. Tanto es así que, a estas alturas y cuando parecía solamente un sueño inalcanzable, me encuentro una vez más cantando rondas infantiles… a buen entendedor, pocas palabras. A fe mía que la vida puede ser hermosa, ya sea cantada por Ceratti, en la guitarra de Amigo, resonando en la voz de Elvis o saltando en las escalas de Bach; sin olvidar por supuesto a “Los Pollitos”. Sí, “Los Pollitos” con palmas y todo, acompañando ahora la más hermosa de las etapas de mi intimo largometraje.
Un abrazo,
Fernando
“¿La música no es eso?, compartirla con los demás.”
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COURSE: Delivering PMP cert preparation at INTEL CR
“In learning you will teach, and in teaching you will learn.” ― Phil Collins
Have I shared that I love teaching? If not, here it goes: I DO, I just love it. It´s just that teaching, when done from the heart, goes way beyond an unidirectional transfer of data: to put it in geeky terms, a network/ethernet hub can do that, in any case. The real value comes from a very different place. The best teaching puts the “professor” in a frank, open conversation with the class. The best sessions are a true exchange of perspectives, experiences and ideas, where the teacher leaves the archaic and imaginary podium so revered in the past century and becomes a facilitator. There is – and there should never be – shame in a “I don´t know” answer – both from a student or a professor. There is no disrespect in a “Let´s research together” statement and there is no better feedback than a frank, open smile from the class. And this safe exchange & study environment was what we constructed together at the latest PMP Certification Preparation course delivered to a group of leaders from INTEL Costa Rica. For over two months, and powered by the Universidad Nacional (UNA) “Open Education” area, we met every Thursday at the modern and massive local headquarters and explored together PMI´s approach to Project Management, the PMBOK, it´s interpretation and shared anecdotes, tips and knowledge: we LEARNED.
Furthermore, we simulated the actual certification exam and discussed strategies for taking the test (BTW – free tip: if you want to certify, you not only need the experience and the theory, you need preparation and a plan to attack the test per-se. In other words: you not only need to know, you need to prepare to answer efficiently). We also dared to challenge the theory, following the “start with why” principle (S. Sinek). Mind-maps, process flowcharts and “put-it-in-your-words” exercises made terms and ideas palatable and catchy. Tough topics and gray areas were not hidden and as a group, we searched for answers, with different persons serving as trailblazers at different times. And humor was a true ally to us all.
May this short post put in writing my gratitude to these excellent professionals, to the Universidad Nacional (UNA) and to INTEL Costa Rica: buckle up, new PMPs on the horizon – THANK YOU GUYS for all what I learned from you!
Sincerely,
Fernando
“Only those who look with the eyes of children can lose themselves in the object of their wonder.” ― Eberhard Arnold
Me piensan, luego… repito.
“Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.” – Buda
Exacto: el título de este post está parafraseando a René Descartes (1596-1650) quien dijera aquello de “Pienso, luego existo”. Porque de lo que deseo conversar el día de hoy con usted, amable lector, es sobre el lento pero constante viaje en que nos hemos embarcado como sociedad hacia la tercerización (“outsourcing”, diríase en “espanglish”) de nuestro propio criterio: ¡qué pereza nos da pensar! Cada día renunciamos más y más a hacer nuestras propias indagaciones, a hacer nuestras propias elecciones, a llegar a nuestras propias conclusiones y a generar nuestras propias creaciones. Nos estamos convirtiendo lentamente en parodias de nosotros mismos, en “consumidores absolutos”, casi como aquellos obesos, obsesos, pasivos y sumisos idiotas caracterizados en la genial película “Wall-E”. Dicen los expertos que el pensamiento crítico será uno de los talentos clave en el mercado laboral de los próximos lustros. Y es que, a contrapelo de la demanda, es un bien que se está agotando rápidamente. ¿Por qué sucede esto a un ritmo cada vez más veloz? Además de la mencionada y prehistórica pereza, consustancial al ser humano, sugiero los siguientes factores aceleradores:
- El “inocente” meme: por supuesto que hay algunos que son francamente divertidos e inocuos, pero en general lo considero peligroso, sobre todo cuando versa sobre temas álgidos, léase política, religión, sociedad y similares. Las siguientes características así lo justifican: primeramente, su mencionada y supuesta“inocencia”. A ver, es solo una imagen con un brevísimo texto, muchas veces divertido: ¿qué podría salir mal? Pero, ¡cuidado! El meme es una fábula pequeñita, un “cuentito”, y los seres humanos somos absolutamente receptivos a las historias – no en vano el “storytelling” es otro de los “skills” o talentos preciados para el mercado laboral del futuro. Estamos predispuestos a escuchar y creer la información en forma de historias: el sabio y largirucho de Abraham Lincoln lo tenía muy claro. De forma tal que adoptamos el meme con una rapidez que da vértigo, sin evaluar para nada el caso. Prueba de ello es lo rápido que se hacen virales. Pensemos: ¿A quien no le ha pasado que le envian (¡o envía!) un meme totalmente inconveniente para un chat del trabajo o de la familia? Es que la tentación es demasiada y no pensamos, saltamos sin reparos a la acción: reír, enojarse, sufrir para luego hacer “forward”. Sumado a esto, el meme llega siempre auspiciado bajo el nombre de un amigo(a), lo cual proyecta un traicionero halo de confianza… ¡zaz! Tenemos entonces que el inocente meme es más bien un misil tele-dirigido a nuestras fibras más sensibles. Está hecho para hacernos reaccionar. Y lo consigue espectacularmente.
- Los políticos populistas operando en redes sociales: construyendo sobre el punto anterior, podemos decir que la política se ha “Whatsappizado” y la guerra mediática se ha trasladado a las redes sociales. Creo que el punto de inflexión se dio con la campaña presidencial de Donald Trump, quien le recordó al mundo que, a pesar de la disponibilidad de información y datos de esta era del Internet, la gente escuchará solo lo que quiere escuchar (y ojalá en solo 140 caracteres o mejor aún, en un… meme). Este tipo de personajes sacan lo peor de nosotros, pues a lo que apelan es a que apaguemos la corteza cerebral para que así nos controlen nuestras emociones. Privilegian el discurso “ellos versus nosotros”, usan todo tipo de falacias (eg, ad-hominen, cortinas de humo, emotividad), creando división y asperezas como un recurso para ganar popularidad. Viven del conflicto y de la auto-adulación.
- Cognición cultural: aunado a lo anterior tenemos una característica inherente al ser humano, como lo es la distorsión mental de los hechos para ajustarlos al “guion oficial” de nuestro grupo social o ideología de referencia: con tal de encajar, nos contamos y creemos (otra vez) una historia. Cualquier cosa que contravenga el “guión oficial” de nuestra tribu se deshecha o como mínimo, se deprecia, en tanto que cualquier cosa que apoye la versión oficial de la manada – y particularmente la de su líder o portavoz – se apoya y se valoriza. Un ejemplo brillante es la polarización actual en la sociedad norteamericana entre demócratas y republicanos en donde cada parte justifica cualquier actuación del grupo al que se pertenece y sataniza a priori lo que sea que venga del otro partido. Es casi como ver el futbol: el árbitro pareciera siempre estar pitando en contra de nuestro equipo. Hmmm…
La mescolanza de los anteriores factores sumado a otros los cuales omito por efectos de brevedad (eg, algoritmos que nos dicen por donde conducir, que comprar, que películas mirar; “burbujas de información”, la omnipresencia de internet, etc.) nos llevan entonces a un escenario en donde se nos muestra lo que queremos ver, cuando lo queremos ver, como lo queremos ver. Nunca como ahora la REALIDAD se ha devaluado tanto, es la era de los “alternative facts” – son los tiempos de la réalité a la carte – “Ahem, ¿qué realidad se le ofrece al señor(a)?”. Nosotros mordemos ferozmente el anzuelo, para luego aletear felices mientras los “pescadores” (políticos, religiosos, medios noticiosos, mega-corporaciones) halan sonrientes el hilo, mirando el sabroso y delirante cardumen. Y es que el resultado final de todo esto es que ya no somos porque ya no estamos pensando: estamos repitiendo opiniones y elecciones pre-fabricadas sin hacer la menor interrogante, sin buscar la menor evidencia ni evaluar opciones ni argumentos. Alguien más (un político, un pastor, un empresario), alguien ajeno a mi me define, me forma y me deforma. Nosotros consentimos y atacamos al que difiere de la opinión de la tribu sin apego a ninguna lógica o razonamiento propio; y para colmo de males utilizamos material que nos re-envió un amigo… pero de validez absolutamente incierta y creado por una fuente convenientemente anónima.
A usted, amigo lector, le exhorto, abramos los ojos. Que no la tengan tan fácil los arriba mencionados “pescadores”. Hagamos valer el refrán aquel de que “para hablar y comer pescado…”. Porque casi sin darnos cuenta hemos caído en un dilema existencial: ¿Homo Sapiens u Homo Repetitie? ¿Hombres o cotorras? Mejor seamos, es decir, pensemos.
Un saludo a don René Descartes donde quiera que se encuentre.
Fernando
“Quien poco piensa, se equivoca mucho.” – Leonardo da Vinci
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Inflada, infame, INFLACIÓN (para reir y pensar)

Pero bueno, continuemos con la argumentación: a mi parecer estos tiempos que corren nos bombardean con otros tipos de inflación que no saben a billete y sin embargo vivimos tan saturados de información (esto parece ya una ¡maldición!) que simplemente no estamos conscientes de ellas. ¿Qué tal la inflación de certificaciones técnicas y similares? En el caso de los profesionales, esto se manifiesta desde oficinas saturadas de diplomas (fíjese en las paredes del consultorio de un médico de renombre: hasta el diploma del kinder tiene ahí guindando); muros de LinkedIn más largos que una telenovela mexicana y firmas de correo con más certificaciones que títulos de nobleza tenía Luis XVI. Al final uno o sabe si decirle Toño o “Dr. MBA PhD MSc” al caballero en cuestión (“dígame, Licenciado”). ¿O qué hay de la inflación de los nombres de los roles y puestos de trabajos? Es así como ahora tenemos todos el honor de, al llamar al call center, ser atendidos por un Ejecutivo miembro del Board etc. etc. etc. Lo de CEO está también ya desgastado… habrá que inventarnos algo que suene más inflado. ¿Y qué hay de la infla(ma)ción del tamaño físico de los modelos de automóviles? Parecen tener una tendencia natural a crecer conforme cambian de año, con compactos que pasan a sub-compacto, a medianos y terminan como camionetas monstruo… aunque en el fondo sean el mismo carro. Podría jurar que la cada vez más cara gasolina le transmite el virus inflacionario al carro: esteroides hidrocarburados. Este último ejemplo nos lleva a la inflación de nuestras propias personas, con esta modernísima moda de engordarnos en un mundo donde por primera vez en la historia más personas mueren por obesidad y sus dolencias relacionadas que por hambre… sabrosa degeneración será. Noción casi tan sabrosa como la inflación del tamaño de las porción, de las tazas de café, de los platos y de los postres: mmm, pura y gastronómica pasión.
Mi conclusión (ta, ta…) es que nos estamos ahogando en inflaciones; saturados de etiquetas, artefactos y lípidos que no agregan genuino valor a nuestra sencilla y hermosa humanidad. Vivimos inflados de títulos, inflados de carros, inflados de papas fritas, inflados de perfumes, de teléfonos y de “likes”, porque en el fondo, lo que sucede es que de ego inflados también estamos. Pura y vacía ilusión. Urge ponernos a dieta. A una dieta muy especial. Vaya vaya, a menuda deducción estamos arribando. Por lo pronto, yo me voy al gimnasio – a inflar estos bíceps se ha dicho. Terminamos así con deliberación, contradicción y emoción. ¿Cuál es la lección? ¡DI NO A LA INFLACIÓN! Y atención porque… se acabó esta narración.
FIN
Material complementario:
¿Sabía que el porcentaje ideal de inflación en la economía NO es cero? En la economía norteamericana está calculado como del 2%. Más información aquí.
Brutos, ciegos, sordomudos: cegados por la ideología
“Ser capaz de entretener un pensamiento sin aceptarlo es la marca de una mente educada.” – Aristóteles
Tómese Ud. la molestia de revisar los comentarios en redes sociales sobre cualquier noticia polémica, dígase política, religiosa, social o inclusive económica. Fíjese cuántos de esos comentarios comienzan con calificativos como “Capitalistas”, “Progresistas” (o “Progres”), “Empleados públicos”, “Comunistas”, “Socialistas”, “Troskos”, “Izquierdas”, “Ateos”, “Derechas”, “Sindicalistas”, “Judíos”, “Cristianos”, “Latinos”, “Liberales”, “Conservadores”, “Demócratas”, “Republicanos”, “Tecnócrata”, “Burócrata” y un largo etcétera, por no mencionar expresiones francamente peyorativas, trolls, “fake news”, insultos y atrocidades. Estos comentarios que inundan las redes sociales son el reflejo pleno de nuestra incapacidad como individuos para seguir el doble consejo de Bertrand Russell en su mensaje a las futuras generaciones (disfrútenlo abajo): atenerse a los hechos y practicar la tolerancia. Conversemos brevemente sobre el tema.
Primeramente, el insigne filósofo, matemático, ensayista, crítico social, escritor, lógico y premio Nobel de Literatura inglés (porque Russell fue todo eso y más) nos indica que hay que aferrarse a los hechos y estrictamente a los hechos. En otras palabras, este gran sabio reivindica la importancia de la objetividad absoluta a la hora de analizar un asunto. Esto implica de nosotros un doble esfuerzo. Para comenzar, hay que acallar el “animal” que habita en nosotros, esa voz que nos impele a huir o atacar: si de analizar un tema se trata, y muy especialmente si es por escrito, las emociones tienden a ser muy malas consejeras. De remate, aunado al esfuerzo contra-natura de cortar con el impulsivo instinto hay que hacer un segundo esfuerzo para ponernos en, usando términos de Julia Galef en una magnífica charla TED, un modo mental (“mindset”) de “explorador” . A lo que voy es que es materialmente imposible buscar la VERDAD si de antemano hemos descartado cualquier perspectiva que no sea la propia. Y es aqui donde el “filtro ideológico” nos ciega. Por ejemplo, un comunista podría caer en el error de descartar cualquier propuesta fiscal que implique impuestos para la clase trabajadora, sin sentarse a analizar las consecuencias de esa decisión. Un liberal podría descalificar ad-portas cualquier sugerencia de establecer un sistema de seguro social o un fondo solidario de pensiones. Un religioso conservador podría atacar cualquier sugerencia para conceder derechos a grupos LGBTI sin reparar siquiera en analizar de qué se trata la iniciativa en cuestión. Y esos mismos personajes pueden caer fácilmente en la tentación de apoyar cualquier idea en tanto resuene con las propias: mentalidad de manada, refuerzo al ego, resistencia al cambio, sesgos mentales… Estos y otros ejemplos tienen algo en común: no se está escuchando a la contraparte a menos que nos agrade su opinión. O como dice una famosa frase sobre la comunicación, escuchamos no para comprender, sino para replicar, para rebatir, para negar. Eso no conduce a explorar, a aprender, a entender. Eso es… diálogo de sordos. Súmese a esto la emotividad y pasamos al insulto, al ataque ad-hominem y a toda una suerte de lindezas. Lo cual nos trae al segundo consejo de Russell: tolerancia. Tenemos que aprender, de alguna manera, a vivir unos con otros. Irónicamente, muchos credos que pregonan doctrinas cercanas al amor son de los más intolerantes para cualquiera con una perspectiva distinta de la vida. Desconfiemos de cualquiera que alimente la polarización y los enfoques “binarios”: nosotros los “buenos” vs ellos, los otros, los diferentes, los ajenos, los raros, los “malos”…
Hay muchas otras lecciones por extraer de este razonamiento “russelliano”. Si Usted lee algo y siente enojo, es señal de alerta. No se trata de atacar al mensajero o de juzgarlo a priori. Otra señal casi inequívoca de prejuicio y abandono del dialogo es el uso de etiquetas como introducción al comentario, y en general, la calificación del adversario en detrimento del tema (eg, ” este progresista”, “esta comunista”, “este demócrata”, etc.). Tratemos el ASUNTO en cuestión con objetividad, buscando entre todas las partes la VERDAD, que al final de cuentas es lo único que importa. En palabras de P. Barahona-Kruger, debe privar un “(…) principio de razón que impone una lógica cartesiana: lo bueno es bueno aunque lo haga mi enemigo y lo malo es malo así sea obra de mi amigo.” Con-versemos en busca de esa verdad. Y hagámoslo con respeto: que no nos ciegue la ideología, sea esta religiosa, económica, política o cualquier otra. Hechos y tolerancia. Verdades. Invariablemente.
Hasta siempre, Bertrand Russell…
Fernando
“Los hechos son cosas obstinadas; y cualesquiera que sean nuestros deseos, nuestras inclinaciones, o los dictados de nuestras pasiones, estos no pueden alterar el estado de los hechos y de la evidencia.” – John Adams
Material complementario:
Charla TED de Julia Galef: https://www.ted.com/talks/julia_galef_why_you_think_you_re_right_even_if_you_re_wrong
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FOTO/PHOTO: El viejo portón / The old gate

Hoy solamente quería invitarlo a mirar esta imagen. A mi me provoca nostalgia. Tal vez algo más que eso… me causa “saudade”, como dirían mis amigos de Brasil. Porque… presiento tantas historias escritas en torno a este viejo portón. Tantos encuentros. Tantas despedidas. Tantas esperanzas. Tantas tristezas. Casi puedo ver a una niña trepado en el portón. Es pequeña para su edad. Tiene ojos azules y se esfuerza para tratar de ver a su madre que la saluda desde lejos en el camino… ella se estira desde el porton, sonríe y dice “adiós” con la mano. Su madre camina hacia la jornada con el paso renovado de quien tiene una causa para luchar. Veo a una pareja coqueteando al atardecer, recostados sobre la viejas columna. Ella esboza un gesto entre tímida y cómplice. Él simplemente la mira embobado. Atisbo luego a un hombre sudoroso, sucio tras el duro trabajo, cerrándolo al final de la jornada. Tiene el gesto de una urgente esperanza escondido entre los arrugas que surcan su curtido rostro cual espejo del campo arado. Su familia necesita una buena cosecha: son muchas bocas que alimentar.
La imagen es a la vez una puerta a muchos pasados, a un gastado presente y a un incierto futuro. Hay una extraordinaria belleza en ella. La una vez rojiza pintura se cae de las desgastadas columnas; el metal se vence ante el tiempo, llorando lágrimas de herrumbre. El incierto camino esconde un destino más allá de lo que aquí sembramos y de lo pretendemos cosechar. O quizás, como diría R. Frost, sea un camino no elegido, quizás…
Y a Usted, ¿qué le evoca el viejo portón? Démonos el necesario, merecido y fundamental gusto de dejarnos asombrar. Soñemos. Vivamos el momento: que no se nos escapen los instantes. De ellos se compone la vida: la mía, la suya, y ante todo, la que construimos juntos.
Un abrazo,
Fernando
Mi primera entrevista en la RADIO
“Esto es lo que me gusta de la radio: el no saber qué va a ocurrir.” – Luis del Olmo
Pues les cuento que el viernes 31 de Agosto estuve por primera vez en la radio. Permítanme contarles a continuación, brevemente, esta maravillosa experiencia…
Primero que todo, debo decir que no tengo formación profesional como periodista: lo mío es empírico y si tengo algún comando al menos “potable” de la palabra se lo atribuyo a lo mucho que disfruto de la lectura. Dicho eso, el punto sigue siendo válido: no soy ni por asomo un locutor profesional. De tal manera que a mi llegada a la estación radial adonde fui invitado estaba algo ansioso: los seres humanos somos muy malos administradores de la incertidumbre. Sin embargo, la cordialísima bienvenida del anfitrión, nada menos que el señor José Luis Altolaguirre. y el co-anfitrión, Daniel Suchar, fue determinante: se me trató como a “uno de la casa” y eso generó confianza.
Y bueno, que les cuento… se sienta uno y mira a los otros panelistas, cada uno con un micrófono de gran tamaño sostenido por una base ajustable: el micrófono me “miraba”, me “escuchaba”, me “invitaba” a un franco diálogo como si tuviera el oído de multitudes al frente. Al lado, tras un cristal, el profesional de audio controlando la consola. Y entonces, 3,2,1… ¡al aire! Lo curioso es que… nada cambió (era la misma habitación, la misma gente) pero todo se hace diferente durante ese lapso. La conversación se vuelve entonces un acto mágico, que combina el debate, el juego, el humor, el análisis… todo eso sumado a un imponderable, a “algo más:” la invisible presencia de los oyentes. Se los digo con franqueza: se siente “algo” – aquel que dijo que la radio es un medio de comunicación de una vía no tiene nada de poeta. Fue casi metafísico. Aunado a esa parte “espiritual” del intercambio, el uso de redes sociales permite el contacto directo con la audiencia, pero a mí (ingenuo soñador) me gusta concentrarme solamente en la etérea sensación de “estar al aire”.
La conversación se dió entonces con mucha naturalidad. La calidad de los interlocutores (me refiero a mis compañeros) permitió un intercambio analítico, sosegado y a la vez divertido sobre la economía nacional y el transfondo que tiene el sistema educativo sobre esta – para bien y sobre todo para mal.
Podría escribir aquí de lo que conversamos… pero creo que estaría desvirtuando una amena conversación. Es mejor escucharla, pueden hacerlo aquí. Fuí de hecho invitado a una segunda entrevista realizada el 5 de Septiembre (aún no tengo el link disponible, apenas lo consiga lo compartiré).
Quisiera cerrar diciendo que deseo repetir esta experiencia: la radio es una conversación íntima… entre miles de personas.
Fernando
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LIBRO/BOOK: La inteligencia emocional / Emotional Intelligence by/por Daniel GOLEMAN
Versión en Español / ENGLISH version below
Intro
Si el manejo de las emociones es un tipo de inteligencia, la lectura de este libro (añeja deuda personal) me ha llevado a la dramática conclusión de que somos – casi todos – muy pero muy torpes. Me refiero a que somos emocionalmente ineptos, burdos, incultos, maleducados e ignorantes. Por favor no se moleste, no quiero ofender a nadie: supongo que esta no es la introducción más diplomática, pero si la más sincera… y una prueba en sí misma para nuestra inmadurez emocional. Le insto entonces precisamente a controlar la emotividad: soportemos juntos algo de sana (auto)crítica y conversemos sobre el libro y sobre los sentimientos humanas – menudo tema, quizás el tema de nuestro tiempo.
Maleducados emocionales
Para no sentirnos tan mal, primeramente debo decir que una de las conclusiones que me deja la lectura del libro es que nuestra torpeza emocional no es del todo nuestra culpa. En gran medida somos más bien el resultado de una sociedad, de un sistema educativo en particular que – salvo valiosísimas excepciones – no tiene la menor idea de lo que está haciendo (casi puedo oír a Pink Floyd cantando “The Wall” mientras escribo esto…). A lo que voy es que nuestra sociedad occidental moderna y el sistema educativo correspondiente está diseñado (y funciona) para apoyar una sociedad industrial ya menguante (la de la máquina de vapor, la fábrica y “el acero”). No lo digo yo, lo dice Sir Ken Robinson, por mencionar un primer nombre, y Goleman lo reitera en su obra. Las escuelas y otros centros educativos no enseñan nada sobre el manejo de las emociones. Los profesores no saben del tema, y los padres ahí también (mal)educados tampoco. Así las cosas, aprendemos empíricamente siguiendo los ejemplos en nuestro entorno, incluyendo hogares conflictivos y familias disfuncionales (aspecto fundamental pues nuestra visión más íntima del mundo se creo durante la primera infancia), políticos cascarrabias, “famosos” de cuestionable reputación, etc. Aprendemos sin método ni pedagogo… no nos extrañemos de los resultados, incluyendo bullying, depresión, agresividad, ansiedad, etc. Pienso referirme en un artículo/post por separado sobre este tema: me apasiona la vertiente educativa y simplemente no es de mi recibo que no estemos haciendo más para mejorar nuestras aptitudes emocionales.
“Nuestras emociones están ahí para ser sentidas, pero no para dominar nuestra vida, ni cegar nuestra visión, ni robar nuestro futuro, ni apagar nuestra energía, porque, al momento de hacerlo, se volverán tóxicas.” – BERNARDO STAMATEAS
InteligenciaS emocionaleS
Pero bueno, sigamos. Un elemento que me llamó profundamente la atención es que la inteligencia emocional no es solo “una”. Se divide más bien de una serie de subcomponentes, los más básicos son los Personales y los Interpersonales. Los así llamados Personales se componen a su vez de aspectos tales como la consciencia de sí mismo (el reconocimiento de los propios estados de ánimo, sentimientos y pensamientos), la auto-motivación (la capacidad para “empujarse” a sí mismo a pesar de los problemas y vueltas de la vida) y la auto-regulación & control de las emociones. Las habilidades interpersonales incluyen aspectos como la Empatía (ponerse en los zapatos del otro, la capacidad para “sentir” lo que siente el prójimo) y las habilidades sociales (negociación, persuación, habilidad para congeniar). Fue esclareceder para mí el comprender que la “Inteligencia Emocional” es solo un título para un paquete completo de herramientas.
La importancia del EQ vs IQ
Y hablando de herramientas, valga mencionar que a criterio de Goleman, la inteligencia emocional tiene un mayor peso en el éxito que el coeficiente intelectual. Estoy de acuerdo – numerosos estudios han demostrado que los principales “drivers” de nuestra felicidad dependen de nuestra habilidad para controlarnos a nosotros mismos y de relacionarnos con los demás (véase esta excelente charla TED). Para usar una de mis amadas metáforas, diríamos que si el IQ y sus subcomponentes (analítico, numérico, verbal, etc.) son el martillo, destornillador, serrucho etc. en la caja de herramientas de nuestra vida, la inteligencia emocional (EQ) es el músculo, el brazo y la fuerza detrás de la aplicación de esas herramientas.
Tren expreso emocional
Otra lección del libro que caló en mi es el hecho de que nuestro cerebro está configurado – casi podríamos decir que está “cableado” – de forma tal que las emociones tienen “tiquete VIP” para operar en nuestras mentes. Son algo así como las “alertas del sistema operativo” (“Pantallazo azul” diríamos en argot informático) de su computadora, las cuales tienen primacía sobre cualquier otro software funcionando en la máquina y sobre cualquier cosa que esté haciendo Usted. Daniel Goleman nos explica como durante la formación del feto, los primeros elementos cerebrales en desarrollarse son el tallo cerebral, luego la amígdala, el área límbica y solo hasta el final la corteza. Este es también el mismo orden de prioridades: las emociones tienen “circuitos” privados que les permiten llegar primero y “raptarnos”.
“La enseñanza de Sócrates «conócete a ti mismo» darse cuenta de los propios sentimientos en el mismo momento en que éstos tienen lugar– constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.” – Daniel Goleman
Conclusión
Finalmente, Goleman hace hincapié en que “temperamento no es destino”: no estamos condenados a cada “salto” de nuestra amígdala (huye o pelea) y a la programación recibida en nuestra infancia. Si bien lo idóneo es formarse adecuadamente (caso contrario, siempre quedarán cicatrices y reacciones impulsivas), es posible enseñarnos a controlar las reacciones a las emociones y dominar nuestro carácter. El libro menciona una serie de técnicas y herramientas educativas, y la sola lectura del mismo erige una primera barrera de defensa racional contra las hordas bárbaras del asalto emocional (el equivalente a los ogros del Señor de los Anillos marchando hacia la fortaleza…).
En dos platos: este es un libro fundamental – un libro de cabecera. Tendrá ciertamente detractores, pero es una de esas obras que deberíamos leer todos. Digo mal: TODOS.
Fernando
ENGLISH VERSION
Intro
If emotional management is a type of intelligence, reading this book (finally!) drags me to the sad conclusion that we are (most of us) really, really clumsy. What I mean is that we are emotionally immature, foolish, naive, uncultured and ignorant. Don´t get me wrong – I don´t want to offend anyone. This may not be the most diplomatic post introduction, but it is sincere… and a test by itself to our emotional quotient. Let´s raise the bar and take some healthy critics – let´s talk about this book and about human feelings… what a challenging topic indeed!
Emotionally illiterate
After the pinch, a palm on our back: I must say that one of the conclusions from the book is that our emotional clumsiness is not entirely our fault at all. For the most part, we are the result of a society, more precisely, of an educational system in particular that has no idea as of what it is doing (I can even hear in my head Pink Floyd´s “The Wall” when writing this…). And it is not just me saying the aforementioned, just listen (TED talks, eg) and read (“You, Your Child and School” is his latest book) Sir Ken Robinson, for starters. Goleman states it as well: the educational system currently has no space for emotional education. Our modern occidental society and the educational system behind it was designed and works to support a currently declining, diminishing, re-fluent Industrial Revolution (steam and railroads if you will). Professors don´t know how to teach and deal with sentiments & emotion nor do the parents, who are the fruit of the same educational system. Hence, we learn 100% empirically, un-guided and with no mentors, directly from the “world” and daily experience, including dysfunctional families (needless to state that our deepest unconscious models of the world and its interpretation are the result of our first 2 years in “these lands”), politicians with a lost sense of diplomacy & modals and other “celebrities” with not-so-tidy reputations. We learn without a method nor a coach… so let´s not be surprised about the less-than-happy results: bullying, anxiety, violence and so many other mental and behavioral disorders. I intend to write a separate post regarding emotional intelligence and education: the latest is a passion and I cannot accept our current approach on this crucial topic.
“I don’t want to be at the mercy of my emotions. I want to use them, to enjoy them, and to dominate them.” – Oscar Wilde
Emotional IntelligenceS
Anyway, moving on, something curious for me was the fact that there not a single emotional intelligence. It is more like a series of components, a package. The main categories are Personal and Interpersonal components. The Personal ones include “Self-Conscience” (the capacity to recognize self´s emotions, temperament, feelings and thoughts), self-motivation (the capacity to “push” the self to act and keep going in spite of life´s pushback), and self control of the emotions. The Interpersonal ones include Empathy (put yourself in the other person´s shoes – the ability to “feel” what the other is feeling), and social skills (persuasion, negotiation, congeniality). It was truly enlightening to understand that Emotional Intelligence is more like a “Title” or “Catch All” phrase than a single-concept. It´s the headline denoting a toolbox full of useful stuff..
EQ vs IQ
Speaking of tools, let me mention that, according to Goleman, Emotional Intelligence (EQ) is more important than IQ (regarding our success and happiness as individuals). I concur: many studies have demonstrated that the main drivers of our happiness depend on our ability to control ourselves and maintain healthy relationships (check out this great TED talk). Using one of my beloved metaphors: if the IQ and its components (numerical, analytical, verbal skills) are the hammer, screwdriver, saw etc., then the EQ and its parts are the muscle, the arm, the strength that allow us to use those tools.
Non-stop express train of emotions
Another key takeaway is that our brain is configured – we can even say “cabled” – in such a way that emotions have “24×7 VIP tickets” to our minds. Emotions are like the “Operative System (OS) alerts” of your computer (“blue screens” as we say in IT jargon). They have the priority above any other software running in the machine… and above whatever task you are doing and devoting your attention. Goleman explains how the stages of the brain development in the womb start with the brainstem, the amygdala, the limbic brain and at the very end, the neocortex (where the actual rational “self” resides). This is also the order of priorities of the mind (derived from the hardware) – emotions have private faster networks that allow them to reach first other brain areas and at the end “hijack” us.
“The world is a tragedy to those who feel and a comedy to those who think” – H. Walpole
In conclusion
Finally, Goleman states that “temperament is not destiny”: we are not doomed by every leap of the amygdala (run or fight) and by the lowsy emotional training received during our infancy. Certainly, the ideal thing is to have a “clean, fresh start” from our youngest years (ego scars and emotional triggers are almost impossible to erase) we can teach ourselves to control our reactions to emotions and to tame our character. The book mentions a series of techniques and educational frameworks, and the sole act of reading it creates a “first line of defense” against the barbaric hoards of emotional assaultants (I can picture ogres marching as in “Lord of the Rings”…).
In a nutshell: this is a paramount, pivotal book – one to keep close to your heart (pun intended). There are certainly critics – not perfect – but it is one of those literary works that everyone should read. No, let me be clear: EVERYONE should read.
Fernando
Bonus material:
- About Sir Ken Robinson: click here and here
- Inteligencia emocional, el libro: click aquí
- Emotional Intelligence, the book: click here
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