Monthly Archive August 20, 2019

Simplezas para simplones

“Caras vemos, corazones no sabemos”

Un buen mentiroso sabe que la mentira más efectiva es siempre una verdad a la que se le ha sustraído una pieza clave. – Carlos Ruiz Zafón

“Miente y miente que algo queda” decía un supervillano de la vida real, Herr Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania nazi. En este artículo construimos sobre sus oscuras ideas para alertar sobre su terrible vigencia. Tal vez deberíamos actualizar un “poquitín” la frase para nuestro siglo XXI. La versión 2019 sería algo así como “Más y más simple porque solo así escuchan” o tal vez “Sencillo porque es para simplones”. Quizás “Meme y meme que algo queda”. Algo por el estilo. El punto es que nunca como en nuestro tiempo se ha enmascarado tanto la mentira disfrazándola a través de la sobre-simplificación y su pariente cercana, la generalización. Los villanos actuales llevan estos “camuflajes” a niveles francamente absurdos más la ironía es que la efectividad del engaño es proporcional a lo grosero del “argumento”. Veamos esto en detalle a continuación.

MIÉNTEME… COMO SIEMPRE

Hemos insistido con anterioridad en el peligro de las generalizaciones. No hay nada que sepulte más rápidamente una conversación que la estigmatización del otro a través de una “etiqueta”. Nos referimos al uso de términos “descalificatorios” utilizados para denigrar al interlocutor. Por ejemplo, el mal uso del término republicano, demócrata, progresista, conservador, comunista, liberal, ateo, etc. La conversación muere en las primeras de cambio porque la retroalimentación se convierte en un ataque ad hominem disfrazado de clasificación objetiva. Por ejemplo, si una persona “X” intenta explicar la importancia del control de la natalidad y su interlocutor “Y” lo interrumpe para declararlo un “progresista pervertido” pues adiós al diálogo. En este ejemplo, una barrera ideológica infranqueable impulsa a la segunda persona desde una posición defensiva a un ataque directo en cuestión de instantes: imposible el intercambio de ideas.

Una mentira no tendría ningún sentido a menos que sintiéramos la verdad como algo peligroso. – Alfred Adler

Hablando de etiquetas y generalizaciones, ya son de antología los lamentables ejemplos a cargo del actual Jefe de Estado estadounidense. Llamar a los inmigrantes mexicanos “violadores, gánsteres y delincuentes“, los comentarios machistas y chauvinistas, la calificación de naciones enteras como “pozos de porquería“, el matonismo. el cinismo y el uso de apodos ofensivos para con sus rivales políticos y cualquiera otro que le critique son parte de las “lindezas” en el menú. Lo curioso es que políticamente hablando estas atrocidades son las que le son más rentables. ¿Por qué? Bueno, hay múltiples razones pero creo que una causa fundamental es que el mensaje está perfectamente ajustado al gusto de la audiencia destinataria del mismo. Decir que los problemas de la economía norteamericana se reducen a que “los inmigrantes se están llevando nuestros trabajos” es, por decir lo menos, una generalización malintencionada más el mensaje es deliciosamente simple. Es como una barra de chocolate: no ayuda con tu desnutrición y tu salud pero esa bomba de sal con azúcar y químicos genera una satisfacción pueril e instantánea. Pura cortisona: demasido fácil, demasiado sencillo, demasiado tentador. No hay que interpretar nada, lo entiende cualquiera, no exige esfuerzo, análisis ni información. Un aullido de lobo invocando al animal que todos llevamos dentro. Si fuera boxeo, el anunciador cantaría: “En esta esquina, con 250 libras y blandiendo su amenazante cuenta de Twitter, la mismísima encarnación de la mercadotecnia vendiendo absurdos a través de argumentos mentirosos pero pegadizos como éxitos “pop”. En esta otra esquina, con 3.3 libras, sesgos mentales y una tendencia evolutiva ancestral a evitar reconsiderar sus juicios aún ante evidencia plena y contundente… el cerebro humano“. Resultado de la pelea: knockout técnico en el primer asalto. Bajo esta luz, el “matrimonio” que hacen muchas personas entre la religión y la política no es solo comprensible sino esperable. Es demasiado sencillo, demasiado fácil y tentador el poner ambas cosas bajo el mismo “manto sagrado” vendido por pastores metidos a político (o políticos metidos a pastor, para el caso es lo mismo). La persona resuelve dos problemas en uno y sale con la conciencia tranquila porque el candidato viene “en nombre de Dios”. Sí, una especie de “congruencia divina a la carta” (aunque el menu lo entregue el propio candidato, aquello de Juez y Parte parece no importar en estos casos).

LA PARTE POR EL TODO

La escogencia de candidatos por su postura ante un elemento puntual pero sensible al individuo es otro ejemplo de “generalización mentirosa”, como el escoger al candidato por su postura ante, p.ej. el aborto (o al menos por sus declaraciones oficiales sobre el mismo). El ciudadano cae bajo el hechizo del “efecto halo” y pondera al político únicamente por sus proclamas sobre ese tema puntual – todo un “proxy” en lenguaje técnico. Todo lo demás desaparece ante sus ojos como por encanto. Tenemos entonces a personas que escogen al candidato idóneo para la Presidencia por sus declaraciones – lo que él ó ella dice – sobre, digamos, el matrimonio igualitario… ¡y nada más! La formación profesional del candidato, su experiencia, su equipo de trabajo, su plan de gobierno, su carácter, sus declaraciones sobre otros temas, su comportamiento personal, su propuesta económica, el historial del partido político que lo acompaña, sus finanzas… todo lo demás se hace irrelevante. Otra mentira disfrazada de generalización.



MEJOR “A LO MARVEL”

En esta sociedad actual donde las éxitos de taquilla son las películas de superhéroes, el ciudadano promedio parece no estar dispuesto a aceptar que puede haber más de un motivo, que hay grados, matices, fases y etapas, relaciones complejas, victorias que saben a derrota, derrotas que construyen victorias, procesos, acuerdos bajo la mesa, engaños y segundas intenciones. Es más fácil identificar el villano cuando lleva cuernos y asociar al héroe con aquel que lleva capa y trae los calzoncillos por fuera. Son aún menos los que están dispuestos a escuchar y aceptar que quizás no todo sea culpa del gobierno o del Presidente de turno o inclusive del Estado. Porque la autocrítica es dura. “Quizás no debí abandonar los estudios o faltar al trabajo aquel. Quizás debí esforzarme más. Quizás no debí ensuciar mi hoja criminal. Quizás debería aprender otro idioma. Quizás mi país no está aislado del mundo: ¿pasará algo allá afuera que esté afectándonos por acá? Quizás, quizás, quizás…

Siempre es más fácil cuando alguien más nos trata como a niños y echa las culpas a un tercero etiquetándolo como “el malo”. Si no estamos dispuestos a leer, al análisis y a pensar seremos entonces un festín de simplones para regocijo del lado oscuro del mercadeo, de las “fake news”, de los memes, de las verdades a medias y las mentiras completas. Sí, carne de cañón para oscuras esferas que devoran cerebros tiernos y casi sin estrenar mientras masticamos unas “encantadoras” papitas fritas… ¿alguien con ketchup, por favor?

Fernando

Engullimos de un sorbo la mentira que nos adula y bebemos gota a gota la verdad que nos amarga. – Denis Diderot


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¡1er Libro publicado! / 1st Book Published!

VERSION EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW

Un proyecto intelectual satisfactoriamente cumplido. Eso es “Veinte Mil Leguas de Viaje Subversivo“, un pequeño libro de cuentos los cuales, al leerse linealmente de principio a fin, conforman una novela corta que navega entre la angustia, el humor negro y un final esperanzador. La obra puede leerse también de manera aleatoria, disfrutando los cuentos separadamente.

Con mucha satisfacción, les comparto entonces mi debut formal en la ficción literaria.

Como un “plus” para los seguidores de este blog, comparto abajo el primero de los cuentos llamado “Partida”, invitándolos a adquirir “Veinte Mil Leguas de Viaje Subversivo” y embarcarse a la aventura con nuestro protagonista.

Disponible tanto en versión e-book como en papel, en Amazon.

Un abrazo,

Fernando

ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL ARRIBA

A successful intellectual project. That is my debut book entitled “Veinte Mil Leguas de Viaje Subversivo” (untranslatable words game in Spanish of the classic title “Twenty Thousand Leagues Under the Sea” by Jules Verne. A free translation attempt of the new book title is akin to “Twenty Thousands League of Subversive Journeys”).

This is a book of short stories that, when read linearly from the beginning, work as a small novel, but the stories can also be enjoyed randomly. Dark humor, existentialism and an ending filled with hope are part of the story.

As a perk to this blog followers, below a transcript of the first story (in Spanish – the book is written in my native tongue), inviting you to move aboard with our hero. Hope you like it – the book is available both in ebook and paperback versions, in Amazon.

Cheers,

Fernando


Partida

Una gota de sudor le corrió por el espinazo con los gélidos y dolorosos pasos de un glaciar. Su mundo se había reducido a aquella pantalla. A aquel dígito. Físicamente, permanecía completamente estático. Ni un músculo se movía aparte del tempestuoso latido… solo aquella gota que reptaba acompasadamente por su espinazo. Sin embargo, su mundo interior se agitaba frenéticamente. Colapsaba. Con las pupilas completamente dilatadas, miraba… No lo entendía. No lo comprendía. No lo aceptaba… y no lo iba a tolerar más. No podía dejar de mirar. Pero no… no más números. No más de esa computadora… no, no más computadoras. No más de ese laboratorio… no, no más laboratorios. No más aire acondicionado, no, no más atmósferas artificiales. No más luces blanquecinas. No más. Su amígdala explotó, enviando un mensaje de pánico que secuestraba su corteza cerebral, extorsionándolo, controlándolo, dirigiéndole, exigiéndole no pensar, despeñándose en un binomio huir-pelear. Vértigo… Sintió el vello levantándose en sus brazos. Sus manos crisparse. Quiso primero golpear el ordenador. Pero eso no arreglaría nada. Luego, mareo… Sus pies apuntaron por sí solos hacia la puerta de salida del laboratorio sin que él pudiera hacer nada. Las imágenes perdieron enfoque en sus ojos desmesuradamente abiertos. Vino casi un desmayo… Por un momento tuvo una idea al ver los cables de alimentación y los altos y sólidos bancos de computadores…. sí, un escape para toda esa angustia que lo había perseguido toda la vida. Esa angustia ahora resumida en una línea de un monitor escondido en el último piso de un búnker a las 2 de la mañana. Delirante, enloquecido, se levantó de la silla y cuando ya caminaba hacia el cable con la idea trenzándose en su mente, algo atrajo su mirada. Lo vio. Aquella revista o periódico abierto en una página… ¿aleatoria? No importaba eso. Sí, aquella imagen. Aquel sitio, aquel rincón. Calor. Playa. Selva. Mucho calor. El mar. Tomó entonces una decisión. Sol. No había marcha atrás. Calor. Nunca la hubo. Y partió.

FIN

Veinte Mil Leguas de Viaje Subversivo