Monthly Archive December 18, 2018

Año Viejo VS Año Nuevo…

“Batalla contra tus vicios, mantente en paz con tus vecinos y permite que cada año nuevo te encuentre como un hombre mejor.” – Benjamin Franklin

La nostalgia que nos invade en estas épocas no es casualidad. Un aire de melancolía acecha, brisas frías de tiempos idos soplan en Diciembre. En nuestras mente cruzan imagenes de viejas reuniones y familiares & amigos que ya partieron, relaciones rotas, caminos cruzados. Evocamos tristezas y también momentos felices: calendarios añejos. Supongo que es lo natural, el ser humano vive eternamente en un precario equilibrio. Nuestras mentes juegan cual un niño en subibaja (balancín). Caminamos ausentes de enfoque cual – dicen los budistas –  “monos inquietos”, con la atención saltando perpetuamente de pensamiento en pensamiento. Somos seres bipolares que moran siempre entre el pasado y el futuro. Nos es casi imposible colocar la balanza en equilibrio y mantenernos en el centro, en el presente. Y el final de año es particularmente “pesado” en recuerdos: se nos carga el subibaja hacia el ayer.

Y…  ¿qué con ello? Bueno, sea precisamente esta breve reflexión mi regalo de Navidad y Fin de Año para Usted. En medio de los sentimientos encontrados que provoca esta época, comprendamos el por qué del lastre que sentimos en el corazón. Y con este entendimiento, démosle también peso específico al año que nos espera y sobre todo al momento actual que nos acompaña – sí, al presente. Busquemos el balance. Pongamos el “subibaja” en equilibrio, o al menos levantemos un poco el extremo que apunta hacia el mañana. Para decirlo en términos más coloquiales, que no nos abrume el síndrome de “El Buki” (cantante mexicano) y su pegajosa tonada “Navidad sin ti”.

Ánimo: el camino se abre siempre hacia el mañana, y si bien no somos dueños de las circunstancias, si lo somos de nuestro grado de ESFUERZO y ante todo de nuestra ACTITUD

Nos vemos en el 2019: ¡ÉXITOS!. Un abrazo.

Fernando

“Lo que eres es lo que has sido. Lo que serás es lo que haces a partir de ahora.” – Buda

Photo by Markus Winkler on Unsplash

Soundtracks de nuestras vidas…

“Sin música la vida sería un error”. Friedrich Nietzsche.

Tenía que escribir estas líneas: la idea me tiene cautivado desde hace unas semanas y no me deja en paz. Me parece simplemente encantadora, con esa sutil delicadeza de las metáforas directas y sencillas. Supongo además que la idea no es nueva, pero al menos puedo decir que es nueva para mí. Tanto es así que no me da la gana el buscarla en Google pues ciertamente aparecerá algo por ahí y acabará mutilando y contaminando mi propia inspiración. Así que comparto aquí la vivencia propia… y nada más. Pero acabo de caer en cuenta de que no les he dicho cual es el punto en cuestión, así que sin más rodeos: ¿alguna vez han comparado sus propias vidas con una película, y llevando la metáfora al siguiente nivel, han pensado como la música que escuchamos es el “soundtrack” de nuestras existencias? Esto es especialmente válido para aquellas composiciones que deliberadamente escogemos y que marcan etapas de nuestros filmes, cintas donde somos a un tiempo guionistas, directores y protagonistas.

Pienso entonces en mi primera niñez, cuando las obras que me acompañaron eran las clásicas rondas y canciones infantiles. Me transporto a mi infancia, cuando mi madre sacudiera mis mañanas de domingo con Raphael y Serrat a todo volumen y mi padre resonara su música clásica (Aranjuez, Mozart, Beethoven). Recuerdo los viejos cassettes de mi viejo- cientos de ellos -. Mi padre pasaba horas arreglándolos, enrollando cintas con bolígrafos, acomodándolos, limpiándolos. Puedo ver mis manos de niño jugando con ellos mientras él me explicaba como es que había música ahí escondida o mejor aún, como se “atrapa” la música literalmente planchándola en el vinilo caliente de un LP. Pienso en mi temprana adolescencia, cuando no tenía idea clara de qué era lo que me gustaba escuchar (en realidad, no tenía una idea clara de nada de nada) y entonces lo que oían otros  – primos, tíos, amigos – me envolvía en un torbellino sin que supiera yo qué hacer. Y recuerdo con absoluta claridad el momento en que, a través del lado B de un cassette escuché por primera vez a un grupo de rock argentino llamado Soda Stereo. Era la fiesta de mi hermano y el cassette en cuestión su regalo de cumpleaños. Tendría yo unos 12 años, y fue la primera vez en mi vida en que me identifiqué con un artista. A partir de ese primer romance musical comenzó un viaje que no se ha detenido, porque siguió una juventud con rebeldías empapadas de rock en español, metal pesado y otros ritmos. Luego vino una primera madurez donde volvi a aceptar la música de mis padres y hasta el pop, hasta llegar a una etapa donde el jazz (Miles Davis, Dave Brubeck), el flamenco (Vicente Amigo, Paco), el bossa y algunas obras clásicas (Vivaldi) me hacen volar, sin avergonzarme para nada de poder disfrutar de una salsa de Luis Enrique, de cantar a pecho abierto una vieja tonada (música “plancha”, dicen en mi tierra) y hasta de bailar en una fiesta un “merengazo”. Seguramente su banda sonora personal, amigo/amiga lector, resuena fuerte en su alma con solo poner a girar el disco de los recuerdos. Porque hay canciones para momentos y momentos para canciones: bodas, bailes, fiestas, cafés, estadios… También hay recuerdos de vinos, perros, trenes, flores, parques, libros. Y visiones de conciertos, celajes, bicicletas, paseos, besos y pasiones: instantes. Todos llevamos en el corazón escenas mágicas donde una perfecta música de fondo nos acompañó y envolvió.

Les comparto todo esto porque he llegado a la conclusión de que la variedad musical es simplemente lo lógico y sensato, un reflejo de la variedad de etapas que atravesamos en nuestros viajes. La variedad de gustos musicales a lo largo de la vida es un eco de la evolución de nuestras almas y de la riqueza de escenas del filme. Tanto es así que, a estas alturas y cuando parecía solamente un sueño inalcanzable, me encuentro una vez más cantando rondas infantiles… a buen entendedor, pocas palabras. A fe mía que la vida puede ser hermosa, ya sea cantada por Ceratti, en la guitarra de Amigo, resonando en la voz de Elvis o saltando en las escalas de Bach; sin olvidar por supuesto a “Los Pollitos”. Sí, “Los Pollitos” con palmas y todo, acompañando ahora la más hermosa de las etapas de mi intimo largometraje.

Un abrazo,

Fernando

“¿La música no es eso?, compartirla con los demás.”  A. Levine– Dave

Photo by Dmitry Bayer on Unsplash

COURSE: Delivering PMP cert preparation at INTEL CR

“In learning you will teach, and in teaching you will learn.” ― Phil Collins

Have I shared that I love teaching? If not, here it goes: I DO, I just love it. It´s just that teaching, when done from the heart, goes way beyond an unidirectional transfer of data: to put it in geeky terms, a network/ethernet hub can do that, in any case. The real value comes from a very different place. The best teaching puts the “professor” in a frank, open conversation with the class. The best sessions are a true exchange of perspectives, experiences and ideas, where the teacher leaves the archaic and imaginary podium so revered in the past century and becomes a facilitator. There is – and there should never be – shame in a “I don´t know” answer – both from a student or a professor. There is no disrespect in a “Let´s research together” statement and there is no better feedback than a frank, open smile from the class. And this safe exchange & study environment was what we constructed together at the latest PMP Certification Preparation course delivered to a group of leaders from INTEL Costa Rica. For over two months, and powered by the Universidad Nacional (UNA) “Open Education” area, we met every Thursday at the modern and massive local headquarters and explored together PMI´s approach to Project Management, the PMBOK, it´s interpretation and shared anecdotes, tips and knowledge: we LEARNED.

Furthermore, we simulated the actual certification exam and discussed strategies for taking the test (BTW – free tip: if you want to certify, you not only need the experience and the theory, you need preparation and a plan to attack the test per-se. In other words: you not only need to know, you need to prepare to answer efficiently). We also dared to challenge the theory, following the “start with why” principle (S. Sinek). Mind-maps, process flowcharts and “put-it-in-your-words” exercises made terms and ideas palatable and catchy. Tough topics and gray areas were not hidden and as a group, we searched for answers, with different persons serving as trailblazers at different times. And humor was a true ally to us all.

May this short post put in writing my gratitude to these excellent professionals, to the Universidad Nacional (UNA) and to INTEL Costa Rica: buckle up, new PMPs on the horizon – THANK YOU GUYS for all what I learned from you!

Sincerely,

 

Fernando

 

 

“Only those who look with the eyes of children can lose themselves in the object of their wonder.”  ― Eberhard Arnold