¿Nos determina la semana? / Are we determined by the week?
VERSION EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
Como un rayo necio y reincidente, esta idea me ha golpeado varias veces, principalmente los Domingos. Es uno de tantos pensamientos que me asaltan ese día por la noche, pues mi insomnio y crisis existenciales parecen estar programados en un ciclo semanal. Sí, los Domingos… como canta cierta melenuda artista canadiense: “isn´t it ironic?” Pero bueno, a lo que vinimos:
Es sencillo – sostengo que nuestras vidas modernas están determinadas en mayor medida de lo que tenemos presente por el actual modelo de “semana”. En este modelo hay dos obvios bloques: Lunes a Viernes para laborar y el fin de semana (Sábados y Domingos) como tiempo de ocio & descanso: siete días. Y lo que es más notable es que esta estructura es un concepto totalmente subjetivo – una construcción social y cultural – pero nada más. De hecho, la semana de siete días es una herencia religiosa de nuestros antepasados mesopotámicos, quienes asignaron un día para cada uno de los los siete mayores cuerpos celestes (Sol, Luna, Marte, Mercurio, Venus, Marte y Saturno). En otras palabras, no tiene un fundamento astronómico como el mes (asociado a los movimientos de la luna) o el año (que refleja el giro del sol y las estaciones), sino que es algo místico: un “número mágico” relativo a “los dioses”. Si le ponemos cabeza, no es una realidad objetiva: es un pacto, una herencia, un supuesto que todos hemos aceptado. Cuando el ser humano no conocía la agricultura y vagabamos por bosques y sábanas cazando y recolectando lo que comíamos, pues no existian días de la semana: todos los días eran iguales, si no se cazaba, no se comía. Esto fue así por milenios. La revolución de la agricultura y nuestro establecimiento en sitios fijos derivó en un día de descanso para algunos, pero en general no cambiaron mucho las cosas. No fue sino hasta el advenimiento de nuestra época moderna cuando, con economías de escala, mecanización e industrialización llegamos a tener – al menos los privilegiados -el presente modelo 5-2 (siempre encajonados por una herencia babilónica de siete días). Y vivimos en función del mismo, programando nuestras vidas completas en torno a este proceso semanal (“Living for the weekends” decía la frase que ví en una calcomanía hace poco). El tiempo con nuestras familias, nuestros ocios, paseos, trabajo; todo se enmarca en ese eterno ciclo. Pero… ¿Es este el mejor modelo para el siglo XXI? ¿Podemos pensar en como mejorarlo? Pienso que sí. Se me ocurren al menos los siguientes factores (presentados como preguntas) para analizar juntos este tema:
- ¿Están “grabadas en piedra” las 8 horas por día o las 40 ó 48 horas semanales de trabajo? La respuesta es evidente, y es un “no”. Se abren entonces las posibilidades. ¿Qué tal hacer 10 horas diarias, cuatro días a la semana y liberar así un día cada semana? Tendríamos entonces fines de semana con tres días libres. Habrá inclusive quién prefiera laborar 12 horas días, tres días por semana y tener cuatro días libres. ¿Por qué no, si es ese el gusto de la persona?
- ¿Se reducirán la cantidad de horas laborales? Todo apunta a que la respuesta a mediano plazo es un resonante “sí”. En 1870, el estadounidense promedio trabajaba 62 horas. En Alemania se laboraban 67 horas. Un francés se “partía el lomo” por 66 horas semanales, un español, 65. Para el año 2000, un norteamericano laboraba aprox. 40 horas cada 7 días, mientras que franceses y españoles trabajan aprox. 35 horas por semana. La conclusión es evidente: la tendencia es descendente y todo apunta a que seguirá así (recordemos que la llegada de la Inteligencia Artificial y otros avances tecnológicos que apuntan a un nuevo salto en la productividad).
- ¿Queremos un solo “bloque” de descanso al final de la jornada semanal? Esta es una pregunta importante. Digo, ¿será lo mejor para nuestra salud física y mental el tener una sola pausa al final de un “sprint” continuo de trabajo semanal? ¿No será mejor tener dos pausas, algo así como laborar Lunes y Martes, descansar el Miércoles, para luego laborar Jueves y Viernes y cerrar con el fin de semana? Desconozco si hay estudios al respecto. Quizás algún amable lector nos pueda informar al respecto.
- ¿Debe tener la semana siete días? Como se explica más arriba, a menos que Usted sea sumerio o babilónico, la respuesta sería un “no”. Deberíamos entonces abrirnos a la posibilidad de romper ese molde para evaluar la posibilidad de tractos más largos de trabajo o descanso, utilizando para ello medios días de labores u otras ideas novedosas – según las necesidades y gustos de cada quien. Ni siquiera tendría que ser algo fijo: ¿qué tal semanas de 15 días, seguidas por otras de siete, o cualquiera otra combinación?
- ¿Estamos considerando en suficiente medida las demandas de flexibilidad del ciudadano moderno? La sociedad sigue evolucionando: las expectativas y gustos de la generación “Millenial” son muy diferentes a los “baby-boomers” o los gen-X; por no mencionar la generación Z. Cada día la sociedad se vuelve más conectada, más móvil, más dependiente de la tecnología. Los modelos laborales cambian: el “freelancing” y la “gig-economy” están al alza. Se trabaja cada vez más desde la casa, desde sitios de “co-working”, desde aeropuertos, estaciones y parques. La tendencia es a una cada vez mayor libertad, movilidad, telepresencia.
Visto todo lo anterior, mi conclusión preliminar es que nuestro “pacto social sobre la semana” se ha quedado corto. Necesitamos (muy especialmente en mi país) aumentar la flexibilidad de los modelos laborales y su sustrato legal. Es urgente proveer mayor agilidad y adaptabilidad al marco legal de forma tal que se adapte a las demandas personales y empresariales de un nuevo siglo. Laboramos por décadas: lo correcto es que el diseño de la semana responda no solo a fundamentos históricos o corporativos. Creo que hemos alcanzado la madurez suficiente como civilización para considerar también a la sociedad, a la familia y últimamente al individuo y su salud física y mental. Solo así diseñaremos una “semana” a la altura de los tiempos.
Les escucho ahora. Hasta la próxima,
Fernando
ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL ARRIBA
Matching a stubborn and cyclical lightning storm, this idea has hit me several times, mainly on Sundays. It is one of those thoughts that assault me that day of the week, powered by my insomnia and weekly existential crisis. Yes, on Sundays… as A. Morissette sings: “isn´t it ironic, don´t you think?” Anyway, to our business:
It´s simple – I state that our modern lives are excessively (and unconsciously) determined by the actual model of that entity called the “week”; which has two clear blocks: Mon-Fri to work, Sat-Sun for our leisure. Perhaps the most noticeable thing is that the “week” is a subjective concept… a social/cultural construction but nothing else. In fact, the seven-days week is a religious “inheritance” from ancient Mesopotamia. The first know civilization assigned a day to each one of the major heavenly bodies: Sun, Moon, Mars, Mercury, Venus and Saturn. Hence, the seven-days week is not even based on astronomical events like the month is (associated to the movements of the moon) or the 365-days year, linked to the Sun´s cycle. It is just a “magical number”, mystically reflecting the “gods”. Think about it – it´s no objective reality: it is a pact, an agreement, an omnipresent assumption of this modern world. When Humanity wandered as hunter-gatherers, there were no weekdays. Every day was the same: you don´t hunt, you don´t eat. This was the tone for millennia. The agriculture revolution and our establishment in fixed sites (cities) led to a day of leisure for some, but in general things didn´t change a lot. It was not until our modern times that, through economies of scale, mechanization and industrialization, we have come to the 5-2 model. And our lives revolve around this 7 days weekly process (“Living for the weekends”, read a sticker I recently saw on a bumper). The time we spend with our families, our leisure, travel, work… everything moves around this seemingly eternal cycle. But… Is this the best model for the XXI century? Can we improve it? I think so. I believe that we need to consider (at least) the following factors when the time for re-engineering comes. I have listed them as questions, below:
- Are the 8-hours per day & the 40 or 48 days per week “carved in stone”? The answer is evident and it is a “no”. Possibilities are open. What about doing 10 work hours per day, thus freeing up 1 day per week? a 3-days weekend sounds good, doesn´t it? And there would be individuals who prefer working 12 hours for three-days a week, and having 4 days free. Why not, if that is your preference?
- Are work hours reducing? Everything points to a positive answer. In 1870, the average american worked for 62 (!) hours per week. In Germany, it was 67. A french person hit 66, and in Spain the average was 65. 130 years later (year 2000), the american marks 40. Spaniards and French hit approx. 35. The conclusion is evident: the trend is about a reduction in the work hours and it points to keep like that. The dawn of AI and general tech progress points toward new productivity, empowering this trend into the future.
- Do we want a single “block” of leisure at the end of the workweek? This is an important question. I mean, is it the best for our physical and mental health to have a single pause at the end of a long, continuous sprint of work per week? Wouldn´t it be wiser to have two pauses, such as working on Mon-Tue, resting on Wed, and then resuming during Thu and Fri before jumping into the weekend? This I don´t know. Perhaps a kind reader can enlighten us on this topic.
- Is the week necessarily a 7 days thing? As explained above, unless you are a Sumerian or Babylonian guy, probably not. I believe it is worth at least to revisit the idea. Perhaps extended periods of work followed by recurrent vacations could be an option for some of us, perhaps fueled through a work part-time model. Moreover, it doesn´t needs to be constant: what about a 15 days week followed by a seven days one, or any other that should apply?
- Are we sufficiently considering the flexibility needs of the modern citizen? Society keeps evolving: the expectations and needs of a Millennial are very different from the ones of a Baby-Boomer, a Gen-X or a Gen-Z. Every day society gets more connected, more mobile, more dependent on tech. Labor models shift: freelancing and the gig-economy are on the rise. We work, every day more, from home, from co-working (shared) spaces, from airports, train stations, cars and parks. The trend is about liberty, mobility, tele-presence.
As per all the above, my preliminary conclusion is that our “social pact on the week” has gone elderly and outdated. We need (especially in my beloved homeland) to augment the flexibility of the labor model and its legal foundations. Its urgent to provide agility and adaptability to the legal normative, for it to abide to the personal and corporate needs of this new century. We work for 45 or 50 YEARS. The correct thing to do is to have a week design based not only on historical or corporate demands. I strongly believe that we, as a civilization, have reached the maturity level to consider also society, family and the very individual when crafting that elusive yet omnipresent entity called the “week”.
Now, what do you think?
See you soon,
Fernando
Fuentes:
Repartiendo la riqueza mundial / Equally distributing world´s wealth
VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
A pesar de ser datos fundamentales para entender este agitado mundo, casi ninguno de nosotros se ha preguntado a cuánto asciende el valor de todo lo que genera la Humanidad (productos, servicios, transacciones) en un período de tiempo, digamos en un año. Y mucho menos, cuanto le tocaría a cada persona si esa riqueza se repartiera equitativamente (“por parejo”) entre cada ser humano viviente en el 3er planeta desde el Sol. Me entró la curiosidad y me puse a investigar . Les cuento muy brevemente lo que encontré y mis conclusiones iniciales…
Comencemos entonces. Tenemos camino avanzado, pues casi sin darnos cuenta hemos definido ya el PIB, o Producto Interno Bruto: dijimos que es “el valor económico de todo lo que se genera en un periodo de tiempo” – normalmente en 1 año calendario. Y cuando hablamos de lo que produce el planeta, es un número brutalmente (pun intended) grande. Voy a usar datos del año 2017 puesto que estaban más a la mano – el PIB mundial fue por la suma nada despreciable de aprox. 80 mil billones de dólares (números redondos). Ahora bien, en el 2017 había aprox. 7.700 millones de personas respirando sobre la faz de la Tierra. Si dividimos la riqueza por la cantidad de personas, ¡zaz!, obtenemos el PIB per cápita (“PIB por testuz”, podríamos decir también). Según el Banco Mundial (“World Bank”), ese número asciende a USD $10,726.00. Ese dato no dice nada por sí mismo, pero se vuelve muy interesante cuando lo COMPARAMOS con algo más… por ejemplo, el PIB de mi propio país, la pequeña Costa Rica con sus 5 millones de habitantes. El PIB costarricense asciende a USD $11,677.26… menos de mil dólares de diferencia con el promedio global. ¿Y qué hay de otros “PIB por testuz”? Pues en orden ascendente, el de la India (con sus más de 1,300 millones de habitantes, el 17% de la población mundial) es de magros $1,942.10 anuales. China (más de 1,400 millones de personas, 18% del mundo): $8,827 dólares anuales por persona. Brasil (211 millones de personas): $9,821.44 dólares. Los casi 513 millones de habitantes de la Unión Europea reciben mas de $33,700 dólares al año. Y los 327 millones estadounidenses (4% de la población global) gozan de un promedio de casi $60,000 anuales. Hmmm…
La conclusión fundamental de todo esto es tristemente evidente: la riqueza mundial está distribuida de manera absurdamente desigual. Y digo “absurdamente” porque más allá de apostolar por una repartición aritméticamente idéntica (un perfecto y utópico comunismo, doctrina de la cual, valga mencionar, no soy ni lejanamente adepto), hay algo fundamentalmente mal en el hecho de que, en promedio, una persona de la India reciba 30 veces menos ingresos anuales que un norteamericano, por no hablar de ejemplos extremos (eg, Luxemburgo con más de $120,000 anuales VS Somalia con unos ruines, tristes, paupérrimos $100 (sí, cien dólares aprox.) ANUALES para cada uno de sus 15 millones de mujeres, hombres y niños. Sigo: la producción mundial de riqueza alcanza para garantizar condiciones más que aceptables de vida para todos en este planeta. Lo sé porque , en términos generales, se vive bien en mi país, el cual tiene un PIB anual similar al promedio mundial. Ahora bien, sé también que este asunto tiene muchos otros matices y detalles técnicos & financieros, como por ejemplo el efecto de la paridad del poder de compra (PPC) y el increíble y distorsionante hecho de que más del 40% de las inversiones directas son en realidad movimientos corporativos vacíos para evadir impuestos, sobre todo en paraísos fiscales. Además, los valores fluctúan y en ocasiones no poco de acuerdo con la fuente. Pero a pesar de los pesares, la conclusión de fondo se sostiene: hay suficiente para todos. Dato final (la cereza en este pastel con sabor a dólar): las 26 personas más ricas del mundo disfrutan de más riqueza que los 3,800 millones de habitantes más pobres del planeta: la mitad de la Humanidad.
Mucho se está hablando de la desigualdad actualmente. Y yo ciertamente no tengo la solución a este complejo tema. Pero creo que estar objetivamente conscientes del tema, compartiendo algunos de estos chocantes datos, es un primer paso y, si se quiere, una pequeña contribución que empuja en la dirección correcta. Entonces, pregunto y me pregunto: ¿qué hacemos? Les escucho…
Fernando
ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL MÁS ARRIBA
In spite of being basic facts needed for a proper understanding of this troubled world, few of us have questioned how much does Humanity produces, meaning the value of all what we create during, say, a year. And even worse, fewer of us have asked how much of that wealth (products, services, transactions) should be assigned to each inhabitant of the world, assuming an equal distribution (share) of it. Well, I got curious and researched a little bit on it (thanks, World Bank for the data!). Let me share what I found and my initial conclusions…
Let´s start. We got already a nice way covered, since we have inadvertently defined GDP: “the economic value of all what is generated in a period of time” (normally, 1 calendar year). And when we are talking about World GDP, the number is colossal. Using 2017 data (it was the latest one at hand), world´s GDP reached approx. 80 trillion USD. Now, in 2017 there were about 7,700 million people alive on the third planet from the Sun. It´s a matter then of dividing the value of all what we produced between that population and bam!, we got GDP per capita (“per cranium”, we could say). According to the World Bank, the “magical number” is USD $10,726.00. Now that doesn´t says a lot by itself, but it becomes quite interesting when we COMPARE it with something else… for example, GDP per capita for my homeland, Costa Rica and its five million inhabitants. Costarrican GDP per capita is USD $11,677.26… less than a thousand dollars of difference with the world anual average. Let´s see other examples: India (more than 1,300 million persons, 17% of the globe´s population): sad $1,942.10 per year. China (world´s most populated country, 1,400 millions, 18% of us all): $8,827 dollars per Chinese. Brazil (211 million football lovers): USD $9,821.44 . The 513 million inhabitants of the European Union enjoy $33,700 of GDP per person/year. And the population of 327 million US citizens (4% of the globe´s population) a not-that-bad $60,000 per year. Hmmm…
The fundamental conclusion of all these numbers is regretful and evident: the world´s wealth is distributed in an absurdly unequal way. And I say “absurd” not in the light of preaching for a perfectly arithmetically distribution of wealth (an utopic communism, ideology I certainly reject) but there is something utterly wrong in the fact that a citizen of India (in average) receives 30 times less than a national of the US, not to speak of extreme examples (eg, Luxembourg with more than $120,000 per person per year VS Somalia with sad, astounding, cruel $100 (yes, approx. hundred dollars per YEAR) for each of its 15 million men, women and children. Furthermore, the planet´s production of wealth is enough to guarantee more than acceptable living conditions to everyone. I know because, in general terms, the living conditions are more than acceptable in my own country, which has a GDP per capita quite similar to the world´s average. Now I also know that there are lots of tech nuances and economical details to consider, such as purchasing power parity (PPP) and the incredible fact that 40% of direct investments are really empty corporate financial moves intended to evade taxes, not to mention that all these numbers vary somewhat according to the source. But the core conclusion stands: there is enough for all of us. Final fact (the cherry on top of this dollar-flavored pie): the 26 richest individuals in the world enjoy more wealth than the 3,800 million poorest of us (50% of Humanity!).
There is a lot of fuzz right now about this inequality topic. And I certainly don´t have the answer. But I believe that being objectively conscious of all these facts, and sharing this shocking data, is a step in the right direction. Hence, I ask myself and I ask You: what shall we do? I am all ears….
Fernando
Photo by Daniele Fantin on Unsplash
Sources:
- https://data.worldbank.org/
- https://www.oxfam.org/en/even-it/5-shocking-facts-about-extreme-global-inequality-and-how-even-it-davos
- https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_GDP_(nominal)_per_capita
El Shock del Presente / Present Shock
VERSION EN ESPAÑOL (ENGLISH VERSION BELOW)
¿Ha escuchado Usted el término “ICE-ed”? Pues significa “Internal Combustion Engine”-ed, un juego de palabras en inglés que podríamos traducir por “Congelado por el Motor de Combusión Interna”. Se refiere a un grotesco comportamiento, donde los dueños de grandes camionetas y pickups estacionan deliberadamente en los espacios de recarga para vehículos eléctricos. Se trata de bloquear el acceso al punto de carga a los dueños de autos Tesla y similares. Pues sí, créalo o no, en los Estados Unidos, este asunto se está convirtiendo en un serio problema. Si lo pensamos un momento, este comportamiento no tiene sentido alguno. Es más bien un acto de odio puro que no aporta nada más que envilecimiento al que lo hace. Sin embargo, es muy ilustrativo de nuestra época actual. Veamos.
Postulo que el “ICE-ed” es una encarnación, diríamos el símbolo de la agitación social que estas primeras décadas del siglo 21 representan para la Humanidad. Para efectos de simplificar el argumento, diremos que lo que estamos observando es el choque de dos entidades que, más que colectivos sociales, son representantes de épocas & sus posturas existenciales. Tenemos por un lado a un grupo que, en mayor o menor grado, está abrazando el cambio cada vez más acelerado propulsado por la ciencia y sus derivados: la tecnología, la globalización y las comunicaciones mundiales. Los dueños de autos eléctricos son la encarnación de este clan. Ahora bien, este colectivo no es ni mucho menos algo estable u homogéneo y hay grados en el nivel de aceptación tecnológica, por no mencionar una progresión en la tolerancia de diferentes fenómenos sociales por parte de sus miembros – “modernidad líquida”, nos advierte Z. Bauman. Me refiero a las complejas relaciones con grupos minoritarios (eg, LGBTI, otros credos); el sentir para con las migraciones y otros fenómenos sociales. Sin embargo, en general podemos caracterizar a este primer colectivo como aquellos que aceptan el cambio y son capaces, en mayor o menor medida, de navegar las nuevas demandas sociales, incluyendo la evolución del mercado laboral y la creciente mezcla cultural. A riesgo de contradecirme con anteriores artículos y de saltarme un par de advertencias de Hans Rosling (no deje de leer “Factfulness”, su obra póstuma), podríamos etiquetar este “macro-clan” con los títulos de adaptables, progresistas, tolerantes. Son los “Anywhere” que brillantemente caracterizó David Goodhart, a la altura de las demandas de los tiempos. Y por tanto, los que abrazan – con mayor o menor beneplácito – nada menos y nada más que el FUTURO.
Por otro lado, tenemos al segundo colectivo. Los conductores de camionetas que practican el “ICE-ed” son la postal perfecta de este clan. Defienden posturas, ideas y hasta tecnologías del ayer. Algunos síntomas asociados a esa postura son los nacionalismos, fascimos, machismos, xenofobias, patriarcados… Un perfecto ejemplo es el mencionado odio hacia los autos elécticos y los ataques “ICE-ed” (¿que tal si bautizamos esa irracional antipatía como “amperofobia”?). Ahora bien y consecuentemente con lo anteriormente expresado, este grupo no es tampoco una entidad estable u homogénea, y sus integrantes manejan con varidos grados diferentes síntomas, pero en general son aquellos que se orientan más hacia el PASADO. Son los “Somewhere” de Goodhart. Un buen ejemplo, tal y como lo identificó Yuval Noah Harari, es el slogan de “Make America Great Again”, el cual podríamos “traducir” en “Make America 60s Again”. Sí, “take it back to the good ol´ times”, cuando los empleos eran estables y para toda la vida, la sociedad era predominantemente “blanca” y era fácil identificar a los “buenos” y los “malos”.
Estas dos posturas existenciales – una que apunta fundamentalmente al mañana y otra al pasado – entran casi naturalmente en conflicto. Los políticos y medios lo saben y lo explotan. Lamentablemente, los objetivos de esos supuestos “líderes” no son alcanzar acuerdos y soluciones sino más bien ganar votos, fondos, adeptos y ratings; por lo que exacerban las diferencias y animan al choque frontal e irreconciliable en torno a temas cruciales, como la mencionada inmigración, el cambio climático, economía, etc. sin importar plazos o consecuencias.
Y bueno… el escenario arriba descrito no es lo que se diría optimista. Sin embargo, me atrevo a retar esa percepción. Esto porque los HECHOS expuestos por Steven Pinker (leer “En defensa de la Ilustración”) y del mencionado Rosling (“Factfulness”) comprueban sin lugar a dudas el continuo progreso de la Humanidad en cualquier parámetro que a Usted pueda ocurrírsele (cantidad de guerras, personas en extrema pobreza, hambrunas, enfermedades, muertes en catástrofes, etc.). Entonces, ¿cómo entender este enigma, en donde el mejor de los tiempos -el presente – parece ser a la vez el más conflictivo? Postulo tres razones para ello. Primeramente, el ruido de los medios: tal y como lo han dicho tantos otros autores, los medios viven del rating, y la atención del público se consigue con lo excepcional, con la tragedia, con los temores y el amarillismo. Ningún noticiero publicará que no hubo hoy un terremoto en San José o cero catástrofes aéreas en todo el mundo este mes. Aunado a esto, las modernas telecomunicaciones sirven como caja de resonancia para cada evento reportado a nivel mundial. En segundo término, el inexorable ascenso de Oriente como el nuevo gran eje del poder mundial. Créame, es cuestión de simple demografía, porque 4 de los 7 billones de personas que viven hoy moran en Asia. Y para el año 2040, 5 de los 9 billones habitarán ese continente. India y sobre todo China serán el “centro de masa” del mundo desde cualquier perspectiva que a Usted se le ocurra. Estados Unidos y Occidente no dejarán fácilmente el “trono” del poder mundial, y las escaramuzas y roces son ahora la nueva constante: nadie quiere “perder el balón” así no más. Estos son tiempos de cambio.
Y finalmente, se me ha ocurrido una idea que supongo es el aporte fundamental de este pequeño ensayo. Vislumbro la posibilidad de que estemos llegando a un punto de inflexión en la historia, pero no en el sentido del “Fin” a lo Fukuyama, sino más bien de alcanzar una “velocidad de escape”. Recurro a continuación a una analogía para explicarme: durante la II Guerra Mundial, cuando los cazas alcanzaban velocidades cercanas a la velocidad del sonido (0.7 Mach o más), se volvían ingobernables: los mandos de vuelo no respondían, había grandes vibraciones y parecía que el avión iba a saltar en pedazos en pleno vuelo, era como si la nave se estuviera estrellando contra un muro invisible. La única manera de ganar de nuevo el control era bajando la velocidad. Postulo que es esto lo que nos está ocurriendo: el ritmo del progreso ha aumentado tanto que nos estamos aproximando a una velocidad límite, a una “Barrera del Hombre” equivalente a la “Barrera del Sonido”. Las vibraciones y el descontrol al acercarse a esta barrera son tales que se encienden los miedos y alarmas en el mundo entero: se hace tentador aminorar o detener la marcha, o mejor aún, regresar a un pasado que entendíamos y “controlabamos”: no vaya a ser que nos explote el planeta en pedazos si seguimos como ahora. Más el reloj avanza en una sola dirección y, a mi parecer, debemos diseñar un nueva nueva “aeronave” capaz de cruzar y dejar atrás las ondas de choque del presente. Una nueva sociedad capaz de atravesar esa “Barrera del Hombre” y llevarnos a un futuro (¿casi?) ininmaginable. Debemos soñar como Humanidad con un nuevo orden mundial, en donde entidades como Naciones Unidas, el Banco Mundial y otros derivados de la II Guerra Mundial, de Bretton Woods y de la mente de Mr. Roosevelt tengan una “re-ingeniería” total; algo así como un modelo 2.0 para la gobernanza global. Además, debemos re-pensar el modelo de contrato social vigente para adecuarlo a un mundo en donde las máquinas y la inteligencia artificial (AI) apuntan a cambiar la naturaleza misma del trabajo o quizás a eliminarlo del todo, con las implicaciones económicas y sociales que esto conlleva (¿impuestos a las máquinas, como sugirió Bill Gates? ¿Ingreso Básico Universal – UBI – como propugna E. Musk y tantos otros?). Debemos también de salvar al planeta del cambio climático. Estos puntos solo para comenzar, por no mencionar una visión a largo plazo en donde la Humanidad se convertirá en una raza multiplanetaria, con colonias permanentes en Marte, la Luna y más allá; un futuro en donde se avizora un control total de la genética y tal vez de nuestra expectativa de vida.
Me dirá Usted que estoy divagando, soñando con los ojos abierto: yo respondo con Lennon que “You may say I´m a dreamer, but I´m not the only one“. Lo innegable es que los modelos del pasado no están a la altura de los retos del presente, por no mencionar los tiempos que vivirán nuestros hijos. Por ellos, hagamos el doble esfuerzo de SOÑAR y PENSAR. Esforzarnos por encontrar respuestas a cuestiones tan difíciles como “hacia adonde apunta mi mente”, “hacia donde se dirige mi país”, “cómo puedo ayudar a hacer de este lugar un mundo mejor” y ante todo “qué mundo quiero heredarle a mis hijos”.
Éxitos en este año 2019… y, como diría Buzz Lightyear, ¡To Inifinity and Beyond!
Fernando
ENGLISH VERSION
Have you heard the term “ICE-ed”? Stands for “Internal Combustion Engine”-ed. It refers to a grotesque behavior where the owners of big SUVs and trucks deliberately park their vehicles occupying electric vehicles charging spots in order to block access to the charging service. Attacks have been particularly fierce on Tesla owners. Believe it or not, this is currently becoming an issue in the US. If we stop and think on it for a moment, it doesn’t makes any sense. It is an act of pure evil that will accomplish nothing. Still, it is a nice depiction of our era. Let´s see why.
I state the the “ICE-ed” phenomenon is the incarnation, the symbol of the social convulsion that the first decades of the XXI century are representing to mankind. For the sake of simplicity and argumentation, we can envision modern society as the noisy clash between two entities. Two entities that, more than just social colectives, are representatives of eras & their associated existencial perspectives. On one end there are the ones embracing the speeding change which is throttled by science and its derivates: tech, globalization and telecommunications. E-car owners are the avatars of this group. Now this group is not a stable or homogeneous collection of individuals – there are infinite levels of tech acceptance, not to mention the progression of steps toward social phenomena like, for example, LGBTI minorities, races, religions and migrations. So let´s be careful, this is a “modern liquity” as per Z. Bauman. Nonethless, in general, this group can be characterized as those that embrace change and are capable of navigating the demands of the new society, including the labor market evolution and the increased cultural and ethnic blends. Thus risking falling in a contradiction with prior posts and with due respect to Hans Rosling (do not miss “Factfulness”, his last book), we can tag this global clan with the titles of adaptive, progressive, tolerant. These are the “Anywhere” brilliantly depicted by David Goodhart. These are the ones embracing – with more or less disclamers – nothing else but the FUTURE.
On the other side we got a second clan. Pickup owners doing the “ICE-ed” thing are the perfect “postal card”. They defend postures, ideas and even technologies from the past. Some symptoms associated to this existential/time perspective are nationalisms, fascisms, xenofobia, patriarchy. Again, the perfect example is the hate against e-cars and “ICE-ed” attacks (shall we baptize this irrational antipathy as “amperophobia”?). Now and in congruence with above´s statement, this clan is not a stable, homogeneous or standardized entity. People belonging to it express different symptoms and in different degrees. Still, in general these are the ones pointing more toward the PAST. As identified by Yuval Noah Harari, an excellent example is the “Make America Great Again” slogan, which can be translated to “Make America 60s Again”. Yep, “take it back to the good ol´ times”, when jobs where stable, manufacturing was done in America, society was white and “good guys” and “bad guys” were evident.
These two existential postures, one pointing toward tomorrow and one toward yesterday, naturally collide. Politicians and media know this and harvest the conflict. Sadly, their goals & objectives are not about reaching agreements and getting to solutions. They are hunting for votes, funds and ratings. Thus, they “throw gasoline to the fire”, pushing toward frontal collision on crucial topics such as immigration, climate change, economics, etc. with no real concern on consequences and deadlines.
Hmmm, the above depicted scenario is not a positive one. Yet, I dare to challenge that perception. Why? Because of FACTS – it´s a matter of evidence. Numbers, graphics and analysis by Steven Pinker (“Enlightment Now”) and the very Rosling (“Factfulness”) prove – to no doubt – that Humanity is progressing in any possible parameter you can think of (wars, povety, famine, sicknesses, etc.). An enigma immediately arises: how is it then possible that the best of times – the present – seems to be the most troubled one? I propose three reasons for it. First, the noise by the media. Media lives by rating, and the public´s attention is captured with the exceptions, the tragedies, the fears and sensationalism. No journal will publish a story stating “no plane catastrophes in this month” or “no wars currently at Canada”. Empowering this behavior, modern telecommunication provide a global resonance effect to any event around the globe. Secondly, we have the inexorable climb of Asia as world´s superpower. Believe me, it is a matter of simple demography. 4 out of the 7 billion currently alive human beings reside in Asia. And for the year 2040, it will be 5 out 9. India and especially China will be the centers of power of the world, regardless the perspective (with the possible exception of pure military/nuclear capacity). The occidental world, and particularly the United States, are not willing to easily let their dominant position fade. The noise and frictions we are seeing now is the new normal – these are times of change. The king is dead… long live the king!
And finally, I have come to an idea which I guess is the real value added from this little essay. I foresee the possibility that we are reaching an inflection point in History, but not in the sense of an “End” as per Fukuyama, its more about reaching an “escape velocity”. Let me use an analogy to explain myself: during WWII, when planes reached speeds close to the speed of sound (0.7 Mach or above), curious things happened. Flight instruments didn´t respond, powerful vibrations appeared and the entire aircraft looked like exploding, like hitting a wall. The sole way to gain control again was to lower the speed. I suggest that this is precisely what is currently happening: we are coming close to a speed limit, a “Humankind Barrier” similar to the “Sound Barrier”. The vibrations and the the lack of control are tempting: shall we slow down? Perhaps stop or even go back? We better, else the entire planet will blow in pieces… But the clock ticks on a single direction and, to my best understanding, we need to design a new “airplane” capable of crossing the barrier. A global society that can leave the shock waves of the past behind and carry Humankind into an (almost?) unimaginable future. We must dream as a race of a New World Order, were entities such as the United Nations, the World Bank and other derivatives of Bretton Woods, World War II and Mr. Roosevelt´s mind evolve to embrace a more diverse and inclusive world – a total re-engineering of the world´s governance. We must re-think the social contract and adapt it to a time when machines and AI will mutate the concept of work – with all the implications to this (taxes to machines, as per Bill Gates? UBI as per Elon Musk and other?) We must save the planet from human-caused climate change. These points just for starters, not to mention a long term vision were Humanity will become a multi-planetary race with permanent colonies in Mars, the Moon and beyond; a future where we have full control of genetics and the genome and perhaps of our lifespans.
You could say I am dreamer… but I am not the only one. And it is undeniable that the models of the past are not the best for the current days, not to mention the times of our offspring. Hence, let´s make a double effort to DREAM and THINK. Let´s strive to find answers to questions such as “where does my mind points to”, “where is my country heading”, “how can I make of this a better place and above all, “what kind of world do I want to inherit to my sons and daughters”.
Paraphrasing Buzz Lightyear, all the best to you in this year 2019… and beyond!
Fernando