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Peces de la Cueva

Sin ojos. O para mayor precisión, sin vista, pues lo que una vez fueron ventanas al mundo son ahora inútiles atavíos, un par de inservibles y gelatinosos esferoides a ambos lados de sus aplanadas cabezas muy cerca de las branquias. No solo eso: habían perdido además su coloración, siendo ahora de un tono blancuzco, casi translúcido algunos.  

“Una sorpresa en medio de aquellas eternas tinieblas”, dijo el espeleólogo. “Una prueba incontrovertible del poder de la evolución”, dijo el biólogo. “Una hermosa adición a la rama de los troglobios de cuevas”, dijo el taxónomo. “Todo eso, sí, pero es una poderosa advertencia además”, dijo alguno por ahí. “Estos a un tiempo acuáticos y cavernícolas seres son fehaciente comprobación de un principio: lo que no se usa, se atrofia. Ellos perdieron ojos y pigmentación ante la inutilidad y por ende, desuso de los mismos en ese su mundo subterráneo de tinieblas. Generación a generación, tales capacidades se fueron poco a poco debilitando, sutilmente degradando, lentamente abatiendo. Esta pausada marcha evolutiva los llevó a a ser lo que ahora son: sombras de otro tiempo, inútiles vestigios de otrora útiles sentidos…”

“Escuchadme: somos ahora nosotros quienes nadamos en las oscuras aguas de las redes sociales. Poco a poco, la oscuridad del.odio, las tinieblas de la postverdad y la lobreguez de la sobreinformación nos están cambiando también. Cada día perdemos un poco más los ojos de la conciencia, la luz de la razón, el color de la empatía. Nos estamos acostumbrando a que otros nos alimenten de basura en la comodidad de la caverna a costas de experimentar la luz del sol y la frescura de la corriente. Peces de cueva somos. Quizá no perdamos la vista pues la necesitamos para consumir con lo que nos atiborran, pero vamos a perder algo aún más importante: nuestra capacidad de razonar, de distinguir hechos de mentiras y ante todo, de tolerarnos y ayudarnos. Abramos bien los ojos, pero los ojos del Alma… antes que, como los peces de la cueva, los perdamos para siempre”.

Fernando