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Repartiendo la riqueza mundial / Equally distributing world´s wealth

VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW

A pesar de ser datos fundamentales para entender este agitado mundo, casi ninguno de nosotros se ha preguntado a cuánto asciende el valor de todo lo que genera la Humanidad (productos, servicios, transacciones) en un período de tiempo, digamos en un año. Y mucho menos, cuanto le tocaría a cada persona si esa riqueza se repartiera equitativamente (“por parejo”) entre cada ser humano viviente en el 3er planeta desde el Sol. Me entró la curiosidad y me puse a investigar . Les cuento muy brevemente lo que encontré y mis conclusiones iniciales…

Comencemos entonces. Tenemos camino avanzado, pues casi sin darnos cuenta hemos definido ya el PIB, o Producto Interno Bruto: dijimos que es “el valor económico de todo lo que se genera en un periodo de tiempo” – normalmente en 1 año calendario. Y cuando hablamos de lo que produce el planeta, es un número brutalmente (pun intended) grande. Voy a usar datos del año 2017 puesto que estaban más a la mano – el PIB mundial fue por la suma nada despreciable de aprox. 80 mil billones de dólares (números redondos). Ahora bien, en el 2017 había aprox. 7.700 millones de personas respirando sobre la faz de la Tierra. Si dividimos la riqueza por la cantidad de personas, ¡zaz!, obtenemos el PIB per cápita (“PIB por testuz”, podríamos decir también). Según el Banco Mundial (“World Bank”), ese número asciende a USD $10,726.00. Ese dato no dice nada por sí mismo, pero se vuelve muy interesante cuando lo COMPARAMOS con algo más… por ejemplo, el PIB de mi propio país, la pequeña Costa Rica con sus 5 millones de habitantes. El PIB costarricense asciende a USD $11,677.26… menos de mil dólares de diferencia con el promedio global. ¿Y qué hay de otros “PIB por testuz”? Pues en orden ascendente, el de la India (con sus más de 1,300 millones de habitantes, el 17% de la población mundial) es de magros $1,942.10 anuales. China (más de 1,400 millones de personas, 18% del mundo): $8,827 dólares anuales por persona. Brasil (211 millones de personas): $9,821.44 dólares. Los casi 513 millones de habitantes de la Unión Europea reciben mas de $33,700 dólares al año. Y los 327 millones estadounidenses (4% de la población global) gozan de un promedio de casi $60,000 anuales. Hmmm…

La conclusión fundamental de todo esto es tristemente evidente: la riqueza mundial está distribuida de manera absurdamente desigual. Y digo “absurdamente” porque más allá de apostolar por una repartición aritméticamente idéntica (un perfecto y utópico comunismo, doctrina de la cual, valga mencionar, no soy ni lejanamente adepto), hay algo fundamentalmente mal en el hecho de que, en promedio, una persona de la India reciba 30 veces menos ingresos anuales que un norteamericano, por no hablar de ejemplos extremos (eg, Luxemburgo con más de $120,000 anuales VS Somalia con unos ruines, tristes, paupérrimos $100 (sí, cien dólares aprox.) ANUALES para cada uno de sus 15 millones de mujeres, hombres y niños. Sigo: la producción mundial de riqueza alcanza para garantizar condiciones más que aceptables de vida para todos en este planeta. Lo sé porque , en términos generales, se vive bien en mi país, el cual tiene un PIB anual similar al promedio mundial. Ahora bien, sé también que este asunto tiene muchos otros matices y detalles técnicos & financieros, como por ejemplo el efecto de la paridad del poder de compra (PPC) y el increíble y distorsionante hecho de que más del 40% de las inversiones directas son en realidad movimientos corporativos vacíos para evadir impuestos, sobre todo en paraísos fiscales. Además, los valores fluctúan y en ocasiones no poco de acuerdo con la fuente. Pero a pesar de los pesares, la conclusión de fondo se sostiene: hay suficiente para todos. Dato final (la cereza en este pastel con sabor a dólar): las 26 personas más ricas del mundo disfrutan de más riqueza que los 3,800 millones de habitantes más pobres del planeta: la mitad de la Humanidad.

Mucho se está hablando de la desigualdad actualmente. Y yo ciertamente no tengo la solución a este complejo tema. Pero creo que estar objetivamente conscientes del tema, compartiendo algunos de estos chocantes datos, es un primer paso y, si se quiere, una pequeña contribución que empuja en la dirección correcta. Entonces, pregunto y me pregunto: ¿qué hacemos? Les escucho…

Fernando

ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL MÁS ARRIBA

In spite of being basic facts needed for a proper understanding of this troubled world, few of us have questioned how much does Humanity produces, meaning the value of all what we create during, say, a year. And even worse, fewer of us have asked how much of that wealth (products, services, transactions) should be assigned to each inhabitant of the world, assuming an equal distribution (share) of it. Well, I got curious and researched a little bit on it (thanks, World Bank for the data!). Let me share what I found and my initial conclusions…

Let´s start. We got already a nice way covered, since we have inadvertently defined GDP: “the economic value of all what is generated in a period of time” (normally, 1 calendar year). And when we are talking about World GDP, the number is colossal. Using 2017 data (it was the latest one at hand), world´s GDP reached approx. 80 trillion USD. Now, in 2017 there were about 7,700 million people alive on the third planet from the Sun. It´s a matter then of dividing the value of all what we produced between that population and bam!, we got GDP per capita (“per cranium”, we could say). According to the World Bank, the “magical number” is USD $10,726.00. Now that doesn´t says a lot by itself, but it becomes quite interesting when we COMPARE it with something else… for example, GDP per capita for my homeland, Costa Rica and its five million inhabitants. Costarrican GDP per capita is USD $11,677.26… less than a thousand dollars of difference with the world anual average. Let´s see other examples: India (more than 1,300 million persons, 17% of the globe´s population): sad $1,942.10 per year. China (world´s most populated country, 1,400 millions, 18% of us all): $8,827 dollars per Chinese. Brazil (211 million football lovers): USD $9,821.44 . The 513 million inhabitants of the European Union enjoy $33,700 of GDP per person/year. And the population of 327 million US citizens (4% of the globe´s population) a not-that-bad $60,000 per year. Hmmm…

The fundamental conclusion of all these numbers is regretful and evident: the world´s wealth is distributed in an absurdly unequal way. And I say “absurd” not in the light of preaching for a perfectly arithmetically distribution of wealth (an utopic communism, ideology I certainly reject) but there is something utterly wrong in the fact that a citizen of India (in average) receives 30 times less than a national of the US, not to speak of extreme examples (eg, Luxembourg with more than $120,000 per person per year VS Somalia with sad, astounding, cruel $100 (yes, approx. hundred dollars per YEAR) for each of its 15 million men, women and children. Furthermore, the planet´s production of wealth is enough to guarantee more than acceptable living conditions to everyone. I know because, in general terms, the living conditions are more than acceptable in my own country, which has a GDP per capita quite similar to the world´s average. Now I also know that there are lots of tech nuances and economical details to consider, such as purchasing power parity (PPP) and the incredible fact that 40% of direct investments are really empty corporate financial moves intended to evade taxes, not to mention that all these numbers vary somewhat according to the source. But the core conclusion stands: there is enough for all of us. Final fact (the cherry on top of this dollar-flavored pie): the 26 richest individuals in the world enjoy more wealth than the 3,800 million poorest of us (50% of Humanity!).

There is a lot of fuzz right now about this inequality topic. And I certainly don´t have the answer. But I believe that being objectively conscious of all these facts, and sharing this shocking data, is a step in the right direction. Hence, I ask myself and I ask You: what shall we do? I am all ears….

Fernando

Photo by Daniele Fantin on Unsplash

Sources: 

  • https://data.worldbank.org/ 
  • https://www.oxfam.org/en/even-it/5-shocking-facts-about-extreme-global-inequality-and-how-even-it-davos 
  • https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_countries_by_GDP_(nominal)_per_capita

Mi primer MOOC (curso online)

Lo maravilloso de aprender algo, es que nadie puede arrebatárnoslo. – B.B. King

Tengo un propósito muy concreto con este artículo. Lo revelaré hasta el final, así que ténganme paciencia: prometo que será una corta lectura. Al grano entonces: les cuento que hace unas semanas, aprovechando un “colchón” de tiempo libre en mi agenda, decidí aprovecharlo de una manera concreta y productiva. Ya lo habrán adivinado: me matriculé en un MOOC (Curso Masivo Abierto en Línea, por sus siglas en inglés: Massive Online Open Course). En otras palabras, me matriculé en una “materia” a través de una plataforma por internet. Para ser franco, ya hace unos años lo había hecho, pero no tuve la disciplina para completar el curso.  En esta ocasión, fundamentalmente para obligarme a mi mismo, decidí hacer una pequeña inversión y opté por la versión con certificado oficial: pagué. Lo que sigue le va a interesar…

No soy economista, pero la ciencia económica siempre me ha atraído. Y es que todos tenemos una serie de intereses, de carreras con las que sentimos afinidad, de “caminos no elegidos” diría el poeta (R. Frost). De forma tal que investigué un poco y me decidí por la plataforma edx.org (hay muchas otras, por ejemplo, Khan Academy, Coursera, Udemy, Udacity, etc.) y busqué cursos en esa asignatura: la cantidad de resultados me sorprendió. Al final me decanté por una serie de cursos impartidos a través del BID y además otro a través de Oxford. Tengo el honor de ser profesor invitado en la Universidad Nacional – acumulo alguna experiencia en el ámbito académico tanto desde la perspectiva del pupitre como la del pizarrón – y debo decir que estoy gratamente impresionado por la calidad del material didáctico disponible. Particularmente el caso del curso de Oxford es excelente: el modelo pedagógico es claro, apoyado en una multitud de videos, los ejercicios están bien diseñados y la materia como tal es de primer nivel, como lo respalda el grado del profesor en cuestión, reputado escritor, conferencista y académico en la materia. En fin: en fondo y forma, el curso es brillante. Por otro lado, fue otra agradable sorpresa el encontrarme asistiendo al curso con una pluralidad enorme de estudiantes de múltiples estratos sociales, formaciones profesionales, edades y de todos los rincones del globo, incluyendo países del África Subsahariana, Asia, América Latina, Europa del Este, etc. La interacción en las discusiones, ejercicios grupales y comentarios se torna entonces en toda una experiencia multicultural que permiten ver otras perspectivas más allá de esta pequeña “isla que somos”, como tan certeramente retrató a Costa Rica y a los ticos el sabio don Isaac Felipe Azofeifa hace ya casi 50 años.

Debo agregar que el hecho de haber invertido en el certificado realmente funciona: es un poderoso aliciente para terminar el curso. La curiosa psique humana es así: autores como Richard H. Thaler y Cass R. Sunstein en el libro “Un pequeño empujón” (“Nudge” es su título en inglés) – todo un tratado en economía conductual – nos retratan en cuerpo y alma. De hecho, el haber pagado ese más bien pequeño monto de dinero crea una sensación de compromiso muy poderosa. Tanto es así que terminé cumplidamente, en marcado contraste con mis anteriores intentos.

Les comento además que la variedad de contenidos, grados y proveedores es enorme. Tanto si usted desea aprender sobre “Cloud Computing” o un lenguaje de programación, o bien temas de Gerencia y Liderazgo, o quizás Apreciación del Jazz, Diseño de Ciudades Inteligentes, Idiomas, Inteligencia Artificial, Artes, Biología, Historia o Anatomía, hay un MOOC para usted. Hay versiones gratuitas, hay versiones con certificado oficial, hay programas completos (grupos de cursos que le acreditan con un grado), etc. En fin, hay un MOOC para cada gusto y necesidad.

A la vista de todo lo anterior, no puedo menos que pensar en el desperdicio de recursos disponibles de manera inclusive gratuita en internet, así como también se desperdician las mentes de toda una generación de jóvenes “ninis” que podrían utilizar sus teléfonos inteligentes de mejor manera (suspiro)…

Caramba, ya voy terminando y casi lo olvido: no he revelado mi propósito. Quizás también ya lo adivinó: mi objetivo es que Usted también se matricule en un MOOC y cultivemos algo nuevo. Esta nueva era nos exige reinventarnos. Aprender es algo hermoso. Como dijo alguien por ahí, “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender.” ¡Buen provecho con esos MOOCs!

 

Material compementario:

  • edX: www.edx.org
  • Sobre el libro “Nudge”, “Un pequeño empujón”: haz click aquí
  • ¿Quién es B.B. King? (autor de la cita de arriba): haz click aquí
  • ¿Quién es Isaac Felipe Azofeifa? Haz click aquí
  • “El camino no elegido” – poema de Robert Frost

“El camino no elegido”

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.

Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

Robert Frost

Poema origina en inglés:

“The Road Not Taken”

Two roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;

Then took the other, as just as fair,
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same,

And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.

I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I—
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.

Robert Frost

Robert Lee Frost nació en San Francisco, Estados Unidos, el 26 de marzo de 1874 Recibió el premio Pullitzer en cuatro ocasiones. Es considerado uno de los fundadores de la poesía norteamericana. Murió en Boston, 29 de enero de 1963.

Depósitos, “timing”, confianza y país

“La incapacidad de abrirse a la esperanza es lo que bloquea la confianza, y la confianza bloqueada es la razón de los sueños arruinados” – Elizabeth Gilbert

En mi primera juventud yo era absurdamente tímido. Viendo mis diarias tribulaciones, mi padre me compró un libro de autoayuda donde – entre muchos otros – se acuñaba el concepto de “cuenta bancaria emocional”. El concepto caló en mí. La analogía es la siguiente: ““la cuenta bancaria emocional es una metáfora de la confianza incorporada a una relación. Es el sentimiento de seguridad que tenemos respecto de otro ser humano.” (S. Covey). Cuando hacemos algo positivo a favor del otro, estamos “depositando” en la cuenta bancaria emocional. Cuando incumplimos promesas, cuando fallamos en la comunicación, cuando somos descorteses, estamos “retirando fondos”: mantener la cuenta lejos de los números rojos exige dedicación y esfuerzo consciente. En este artículo postulo – francamente, no sé con cuanta originalidad – que podemos hacer extensivo el concepto a la política y a los gobiernos. En este momento, tenemos un gobierno nuevo con solo semanas de haberse estrenado. Vienen arrancando y sin embargo (canta Sabina), la cuenta bancaria emocional ya está casi colorada. Objetivamente, eso es una injusticia: estamos, por decir lo menos, juzgando al libro por la portada; pero siendo el nuevo gobierno una vez más color rojiamarillo (con tintes rojiazules, entre otros) aunado con el desencanto que vivimos como sociedad para con la política en general lo hacen también un triste pero innegable hecho. Es como casarse estando peleado de antemano con el novio. Ante estos hechos, ¿qué puede hacer el novio, digo, el gobierno? Según la analogía, debe depositar. Veamos.

En el fondo todo se resume en la confianza. La confianza es el aceite que lubrica las relaciones. El gobierno debe apresurarse a generar confianza, depositando a favor del pueblo que lo puso en el poder. En este sentido, el “timing” es crucial. De nada le vale al novio el planear ahorrar por tres años para entregarle a la novia el “anillo soñado” si no le entrega al menos flores durante las primeras semanas y no la saca a cenar de vez en cuando: se va a cansar la novia con tan larga espera y puede que le revienten el anillo en la cara. Esta situación, en jerga de Gerencia de Proyectos, se traduce en que tenemos dos “drivers” esenciales para el proyecto 2018-2022: el tiempo y la satisfacción de los interesados. En este sentido, iniciativas como los proyectos TOPICS (ataque a los cuellos de botella por parte del MOPT) son excelentes, pues generan resultados rápidos a corto plazo. Otro buen ejemplo de “flores” para la novia (el pueblo) son los mega-operativos policiales: son prueba rápida de “amor correspondido” de parte del gobierno. Pero con todo y lo bueno que son estos esfuerzos, no bastan. Deben implementarse otras iniciativas ganadoras a corto plazo que oxigenen la relación, extendiendo el enfoque a los otros cinco ejes establecidos por el Sr. Presidente: educación, salud, ambiente, empleo, déficit fiscal. Todo ello mientras se cocinan los grandes esfuerzos que deben saldarse a mediano plazo (diríamos, antes del siguiente cambio de mando) y a largo plazo (más allá de ese periodo). Por ejemplo, en el área de infraestructura, el gobierno debe fijarse un plazo para la inauguración de Circunvalación Norte (un objetivo a mediano plazo) y otro para el tren interurbano (mediano-largo plazo). En cuanto a seguridad, debe fijarse un plazo para detener las negativas tendencias en violencia social (homicidios por cada cien habitantes y otros). Omito por trillado el tema fiscal, pero ciertamente gravita alrededor de todo lo demás como un espíritu chocarrero con sede oficial en Cuesta de Moras.

Concluyo: la confianza lo es todo. Gran parte de los problemas de gobernabilidad, productividad y eficacia de la gestión pública se deben a una ya crónica desconfianza entre todas las partes (pueblo, líderes, empleados públicos, empresa privada, etc.). Por ello, un sabio manejo de los tiempos y de la naturaleza de los proyectos a lanzar y gestionar durante cada año del mandato podría ser un principio rector de altísimo valor para el nuevo gobierno y para nuestro país: le deseamos suerte al Sr. Alvarado y su equipo, al final, su suerte es la nuestra… estamos todos en el mismo barco.

Este artículo fue publicado en el diario digital CRHOY el 26 de mayo del 2018 – link.

 

“Cuando la confianza es alta, la comunicación es fácil, instantánea y efectiva ” – Stephen Covey