Foto: Invencible / Photo: Invincible
ESPAÑOL: que la amistad sea siempre como este árbol: tenaz, luchadora, resiliente, capaz de sobreponerse a todo – en una palabra, invencible. Pasen un hermoso 14 de Febrero.
Fernando
ENGLISH: may friendship be always like this tree: though, tenacious, resilient, capable of bearing anything – in a word, invincible. Have a joyful Feb 14th.
Fernando
Foto: El Bailarín / Photo: The Dancer
ESPAÑOL: ya les he contado que me fascinan los árboles que “danzan” en el viento, pero este “amigo” lleva la metáfora a otro nivel… ¿alguien más puede ver la figura humanoide bailando “limbo”? :o)
¡Feliz Viernes!
Fernando
ENGLISH: I have already shared that Im fascinated with trees “dancing” in the wind, but this “friend” takes the metaphor to a whole new level… anyone sees the humanoid figure dancing “limbo”? :o)
Happy Friday!
Fernando
Foto: Oro y Azul / Photo: Gold and Blue
ESPAÑOL: la fuerza del color de estas fotos es simplemente irresistible. Toda una mañana de verano capturada por el lente. Es la mañana, siempre nueva, siempre llena de esperanzas.
ENGLISH: the color´s strength in these shots is irresistible. An entire summer morning captured by the lens. Morning has broken…
Foto: La Gota de Rocío / Photo: The Dew´s Drop
ESPAÑOL: Solo miren esos colores: no hay ninguna edición aquí. Si acercan muchísimo la imagen, pueden ver incluso el árbol que se yergue sobre esta planta, reflejado en la gota de rocío. Un brillante (!) ejemplo de los mundos dentro de los mundos. Les dejo además un tema para acompañar la imagen, más abajo…
Feliz fin de semana!
Fernando
ENGLISH: Just look at those colors: no digital effects here. If you really zoom in, you can even see the reflection of the tree which lives above this plant, dancing in the drop´s “eye”. A brilliant (pun intended) example of the worlds within the worlds…
Happy weekend!
Fernando
Una canción para acompañar la imagen:
Foto: Tres Sabores para un Sueño / Photo: Three Flavors for a Dream
Una hermosa fotografía y tres ediciones digitales, tres interpretaciones de ese instante. ¿Cuál te gusta más? / A nice shot and three digital editions, three enhancements, three interpretations of that instant. Which one do you like the most?
Foto original / Original photography
Edición 1 / Edited version 1
Edición 2 / Edited version 2
Edición 3 / Edited version 3
Foto: Vela de Fuego / Photo: Sail of Fire
ESPAÑOL
La mirada inconscientemente sigue la diagonal trazada con fuego por los bambúes hasta llevarnos al cielo. Estamos volando en el viento, impulsados con una vela viviente bañada en dorado fuego solar. Nótese que nuestro velero inclusive tiene sendas “banderas” ondeando en el tope del “mástil”. Hora de navegar…
Les comparto el tema “Sailing” de Christopher Cross, el sonido perfecto para acompañar la foto.
Fer
ENGLISH
The eye unconsciously follows the diagonal sketched by the bamboo until it takes us to the sky, Sailing in the wind with wings of golden solar fire. Notice that our sailboat even has “flags” waving at the top of the “mast”. Time to sail…
Let me share with you “Sailing” by Christopher Cross, just the right song to enjoy the photo.
Fer
Foto: Buscando a Van Gogh / Photo: Looking for Van Gogh
VERSION EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
Tomé estas fotografías muy cerca de mi casa, durante una corta caminata veraniega. No fue nada planeado: simplemente uno de esos regalos gratuitos que brinda la vida. Como canta Pedro Guerra, “algo bueno que no pides y se da” (te comparto la canción al pie de este post). Unos días después, un truco del inconsciente me llevo a asociar la foto con la inmortal obra de Van Gogh “Almendros en Flor“, mostrada a su vez más abajo. Me recordó también al estilizado arte japonés cuando retrata árboles floridos, particularmente los cerezos (conocido como sakura).
Pero, más allá de la reminiscencia puramente artística o cultural, me transmite una inmensa armonía. La mezcla de colores cálidos, las maderas y los azules está perfectamente balanceada. La composición es sobria. Estas imagenes brindan paz. Serenidad. Casi sin querer se dibuja en el rostro una sonrisa. Citando de nuevo al mencionado cantautor español: “cielo limpio, cielo azul / como todo si estás tu…“.
Es hermoso vivir.
Fernando
PD: mira el pequeño video abajo que te traslada a ese lugar, y escucha a Pedro Guerra también…
ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL MÁS ARRIBA
I took these shots quite close to my home, during a short summer walk. Some days after the impromptu session – which was nothing but one of those wonderful gifts that life freely gives us – I noticed the resemblance to Van Gogh´s blossom series, particularly the “Almond Blossoms” famous painting, shown above. It also reminded me of the stylized japanese art when portraying blossoming trees, particularly cherry tree depictions (known as sakura).
Still, and beyond cultural & artistic references, the image transmits intense harmony. The color mix, including the warm tones, the wooden ones and the blue palette has a perfect balance. The composition is sober. These shots convey peace. Serenity. Almost without noticing, a smile appears in your face.
It is good to be alive.
Fernando
PD: check out the videos below… including a song from a Spanish singer that conveys the same warmth. Perfect companion for the image.
FOTO: Un Pegaso en mi refrigerador / PHOTO: A Pegasus in my fridge
VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
“Mucho más
Allá de mi ventana
Las nubes de la mañana
Son una flor
Que le ha nacido a un tren
Un reloj se transforma en cangrejo
Y la capa de un viejo da
Con una tempestad de comején” –1er verso, canción “Como esperando Abril”, Silvio Rodríguez
Podríamos racionalizarlo y hablar de “pareidolia”, ese curioso engaño que nos hace la mente el cual nos hace ver imágenes donde solo hay formas vagas; como cuando vemos legiones de figuras en las nubes. Podríamos también restarle toda importancia: es tan solo una mancha en la puerta del refrigerador. Pero también podemos dejar que gane el corazón. He decidido entonces que es un regalo. Desde el reino de la imaginación, mis pequeñas (las únicas mensajeras capaces de tal proeza) me han traído una sorpresa la cual ahora les comparto: nada menos que un clásico ser mitológico, un Pegaso. Este es un blanco caballo alado, dibujado con manos diminutas usando como tinta la leche de su biberón. Por lienzo, el más mundano de los electrodomésticos. Por estudio, la cocina. ¿Qué inspira al artista? Quizás el mismo duende que inspiró a los pintores de bisontes en aquellas cavernas prehistóricas. Quizás.
Todo caso, no lo cambio por un Pollock. Este sí que me pone a soñar…
Un abrazo entre nubes,
Fernando
ENGLISH VERSION / VERSIÓN EN ESPAÑOL ARRIBA
We could rationalize and speak about “pareidolia”, that curious trick our minds play on us, making us see images where there are only but vague shapes. You know, like when we see legions of figures in the clouds. We could also withdraw any importance out of it: its just a splash in the door of the fridge. But we can also grant victory to the heart. I have decided then that it is a gift. From the kingdom of the imagination, my little ones (the sole messenger up to the task) have brought me a surprise which I now share with you. Nothing less but a classical mythological animal, a Pegasus. This winged, white horse is painted with tiny hands using as ink the very milk of the bottle. As canvas, the door of the fridge. Artist studio? The kitchen. What inspired the artist? Perhaps the same spirit that haunted those who painted a bison in the caves. Perhaps.
In any case, I don´t trade it for a Pollock: this one really puts me to dream and fly…
Regards from the kingdom of the clouds,
Fernando
Soundtracks de nuestras vidas…
“Sin música la vida sería un error”. Friedrich Nietzsche.
Tenía que escribir estas líneas: la idea me tiene cautivado desde hace unas semanas y no me deja en paz. Me parece simplemente encantadora, con esa sutil delicadeza de las metáforas directas y sencillas. Supongo además que la idea no es nueva, pero al menos puedo decir que es nueva para mí. Tanto es así que no me da la gana el buscarla en Google pues ciertamente aparecerá algo por ahí y acabará mutilando y contaminando mi propia inspiración. Así que comparto aquí la vivencia propia… y nada más. Pero acabo de caer en cuenta de que no les he dicho cual es el punto en cuestión, así que sin más rodeos: ¿alguna vez han comparado sus propias vidas con una película, y llevando la metáfora al siguiente nivel, han pensado como la música que escuchamos es el “soundtrack” de nuestras existencias? Esto es especialmente válido para aquellas composiciones que deliberadamente escogemos y que marcan etapas de nuestros filmes, cintas donde somos a un tiempo guionistas, directores y protagonistas.
Pienso entonces en mi primera niñez, cuando las obras que me acompañaron eran las clásicas rondas y canciones infantiles. Me transporto a mi infancia, cuando mi madre sacudiera mis mañanas de domingo con Raphael y Serrat a todo volumen y mi padre resonara su música clásica (Aranjuez, Mozart, Beethoven). Recuerdo los viejos cassettes de mi viejo- cientos de ellos -. Mi padre pasaba horas arreglándolos, enrollando cintas con bolígrafos, acomodándolos, limpiándolos. Puedo ver mis manos de niño jugando con ellos mientras él me explicaba como es que había música ahí escondida o mejor aún, como se “atrapa” la música literalmente planchándola en el vinilo caliente de un LP. Pienso en mi temprana adolescencia, cuando no tenía idea clara de qué era lo que me gustaba escuchar (en realidad, no tenía una idea clara de nada de nada) y entonces lo que oían otros – primos, tíos, amigos – me envolvía en un torbellino sin que supiera yo qué hacer. Y recuerdo con absoluta claridad el momento en que, a través del lado B de un cassette escuché por primera vez a un grupo de rock argentino llamado Soda Stereo. Era la fiesta de mi hermano y el cassette en cuestión su regalo de cumpleaños. Tendría yo unos 12 años, y fue la primera vez en mi vida en que me identifiqué con un artista. A partir de ese primer romance musical comenzó un viaje que no se ha detenido, porque siguió una juventud con rebeldías empapadas de rock en español, metal pesado y otros ritmos. Luego vino una primera madurez donde volvi a aceptar la música de mis padres y hasta el pop, hasta llegar a una etapa donde el jazz (Miles Davis, Dave Brubeck), el flamenco (Vicente Amigo, Paco), el bossa y algunas obras clásicas (Vivaldi) me hacen volar, sin avergonzarme para nada de poder disfrutar de una salsa de Luis Enrique, de cantar a pecho abierto una vieja tonada (música “plancha”, dicen en mi tierra) y hasta de bailar en una fiesta un “merengazo”. Seguramente su banda sonora personal, amigo/amiga lector, resuena fuerte en su alma con solo poner a girar el disco de los recuerdos. Porque hay canciones para momentos y momentos para canciones: bodas, bailes, fiestas, cafés, estadios… También hay recuerdos de vinos, perros, trenes, flores, parques, libros. Y visiones de conciertos, celajes, bicicletas, paseos, besos y pasiones: instantes. Todos llevamos en el corazón escenas mágicas donde una perfecta música de fondo nos acompañó y envolvió.
Les comparto todo esto porque he llegado a la conclusión de que la variedad musical es simplemente lo lógico y sensato, un reflejo de la variedad de etapas que atravesamos en nuestros viajes. La variedad de gustos musicales a lo largo de la vida es un eco de la evolución de nuestras almas y de la riqueza de escenas del filme. Tanto es así que, a estas alturas y cuando parecía solamente un sueño inalcanzable, me encuentro una vez más cantando rondas infantiles… a buen entendedor, pocas palabras. A fe mía que la vida puede ser hermosa, ya sea cantada por Ceratti, en la guitarra de Amigo, resonando en la voz de Elvis o saltando en las escalas de Bach; sin olvidar por supuesto a “Los Pollitos”. Sí, “Los Pollitos” con palmas y todo, acompañando ahora la más hermosa de las etapas de mi intimo largometraje.
Un abrazo,
Fernando
“¿La música no es eso?, compartirla con los demás.”
Photo by Dmitry Bayer on Unsplash
ARTE/ART: Inconsciencia, beso y belleza / Unconsciousness, kiss and beauty – Gustav KLIMT
Creo que tenía unos 8 ó 10 años cuando ví “El Beso” por primera vez. Fue en la pared de la sala de don Rodrigo (q.e.p.d.), hombre de amplia cultura, vecino, fiel amigo de mis padres, papá del mejor amigo de mi hermano y poseedor de una personalidad inconfundible. De hecho era una de muchas obras de distintos tamaños colgando en una pared sensualmente iluminada por una lámpara de mimbre. Y aunque yo era apenas un niño (no quiero decir “solamente”, me parece incorrecto despreciar la niñez como si fuera un estado incompleto del ser), recuerdo que me impactó profundamente.
Al contemplarla, evocó algo especial en mí… quizás la aurora del deseo, quizás el simple ensimismamiento en la belleza de los trazos y la soleada paleta de colores, quizás el poder advertir con los ojos bien abiertos la sutil materia de los sueños… quizás todo eso junto… no lo sé. Lo que sé es que el recuerdo perdura aún en mi mente y que la obra del maestro austríaco del simbolismo Gustav Klimt (1862-1918), autor de “El Beso”, me proporciona un placer inmenso, especialmente cuando el artista se aferra a una paleta dorada. No voy a jugar al crítico de arte, hoy solamente quería compartir con ustedes esa pequeña historia: la de un niño soñoliento levantado tarde un sábado por la noche. Sus padres lo habían llevado arrastrado a la casa del vecino, con quien conversaban efusivamente en la sala aburridas cosas de adultos. Y en medio del tedio y el sueño, levantar la mirada hacia la lámparilla de mimbre y contemplar aquella pared llena de cuadros de todos los tamaños, obras con diferentes enmarcados, autores y tendencias, y descubrir entre los cetrinos rayos de la lámparilla una visión que me abrió al Arte. Un cuadro, una epifanía en dorados, un beso que aún se esconde entre mis amaneceres y un gesto de mujer que aún me enciende.
Gracias por siempre, don Rodrigo: ni en Versalles he visto una sala como la suya; una sala que en un cuadro me hizo soñar con el arte… de besar a una mujer.
Fernando
I think I was 8 or 10 years old when I saw “The Kiss” for the first time. It was the living room of the late Don Rodrigo, a neighbor to us, cult man, father of my brother´s best friend and truly an unique character. As a matter of fact it was just one of many pictures hanging in a wall, all of them sensually illuminated by a curious wicker lamp. And in spite of my age (I don´t want to say “in spite of being just a child”, I don´t think it´s correct to characterize a kid as an incomplete adult), I remember how deeply it resonated with my being.
Mesmerized, it evoked something profound… perhaps the dawn of desire, perhaps the simple hijacking of my senses by the astonishing palette and technique, perhaps being capable of seizing the stuff of dreams with my eyes fully open… maybe all of those… I don´t know. What I do know is that the memory still haunts me and that the paintings of the Austrian master of symbolism Gustav Klimt (1862-1918), author of “The Kiss”, provide me an immense pleasure; especially when the artist sticks to a golden palette. I am not going to play the art critic card, I just wanted to share a little story: the story of a sleepy kid, late awake on a Saturday night. His parents have forced him to the neighbor´s house, with whom they enthusiastically conversed about boring adult stuff. And, in the midst of the boredom and the snooze, to raise the eyes toward a strange wicker lamp and stare at that wall, totally covered with paintings of all sizes, framing types and pícture styles, and then discovering between the soothing rays a vision that opened my heart to Art. A painting, an epiphany in gold, a kiss that still chases me in every dawn and a woman´s gesture that stalks me to this day.
My gratitude until eternity, Don Rodrigo: not even in Versailles I have seen a living room like yours… a room that made me dream with the art… of kissing a woman.
Fernando
Nota/Note: photo license/credit – Wikimedia Commons.
Material adicional: