FOTO: Un Pegaso en mi refrigerador / PHOTO: A Pegasus in my fridge
VERSIÓN EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
“Mucho más
Allá de mi ventana
Las nubes de la mañana
Son una flor
Que le ha nacido a un tren
Un reloj se transforma en cangrejo
Y la capa de un viejo da
Con una tempestad de comején” –1er verso, canción “Como esperando Abril”, Silvio Rodríguez
Podríamos racionalizarlo y hablar de “pareidolia”, ese curioso engaño que nos hace la mente el cual nos hace ver imágenes donde solo hay formas vagas; como cuando vemos legiones de figuras en las nubes. Podríamos también restarle toda importancia: es tan solo una mancha en la puerta del refrigerador. Pero también podemos dejar que gane el corazón. He decidido entonces que es un regalo. Desde el reino de la imaginación, mis pequeñas (las únicas mensajeras capaces de tal proeza) me han traído una sorpresa la cual ahora les comparto: nada menos que un clásico ser mitológico, un Pegaso. Este es un blanco caballo alado, dibujado con manos diminutas usando como tinta la leche de su biberón. Por lienzo, el más mundano de los electrodomésticos. Por estudio, la cocina. ¿Qué inspira al artista? Quizás el mismo duende que inspiró a los pintores de bisontes en aquellas cavernas prehistóricas. Quizás.
Todo caso, no lo cambio por un Pollock. Este sí que me pone a soñar…
Un abrazo entre nubes,
Fernando
ENGLISH VERSION / VERSIÓN EN ESPAÑOL ARRIBA
We could rationalize and speak about “pareidolia”, that curious trick our minds play on us, making us see images where there are only but vague shapes. You know, like when we see legions of figures in the clouds. We could also withdraw any importance out of it: its just a splash in the door of the fridge. But we can also grant victory to the heart. I have decided then that it is a gift. From the kingdom of the imagination, my little ones (the sole messenger up to the task) have brought me a surprise which I now share with you. Nothing less but a classical mythological animal, a Pegasus. This winged, white horse is painted with tiny hands using as ink the very milk of the bottle. As canvas, the door of the fridge. Artist studio? The kitchen. What inspired the artist? Perhaps the same spirit that haunted those who painted a bison in the caves. Perhaps.
In any case, I don´t trade it for a Pollock: this one really puts me to dream and fly…
Regards from the kingdom of the clouds,
Fernando
La política como culto… ¿satánico?
“La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés” – Antonio Machado.
“Si Jesucristo se baja de la cruz y me dice que Trump está con Rusia, le diría, espera un segundo, necesito consultar con el Presidente si es verdad. Así es como me siento de confiado con el Presidente.” Esa lapidaria frase – expresada por un devoto seguidor de Donald J. Trump, véase video más abajo – resume a cabalidad el meollo de este artículo. Porque estamos hablando de un tema reincidente en esta columna porque es un tema mayúsculo, uno de los que pueden definir el futuro de nuestra especia humana. Estamos hablando de la capacidad de dudar, de pensar. Veamos.
“La duda es uno de los nombres de la inteligencia.” – Jorge Luis Borges (1899-1986) Escritor argentino.
Aprovechemos el ejemplo: cuando el ciudadano arriba citado dice que para creer que el político de su elección hizo algo malo pues entonces necesitaría oírlo de boca del propio político, entonces se ha tocado fondo (para rematar, aunque admitiera el Presidente la falta, seguramente lo perdonaría ad portas). Esa persona ya no distingue su persona de la de Mr. Trump. En su cabeza, son uno y el mismo: el mensaje ha calado: “lobotomía a la Fox”. Más aún, la mera idea de analizar al POTUS, de cuestionarlo, de escuchar una crítica le aterra como si se asomara ante un abismo. Eso sería más que traición, sería vacío existencial, desolación, hecatombe. Lo dejaría una vez más solo, sin norte en esta vida: ya no sería más parte del “club”, no lo confortarían las palabras que le dicen que las cosas nunca estuvieron mejor que ahora, que ahora sí es rico, que tenemos yates, que ahora todo está bien… Es un adicto a la sacrosanta e incuestionable palabra del caballero en cuestión.
“Para investigar la verdad es preciso dudar, en cuanto sea posible, de todas las cosas.” – René Descartes (1596-1650) Filósofo y matemático francés.
Este es precisamente el escenario de la angustiante novela “1984” por George Orwell: una distopía tiránica en la cual la “verdad” es lo que dice el gobierno y nada más (aunque se contradiga una y otra y otra y otra vez). Cuando como personas perdemos, o por mejor decir , cuando entregamos nuestra soberana capacidad de pensar, de criticar, de evaluar y rebatir a nuestros líderes (sean estos políticos, religiosos, laborales o dirigentes de cualquier área), pues apague y vámonos. Nos convertimos en borregos, en ovejas, en idiotas que mueven la cabeza en un eterno sí cual esos muñequitos que se pegan al “dash” del auto. Y ya sabemos lo que le ocurre a los corderos. Venderle el alma a un político, a un partido, a un religioso o a quien fuere es terriblemente peligroso. Pregúntele a la generación alemana que vivió los estragos de la II Guerra Mundial. A los japoneses de ese mismo período. A los chinos con Mao. A los rusos con Stalin y el gulag. A los norcoreanos. Pregúntele a la Europa medieval asolada por la Santa Inquisición. A los nicaraguenses ahora que quieren derrocar a Ortega; o a los venezolanos. Nadie debe estar exento del escrutinio y el cuestionamiento. No porque sean culpables hasta demostrar lo contrario, sino porque si existe duda basada en una sospecha razonable – con un sustrato legal y evidencia válida – pues entonces hay que investigar y que vengan las consecuencias del caso, sean las que fueren. Lo contrario es emitir una visa de facto para que el político, el religioso, el líder en general haga lo que le venga en gana. Ya la historia nos ha enseñado lo que ocurre cuando sellamos ese pasaporte: es el acantilado cuando la política se convierte en culto, en religión. Y los cultos no se cuestionan: se convierten en asunto de “fe”, de fieles y de apóstatas, de creyentes contra blasfemos. Pero la verdad es que el poder corrompe. Solo el escrutinio público – empezando por una prensa libre y valiente – mantiene a raya la corrupción.
Sugiero que para esta época nuestra, los hechos hay que juzgarlos primeramente con un nivel de análisis puntual y con total independencia de los actores. El hecho como tal y nada más: lo bueno es bueno así venga de mi enemigo y lo malo es malo así venga de mi amigo. Sí, así no más: ver fuentes, evidencias, posturas, declaraciones. Los hechos y ya. A partir de ahí, podemos tirar líneas y evaluar el comportamiento promedio de tal o cual personaje. Posiblemente luego podemos inferir tendencias e inclinaciones que nos lleven a un apego ideológico de nuestra parte, pero antes tenemos que pensar y llamar a las cosas por su nombre. No hace falta que se baje nadie de ninguna cruz si antes, por nuestros medios y como es nuestra responsabilidad ciudadana, detuvimos como pueblos a los tiranos: ¡a dudar se ha dicho!
Saludos amigos,
Fer
“Si comienza uno con certezas, terminará con dudas; mas si se acepta empezar con dudas, llegará a terminar con certezas.” – Sir Francis Bacon, (1561-1626) Filósofo y estadista británico.
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