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El puente de piedra

El puente de piedra

Leí hace poco un libro excelso de una temática difícil de precisar. Quiero decir, el título de la obra es clarísimo, pero podría sesgarle a la hora de resolver el sencillo ejercicio que acá le propongo. Entonces,  no se lo voy a decir así de primera entrada. Además, encasillar la obra bajo cualquier etiqueta no le haría mérito. Todo caso, para proceder con el ejercicio, comparto primero con Usted una anécdota, un breve pasaje que me tiene embelesado y el cual creo que tiene el potencial para cambiar el mundo – en tanto nosotros resolvamos el implícito enigma.

El pasaje dice así: “El nombre del antiguo maestro era Yoshu y vivía en un monasterio. Los monasterios están construidos generalmente en las montañas y este lugar en que Yoshu residía era conocido por su puente de piedra sobre los torrentes. Un día, un monje se acercó al maestro y le preguntó: “Este lugar es muy conocido por su puente natural de piedra, pero aquí yo no veo ningún puente de piedra. Solo veo un tablón, un podrido trozo de madera. Dime maestro, te lo ruego, ¿dónde está el puente? Esta fue la pregunta formulada por el monje y así respondió el maestro: “¿Solo ves este miserable y raquítico tablón y no ves el puente de piedra?” El discípulo dijo: “¿Pero dónde está el puente de piedra?” El maestro respondió: “Los caballos pasan sobre él, los burros pasan sobre él, gatos y perros, tigres y elefantes pasan sobre él, hombres y mujeres, pobres y ricos, jóvenes y viejos, humildes y nobles, ingleses, japoneses, musulmanes, cristianos, lo espiritual y lo material, lo ideal y lo práctico, lo supremo y lo más vulgar. Todo pasa por él, incluso tú, oh monje, que te niegas a verlo, estás andando con total indiferencia y, lo que es más importante, no estás agradecido en absoluto por ello. No dices gracias por cruzar por el puente. ¿De qué sirve entonces este puente de piedra? ¿Lo vemos? ¿Estamos andando sobre él? El puente de piedra yace tendido y permanece silenciosamente desde el pasado sin comienzo hasta quizás el futuro sin final.”

El pasaje ahí termina, pero el ejercicio solo comienza: las incógnitas nacen por sí mismas. El discurso de Yoshu sabe a puesta de sol desde el muelle, a noche estrellada, a árbol meciéndose en la brisa. Amigo lector, ¿Usted qué piensa? ¿Qué es el puente de piedra? ¿Lo vemos? ¿Lo vislumbramos al menos? ¿O acaso son varios los puentes sugeridos? Intuyo que no hay una única respuesta, y quizá haya tantas como vidas cruzan este mundo; o acaso nace una réplica en cada uno de los instantes que conforman nuestras existencias. ¿Serán respuestas las hojas de hierba y la canción de los arroyos en los campos? Quizás…

El enigma está planteado, estas líneas han cumplido ya su propósito. Le dejo pues con la más sutil y también la más importante de las tareas: ver el puente. El solo hecho de querer verlo ya es algo. Presiento que es el primer paso para construir una senda que nos lleve a todos a cruzarlo, y últimamente, a un mejor destino como Humanidad. Si alguien lo ve, por favor no deje de compartirlo. Yo también quiero verlo.

admin

One thought on “El puente de piedra

Ana S.Posted on  12:04 am - May 3, 2018

Cada día es un milagro…no dejemos de cruzar el mas importante puente…seamos conscientes…del milagro de vivir
Ana S.

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