(Sobre)-excitados / (Over)-excited
VERSION EN ESPAÑOL / ENGLISH VERSION BELOW
Revise la configuración de su monitor, pantalla de teléfono o TV. Es muy probable que el “brightness” (la luminosidad, el brillo), el contraste, el color y otros parámetros de la imagen estén por defecto (o por gusto) configurados a altísimos niveles, inclusive pueden estar al máximo. Ahora téngame paciencia y baje la luminosidad (brillo). Sí, bájela. Sienta el efecto en sus ojos: comfort, descanso, bienestar, relajación… Es posible que inclusive sienta una especie de pequeña “resaca” en el momento mismo de ajustar la imagen: su mente y su vista resienten el cambio, extrañando la sobre-estimulación que han recibido por incontables horas. Pero resistamos a la tentación: déjelo así. Pasados solo unos minutos, Ud. se acostumbra y su vista, sus horas de sueño y su mente se lo agradecerán.
Lo anterior es solo un ejemplo. Esta sobre-estimulación es hoy por hoy un verdadero ataque inmisericorde a los sentidos: una pandemia de 360 grados. Nuestros ojos son acechados por el brillo inclemente de monitores en todas partes, a todas horas. Nuestros oídos sufren el embate constante de audífonos y parlantes a todo volumen. Nuestro paladar es atacado por saborizantes, preservantes, colorantes y azúcar en cantidades industriales. Nuestros cuerpos devoran calorías, químicos y bebidas energéticas a raudales. Nuestras mentes procesan día a día más y más noticias, eventos y publicaciones con titulares amarillistas, “efectistas” y manipuladores. Los videojuegos son cada vez más rápidos, realistas, violentos, envolventes. Corremos revisando relojes que nos cuentan calorías, velocidad, tiempos y hasta el pulso cardíaco. Estamos sobre-excitados, sobre-estimulados, sobre-cargados, sobre-monitoreados… hasta llegar a estar sobremanera sobresaltados: algo que no es de sobreestimar ni está de ninguna manera sobredimensionado…
Más allá del sobre-saliente chiste con que cierro el párrafo anterior :o) creo que debemos reconsiderar seriamente las cosas (iba a decir sobre-ponerse pero el momento del chistorete ya pasó…). La cultura “slow” es una respuesta a esta hecatombe sensorial. Dése un tour por el “Instituto Internacional de No Hacer Mucho” (“International Institute of Not Doing Much“). Exploremos las diferentes posibilidades de esta tendencia: comer despacio. viajar despacio, envejecimiento lento, jardínería slow, cinema slow… hasta sexo slow hay en el menu (!). Alguna de estas opciones calzará con cada quien. Ahem.
Ya en serio, el punto es sencillo: despacio porque solo tenemos el presente. Se lo garantizo: como lo atestiguamos con el experimento inicial, el solo hecho de bajarle el brillo a nuestra pantalla hace que el mundo real se vea más atractivo, más brillante, más “actual”. Es natural: hay menos contraste entre la realidad y la ficción. Y nos sentimos mejor. Extrapolemos e imaginemos (un saludo a Lennon donde quiera que esté) toda la belleza escondida que resurgirá cuando le bajemos al volumen, al azúcar, a los datos, al diario trajín. Volverá la magia de escuchar el viento. Regresará el privilegio de probar el verdadero sabor de ese alimento. Retornará la paz inherente a un ritmo más humano. Ganaremos mucho cuando perdamos esta sobrecarga de estímulos. Échele un ojo al concepto de “voluntary simplicity” y “downshifting“. Creo que hay algo ahí también para todos.
Les deseo mucha, feliz y sofisticada simplicidad en este 2020 y más allá.
Fernando
“El gran milagro del zen está en la transformación de lo mundano en lo sacro.”
Osho
PD: termino de escribir estas líneas y al releer el último párrafo, recuerdo una escena de la película “Belleza Americana” en donde se observa a una bolsa plástica bailando en el viento. Es un ejemplo del milagro oculto en lo mundano.
PDPD: la mayor parte de las pantallas, computadoras y teléfonos modernos tienen configuraciones para filtrar la luz azul, modos de “protección de la vista” y similares. Hagamos uso de ellos.
ENGLISH VERSION / VERSION EN ESPAÑOL MÁS ARRIBA
Check the configuration of your monitor, phone´s screen or TV. It is quite possible that the brightness, contrast, color and other picture parameters are set by default (or voluntarily) to high levels, perhaps even to the max. Now bear with me and diminish the bright and/or the back-light. Yep, just diminish it. Feel the effect: more comfort, ease, wellness, relaxation… It is even possible that you feel sort of a little “hangover” at the very moment of the adjustment: your mind and your vision are resenting the change, missing the over-stimulation received for countless hours. But let´s resist that initial impulse and leave it as is. A few minutes later, your sight gets used to it. Your sleep time, your health and your entire being will benefit with just this small adjustment – you can thank me later for the tip.
Now the aforementioned is just an example. This stimuli overload is nowadays a merciless attack to our senses: a 360 degrees pandemic. Our eyes are hurt by the light of monitors placed everywhere. Our ears suffer the constant attack of headsets and speakers at high volume. Our taste endures colorants, artificial flavorings, preservatives and industrial quantities of sugar. Our bodies feast on calories, chemicals and energy drinks. Our minds process more and more news, events and posts with biased, sensationalist, pro-management content. Videogames are ever more fast, realistic, catchy. We even run and exercise with watches counting our calories, speed, time and our pulse. We are indeed over-excited, over-stimulated, over-charged, over-measured… up to being over-loaded with an overly oversaturation over and around…
Passing over the over-represented joke, its time to seriously reconsider things. The so-called “slow-culture” is an answer to the stimuli tsunami we live in. I truly recommend for you to tour the International Institute of Not Doing Much. Moreover, let´s explore the varied tendencies across and above this cultural tendency. There is slow eating, slow travel, slow aging, slow gardening, slow cinema… even slow sex (!). Some of these options will resonate with your specific personality. Ahem.
Jokes aside, at the end, there is a single underlying statement: we need to slow down because we only have the present. I guarantee: the sole fact of diminishing the screen brightness makes the world more alive, more attractive, more “real”. Its natural: there is less contrast between reality and fiction. Now lets extrapolate this idea and lets imagine (a wink to Lennon, wherever he is) all the hidden beauty that will re-surge once we lower the volume, the sugar, the data intake, the rush. The magic of feeling the breeze will return. The privilege of truly tasting that food. The peace associated to a more humane cadence. We will win a lot by loosing this stimuli overload. Take a look to the “voluntary simplicity” and “downshifting” concepts. There is also something for all of us there.
I sincerely wish you all lots and lots of happy, sophisticated simplicity in this 2020 and beyond.
Fernando
“The grand miracle of the zen is the transformation of the mundane into the sacred.”
Osho
PS: I am finishing the draft of these post and reading it, I cannot but remember a scene of the movie “American Beauty” in which a plastic bag dances in the wind. Its a nice example of the miracle hidden in the mundane.
PSPS: most screens, phones and PCs have settings that allow blue-light filtering, night mode and other eye protection features. Let´s use them.
Photo by Jorge Franganillo on Unsplash